LA CUMBRE DE COLOMBIA DE LA ALIANZA DEL PACÍFICO (ALPA), MÉXICO,
COLOMBIA, PERÚ Y CHILE,
la expresión político-empresarial de la “Democracia
de mercado” de la “Democracia Empresarial”, definitivamente
hecha un fracaso político en América latina; si revisamos brevemente internamente
cada uno de los países miembros de la ALPA, representan hoy en Primer Lugar, como las burguesías político-empresariales-neoliberales,
- desde hace unos años – buscan para cada una de sus economías – tiempos en los
cuales representaban etapas muy importantes de crecimiento macro-económico – la alianza con otras economías de mercados
del área del Pacífico, nuevas alianzas – unos para tratar de salir del
dominio hegemónico que imponían las políticas neoliberales que venían desde las
matriz – el imperio – de las Políticas del Consenso
de Washington y el cierre de los mercados en especial del G-7 y las condiciones “draconianas” que imponían a los
productos de exportación; En segundo lugar
para asumir nuevas tareas y responsabilidades – después del fracaso que significó en el mercado del
libre comercio –
el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas - al tratar de imponer o conformar un solo mercado
en América, otros que habían experimentado el fracaso de las políticas – de los países pobres del área andina, el
Pacto Andino – pero que al final quedan “huérfanos y a merced de la
imposición del mercado global, las corporaciones y el propio capitalismo global,
y en Tercer lugar, finalmente otras economías, que es importante
buscar alianzas, construir nuevos bloques económico-comerciales paralelos a
lo que en aquellos tiempos significaba
el MERCOSUR.
Pero, resumiendo, eran los tiempos de las firmas de los TLC –
Tratados de Libres Comercio
– comenzó con el TLCAN Estados Unidos,
Canadá y México, desde 1994 -que imponían las economías de los países
globalizadores, generando un proceso de
construir bloques económico-comerciales regionales, como una alternativa de
tener mejores prácticas y políticas de NEGOCIACIÓN,
frente a los políticas mundiales que imponía la GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL, desde los años 1990 – donde el proceso de DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL – imponían nuevas
condiciones en todo el mundo las mega empresas transnacionales y una de las
formas más efectivas de “parar” o asimilar” el choque e imposición era hacerlo
en bloques económico-comerciales regionales. Sin embargo, de todo este proceso
de ser una realidad, y donde las economías de los países de gobiernos
progresistas de izquierda democrática –
Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, etc. –, marcaban rumbos
diferentes en sus economías, en relación a su posicionamiento en los mercados globales,
los países de gobiernos con Políticas neoliberales – fieles servidores de los
intereses político-empresariales del imperio – también debían “unirse” consolidar una alianza – en cierta
forma empoderando sus alianza y sus economías al poder que en la primera década
del siglo XXI representaban las economías emergentes – Brasil parte importante de las Economías
BRICS – Argentina en el G-20 –
activos representantes del G-77 más china o países con economías como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay que
había cancelado sus deudas con el Fondo Monetario Internacional –FMI - y
dejaron de ser parte de la dependencia e imposición de las políticas del Fondo.
Los neoliberales de América – México,
Colombia, Perú y Chile, representan el bloque fundador y el bloque regional
de economías mirando hacia el Pacífico – incluso – consolidando el proceso de
alianzas con la APEC – Foro de cooperación
económica Asia-Pacífico. Ahí están hasta hoy que de alguna manera rompieron la
unidad de las economías del Atlántico y
el MERCOSUR, subsanaron y mejoraron
políticas ante el fracaso del Pacto Andino
y hoy es un “buena opción político empresarial neoliberal a favor y beneficio de
las elites empresariales totalmente beneficiadas con la década del crecimiento
macro.-económico.
Como Sistema Democrático, es en realidad un fracaso Político. Representan un fracaso
histórico-político de la Democracia –
como sistema político, reducido a las condiciones empresariales, de mercado – íntegramente
a favor de las políticas y los intereses de clase de los sectores político empresariales
exportadores, elites absolutamente favorecidas con los beneficios de la década
de crecimiento macro-económico y sectores dominantes que
han logrado concentrar la mayoría absoluta de la riqueza. Sistema
democrático que hasta hoy busca por todos los “caminos”, por todas las
experiencias beneficios absolutos para sus intereses, realidad que ha logrado reducir
la Democracia hacia una “nueva” experiencia, de una Democracia “de papel”, “mediática”,” novelesca”, que en la realidad
del mundo político-social, cierra los
ojos y es sorda ante el conjunto de problemas, necesidades y derechos de las
grandes mayorías nacionales – en especial
Derechos Sociales – largamente postergados, marginados o simplemente en
proceso de privatización en cada uno de estos países- Hoy es simplemente una “careta” de Democracia, una Democracia Fallida,
donde el Estado se encuentra en “cuidados intensivos”, producto de su
excesivo crecimiento – elefantiásico –inoperante, centralizado,-
marginado de los grandes problemas nacionales – es el mercado el nuevo “dios” – y el Estado solo asume asuntos policiacos
internos y vigilante de las fronteras nacionales, hasta condiciones más graves
de modelos de Estados inviables,
camino por la imposición y captura de las instituciones
por la corrupción y el crecimiento vertiginoso de las narco-políticas –hoy tenemos
narco-estados, precisamente como
responsabilidad directa de la inoperancia, contaminación y perdida permanente de
la legitimidad constitucional del sistema
Democrático, simplemente la práctica permanente – ya encerrados – en la
Democracia Electoral,
liberal-representativa, también convertidos en un rotundo fracaso político.
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LA CUMBRE DE LA ALIANZA DEL PACÍFICO.
(ALPA).
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Ava Gómez y Javier Calderón.
CELAG. Viernes 7 de julio del 2017.
Con gran despliegue logístico y mediático la XII Cumbre de la Alianza del Pacífico
culminó el día 30 de junio en Cali (Colombia). Los resultados de la reunión
reflejan un avance en la estrategia de integración internacional antagónica con
UNASUR y con los países soberanos de
la región, orientada (pero no limitada) en los papeles a priorizar el comercio
de bienes y servicios, y unificada en la práctica en la disputa de la ofensiva
neoconservadora en toda la región.
En esta ocasión, Colombia asumió la Presidencia
Pro-témpore hasta 2018, periodo en el cual se sumarán, a los 4 países del
bloque y los 52 países observadores, los “países
asociados”: Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Singapur. A nivel regional,
la voluntad de anexión fue expresada por el canciller uruguayo, Rodolfo Nin
Novoa, en el marco de la reunión del Consejo de Ministros, a pesar del papel
protagónico que el país tiene en el MERCOSUR,
un anuncio que tomó por sorpresa a varios parlamentarios frenteamplistas.
LA ALIANZA DEL
PACÍFICO (ALPA) se ha mostrado como un proyecto neoliberal de
integración económica, que no cuenta con intereses políticos, ajustándose al
discurso tecnocrático que critica duramente el proyecto de integración política
de la UNASUR y la CELAC, un relato
que tiene patas cortas, debido al bajo nivel de comercio que existe entre sus
países asociados. Este es el factor principal que permite afirmar que no son un
proyecto de unidad económica, sino más bien política. Según el Banco Interamericano de Desarrollo-BID las exportaciones entre estos países son de tan sólo
el 3,5% (proyecciones para el 2015),
mientras que la suma de sus exportaciones hacia los Estados Unidos son del 64%, y están enmarcadas en los Tratados de Libre Comercio que pactaron
por separado. Para el 2016, las proyecciones de comercio entre los países de la
AP realizadas por el BID no
cambiaron, por lo cual centraron sus esfuerzos en impulsar estudios para
determinar las barreras comerciales entre los países, concluyendo graves
problemas de transporte y logísticos.
Une a los
gobiernos de la ALPA, su visión dependiente y de primarización de las
economías, la extracción minera y petrolera, porque son los principales
“motores” de las cuatro economías de la ALPA,
el 62% en promedio de las exportaciones de Chile,
Perú y Colombia son de productos relacionados con la minería, según el
mismo estudio del BID, cuyo presidente Luis Alberto Moreno parece estar
impulsando con todo esfuerzo que se consolide esta alianza de países, interés
que no se advierte en otros proyectos de integración como la UNASUR o la CELAC.
La Cumbre
también fue el lugar para que más de 500 empresarios de toda la región y
400 integrantes de las delegaciones de los países asistentes tuvieran espacios
de intercambio y acercamiento. Además, fue visible al acompañamiento de
organizaciones internacionales como el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), una presencia estratégica tras la
realización de un préstamo de 450 millones de dólares para apoyar reformas en
el sistema financiero colombiano, la cual augura nuevas formas de ajuste fiscal
en el país. Sin embargo, las posibilidades de creación de mercados comunes
entre estos países están limitadas por las condiciones de liberalización que
sostienen con los Estados Unidos, la
Unión Europea y otros países productores de mercancías con valor agregado,
pues difícilmente podrán estos empresarios generar un intercambio de bienes que
no sean productos financieros o mineros.
En términos de resultados, la cumbre se salda con
acuerdos variados que van a tener impacto fundamentalmente en las dinámicas
económicas de los países miembros. Uno de los más relevantes y el que mayores
impactos puede tener en la población es la firma de la “convención
multilateral” por parte de los ministros de Hacienda: Mauricio Cárdenas, por Colombia; José Antonio Meade, por México; los
viceministros Claudia Cooper, de Perú y Alejandro Micco de Chile, que
facilitaría la profundización de la liberalización de los fondos de pensiones,
y que fue anunciada como un acuerdo orientado a
“evitar la doble tributación”, “movilizar mayores flujos de inversión hacia
los países de la Alianza a través de los fondos de pensiones” y “eliminar las
barreras para que los fondos de pensiones inviertan en cualquiera de los países
del bloque”.
Una decisión que encubre la incapacidad, ya
mencionada, de estos países para orientar su Alianza hacia la producción e intercambio de bienes con valor
agregado. Se centrarán en acuerdos de índole financiera, como los fondos de
pensiones, que no beneficiarán a segmentos poblacionales con proyecciones
reales de jubilación pero que pretenden someter a los migrantes que circulan entre
estos países a sumar sus recursos a las Administradoras de Fondos de Pensiones-AFP, que con fondos de
capitalización piramidal, han llevado al abismo los sistemas pensionales y
constituyen una estafa para los trabajadores. Estos países están atrapados por
los TLC y por su dogma neoliberal,
que les impide actuar y realizar sus potencialidades en un proyecto económico
integrador y de beneficios internos para sus poblaciones.
A pesar de que es pronto para definir las
repercusiones de la Cumbre, la
escasa participación social en el marco decisivo y la priorización de los
intereses empresariales en la Cumbre
identifican a los actores financieros (compañías de seguros, fondos de
pensiones, bancos, grupos empresariales, etc.) como los grandes beneficiarios
de este acuerdo relativo a las pensiones, dado el enorme interés que suscitan
estos ahorros colectivos.
La XII edición
de la Cumbre se cierra con una enorme expectación especialmente por la
creciente consolidación del bloque político/comercial que refleja también la
enorme ausencia que está dejando la UNASUR
en la región, huérfana de estrategias integradoras en las que la participación
ciudadana sea protagónica, más allá de las dinámicas de apertura comercial que
se articulan a través de la AP.
Ava Gómez y Javier Calderón / Investigadores CELAG.
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