jueves, 10 de diciembre de 2015

EL TRIUNFO DE LA DERECHA EN VENEZUELA. VIOLENCIA POLÍTICA O GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA?.

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VENEZUELA. VIOLENCIA POLÍTICA O GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA.- Lo que se debe entender es que Venezuela vive en un estado de lucha de clases, un escenario de "guerra política de clases", entre dos modelos de sistemas económico-social-político; entre el viejo y podrido modelo neoliberal – fracasado y agotado desde las políticas del Consenso de Washington - y un "nuevo" modelo alternativo democrático, progresista, de izquierda, post-neoliberal, (El democrático-progresista de América Latina) hoy escenario político de profundas contradicciones, polarización política - guerra de clases - a la cual ha conducido la oposición interna, las más diversas formas - visibles e invisibles - de intromisión política del imperio, del poder fáctico de la SIP - el poder de los medios de comunicación, hoy transformados en "plataformas de gobierno" ante la crisis de la Política, los partidos y la propia "clase política".

El Gobierno Bolivariano, ha reconocido su derrota en las Elecciones Democráticas, ahora depende que si la derecha realmente llega a entender que defender la Democracia -mediante el Dialogo Político Nacional - es el mecanismo político más importante, para forjar las “bases” sociales centrales para construir un camino político que garantice la estabilidad política y se recupere la Confianza del pueblo - no solo en la política, en la democracia, sino en el nuevo proceso progresista - . De lo contrario el Estado y el gobierno Democrático (Chavista) de la República Democrática Bolivariana de Venezuela sabrá responder políticamente y defender los grandes avances sociales revolucionarios, post-neoliberales. Ahora la gran responsabilidad política está en poder de la derecha, si es democrática, el triunfo electoral del D-6 no lo conducirá hacia la provocación y el radicalismo y atentar contra la Gobernabilidad democrática, que SI en esta coyuntura nacional, dicho proceso político democrático y revolucionario descansa en la fortaleza social de la inmensa red de organizaciones revolucionarias bolivarianas.

Ahora preguntamos?. La Gobernabilidad Democrática, será posible construir en un escenario, nacional e internacional de "guerra de clases". Hablemos con claridad y transparencia que es lo que importa políticamente hoy al imperio, a la SIP.- su inmensa campaña de demolición - la guerra económica interna, que viene desde lo externo y muy bien controlada por las corporaciones transnacionales, importa la Democracia – sería muy interesante, pero las campañas de demolición política, no expresan y menos manifiestan respeto, seguridad, convivencia, forjar diálogo nacional, políticas de “consenso” nacional. NO. Los intereses político-financieros son otros: Acabar, terminar, desaparecer, un “proceso revolucionario”, un proceso político post-neoliberal, es o no la “verdad” porque las políticas desarrolladas, construidas desde hace 17 años – año del triunfo del Comandante Chávez – NO están en el modelo del neoliberalismo, NO están en los ámbitos hegemónicos de dependencia y servilismo que siempre han defendido los poderosos medios de comunicación alineados en la SIP. La oposición hoy es mayoría, pero debe aprender a compartir - la cohabitación política – es fundamental en la coyuntura de un escenario de “guerra política”,- con el oficialismo "chavista".


Una “dictadura” (para los demócratas de la SIP, que solo defienden los intereses del imperio, los poderes facticos de las corporaciones) en 17 años en el Gobierno –camino hacia el Poder – ha realizado 19 procesos políticos de elecciones democráticas dentro del modelo impuesto – cuyas recetas son “divinas” para la SIP – y siempre se ha repetido hasta el cansancio, que la “democracia” está en peligro, SI la democracia de las elites gobernantes, de los corruptos, del imperio y de la propia SIP – que es un modelo corrupto, mediático, novelado, ciego y sordo con los derechos de las mayorías nacionales. Sólo para ellos, estas elites dominantes, vale y funciona la Libertad de expresión, para las mayorías represión – Derechos Humanos, son un cuento, una “cojudez” – es su modelo político en todo el mundo. Está presente hoy como y en qué forma dieron el “golpe político, de Estado – este año contra el Primer Ministro de Grecia, porque? Por el “delito” de cuestionar, de criticar, las políticas salvajes, inhumanas impuestas por la Troika europea. Políticas neoliberales. Ahora la situación de guerra económica, crisis y descomposición social, así como la guerra política – es decir, estamos en un escenario de clases y lucha de clases – negar, desconocer, esta realidad, es simplemente un ignorancia supina sobre la situación interna de la sociedad y el pueblo venezolano, como  ha resistido en los últimos años la guerra económico-política del imperio, la SIP y todos sus organismos políticos como la OEA, han defendido y oficializado en los últimos años.

La oposición política – dividida en “mil pedazos, pero “unificada” por su inmenso apetito de Poder, - debe aprender porque hay desde sectores golpistas que con seguridad van a apresurar el enfrentamiento político entre Legislativo - La Asamblea Nacional - y el Ejecutivo, con posiciones políticas post-neoliberales. La oposición, primero debe de "unificarse" políticamente para ejercer gobierno en Democracia, de lo contrario la propia oposición política interna y externa - la más poderosa y que alimenta de muchas formas visibles e invisibles intervencionistas - "puede" llevar a un escenario de destrucción de la propia Democracia. Todos debemos comprender que el escenario político de Venezuela es y seguirá siendo el de las clases y la lucha de clases, llevadas a un nivel de "guerra política", porque la Revolución Bolivariana, también sabe defenderse. El Diálogo Nacional alturado, cívico, político, democrático, es el camino participativo, ciudadano, que hoy se abre y se recrea cada minuto que pasa, como la propuesta política más sabia, alturada y democrática para forjar y construir Gobernabilidad Democrática. Muy claro en este proceso muy importante y nacional NO tienen cabida los "buitres" y salvajes representantes de las corporaciones transnacionales, cuyos objetivos centrales - NO es la Democracia - son los recursos naturales de un país mega-diverso como Venezuela, que son de propiedad del pueblo venezolano. Si es posible la forja de un camino propio del pueblo venezolano – no sólo para defender las  grandes conquistas sociales en favor de las mayorías nacionales – sino para construir políticas de Diálogo Nacional, recuperar la Confianza del pueblo y todos participar como Ciudadanos en la construcción social y política de la Gobernabilidad Democrática.

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EL TRIUNFO DE LA DERECHA EN VENEZUELA.
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Por Nicolás Lynch.

Otra Mirada miércoles 9 de diciembre del 2015.

El triunfo de la derecha en las elecciones parlamentarias venezolanas es un campanazo para las fuerzas de izquierda y progresistas en América Latina que debe ser cuidadosamente evaluado para que exista un futuro, no solo para la izquierda sino también para la democracia en la región. En 1998 la victoria electoral de Hugo Chávez abrió un curso de justicia, democracia y soberanía desconocido en nuestra historia y que pronto se multiplicó en el continente. Desde ese momento la derecha empezó a conspirar contra él. No permitamos que los logros conseguidos y las esperanzas desatadas se terminen con esta ofensiva derechista que hoy arremete también en Argentina y Brasil.

Hay que empezar repitiendo lo que está en disputa: la mayor reserva de petróleo del planeta sobre la que está Venezuela. Antes, en la llamada cuarta república, usufructuada por las clases altas venezolanas y las corporaciones norteamericanas que establecieron una democracia de élites, entreguista y corrupta para manejarla. Hoy, recuperada la soberanía sobre los recursos naturales luego de 17 años de revolución bolivariana, en manos del pueblo de Venezuela, que goza de la renta petrolera a través de vastos programas sociales que les garantizan su derecho a la educación, salud, trabajo, pensiones y vivienda. Hay críticas y seguramente muchas de ellas fundadas a la forma como se ha repartido la renta petrolera, que no ha estado exenta de dispendio y corrupción. Además, se cuestiona también la falta de un modelo de desarrollo viable y diversificado a partir de esta enorme renta. Sin embargo, lo incuestionable y lo que irrita sobre manera a los críticos, es que esta renta haya cambiado de manos

Lo primero es señalar sobre esta última elección es que la crisis venezolana, agudizada por la muerte de Hugo Chávez, ha tenido una solución democrática, en las urnas, a pesar de los reiterados llamados de un sector de la derecha venezolana y continental, el gobierno de los Estados Unidos incluido, para que se produjera una resolución armada, por la vía del golpe de Estado, sea este duro o blando, como ya sucedió en Paraguay y Honduras. Esta solución electoral indica que el gobierno de Maduro, más allá de sus actitudes autoritarias, no ha sido una dictadura, sino que ha permitido la realización de elecciones, como lo ha hecho el chavismo durante 17 años, y ha aceptado el resultado. La diferencia, por otra parte, no es aplastante, como se esmeran en presentar los medios del orden, la oposición ha ganado con 57% vs 43% de la oposición, lo que traducido en escaños y por efecto del sistema electoral da un resultado más contundente. Pero aquí nadie puede hacer lo que le venga en gana porque ello sería una invitación a una mayor polarización y eventualmente a una violencia desenfrenada.

Sin embargo, es indispensable mirar hacia adentro, a lo ocurrido en la propia Venezuela. Los sucesores de Chávez han reiterado como causa de los problemas la guerra económica y mediática contra el proceso bolivariano y están en lo cierto. Pero la eficacia de esta guerra está en directa relación con los errores cometidos por el propio proceso. Venezuela, como otras experiencias progresistas en América Latina en los últimos 20 años, se desarrolla en un contexto no solo democrático, sino de profundización democrática, que es su promesa fundamental. Ello supone una aguda tensión entre la movilización y la participación populares desatada por el chavismo y la necesidad de mantener el pluralismo político y el respeto a las minorías, inherente a cualquier democracia que se base en la competencia entre alternativas distintas.

El incremento de la participación como jamás había conocido Venezuela ha creado un pueblo chavista, es decir una identidad popular con los cambios sociales producidos, que es el bastión de defensa de los mismos y que difícilmente va a ser erradicado por un triunfo de derecha. Empero, para que este pueblo chavista sea el eje de una democracia distinta al régimen elitista y corrupto anterior, contra el cual surge el chavismo, hay necesidad de una vocación inclusiva, hegemónica, en el liderazgo, que integre también, al menos en parte, a los sectores democráticos de la oposición. La conducción de Chávez con su formidable carisma salvaba parcialmente esta situación, pero ello parece haberse perdido con Maduro que da más la impresión de un administrador de contradicciones que de un líder indiscutible. Hay necesidad, por lo tanto, de superar la dinámica amigo-enemigo establecida y promover que aparezcan aliados y adversarios, de manera que pueda seguir existiendo la política democrática.

El futuro está entonces en un diálogo entre las partes. Este debe rayar la cancha de una manera distinta, sin retroceder en los grandes logros obtenidos, pero dándoles seguridades a otros sectores sociales y políticos que pueden ser parte de la nueva construcción democrática. Para esto parece ser indispensable repensar el modelo de desarrollo o la falta del mismo en los últimos años, apuntando en un sentido posneoliberal aunque no necesariamente anticapitalista. El tiempo no parece ser mucho para las formidables tareas por delante, pero no solo Venezuela sino también América Latina están pendientes de lo que pueda pasar.


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