Los
vaivenes ocasionados por las diferentes corrientes de pensamiento en el seno del
gobierno uruguayo originados por sus actuales orientaciones económicas o mejor
dicho por el equipo económico que lleva tres gobiernos de “izquierdas” bajo la batuta del Contador Danilo Astori, no es más
que un ejercicio dialéctico cuyo final está escrito de avance. Eso sí, bueno es
recordarlo, bajo el beneplácito de los organismos internacionales, FMI, BM, BID etc. Profundizando un poco más en el tema, diremos que este avance
conservador no puede explicarse por conspiraciones particulares, pues emana de
la dinámica propia de la reproducción capitalista, como necesidad sistémica y
no como políticas coyunturales que puedan cambiar sin modificar la naturaleza
del capitalismo en su fase histórica actual. Los retrocesos actuales en algunos rubros de la economía (inflación,
crecimiento inocuo) vienen a reforzar las confusiones teóricas que se fueron
gestando durante estos años de bonanza globalizadora. Es decir, la nueva fase
del desarrollo de la economía mundial imperialista llamada globalización que define un
perfil nuevo de la acumulación mundial en general y la acumulación capitalista
subordinada en particular.
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EL CAPITALISMO A LA URUGUAYA, ¿”TRIUNFO”
DE
LA MACRO-ECONOMÍA?.
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Eduardo Camin.
Nodal Periódico Alternativo.
viernes 7 de octubre del 2016.
Le ganamos al CIADI, en la dura lucha contra una
tabacalera, la ONU nos premia, con una silla en el Consejo de Seguridad, nos
felicitan por la labor de nuestras FFAA en las “misiones de paz” mientras que
diversos informes no señalan como los que mejor distribuimos la riqueza en
América Latina, nos sugieren firmar tratados de libre comercio con el mundo
entero, tenemos apreciados índices de desarrollo que nada debemos de envidiar
al Primer Mundo.
Tenemos calidad de vida entre los primeros lugares del
planeta según el New York Times, somos quintos a nivel mundial en fibra óptica,
plan Ceibal, leyes de vanguardia; matrimonios gay, liberalización de la
marihuana, convenios laborales, dialogo social, civismo, una Central Sindical
ejemplo de unidad donde algunos sectores pasaron del marxismo -leninismo ha
abanderarse con Kausky, “como tiene que ser”, mientras que otros se subieron al
carro de la “democracia” y se han transformados en diputados, senadores o
ministros.
En fin, quienes se quejan es porque nunca están contentos
con nada, que lo que está mal la violencia callejera, cárceles deplorables,
salarios sumergidos, violencia de género, carencias en la salud, y en la
educación de la gente más humilde etc. son factores coyunturales que se están
resolviendo, en la dinámica actual.
El progreso económico fomentado por el “primer
ministro” Danilo Astori se hizo carne y el orden nacido del mismo, nos dio como
resultado más tangible, la evidencia del “éxito”. Pero aun así cuando dudamos
del mejor de los mundos posibles, algunos intelectuales, comunicadores y
académicos nos enseñan con su dialéctica de la autoayuda, de que hay países que
están peor, lo que sin lugar a dudas es cierto.
Los vaivenes ocasionados por las diferentes corrientes
de pensamiento en el seno del gobierno uruguayo originados por sus actuales
orientaciones económicas o mejor dicho por el equipo económico que lleva tres
gobiernos de “izquierdas” bajo la batuta del Contador Danilo Astori, no es más
que un ejercicio dialéctico cuyo final está escrito de avance. Eso sí, bueno es
recordarlo, bajo el beneplácito de los organismos internacionales, FMI, BM, BID
etc.
Profundizando un poco más en el tema, diremos que este
avance conservador no puede explicarse por conspiraciones particulares, pues
emana de la dinámica propia de la reproducción capitalista, como necesidad
sistémica y no como políticas coyunturales que puedan cambiar sin modificar la
naturaleza del capitalismo en su fase histórica actual.
Los retrocesos actuales en algunos rubros de la
economía (inflación, crecimiento inocuo) vienen a reforzar las confusiones
teóricas que se fueron gestando durante estos años de bonanza globalizadora. Es
decir, la nueva fase del desarrollo de la economía mundial imperialista llamada
globalización que define un perfil nuevo de la acumulación mundial en general y
la acumulación capitalista subordinada en particular.
Escribía Lenin en 1916: “El capitalismo se ha
transformado en un sistema universal de opresión colonial y de estrangulación
financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de
países “avanzados”. Este “botín” se reparte entre dos o tres potencias rapaces
de poderío mundial, armadas hasta los dientes (Estados Unidos, Inglaterra,
Japón) que, por el reparto de su botín arrastran a su guerra a todo el mundo”
(El imperialismo…Prólogo a las ediciones francesa y alemana de julio de 1920,
párrafo II).
Se nos dirá una vez más que nuestras referencias son
arcaicas, propias de nostálgicos trasnochados … pero, ¿quien puede negar que lo
que este texto esboza, tiene una vigencia extraordinaria?
La facilidad de acceso de los capitales extranjeros
como la apertura comercial no representa ninguna innovación, sino más bien una
resurrección de las tesis más liberales. Para ello, estos organismos se centran
en el progresivo desmantelamiento de los monopolios estatales, la eliminación
de aranceles y otras medidas proteccionista, la persecución de las ayudas a la
exportación, el fenómeno de las privatizaciones, el adelgazamiento del sector
público entre otros objetivos.
Hasta ahora la OMC dicta las normas sobre los
intercambios de bienes y servicios en el mundo, incluso puede declarar
contrarias a la libertad comercial las leyes que un Estado promulgue sobre
Derecho laboral, ambiental, cultural o de asistencia sanitaria pública.
Recordamos además que todos estos mecanismos se potencializan en las
negociaciones secretas de los Tratados de Libre Comercio (TLC).
Las derivas de la izquierda posmoderna, la que si
entiende el mundo, la que se ha aggiornado, la que descalifica a sus oponentes
cuando no se piensa igual, aquellos que ven en el pensamiento crítico a los
nostálgicos de antaño, le advertimos con mucho respeto que su camino nos lleva
a un callejón sin salida. En tanto no consiga cuestionar los fundamentos del
sistema, “la izquierda” post modernista del progresismo seguirá desorientada, y
si se aprovecha del carro de la administración estatista de la crisis para
proponer sus reformas sociales, descarrilará con él.
El filósofo alemán Robert Kurz, autor de varias obras
sobre Marx, no hace concesiones al respecto, al comparar el pensamiento
posmoderno con la ideología neoliberal. Ahora, dice él,” la izquierda
posmoderna se encuentra con los destrozos de sus ilusiones y es confrontada con
la dura realidad de una crisis monumental, la que desde el comienzo no quiso
admitir y para la que ella, por eso mismo, no está preparada. Incapaz de captar
la dialéctica sujeto-objeto del fetichismo moderno, la izquierda cayó en un
objetivismo tosco con un subjetivismo igualmente tosco.
En todas las formaciones históricas fetichistas, la
ética no pasó de una tentativa de convivir socialmente con las condiciones de
reproducción dada, presupuestas a ciegas, sin superarlas. Incluso la ética
burguesa moderna pretende resolver contradicciones y crisis sin tocar las
causas constitutivas. En ella, el lugar de la crítica radical debe ser asumido
por un canon de normas de conducta moral para los individuos, a fin de que,
dentro de las formas existentes, una persona pueda ser agradable para las
otras. Lo que puede fallar no es el sistema, sino sólo la moral de los
individuos. La crisis actual, por cierto, también ha sido atribuida a los
déficits éticos de banqueros y ejecutivos. No es casualidad que el paquete de
rescate de mayor volumen está en la ética, que, para variar, va en aumento.
Lamentablemente, ese paquete es totalmente hueco.”
Todos los países latinoamericanos han aplicado tarde o
temprano las reformas económicas propuestas por el Consenso de Washington y han
tenido avances diversos y consecuencias más o menos parecidas. Los avances
tienen que ver con la apertura comercial y financiera, la desregulación de los
mercados en general, las privatizaciones etc. Ahora bien la pregunta que
planteamos: ¿Cómo
es posible establecer el libre comercio entre un país altamente desarrollado y
países de economías débiles y dependientes como las nuestras?
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Eduardo Camin, Periodista
uruguayo, fue director del semanario Siete sobre Siete y colaboró en otras
publicaciones uruguayas y de America Latina. Corresponsal en Naciones Unidas y
miembro de la Asociacion de Coresponsales de prensa de la ONU. Redactor Jefe
Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Miembro de la Plataforma Descam de
Uruguay para los Derechos Economicos sociales y medio ambientales. Docente en
periodismo especializado sobre Organismos Internacionales.
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