DETUVIERON A CUNHA, EL CEREBRO DEL GOLPE
CONTRA DILMA.- Por orden del juez federal
Sergio Moro, Eduardo Cunha, miembro del
centroderechista Partido Democrático del Movimiento Brasileño (PMDB), fue
arrestado por la Policía Federal en Brasilia acusado de recibir 1,5 millón de
dólares de coima, mientras que su casa, en el barrio de Barra da Tijuca, en Río
de Janeiro, fue allanada en el marco de la operación "Lava Jato". El ex
legislador está acusado de corrupción, lavado de dinero y evasión de divisas. Según la denuncia, habría recibido coimas
para liberar recursos de la Caixa Económica Federal, el banco federal del
país. Según la estatal Agencia Brasil, al ex diputado le fue confirmada la
prisión preventiva y fue llevado a Brasilia, desde donde será trasladado a la
ciudad de Curitiba, donde están siendo llevadas las investigaciones.
Moro expresó que la
libertad del ex diputado representaba un riesgo a "la instrucción del proceso, el orden público, como también la
posibilidad de fuga en virtud de la disponibilidad de recursos ocultos en el
exterior, además de su doble nacionalidad (Cunha es brasileño e italiano)".
"Mientras no haya rastreo completo
del dinero y la total localización de su ubicación actual, existe un riesgo de
disipación del producto del crimen, lo que hará inviable su recuperación",
afirmó el juez y destacó el "carácter
serial" de los supuestos crímenes efectuados por Cunha. De acuerdo al
pedido de prisión, "permanece oculto
un patrimonio de aproximadamente 13 millones de dólares". Ese monto está congelado
en Suiza y debe retornar a Brasil al final del proceso. El patrimonio de
Cunha localizado en Suiza es de 7,5 millones de reales. Moro también autorizó
el bloqueo de los bienes del ex político en Brasil.
Cunha es uno de los principales acusados en
la mayor causa por corrupción en la historia de Brasil, por la que están siendo
investigados más de 50 políticos de diversos partidos. El eje de la
investigación se relaciona con el presunto pago de sobornos por parte de terceras empresas para obtener un trato de favor
en sus negocios con Petrobras, una de las compañías energéticas más grandes
de América Latina. El proceso de investigación estaba a cargo del Supremo Tribunal Federal brasileño, pero desde el 12 de
septiembre, cuando el plenario de la Cámara de Diputados aprobó la destitución
de Cunha, su caso descendió a primera instancia, a la Justicia Federal del estado de Paraná. Durante el proceso que llevó
a la destitución de Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), Cunha se
convirtió en uno de los principales nombres de la política de Brasil. Luego fue
abandonado por la mayoría de los partidos políticos de Brasil, que buscan
despegarse de su figura.
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Corrupción:
la fiscalía general de Brasil pidió detener a un ex presidente y tres líderes
políticos.- El jefe del Senado, Renan Calheiros;
el ex presidente José Sarney; Romero Jucá, ex ministro del Gobierno de Michel
Temer, y el ex presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, son sospechosos de
intentar obstruir las investigaciones de corrupción en la petrolera estatal.
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ESCENAS
DE UN PAÍS A LA DERIVA Y DE SU GOBIERNO GOLPISTA.
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Eric Nepomuceno.
Página /12 domingo 23 de octubre del2016.
El viernes por la mañana,
por órdenes del juez de primera instancia Vallisney Oliveira (foto), de
Brasilia, fueron detenidos en la capital cuatro integrantes de la Policía del
Senado. Se trata del órgano encargado de la seguridad, servicio de inteligencia
inclusive, de los integrantes del Senado y que responde directamente al
presidente de la Casa. Entre los arrestados está el jefe de la corporación,
Pedro Ricardo Carvalho.
Terminó así la semana que
devolvió a su apogeo la turbulencia desenfrenada de un país a la deriva y que
se llama Brasil.
Si el miércoles la prisión
del ex diputado Eduardo Cunha, cuyo potencial de denuncias hizo cundir el
pánico en el gobierno, a punto de Michel Temer anticipar el regreso de su viaje
a Japón, hubo un sismo de proporciones, el viernes lo que se vio ha sido el
encontronazo entre los poderes Judicial y Legislativo.
El juez Oliveira acusó la
Policía del Senado de obstaculizar la Operación Lavado Rápido, porque
integrantes de la corporación realizan periódicamente barreduras en oficinas y
residencias de senadores tratando de detectar micrófonos secretos.
Para el precipitado
magistrado, buscar micrófonos secretos sería una evidente acción para
perjudicar investigaciones contra sus excelencias.
Existe un detalle que el
juez olvidó: diputados y senadores sólo pueden ser monitoreados por órdenes
expresas del Supremo Tribunal Federal, que únicamente autoriza a las operadoras
de telefonía a realizar grabaciones en líneas fijas y móviles de investigados
que tienen foro privilegiado asegurado por la Constitución, como es el caso de
los miembros del Congreso. Y para cumplir esa clase de medida, las operadoras
de telefonía no necesitan, para nada, instalar pinchos secretos en ninguna
casa, ningún despacho.
Por lo tanto, eventuales
micrófonos secretos son ilegales y es precisamente para impedir su uso que la
Policía del Senado realiza barreduras periódicas, rutinarias y legales.
Los argumentos de los
fiscales, prontamente aceptados por el juez Vallisney en una iniciativa tan
inusual como su nombre de pila, no tienen sentido ni base. Se trata pura y
llanamente de una demostración de fuerza, al margen de cualquier amparo legal.
Pero en este país a la deriva, así andan las cosas.
La reacción del presidente
del Congreso, senador Renan Calheiros, del mismo PMDB de Michel Temer, fue
vehemente: recordó al juez que “las instituciones están obligadas a guardar los
límites de sus atribuciones legales”, lo que no ocurrió.
Como parte de la obsesión
del Poder Judicial contra el PT, rápidamente se filtró a la prensa, entre otros
nombres de caciques aliados al golpe institucional que resultó en el gobierno
de Temer, el de la senadora Gleisi Hoffman como una de los que se beneficiaron
de las acciones ilegales de la Policía del Senado. De inmediato ella asumió que
la barredura en su residencia y en sus oficinas en el Senado fue efectivamente
realizada a pedido suyo, y que no se encontró ningún micrófono clandestino. Ha
sido la única a admitirlo.
Es fácil constatar que nada
de lo que pasa en Brasil es casual. Y lo ocurrido el viernes pone en evidencia
dos cuestiones preocupantes.
La primera: es cada vez más
avasallador el protagonismo de jueces de primera instancia que, junto a
fiscales de idéntica jerarquía, atropellan preceptos legales, violan la ley y
exacerban sus funciones mientras buscan fama inmediata. Hay una especie de
espíritu mesiánico que parece asegurarles el derecho divino de hacer lo que les
dé la gana, sin que importen las consecuencias. Además, resulta cada vez más
alarmante la inercia de la Corte Suprema frente a la prepotencia ilimitada de
esas figuras, cuyo ejemplo más concreto es el juez responsable por la “Lavado
Rápido”, Sergio Moro.
La segunda: consumado el
golpe institucional que destituyó a Dilma Rousseff, para sus artífices y
beneficiarios el paso siguiente es reducir el PT a guijarros y eliminar Lula da
Silva de la vida política. Para todo eso, la acción del Poder Judicial, aliado
de (cuando no directamente manejado por) los grandes conglomerados de
comunicación es esencial. Ocurre que hay renovados indicios de que la cosa está
a punto de escapar del control de los golpistas instalados en el gobierno.
La detención de Eduardo
Cunha era inevitable, gracias al océano de denuncias y pruebas en su contra. En
la cabeza de Moro y sus pares, detenerlo sería una forma de intentar desmentir
su obsesión por Lula.
Sin embargo, las
consecuencias de la iniciativa podrán herir de muerte al gobierno, a menos que
algo inesperado ocurra para impedir que él abra la caja de Pandora de sus
denuncias. Qué, nadie sabe.
Mientras, el país sigue a
la deriva. La economía insiste en oscilar entre la parálisis y el retroceso,
pese a las patéticas declaraciones del equipo económico. La opinión pública
insiste en demostrar que no confía en el gobierno. Y Temer sigue buscando, en
vano, una legitimidad inalcanzable.
La busca dentro del país,
donde enfrenta el descrédito popular. La busca afuera, donde enfrenta un
aislamiento cuya mejor imagen está en la foto oficial de la reunión de los
Brics (grupo que reúne a Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica): los cuatro
legítimos jefes de Estado se dan la mano, mientras que la de Temer cuelga,
intocada, en el aire.
Hay, por fin, otro peligro
que acecha: la retomada de los tiempos de bruma en que la Constitución era
objeto decorativo y el incentivo al atropello de las bases del Estado de
Derecho estaba en el orden del día.
Esta semana, por ejemplo,
el ministro de Educación, Mendonça Filho, determinó que todos los directores de
colegios públicos denuncien a los alumnos de secundaria que se manifiesten
contra la medida que pretende un corte drástico de recursos a la salud y a la
educación.
Así actúa, en las sombras,
el gobierno que se dice “de salvación y unión nacional”.
Habría que ver cómo sería el de traición,
destrucción y desunión…
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