No hay un solo
país en el mundo que haya atentado así. Educación y Salud como Derechos Sociales
Constitucionales, son
absolutamente responsabilidades del Estado. Sin embargo, cuando una mafia de corruptos mediante un golpe de estado
– comprobado por los propios analistas, politólogos brasileños y en general en
todo el mundo democrático – y lo
dramático, - pero silenciado por los poderes facticos, en especial el poder
de las corporaciones brasileñas de los medios de comunicación, es que las denuncias
de corrupción contra la gente del señor Temer – el presidente ilegal, continúan
– pero no se oyen padre, y no seguirán oyendo, porque la falsa democracia impuesta es ciega y sorda, novelado y mediática.
Señores atentar contra la educación y la salud, por 20 años, simplemente es una
“clase política”
no sólo corrupta fracasada en el
tiempo histórico y política, sino simplemente, reflexionando en la vida cotidiana hay que ser torpe, incapaz y enemigo
del progreso de los pueblos, los mismos que hoy sustentan su desarrollo económico
social sustentable invirtiendo básica y principalmente en Educación y Salud.
Referencia “Los
Objetivos del Milenio en la India” y su gran inversión – como lo
realizaron otros países – con políticas
de mediano y largo plazo en Educación, Salud, Agua y Saneamiento, Nutrición.
Ahora sí vamos conociendo en profundidad quienes son, que tipo de aventureros, son los que realmente dieron el golpe de
Estado en Brasil y como se han propuesto – desmantelar, destruir lo avanzado anteriormente con las Políticas
Sociales de los gobiernos reformistas democráticos anteriores. Una vez más si
no tocas el Estado –, pero siempre debemos tener presente, si no hay grandes cambios y reformas
económicas, sociales y políticas – simplemente estamos jugando, estamos
haciendo pura manipulación y farsa, y en la realidad estamos manteniendo el viejo modelo del
Estado creado, sostenido y defendido por las clases dominantes.
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Michel Temer, un presidente no votado, el golpista, impone un modelo
de Estado a los siguientes cinco mandatarios.
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BRASIL: LA REFORMA DE TEMER PASÓ EN DIPUTADOS.
La Cámara Baja aprobó congelar el gasto público en Salud, Educación por 20
años.
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El Estado aumentará los fondos según la inflación
del año anterior, sin considerar la expansión demográfica de un país con 205
millones de habitantes.
Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Otra
fase del golpe prolongado. Con una mayoría holgada, la Cámara baja aprobó una
reforma constitucional por la cual se congelará hasta 2037 el gasto público en
salud y educación además de quedar sin efecto la política de valorización anual
del salario mínimo, como ocurría desde 2007.
A
partir de 2017 el Estado aumentará los fondos para escuelas, universidades y
hospitales tanto como haya crecido la inflación el año anterior, sin considerar
la expansión demográfica de un país con 205 millones de habitantes.
Esto
implica una reversión de las políticas de expansión del gasto social aplicadas
por los gobiernos del PT (hasta 2015, cuando Dilma nombró al neoliberal Joaquim
Levy al frente de Hacienda) por la cual los recursos para educación avanzaban
cada año algunos puntos porcentuales dentro del presupuesto.
Para
cambiar la Constitución el gobierno necesitaba una mayoría especial de 308
legisladores, 3/5 del Plenario, y obtuvo 366, demostrando su fuerza política
conquistada a cambio de ofrecer cargos y prebendas, negociadas hasta
personalmente por Michel Temer, un profesional de los pactos reservados.
Por
tratarse de una enmienda a la Carta Magna, el trámite de esta normativa aún
requiere de una votación más con mayoría especial en Diputados, prevista para
el 24 de octubre, y otras dos, también con número excepcional, en el Senado.
Solo
111 congresistas, en su mayoría del PT, rechazaron la Propuesta de Enmienda
Constitucional 241 (PEC 241) que había sido girada por Temer cuando era
mandatario interino mientras se sustanciaba el juicio político contra la
entonces presidenta suspendida Dilma Rousseff, finalmente destituida el 31 de
agosto.
Hay
que “resistir al mayor ataque a los derechos sociales de la historia” brasileña
tuiteó Rousseff al cuestionar la enmienda constitucional.
“Esta
fue una victoria mayúscula (...) demostró el compromiso del Congreso con el
equilibrio fiscal y el rescate de la responsabilidad fiscal” celebró Temer a
través de su portavoz el lunes por la noche, minutos después de la aprobación
de la PEC 241 conmemorada ruidosamente en el recinto por prácticamente los mismos
parlamentarios que meses atrás aprobaron la apertura del impeachement.
Por
entonces los 367 legisladores (uno más que los 366 de lunes) que festejaron el
inicio del fin del gobierno de Dilma se encuadraban detrás de Eduardo Cunha, el
ahora ex diputado procesado con pruebas por su participación en el “Petrolao”.
Esta semana se encolumnaron detrás de Temer, un antiguo socio de Cunha.
En
Washington, la directora gerente del FMI, Christiane Lagarde, saludó las
iniciativas de Temer y el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, porque
“refuerzan la credibilidad en las políticas macroeconómicas”.
El
Palacio del Planalto y el FMI coinciden en que estas medidas son el remedio
inevitable para recuperar el equilibrio fiscal, ante el déficit de casi 60 mil
millones de dólares previsto para este año, cuando la recesión rondará el 3,2
por ciento.
Pero
omiten, tanto Temer como Lagarde, que ese déficit sería superado sin cortar un
solo programa social con la reducción de las tasas de interés del 14,25 por
ciento anual fijadas por el Banco Central, cuyo titular es Ilan Goldfajn,
nombrado en junio pasado. Hasta mayo, Goldfajn era el jefe de economistas, y
accionista, del Banco Itaú, el mayor privado del país, y uno de los que se
benefician con los intereses altos.
Puesto
en números aproximados: en 2015 se pagaron más de 150 mil millones de dólares
de intereses de la deuda, es decir casi dos veces y media el déficit.
Ocurre
que Temer, quien ayer prometió más medidas amargas, como la reforma
previsional, excluyó de su estrategia de saneamiento de las cuentas públicas la
revisión de las tasas, las cuales se modulan según las leyes del mercado.
¿Es
o no un golpe?
Hay
una controversia casi espistemológica sobre la naturaleza del gobierno post
Dilma. Unos consideran que se trata de una administración democrática por haber
surgido de un impeachment, que está contemplado en la Constitución, perspectiva
refutada por quienes que entienden que se trata de un golpe (de nuevo tipo,
blando, parlamentario, no tan blando, o como se le llame) en primer lugar por
la anomalías de un proceso en el cual el jurado, compuesto en su mayoría por
senadores antipetistas, condenó sin pruebas a una presidenta electa, tal como
se observó durante los tres meses de proceso.
Más
allá, o más acá, del contrapunto teórico sobre la naturaleza de la
administración actual, están los datos de la realidad. Datos posteriores a la
deposición de Rousseff.
Entre
ellos la reforma constitucional aprobada en la noche del lunes a las corridas
para eludir el debate. Resulta evidente que un presidente no votado como es
Temer, con el 14 por ciento de aprobación según encuestas recientes, carece de
legitimidad democrática para imponer un modelo de Estado como éste, diseñado en
la PEC 241, a los próximos cinco mandatarios electos a partir de 2018.
A partir de esa comprobación parece apropiado considerar que éste es un
golpe al que se puede denominar como “prolongado”: iniciado con la deposición
de Dilma y continuado con las (contra)reformas estructurales en curso, las
cuales debieran ser realizadas por un mandatario electo o por una asamblea
constituyente que revise el contrato social surgido de la Constitución de 1988,
la cual no sólo
establece que el Estado garantice los derechos sociales sino que también fijaba
un límite a las tasas de interés.
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