“El pasado mes de septiembre, el Departamento de Justicia de EE.UU.
volvió a cimbrar los mercados financieros, con
una multa impuesta a Deutsche Bank (DB)
por USD 14 mil millones por el uso de las hipotecas basura en la
construcción de nuevos instrumentos financieros vendidos entre el 2006 y 2008
sin advertir a los compradores sobre su contenido. En un primer momento, el
banco se mostró fuerte y despreocupado, con la intención de no atemorizar a los
accionistas. Pero luego se complicó el tema porque las reservas disponibles del
banco para pago de multas son de USD
5.400 millones. Es decir, la institución tendrá que negociar con las
autoridades para reducir la multa antes de que entre el nuevo presidente
electo, dado que es tan alta y difícilmente pagable. Tres semanas después, le
puso otra multa por 9.000 millones de
dólares. Entre 2013 y 2016 hay solo una multa mayor, la de JP Morgan Chase en noviembre de 2013 por
USD 28,000 millones por prácticas delictivas en la gestión de bonos
hipotecarios. Bank of América recibió
una por USD 16,650 millones por la venta de activos tóxicos (análogo a DB)
en agosto de 2014. El total de multas entre 2010 y 2016 suma 350,000 millones de dólares de las que un tercio
son para Bank of America, JP Morgan y
Deutsche Bank. Lo que estas multas reflejan es la capacidad del
Departamento de Justicia de Estados Unidos de aplicar la ley de Estados Unidos
globalmente. Esto habla no de aislacionismo,
como propone GEAB 107, sino de unilateralismo”. Oscar Ugarteche y Jorge Zaldívar. Gran Banca “Crimen
Organizado”. ALAI. 19 de octubre del 2016.
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PARAISOS FISCALES Y EL “SECRETO
COMERCIAL”.
La Impunidad de la Gran
Delincuencia financiera.
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Jeróme
Duval.
Diagonal.
Revista
rebelión miércoles 19 de octubre del 2016.
El caso de Panamá, que
ha causado gran revuelo, no es ni de lejos la única aberración en materia
fiscal.
La incoherencia de las listas de los paraísos
fiscales
El caso de Panamá, que ha causado mucho revuelo, no
es ni de lejos la única aberración en materia fiscal. ¿Cómo explicar, por
ejemplo, que las Bermudas –donde el banco Société Générale tiene una filial que
ha obtenido 17 millones de euros de cifra de negocio en 2013 sin ningún
asalariado- hayan sido retiradas de la lista francesa de los paraísos
fiscales en enero de 2014? ¿Cómo Bélgica ha podido esperar a 2015 para colocar
oficialmente el gran ducado de Luxemburgo en la lista belga de los paraísos
fiscales? ¿Cómo es posible que ciertos Estados europeos, la Unión Europea (UE),
el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo
intergubernamental de lucha contra el blanqueamiento de dinero, la OCDE o el
FMI tengan listas de paraísos fiscales distintas?
Esta incoherencia de las falsas soluciones
aportadas por actores que supuestamente luchan contra el fraude y la evasión
fiscal favorece la impunidad de los grandes delincuentes financieros que
disfrutan, por otro lado, de una justicia a medida, tolerante o continuamente
esquivada.
La directiva sobre el “secreto comercial” protege a
los delincuentes y encarcela a los periodistas
Sólo algunos días antes del proceso contra el
filtrador Antoine Deltour, en el origen de las revelaciones del LuxLeaks, y
diez días después del principio de las revelaciones de los Papeles de Panamá
sobre las sociedades offshore en paraísos fiscales, la directiva europea sobre la
protección del “secreto comercial” fue aprobada en el Parlamento
Europeo el 14 de abril de 2016.
A pesar de una petición contra esta iniciativa firmada por más de 500.000 personas, una gran mayoría de los eurodiputados aprobaron el texto por 503 votos a favor, 131 en contra y 18 abstenciones de los 652 eurodiputados presentes en el Parlamento ese día.
A pesar de una petición contra esta iniciativa firmada por más de 500.000 personas, una gran mayoría de los eurodiputados aprobaron el texto por 503 votos a favor, 131 en contra y 18 abstenciones de los 652 eurodiputados presentes en el Parlamento ese día.
Del lado francés, tan sólo los diez representantes
de Europe Écologie-Los Verdes y del Frente de Izquierda votaron en contra,
mientras que el Frente Nacional, el Partido Socialista y la derecha votaron
mayoritariamente a favor. De Bélgica, sólo tres eurodiputados votaron contra
esta directiva de los 20 que participaron en el voto.
En el conjunto, se observa, una vez más, un gran
entendimiento entre las dos grandes familias liberales en el
Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo y los socialdemócratas
(S&D), que mayoritariamente votaron a favor de esa ley liberticida.
Esta directiva, propuesta en noviembre de 2013 por
la Comisión Europea, amenaza “el trabajo de investigación de los periodistas y,
por extensión, la información revelada del ciudadano”, protege a las
empresas y sus maniobras ilegales prohibiendo la divulgación de sus
“secretos económicos” a la opinión pública interesada.
Compromete seriamente el trabajo de los
periodistas, filtradores, ONG y otros actores que intentan sacar
a la luz informaciones sensibles de utilidad pública. “Esto va a voltear la
carga de la prueba hacia los periodistas, que deberán probar que la difusión de
la información era legítima”, advierte Véronique Marquet, miembro y abogada del
colectivo Informer N’est Pas un Délit (“informar no es un delito”). “Esto (es
igual a) preguntarles –continúa- si están dispuestos a asumir el riesgo de ser
condenados, lo que constituye una verdadera arma de disuasión a disposición de
las empresas”.
Criminalidad financiera y denuncia: dos pesos, dos
medidas
Para completar el escándalo, siguiendo la misma
lógica, la justicia luxemburguesa acaba de colocar los intereses de las
multinacionales por encima del interés general. Mientras que los
organizadores de la evasión fiscal gozan de una total impunidad, la sala
correccional número 12 del tribunal de distrito de Luxemburgo ha condenado al
filtrador francés Antoine Deltour a 12 meses de prisión con suspensión de la
pena y 1.500 euros de multa. Raphaël Halet, otro filtrador, ha sido condenado a
nueve meses de prisión con suspensión de la pena y mil euros de multa.
Estos dos filtradores, por tanto, permitieron que
los ciudadanos europeos descubrieran cómo cientos de empresas multinacionales
han podido escapar masivamente a los impuestos, firmando acuerdos secretos con
Luxemburgo. Revelaron informaciones cruciales para el interés
general y deberían estar protegidos y recompensados en vez de perseguidos y
condenados.
Sus condenas recuerdan a los procesos contra uno de
los fundadores del movimiento Alternatiba y de Action Non Violente COP21
(ANV-COP 21), Jon Palais. Activista de la asociación Bizi! (“vivir” en vasco),
está acusado de “robo en grupo” y será juzgado el 9 de enero de 2017 por haber
participado en una requisa ciudadana de sillas en una sucursal
del BNP Paribas en París.
El banco francés, que tiene un beneficio
neto de 6.700 millones de euros en el año 2015, está muy implantado en
los paraísos fiscales y judiciales, con 170 filiales declaradas, de las que
buena parte todavía están en activo. Su reciente decisión de cerrar sus
sucursales en las islas Caimán británicas es muy insuficiente. Los capitales
que se evaden en los paraísos fiscales hacen profunda falta al Estado, que se
endeuda para afrontar sus gastos.
Recordemos que en Francia un informe del grupo de
trabajo del Colectivo por una Auditoría Ciudadana (CAC) determina que más de la
mitad de la deuda pública proviene de regalos fiscales y de tasas de interés
excesivas. En su libro Offshore, paradis fiscaux et souveraineté
criminelle ("Offshore, paraísos fiscales y soberanía
criminal"), Alain Deneault nos aclaraba las consecuencias de este fraude:
“Defraudar al fisco no se limita a ahorrar gastos, sino que consiste en perjudicar
la financiación de las instituciones públicas y, en consecuencia, la noción misma de
bien público, para constituir polos de decisión offshore ocultos sobre
cuestiones de envergadura histórica”.
Traducción:
Gladys Martínez.
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