España, nuevas caras, nueva política, se acabará con el Bipartidismo político, que ha logrado destruir el Estado de bienestar, la imposición de las políticas estatales de austeridad absoluta – la políticas de las clases dominantes en el poder y la lucha de clases entre los sindicatos, la juventud y los Indignados en calles y plazas, su centro de nacimiento y crecimiento político, hoy el Podemos – ambas organizaciones políticas deben asumir su responsabilidad, que definitivamente es compartida entre el Partido Popular – la derecha más conservadora del Señor Rajoy, hoy en el gobierno – y ayer, los Socialistas con el Señor Rodríguez Zapatero, también responsable político de haber impuesto las políticas del ajuste y reajuste, como políticas que “llegaron” desde los acuerdos de la Cumbre de Bruselas, o los “gobiernos de la Unión Europea”, concentrado económica y políticamente en la Troika – o el gobierno político-financiero del Banco Central Europeo, la Comisión Económica Europea y el Fondo Monetario Internacional. En el centro de la crisis estructural, que ha llevado a España a una situación de descalabro absoluto – desempleo, extrema pobreza, privatización de los servicios públicos, envejecimiento de la población, destrucción de la Educación y los servicios de salud, éxodo masivo de la juventud profesional hacia otros continentes, así como la agudización de procesos independentistas – el más abierto y fuerte la Autonomía de Barcelona- tiene como resultado la más amplia y profunda desigualdad económico-social.
En las entrañas económico-social y políticas de la crisis estructural, “nació”
una nueva fuerza política, el PODEMOS, de los miles de jóvenes “Indignados” críticos profundos de las políticas de los socialistas
del PSOE de Rodríguez Zapatero y del Partido Popular de Rajoy, con el objetivo
político de terminar con el bipartidismo político de socialistas social-demócratas
y conservadores responsables del drama social y la tragedia económica de millones
de Ciudadanos españoles. Sin embargo, en pleno “calor político” los sectores de
centro derecha, supuestamente “cansados del bipartidismo” entraron a la “lid
política” creando una “nueva” alternativa, “Ciudadanos”, que ingresó con decisión
a participar en Política. “El golpe político” generacional también se presentó
en las estructuras políticas de los socialistas – la “vieja generación”
responsable del drama español, se fue a su casa, Sánchez asumió esta “nueva”
responsabilidad política. Sin embargo, es bueno reconocer, que Pablo Sánchez,
el joven Politólogo del Podemos, fue en gran responsable de abrir nuevos
espacios en un escenario lleno de bruma corrupta y prácticas visibles e
invisibles, destructivas de la política, tuvo la capacidad de mantenerse en pie
como una fortaleza social y política, ante la andanada no de crítica política
de los bipartidistas, pero sí de “veneno político”, como fue la supuesta cercanía
política o el financiamiento desde Venezuela. Hoy Podemos es el gran
protagonista en esta nueva era de la política española y esperamos que el
pueblo de “la madre patria”, asuma esa gran responsabilidad social y compromiso
político de enviar al “cementerio” político a los responsables de la tragedia
española y sean protagonistas de una nueva era, base principal para ingresar y
ser parte activa del “Cambio de Época, Histórica” que hoy (in)surge desde las
propias entrañas del capitalismo salvaje en crisis estructural desde el
2007-2008 y que continúa hacia su propia destrucción, sin encontrar una “pista”
que pueda “salvarlo” de su descomposición final y de sus propia entrañas
(in)surja la nueva civilización humana. La bancarrota de occidente, está
presente desde la “vieja” Europa. Otro Mundo, si es posible, Socialista,
Participativo y Democrático.
/////
(De iz. a der.) Albert Rivera (Ciudadanos), Pedro Sánchez
(PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos).
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ESPAÑA: RAJOY
PIERDE EL DEBATE POR ABANDONO.
El diario El País
organizó el primer debate digital para las presidenciales.
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Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son caras nuevas, pero
mantuvieron los reproches y los trapos sucios de la política de siempre. El
presidente español no participó porque sólo se enfrentaría con el PSOE.
Flor Ragucci.
Desde
Barcelona Página
/12 martes 1 de diciembre del 2015.
@El
primer gran debate entre los cuatro candidatos que se disputan la presidencia
de España el próximo 20 de diciembre fue de a tres. El actual jefe del
Ejecutivo y líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, prefirió no acudir
al espacio de dos horas que el diario El País organizó en su edición digital
–el primer debate por Internet de la historia española– y les dejó cancha libre
a sus opositores tanto para que presentaran sus propuestas como para que
arremetieran sin descanso contra sus últimos cuatro años de gestión.
“A
dos, es como son los debates importantes”, argumentaba Rajoy sobre su decisión
de elegir una sola contienda televisiva de entre las más de 30 propuestas que
recibió su equipo. “Todos los debates en democracia han sido entre el presidente
del gobierno y el líder de la oposición”, insistía, y mientras sus principales
contrincantes hacían arder las redes sociales con su acalorada discusión en El
País, el presidente español concedía en solitario una entrevista a la
televisión privada Telecinco para defender sin riesgos su programa.
Vieja
y nueva política, al menos en las formas. El señor Rajoy mantiene a ultranza
las maneras tradicionales, los “chicos guapos y jóvenes” que le pelean el cargo
ya no saben más que hacer para romperlas. Albert Rivera, líder de Ciudadanos
(C’S), Pablo Iglesias, de Podemos, y Pedro Sánchez, secretario general de los
socialistas (PSOE) protagonizaron un debate que, por su formato digital, es
inédito en la democracia española pero que, por su contenido, no distó demasiado
de lo que la ciudadanía viene viendo en campañas anteriores. Las caras son más
joviales, también los looks, pero los reproches, los golpes bajos, los trapos
sucios y la falta de escucha a los que la política española está tan
acostumbrada siguen ahí, anclados, pese a los nuevos aires.
Los
más duros golpes los recibió el líder de los socialistas. En este binomio
“vieja/nueva política” que está marcando la carrera hacia la presidencia, hay
un claro exponente del antiguo modelo, que es Mariano Rajoy, y dentro del
bloque de los que claman por el cambio, también, Pedro Sánchez. Ambos
representan el bipartidismo que gobierna a España desde 1978 y al que tanto
Albert Rivera como Pablo Iglesias pretenden fracturar por considerarlo una de
las principales causas de la crisis democrática que vive el país. Sánchez se
defendió de “los nuevos” convencido de haber levantado junto a su partido –el
que más tiempo gobernó en España, tal como apuntó el candidato socialista a lo
largo del encuentro– el Estado de Bienestar.
Los
tres líderes debatieron durante 90 minutos sobre cinco bloques temáticos (la
amenaza jihadista; economía y empleo; política social y Estado de Bienestar;
política territorial y reformas y regeneración política), moderados por el
periodista Carlos de Vega e interpelados también, al final de cada bloque, por
miembros del público. Las discrepancias pudieron verse ya desde los primeros
minutos, cuando la discusión giró en torno a posibilidad de que España
intervenga en el conflicto bélico en Siria, en respuesta a los pedidos de apoyo
del presidente francés François Hollande. Pablo Iglesias fue el único que se
opuso tajantemente a la intervención militar, recordando que los bombardeos no
sirvieron para nada en Afganistán, Siria, Yemen o Irak y comprometiéndose a
celebrar un referéndum antes de actuar, mientras que sus contrincantes
respaldarían a Francia sin dudarlo.
El
segundo momento de tensión se vivió durante el bloque dedicado a la economía,
donde el único punto acordado entre los tres fue el de la derogación de la
reforma laboral promulgada por el PP, causa –en opinión unánime de los
candidatos– de la enorme precariedad del empleo que existe hoy en España. El
resto fueron reproches y críticas cruzadas, sobre todo, hacia el proyecto de
“contrato único” que quiere instaurar el líder de Ciudadanos. “El modelo
laboral ha sido un fracaso, el de Zapatero y el de Rajoy. No podemos seguir con
contratos basura. Proponemos un contrato único para todos los trabajadores
donde prime el esfuerzo”, explicaba Rivera. Iglesias, por su parte, apostaba
por una reforma fiscal: “Hasta ahora han propuesto que se apriete el cinturón
la gente. Nosotros proponemos una reforma fiscal que luche en serio contra el
fraude. Hay que competir por arriba, no por abajo”.
Otro
punto álgido del debate fue el que tocó la cuestión territorial, tema
especialmente sensible en estos momentos de acusada batalla entre los partidos
independentistas catalanes y los unionistas. Para Albert Rivera, “a España no
hay que romperla, hay que reformarla”; Iglesias, por su parte, asegura que
Podemos son “los únicos capaces de asegurar la unidad del país” y que su
partido está “de acuerdo en que Cataluña defina su futuro votando”; y Sánchez
insistió con la propuesta socialista de “una reforma constitucional que vaya a
un Estado federal”.
Pero
una vez expuestas las ideas tal como lo tenían estudiado, la compostura se
perdió rápidamente y Sánchez le lanzó a Iglesias su habitual artillería de
tacharlo de comunista. “El único país que ha reconocido el derecho a la autodeterminación
ha sido la URSS”, le dijo el candidato del PSOE al de Podemos. “Uh, qué miedo”,
le respondió Iglesias, recriminándole que usara “argumentos propios de la
caverna mediática”. Rivera no se quedó atrás y atacó al socialista, acusándolo
de apoyar el independentismo en algunos municipios catalanes, a lo que Sánchez
saltó, enfurecido: “No me llames independentista porque yo no te llamo extrema
derecha”.
Distancias insalvables entre los tres candidatos al mando de un país al
que, aunque hacia rumbos muy diferentes, dicen querer darle un giro de 180
grados. Pero no tan insalvable, de momento, como la que los separa del cuarto
contrincante ausente en el debate de ayer y en la mayoría de los que le seguirán
durante la campaña, el presidente Mariano Rajoy.
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