LA UNIÓN EUROPEA, LA
POLICRISIS SE PROFUNDIZA Y CADA VEZ ES CASI IMPOSIBLE SALIR DEL ESTANCAMIENTO
DONDE ESTÁN SUMERGIDOS.- Porque no es una crisis coyuntural, es una crisis estructural, sistémica, que
abarca todo el sistema actual, la misma que se ve agravada muy violentamente,
por el incontrolable proceso Migratorio
de millones de seres humanos que vienen y desembarcan en sus Costas; - miles que fugan de la guerra,
otros miles de la más terrible explotación y saqueo de sus recursos naturales
de sus pueblos, donde se profundiza la extrema pobreza, miseria, hambre y otros
que viene fugando de la persecución político-nacional religiosa-étnica -. Estamos en un escenario de tiempo histórico y político de casi una
década de la gran crisis del 2008 -
y aún no pueden salir del sub-mundo de la crisis estructural -, en estos años han transcurrido entre
experimentos del AJUSTE, REAJUSTE Y terminar en la Política actual de AUSTERIDAD del ESTADO - totalmente fracasada
-.porque la misma se ha visto copada por otros sectores en crisis, como es la crisis
político-.nacionalista - los
movimientos regionalistas autonomistas - la crisis de las políticas Xenofóbicas, Homofóbicas y los nacionalismos de la
extrema derecha; la guerra en Oriente Medio,
la intervención en los asuntos internos de países
de la ex Europa Socialista; el
terrorismo - que siempre ha golpeado a las principales ciudades europeas,
pero = la procesión va por dentro - está presente en más grande Desempleo - en especial de la juventud, la privatización de los Derechos Ciudadanos como Educación
Salud, Servicios Públicos; - la
pobreza y la extrema pobreza, la miseria se ha concentrado en la CIUDAD GLOBAL - las grandes capitales europeas, así como hoy Europa
es el Continente, donde la DESIGUALDAD
ECONOMICO-SOCIAL crece y avanza muy rápidamente como proceso de
concentración de la riqueza. Frente a la
crisis actual, los SINDICATOS,
levantan la voz, luchan en las calles y plazas públicas, en defensa de sus Derechos Sociales que a diario son
agredidos por los poderes facticos. Otro sector social, también en las calles y
plazas públicas es la JUVENTUD - la
desocupación, la privatización de la Educación, está conculcando sus Derechos
Ciudadanos. Además las políticas de envejecimiento
de la población y la ausencia de mano de obra joven es otro de las principales problemas de un continente a la deriva y donde la CRISIS ESTRUCTURAL golpea
fuertemente, El Ocaso de occidente es
una realidad hoy donde está presente no solo una CRISIS HUMANITARIA, sino están presentes todas
las características de una CRISIS CIVILIZATORIA.
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ALEMANIA:
HACIA UNA HUELGA INDEFINIDA EN LA INDUSTRIA.
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Ed Ouri.
Viento Sur.
Lunes 15 de enero del 2018.
Desde el lunes 8 de enero,
los obreros de la metalurgia y de la industria electrónica están en lucha en
Alemania. La patronal hace oídos sordos a las reivindicaciones del sindicato IG
Metall, que reclama una mejora real de las condiciones de trabajo y de vida
para los 3,9 millones de trabajadores y trabajadoras del sector. Por esta
razón, el sindicato ha decidido poner en marcha una estrategia gradual de intensificación
de la lucha. Así, desde el lunes se han iniciado huelgas de advertencia en las
primeras fábricas del automóvil, movimiento que se extenderá en los próximos
días y se considera que desembocará en una huelga indefinida. A diferencia de
muchas luchas de los últimos años, esta de ahora no es defensiva, sino
ofensiva: los trabajadores no se oponen a la disminución de su parte del
pastel, sino que quieren una más grande.
Del diálogo social a la lucha de clases.
Mientras que la patronal suele ensalzar los beneficios
del diálogo social, ahora resulta que ese diálogo solo vale cuando los
trabajadores aceptan las exigencias de los empresarios. Porque tan pronto un
sindicato plantea verdaderas exigencias de progreso social, la patronal se
niega a negociar. Concretamente, en el marco de las negociaciones de los
convenios colectivos, el sindicato IG Metall reclama este año un aumento
salarial de 6 % y una reducción del tiempo de trabajo individual y facultativo
de 35 horas a 28 horas semanales. Mientras que el contenido de la
reivindicación en materia salarial está claro, el de la reducción de jornada
merece una precisión.
El modelo propuesto por el sindicato implica la
posibilidad para el conjunto del personal asalariado del sector de reducir su
jornada de trabajo semanal de 35 a 28 horas durante dos años. Transcurrido este
periodo, tiene derecho a recuperar su tiempo de trabajo normal de 35 horas. En
este modelo, los salarios deberán reducirse en principio de forma proporcional
a la reducción del tiempo de trabajo. Ahora bien, el sindicato contempla una
serie de excepciones: quienes tengan a su cargo un hijo o hija de menos de 14
años de edad, quienes estén cuidando a personas mayores de su familia o el
personal desplazado podrán beneficiarse de una compensación al menos parcial de
su salario. Por su parte, la patronal rechaza el diálogo y no piensa mejorar su
propuesta, que contempla el pago de una prima de 200 € y un pequeño aumento
salarial del 2 % a partir del mes de abril.
La intensificación de la lucha.
En este contexto de ausencia de negociación real, el
sindicato IG Metall, cuyo número de afiliados ha aumentado recientemente, ha
decidido por tanto llamar a la huelga. El mismo lunes de contabilizaron 15 000
huelguistas en unas 80 empresas y el sindicato tiene previsto incrementar
gradualmente el número de fábricas en huelga.
Paralelamente, en Berlín ha tenido lugar una primera
manifestación sindical. Según el dirigente de IG Metal Jörg Hofmann “la masiva
participación en el comienzo de las huelgas de advertencia a escala federal es
una demostración del aprecio del personal por la oferta empresarial: nulo”. Al
mismo tiempo, ha anunciado la extensión sucesiva del movimiento en los próximos
días. Se materializa la perspectiva de una huelga indefinida, como en 1984,
cuando después de siete semanas de huelga los obreros obtuvieron la reducción
de la jornada se 40 a 35 horas semanales.
Este aumento de la combatividad sindical viene de la
mano de un incremento relativo del poder estructural de los obreros metalúrgicos
y de la industria electrónica en Alemania. En efecto, estos sectores ocupan un
lugar central en la economía alemana y en las exportaciones, que son un factor
clave de la misma. A esto se añade que las carteras de pedidos de las empresas
alemanas están bastante llenas y la globalización les impone una capacidad de
respuesta cada vez mayor y unos plazos de entrega cada vez más cortos. También
está el hecho de que el paro ha disminuido en estos sectores de la industria
cualificada. Con el descenso del número de parados –el ejército industrial de
reserva de que hablaba Marx–, la fuerza de los trabajadores aumenta.
Malestar patronal y riesgo sindical.
La patronal parece sorprendida por la combatividad
obrera. Cuando IG Metall dejó entrever la posibilidad de lanzar un movimiento
huelguístico, su primera respuesta fue un intento de intimidación declarando
que la huelga sería ilegal, pues apoyaría una medida contraria a la ley. En
efecto, la patronal afirmó que la reducción del tiempo de trabajo discriminaría
a las personas que ya trabajan a tiempo parcial, porque por el hecho de
reclamar una compensación al menos parcial por parte del sindicato, dichas
personas ganarían salarios más bajos que quienes decidieran reducir su tiempo
de trabajo.
Frente a este intento de intimidación, IG Metall
responde que entonces habrá que proponer un aumento salarial suplementario para
los y las trabajadoras a tiempo parcial o concederles el derecho a trabajar a
jornada completa. En cuanto a esta argumentación de la patronal, que parece
invocar los derechos de los trabajadores, cabe señalar que, curiosamente, no
emplea el mismo argumento cuando se trata de la discriminación salarial de las
mujeres. En Alemania, la diferencia salarial de género también es de alrededor
de un 20 %.
Acto seguido, la patronal alega los costes
suplementarios de la reducción de la jornada laboral. Para ello aduce un
estudio consecuente que realizó precisamente el sindicato IG Metall entre la
mano de obra del sector. Dicho estudio muestra la proporción de trabajadores
que tiene potencialmente el derecho a una compensación salarial en caso de
reducción de la jornada de trabajo: un 33 % son desplazados, un 26,5 % tienen
hijos de menos de 14 años y un 18,5 % se ocupan de familiares en edad avanzada.
Claro que una misma persona puede acumular dos o incluso tres de estos
elementos. Sin embargo, según cálculos de la patronal, la reducción de la
jornada laboral generará la necesidad de crear 200 000 puestos de trabajo
suplementarios, y por tanto, desde su punto de vista, una disminución
equivalente de los beneficios. Cosa que sorprenderá a quienes en Francia
sostienen que la reducción del tiempo de trabajo no genera empleo.
La patronal alemana dice claramente que esta reducción
genera empleo porque considera que todas las personas que podrían reducir su
jornada con compensación lo harían. La contrapropuesta patronal a la reducción
de jornada consiste, por lo demás, en aumentar la duración de esta a 38 horas.
Como por arte de birlibirloque, después de afirmar que los trabajadores desean
trabajar menos horas, la patronal supone que en realidad quisieran trabajar
más. Claro que en este caso no tiene a mano un estudio para demostrarlo.
Además, la patronal propone asimismo a los asalariados
que trabajen hasta 40 horas y superen por tanto voluntariamente la duración de
la jornada establecida en el convenio colectivo. Como si el personal renunciara
voluntariamente a su suplemento de horas extraordinarias. Y aparte de la
cuestión del suplemento, esta propuesta revela concretamente hasta qué punto
los intereses de la patronal están muy alejados de los de la clase obrera. En
efecto, el mismo estudio de IG Metal invocado torpemente por la patronal
refleja que el 82 % de los obreros y obreras aspiran a una reducción de su
tiempo de trabajo.
De todos modos, a diferencia de la lucha por las 35
horas en 1984, esta vez IG Metall no propone una reducción generalizada del
tiempo de trabajo, sino una flexibilización de la jornada laboral. Una parte
del movimiento sindical denuncia esta diferencia como un factor de riesgo,
porque más allá de las diferentes condiciones de trabajo según los ramos, en
que el tiempo de trabajo varía entre 35 y 40 horas, esta flexibilización es
susceptible de fragmentar a la mano de obra del mismo ramo en función de su
jornada laboral. En efecto, esta fragmentación puede dificultar la formación de
una conciencia de clase común, que será indispensable cuando la patronal trate
de nuevo de poner en entredicho las conquistas de la clase trabajadora.
A este respecto es revelador que de cara a las últimas
elecciones legislativas de otoño de 2017, el Partido Socialdemócrata (SPD) y
los Verdes, así como los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU),
defendieran la flexibilización del tiempo de trabajo. Además, la reducción de
jornada temporal e individual que propone IG Metall comporta el riesgo de una
sobrecarga de trabajo en caso de que la empresa decida no contratar suficientes
trabajadores adicionales.
Una parte del movimiento sindical plantea asimismo la
cuestión de la compensación suficiente del trabajo reproductivo (menores,
personas ancianas) y considera que una compensación parcial no es suficiente. A
estos riesgos asociados a la manera en que IG Metall pretende aplicar la
reducción de jornada se añade otra crítica relativa a la reivindicación de un
aumento salarial del 6 %. Sucede que la evolución de la relación entre salarios
y productividad muestra que la reivindicación salarial podría ser bastante más
elevada. Según un estudio reciente del Instituto Nacional de Investigación
Económica (Deutsches Institut für Wirtschaftsforschung), entre 2003 y 2013 ha
aumentado la productividad más que los salarios en la industria alemana (a
diferencia de los servicios, donde la precarización general es evidente). Por
consiguiente, nada más que para compensar el aumento de la productividad de los
últimos años, los salarios deberían aumentar un 12 %.
A pesar de estas críticas, no hay que pasar por alto lo
esencial de este movimiento huelguístico. La lección central de esta lucha
creciente consiste en la mayor combatividad de la clase obrera, y ello no para
defender unas conquistas, sino para obtener nuevas. Así, salta a la vista que
el aumento salarial mejorará el poder adquisitivo y redistribuirá la riqueza a
favor de los trabajadores. Asimismo, la oposición frontal de la patronal a la
reducción del tiempo de trabajo muestra que esta propuesta sindical supone una
mejora real de las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora. En
una situación política en Alemania en que las políticas de seguridad y
antisociales dominan el debate público desde hace ya demasiado tiempo, el retorno de la
lucha de clases, impuesto por los trabajadores y trabajadoras, es sin duda una
señal estimulante.
Texto
original en alemán: https://www.ensemble-fdg.org/content/vers-une-greve-illimite-dans-lindustrie-allemande
Traducción:
Viento sur.
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