LOS PUEBLOS DEL
MUNDO REUNIDOS EN TIQUIPAYA, BOLIVIA DEL 10 AL 12 DE OCTUBRE DE 2015, hemos trabajado en una
propuesta consensuada para ser presentada a la comunidad internacional y a los
gobiernos del mundo para preservar la vida y contra el cambio climático; como
una respuesta urgente a un fallido sistema capitalista y modelo civilizatorio
que son la causa estructural de la crisis climática en el mundo.
ESTA DECLARACIÓN reúne nuestro pensamiento
y sentimiento, y es nuestra propuesta para las negociaciones internacionales de
las Conferencias de Partes de Naciones Unidas sobre cambio climático, medio ambiente,
desarrollo sostenible y otros escenarios relevantes, así como para la agenda
permanente de los pueblos para la defensa de la vida.
La transición hacia el modelo de civilización
del Vivir Bien. El mundo está siendo
azotado por una múltiple crisis global que se manifiesta en una crisis climática, financiera, alimentaria,
energética, institucional, cultural, ética y espiritual y en un estado de
guerra permanente. Esto nos señala que estamos viviendo una crisis integral del
capitalismo y de un modelo de sociedad. Para sobrevivir, la humanidad tiene que
liberarse del capitalismo porque conduce a la humanidad hacia un horizonte de
destrucción que sentencia a muerte a la naturaleza y a la vida misma.
El modelo civilizatorio occidental articulado al sistema mundial
capitalista ha sido expandido por las potencias imperiales y los países del Norte con crímenes de lesa humanidad, saqueos y
sometimiento de nuestros pueblos; las guerras han sido el instrumento de
sometimiento y dominación que ha utilizado el imperialismo para imponer su
voluntad política y económica. Las guerras también han sido empleadas por las
corporaciones transnacionales para arrebatarles el mar a los pueblos atentando
contra su derecho al mar.
El colonialismo de las potencias del Norte ha ejercido opresión y dominación sobre la humanidad, haciendo que los
pueblos pierdan su identidad y reproduzcan modelos ajenos, donde la naturaleza
y el mismo ser humano son un capital a ser explotado. El orden colonial ha
pretendido imponer una homogeneización económica, social, cultural y política a
todos los países del Sur. Actualmente las potencias imperiales siguen violando
de forma permanente la soberanía de los Estados, usando bombardeos, invasiones,
guerras internas, espionaje y desestabilización de gobiernos democráticos para
someter a los gobiernos y pueblos del mundo.
No es solamente el modelo armamentista y de la
guerra el que destruye la vida en el planeta, también son los modelos
económicos y la arquitectura financiera internacional los que estrangulan las
economías de los países que intentan ser soberanos y dignos. Por esto, la
reestructuración de la gobernanza de las instituciones financieras multilaterales debe ser un proceso transparente,
consultivo e incluyente que permita llevar adelante un proceso de reforma del
sistema financiero y monetario internacional.
Tenemos que poner en marcha un nuevo modelo
civilizatorio que valore la cultura de la vida y la cultura de la paz, que es el Vivir
Bien. El mundo precisa transitar hacia la visión holística del Vivir Bien,
profundizando la complementariedad entre los derechos de los pueblos y los
derechos de la Madre Tierra, que
implica construir una relación de equilibrio entre los seres humanos con la
naturaleza para restablecer la armonía con la Madre Tierra. El Vivir Bien en
armonía con la Madre Tierra es el nuevo modelo de civilización para preservar
la comunidad de vida, donde la Madre Tierra es un ser vivo sagrado y no un
objeto para la explotación de los seres humanos.
Hoy, los pueblos del mundo nos sublevamos contra un sistema capitalista que promueve los negocios ambientales, la mercantilización y la
privatización de las funciones ambientales de la naturaleza, que son y deben
seguir siendo un bien común de los pueblos. Nos sublevamos contra el
capitalismo que es la causa estructural del cambio climático y que pretende
someter los ciclos vitales de la Madre Tierra a las reglas del mercado bajo el
dominio de la tecnología capitalista.
La ciencia, los conocimientos y la tecnología deben ser instrumentos que promuevan la paz, la no violencia, la
armonía, la vida plena y el vivir bien; deben estar orientadas a erradicar el
desequilibrio del ser humano consigo mismo y con la Madre Tierra.
EL PRESIDENTE
BOLIVIANO, EVO MORALES, afirmó
el sábado en Tiquipaya, sede de la II Conferencia Mundial de los Pueblos sobre
Cambio Climático y Defensa de la Vida, que el capitalismo es como el cáncer
para la Madre Tierra y llamó a extirpar ese mal para salvar al planeta y a la
humanidad. En su discurso de inauguración, el Jefe de Estado dijo que es
imperativo trabajar en políticas y programas para curar las heridas de la
Pachamana (Madre Tierra), amenazada de muerte, y tomando en cuenta que ese
cáncer es todavía benigno. En esa línea pidió una alianza de los pueblos del
sur con los pueblos del norte para construir un “gran movimiento mundial”, para
reconstruir la relación vida-Madre Tierra. “Para esos hay que desarrollar
muchas políticas y programas, porque para el sistema capitalista, el planeta,
el medioambiente, es objeto, objeto de saqueo”, mientras para los pueblos la
Pachamama, es vida, alertó.
*****
La lucha de los pueblos en este siglo es la
lucha por la defensa de los bienes comunes y el patrimonio común. En el
capitalismo los bienes comunes se privatizan, son saqueados y explotados para
el beneficio de unas pocas personas, empresas y transnacionales. La armonía
global de la Madre Tierra constituye la base de nuestro patrimonio común y el
espacio atmosférico se ha convertido en el patrimonio común más importante de
la sociedad actual.
La colonización atmosférica con la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, producto de la excesiva e
irracional industrialización de los países desarrollados, ha quebrado el equilibrio en la Madre Tierra.
Si la temperatura se incrementa más allá de los 1,5 grados centígrados
estaremos viviendo una catástrofe planetaria. Ante la impunidad de los delitos
de los países contra la Madre Tierra,
es una necesidad inmediata contar con un sistema jurídico internacional que
castigue a los países que no cumplen con sus compromisos internacionales de
proteger la integridad de la Madre Tierra.
El capitalismo ha contraído múltiples deudas con la humanidad y con la Madre Tierra, como ser la deuda climática, deuda social y deuda
ecológica. Los países capitalistas y desarrollados han profundizado la brecha
entre ricos y pobres que existen en el mundo, han impulsado la expropiación y
la usurpación de recursos naturales de los pueblos y países del Sur, han
acumulado la riqueza, en detrimento del bienestar de nuestros pueblos,
deteriorando su riqueza espiritual y moral.
En el mundo se está perdiendo la vida en comunidad y la
vida en familia. Pocos pueblos son los que
practican la solidaridad y la complementariedad entre las personas y de ellas
con la naturaleza. Las religiones y
espiritualidades del mundo son el resguardo moral de la sociedad en la
construcción de una cultura de paz y cultura de vida, de diálogo a la solución
de la crisis climática y a la crisis social que destruye la vida y nuestros
valores comunitarios, y crea
desequilibrios y conflictos en las sociedades, empobreciendo a las
personas, sobre todo a las más vulnerables, niñas, niños, adolescentes, y
víctimas de las guerras, de la trata y tráfico y de la discriminación.
Por culpa del capitalismo no sólo la Madre Tierra está enferma sino también la humanidad. La humanidad no debe vivir sin
valores y sin principios éticos. La humanidad no puede vivir soportando la
imposición de un solo modelo económico, político, social y cultural. La
humanidad no debe vivir separada
en clases, dividida por élites políticas y bajo religiones y creencias
impuestas a la fuerza, bajo visiones que separan a los seres humanos de la
naturaleza y rompen el equilibrio entre los seres vivos. Tenemos que sanar a la
humanidad para salvar a la Madre Tierra.
En un escenario donde
nuestra Madre Tierra se encuentra
más herida y el futuro de la humanidad se ve en mayor peligro, los pueblos del
mundo debemos seguir dialogando y defendiendo la vida.
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Tiquipaya,
octubre 10 - La II Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático
comienza con la presencia del presidente Evo Morales, y en espera de sus pares
de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Nicolás Maduro, y el titular de
Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, quienes junto con representantes de 42
países buscarán propuestas para enfrentar un cambio climático cuyas
consecuencias afectan, sobre todo, a los más pobres.
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BOLIVIA. DE TIQUIPAYA A PARÍS, LA GRAN BATALLA POR LA VIDA.
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Luis Camilo Romero.
Opinión.-
ALAI.- jueves 15 de octubre
del 2015.
Otra vez el mundo ha sido
testigo de un evento de los Pueblos sobre Cambio Climático, celebrado en
Bolivia, donde se planteó un cambio de paradigma, del modelo industrial
capitalista depredador con la naturaleza a un nuevo civilizatorio, en comunión
con la Madre Tierra, en consonancia con las urgencias que asumirá en diciembre
en la Conferencia de las Partes (COP21)
de Francia.
Esta nueva versión (II
Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático), aprobada por
Naciones Unidas, propuso la creación de un garante Tribunal Internacional de
Justicia Ambiental, que muchos dirán si ya se planteó hace cinco años y que no
pudo llevar a la práctica al igual que el desacatado Protocolo de Kyoto de
1997.
Este Tribunal Internacional
de Justicia Climática y de la Madre Tierra, como propuesta de los Pueblos,
tiene que ser un órgano judicial independiente, articulado por la Convención de
las Naciones Unidas, para adjudicar controversias derivadas de la
interpretación e implementación de las acciones necesarias para responder al
cambio climático.
Pero también deberá ayudar
a resolver los problemas de acción colectiva asociados con la falta de
cumplimento de los compromisos de países desarrollados en respuesta al cambio
climático.
“El
Tribunal debe tener jurisdicción sobre cualquier controversia relativa e
impacto causado por la falta de implementación en buena fe de acciones
relativas al cambio climático y estar basado en la sabiduría de la justicia de
las naciones de los Pueblos Indígenas", dice un acápite de la
Declaración de Tiquipaya.
Es que un horizonte sombrío
de degradación ambiental y catástrofes se cierne sobre la humanidad. Los temas
como mitigación, adaptación, riesgo, incertidumbre entre otros, y las
consideraciones acerca de qué es mejor para los países subdesarrollados y en
vías de desarrollo son parte del debate en las altas esferas de la política
internacional.
Para algunos la crisis
climática y medioambiental se inscribe en una crisis capitalista sistémica y
global, en pleno desarrollo, que compromete al conjunto del planeta y la
supervivencia de la humanidad. Es decir, se trataría de una crisis de un patrón
civilizatorio de crecimiento supuestamente infinito.
Los resultados de esta
Cumbre reflejaron ese sin fin de preocupaciones y por ello, consideramos que
ahora la batalla dentro del debate está en los siguientes días en Paris,
Francia, para que las resoluciones no caigan en saco roto o los sectores
opositores, que se frotan las manos al ver los fracasos del gobierno, no se
alegren con otro desencanto.
Son muchos los fundamentos
teóricos prácticos que se plantean para desafiar al sistema capitalista, y así
como el Presidente Morales identificó como la causa de los principales males,
de muerte y destrucción del planeta, es también urgente que, para salvar a la
Madre Tierra tenemos que acabar con el sistema capitalista.
La Declaración de
Tiquipaya, al margen de exigir que se ponga en marcha un nuevo modelo
civilizatorio que valore la cultura de la vida y la cultura de la paz, también
planteó la necesidad de encarar una lucha sostenida para evitar que la
temperatura terrestre suba más allá de 1,5 grados centígrados, porque lo
contrario pone en riesgo el planeta y la humanidad.
“El mundo precisa transitar hacia la visión holística del Vivir Bien,
profundizando la complementariedad entre los derechos de los pueblos y los
derechos de la Madre Tierra, que implica construir una relación de equilibrio
entre los seres humanos con la naturaleza para restablecer la armonía con la
Madre Tierra”, reza en otra parte de la
Declaración.
Se remarcó una vez más que
el Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra, es el nuevo modelo de
civilización para preservar la comunidad de vida, donde la Madre Tierra es un
ser vivo sagrado y no un objeto para la explotación de los seres humanos.
Que la Cumbre de París sea
sobre todo una cumbre de los pueblos organizados, de los movimientos que
defienden el planeta. Una gran movilización donde se encuentre a los pueblos de
Europa, de África, de Asia, de América Latina, del Caribe, de los Estados
Unidos, un solo pueblo.
“Cuidar a la Madre Tierra es una cuestión moral, sobre todo en cuanto al
desafío del cambio climático. Ya no podemos darnos el lujo de aspirar a la
prosperidad, tenemos que transformar nuestras economías y aprovechar las
oportunidades de un futuro con una baja emisión de carbono. No hay un plan B,
porque no hay un planeta B”, dijo el Secretario General de Naciones Unidas,
Ban Ki-Moon en la Cumbre.
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- Luis Camilo Katari, es comunicador boliviano para América Latina
y el Caribe.
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