PRIMERA OPINIÓN DESDE LA SOCIOLOGÍA POLÍTICA Y LA SOCIOLOGÍA DE LOS
SINDICATOS.- Analizar
e interpretar la actual realidad del sindicalismo en América Latina es toda una
gran responsabilidad social profesional y un gran compromiso político con el futuro de las Organizaciones
Sindicales, como representantes de los Trabajadores
en la era del neoliberalismo, que a
nivel global cercenó todos los Derechos de los Trabajadores, bajo el
argumento impositivo de la conocida teoría de la Flexibilización Social – laboral – o la Desregulación del mercado del trabajo. Todos conocemos,
que si hoy hablamos de SINDICATOS, nos estamos refiriendo en forma
directa a las “viejas organizaciones sindicales”
de los trabajadores que vienen desde los tiempos del capitalismo industrial, los tiempos de la Modernidad. En cambio si
hablamos de organizaciones sindicales a partir de los 90’ del siglo XX, cuando se produce un “nuevo” Cambio de Época Histórica”,
con la imposición a nivel global de las políticas del Consenso de Washington – precisamente la Ley de la Flexibilización
Social y el cercenamiento de todos los Derechos
Sociales-laborales de millones de millones de trabajadores a nivel
sistémico, situación real del escenario global que “esclaviza” deshumaniza salvajemente
a los trabajadores por el Capitalismo salvaje y el proceso de Deslocalización Empresarial, cuando
cientos y cientos de Empresas y mega empresas de Occidente se dirigen hacia Medio Oriente, abriendo y dinamizando
nuevos mercados, de doble explotación y saqueo, – China, India, Taiwán, Hong-Hong, Tailandia, Singapur – así como a
todo el norte de México, Centro América
y El Caribe – donde se instalan Las Maquilas – los centros
modernos de esclavización laboral – millones
de jóvenes trabajadores sin ningún Derecho Social – los nuevos esclavos asalariados
del siglo XXI – más de mil millones hoy en el mundo y no conocen lo que
es un SINDICATO.
La Crisis – para rematar y acabar – con el viejo sindicalismo – que viene
desde los 80 del siglo XX, - fue
centro principal de la primera “gran crisis institucional”. 1980 la Señora Primer Ministro del Reino
Unido, Margaret Thatcher, anuncia
la mundo que este Modelo de Estado actual, no sirve, que las “grandes revoluciones”
en marcha – ya está el capital
financiero-especulativo y la globalización neoliberal en el escenario del
sistema mundo - que se están presentando hoy dentro del propio
sistema capitalista, deben terminar con la ”dictadura del Poder Sindical” y a su turno el Presidente
de los Estados Unidos, Ronald Reagan, manifiesta al mundo que “el Estado no es la solución, el Estado es
el problema”, se imponía el neoliberalismo como modelo de la globalización
en camino, producto de las “grandes revoluciones
internas: la revolución tecnológica,
de la comunicación electrónica y del transporte” sumado a ello oportunas Leyes
y Disposiciones mundiales con la finalidad de facilitar el posicionamiento de
la economía de libre mercado. El
Neoliberalismo, en primer lugar comienza atacando el Estado – reforma para
transformarlo en “bueno para nada” - la privatización de todas las empresas
públicas, cero Sindicatos, liquidación de derechos sociales – salarios de
sobrevivencia, liquidación de la estabilidad laboral, cero negociación
colectiva, cero derecho de huelga, aumento abusivo de la jornada de trabajo,
desaparece el descanso dominical, derechos sociales de salud, como derechos de jubilación
etc. Está en marcha su “primera
revolución conservadora”. La crisis de los 90’ fue liquidadora contra los Sindicatos, se llevó todos los Derechos de los Trabajadores, coincidió en el tiempo
– se hermanaron – con la crisis de las
Ideologías, la crisis de la política y la crisis final del socialismo realmente
NO existente y la Caída del Muro de Berlín. La crisis central de la Izquierda también influenció
fuertemente en la permanencia de los Sindicatos, por el simple hecho de que el 70 al 80% de las organizaciones sindicales a nivel mundial, estaban
relacionadas, influenciadas por las diferentes corrientes políticas que se presentaron en
la Izquierda en tiempos de la Crisis de la Modernidad. PRIMERA OPINIÓN…….
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Chile. El actual
panorama sindical es desolador. El país tiene una de las tasas de sindicalización más
bajas de la OCDE, las organizaciones están cada vez más atomizadas y divididas
y los principales representantes son cada vez más cuestionados. Sin embargo,
algunos expertos auguran que esta crisis podrá traer consigo importantes
transformaciones.
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CRISIS EN EL SINDICALISMO CHILENO:
QUE HAY DETRÁS DE LOS QUIEBRES Y DESERCIONES?.
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Montserrat
Rollano
Revista Globalización. Junio del 2017.
El actual panorama sindical es
desolador. El país tiene una de las tasas de sindicalización más bajas de la
OCDE, las organizaciones están cada vez más atomizadas y divididas y los
principales representantes son cada vez más cuestionados. Sin embargo, algunos
expertos auguran que esta crisis podría traer consigo importantes
transformaciones.
La crisis
del sindicalismo chileno es algo que se viene arrastrando desde hace varios
años, pero que a partir de algunas situaciones registradas en el último tiempo
ha adquirido mayor notoriedad: el fraude electoral en la CUT y el posterior
congelamiento y desafiliación de importantes gremios que integran la
multisindical, así como la división interna en la ANEF son algunos de los
hechos que grafican esta crisis.
Desde los sectores disidentes, tanto de las organizaciones de
trabajadores públicos como privados, han acusado la existencia de una
estructura poco democrática, burocrática y servil a los distintos gobiernos,
así como una incapacidad de los líderes sindicales para representar los
intereses y las demandas de sus representados.
Muestra de ello es lo que ha ocurrido con debates que
competen a los trabajadores y en donde la CUT o la ANEF debieran tener un rol
fundamental, como por ejemplo, la reforma al sistema previsional. Esta es una
bandera de lucha que ha levantado un movimiento como No+AFP, integrado por
líderes sindicales como Luis Mesina, pero que en esencia es un movimiento
ciudadano.
Algunos analistas afirman que las principales organizaciones
de trabajadores del país están marginadas de estas discusiones ya que, por
razones políticas, buscan evitar confrontarse con el gobierno.
Para la doctora en derecho laboral y académica de la
Universidad de Valparaíso,
Daniela Marzi, el actual desmembramiento del
sindicalismo es algo “sano y reivindicativo” mirando hacia el futuro.
“Desde mi punto de vista, lo que está pasando ahora es lo
mejor que podría pasar, porque se hicieron públicas todas las debilidades e
irregularidades en las que vivía el movimiento sindical”, afirma Marzi. “Desde
la vuelta a la democracia la CUT ha representado no más del 8% de los trabajadores
privados. Con esa cifra lo que tienes es a muchos dirigentes sindicales que
funcionan por los fueros, más que por la acción de reivindicaciones sociales o
representación de los intereses de los trabajadores”.
Asimismo afirmó que en nuestro país “no es razonable
pertenecer a una organización (de trabajadores) porque no se ejerce el poder
ahí, y eso tiene como consecuencia que la acción sindical –entendida como la
que redistribuye el poder social, económico y político- es prácticamente
inexistente”.
La abogada apuntó como causantes de esta crisis la falta de
transparencia al interior de estas organizaciones, sumado al surgimiento de un
sindicalismo que ha empezado a cuestionar el rol que jugaba la CUT.
Sin embargo, para Daniela Marzi, la gota que rebasó el vaso
fue el papel que tuvo la multisindical – bajo la dirección de Bárbara Figueroa-
en la discusión de la reforma laboral, especialmente en lo relativo a la
negociación colectiva.
“Ahí se jugaron lo que le quedaba de crédito político, al
haber avalado una ley que nos dejó peor que la legislación anterior y que
además tenía sus bases en el plan laboral de la dictadura”, enfatizó.
Por su parte la economista y directora de la ONG Programa
Economía del Trabajo, Carmen Espinoza, atribuyó la crisis del sindicalismo
chileno a la herencia legal y cultural del régimen dictatorial, representada
por un lado en el Plan Laboral, y por el otro en la despolitización y
satanización de la actividad sindical.
A juicio de la experta no se le debe endosar exclusivamente
la responsabilidad a las principales organizaciones sindicales del país
respecto de una crisis que es fundamentalmente “valórica y de identidad de la
sociedad”.
“El contexto en el que ellos se han desarrollado desde la
dictadura, es un contexto que no se toma en cuenta para criticarlos. La
legislación, la cultura, la penetración ideológica respecto de valores
contrapuestos con la organización, con la solidaridad, hacen muy difícil
mejorar las condiciones de los trabajadores”, afirma la experta.
Carmen Espinoza aseguró que el caso chileno es distinto a
muchos países de la región en donde no se implementó un plan laboral tan
anti-sindical como el de nuestro país.
La fuga de
afiliados y profundización de la crisis.
A partir de la decisión del Colegio de Profesores de
“congelar” su participación en la CUT a inicios de febrero pasado, se
desencadenó un proceso en el que otros gremios, como la Confederación Nacional
de la Salud Municipal (Confusam), y posteriormente la Federación Nacional de
Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud (Fenpruss), decidieron
marginarse de la Central.
Esta determinación trajo consigo que este último gremio fuera
expulsado de la Mesa del Sector Público, lo que su presidenta, Gabriela Farías,
relacionó con una “operación política” de partidos del oficialismo.
“Nosotros creemos que hay posiciones político-partidistas que
han estado operando en esto, porque es una definición finalmente política de la
mesa. Nosotros no nos hemos desafiliado de la mesa del sector público, lo que
sí hicimos fue un acto político de desafiliación de la CUT”, enfatizó.
Además aseguró que “precisamente las organizaciones que
fueron más insistentes en nuestro retiro, son organizaciones que en este
momento tienen dirigencias que obedecen a la línea política de la presidenta de
la CUT (Bárbara Figueroa, PC) y por lo tanto cierran filas y generan apoyos que
no solamente se ven en este hecho”.
Si bien la dirigente ha sido crítica del rol de
colectividades afines al gobierno al mando de la CUT, fue categórica en hacer
una diferenciación: “Nosotros como organización hemos tenido un muy buen
vínculo con el Partido Comunista, con los diputados, con muchos de los
militantes. Tenemos además dentro de nuestro directorio y de nuestra
organización, muchos dirigentes que obedecen a esa línea, pero la línea
sindical del Partido Comunista ha sido una línea que no ha tenido una buena
relación con la Fenpruss” expresó en conversación con Patricio López en el
programa RadioAnálisis de Radio Universidad de Chile.
Además, advirtió que a partir de esta decisión, otros gremios
podrían seguir los pasos de la Fenpruss, optando por desmarcarse de la CUT así
como de la Mesa del Sector Público.
Desde la Central Unitaria de Trabajadores han descartado en
numerosas ocasiones la existencia de una crisis. Así lo expresó su presidenta Bárbara Figueroa, quien indicó que
“decir que estamos en situación crítica es un juicio extremo”.
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