“Los parias hartos de recoger las migajas
que caen de la mesa de los poderosos también quieren participar en el gran
banquete capitalista. Los sin tierra, los sin techo, los apátridas carecen de nombres ni apellidos,
sin papeles, sin identidad, esos seres invisibles pertenecientes al mundo de
ultratumba huyen esperanzados en resucitar en la gran Babilón. Por tierra, mar y aire, desde las entrañas
de África, desde el lejano Oriente al cercano Oriente, desde Asia o de América
Latina escapan despavoridos de la pobreza,
la desnutrición, el hambre, el desempleo, las enfermedades, el cambio
climático, la desertificación, las guerras o las dictaduras. Igual que las
aves migratorias desde su nacimiento llevan grabados en sus genes el rumbo
norte.
Escapan
en busca de ese espejismo que se
trasmite en vivo y en directo a través de las cadenas de televisión, la
Internet o los teléfonos móviles. Seducidos por la propaganda del lujo y la opulencia, obnubilados con sus lucecitas
de colores, las películas, los partidos de fútbol, ese mundo fantástico y
delirante donde el genio de la lámpara maravillosa es capaz de cumplir todos
nuestros deseos con tan solo chasquear los dedos. Poseídos por ese
mensaje subliminal de la sociedad consumo capitalista, la sociedad del placer, del hedonismo, del narcisismo con todas las
tentaciones a la carta: allí les esperan las grandes ciudades con sus
rascacielos de plata y templos de cúpulas de oro, la Babilón del siglo XXI de amplias avenidas, tiendas de ensueño, fabulosos supermercados y centros
comerciales. El edén del consumismo: diversión,
alcohol, sexo, trajes de marca, zapatos de marca, mujeres rubias, príncipes
azules, cajeros automáticos que vomitan euros y dólares como por arte de magia,
Mercedes Benz, BMW, Barça, Real Madrid, Messi,
Cristiano Ronaldo, Manchester United o el Milán, el iPod, Smartphone, alcohol, comida en
abundancia, ayudas estatales; alojamiento, educación o sanidad. El
efecto llamada se amplifica a nivel planetario. En el país de las maravillas los clandestinos
mudan de piel, huelen diferente, ahora son más bellos, más blancos, más guapos,
más civilizados.
/////
La Troika europea - Fondo Monetario Internacional FMI, Comisión Económica Europea CEE y el Banco Central Europeo BCE. son los que verdaderamente gobiernan en la Unión Europea, y los directamente responsables POLÍTICOS, junto a los Gobiernos de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España, de la CRISIS HUMANITARIA hoy presente en Europa. Su gran Problema? La crisis de la Población - la vejez, la tercera edad, sin camino de salida - el sistema, el modelo, los gobiernos reclaman, "sangre nueva, joven", de donde?. Por su puesto del Tercer Mundo. África y América Latina, son hoy sus principales fuentes de mano de obra, para ello, guerras, saqueo de sus recuros naturales, profundizar la miseria, hambre, desocupación, DESIGUALDAD ECONÓMICO-SOCIAL.
***
EL TERCER MUNDO EN EL ALTAR
DE LOS SACRIFICIOS.
El Nosterafu capitalista.
*****
Carlos
de Urabá.
Rebelión
miércoles 24 de enero del 2018.
Europa necesita sangre fresca, la vieja Europa
busca desesperadamente la energía vital que la rejuvenezca. El Primer Mundo
tiene sed de sangre, sangre de niños, de adolescentes, de jóvenes o madres
fértiles. Víctimas propiciatorias para conducirlas al altar de los
sacrificios. El mito de Lamia de la cultura greco-latina lo
representa una mujer seductora que atrae a sus víctimas para chuparles la
sangre y así realzar su belleza. La decrepita Europa, la Europa esclerótica, la
patria de Drácula o el Nosferatu ambiciona el poder y la inmortalidad.
Hoy en día ya no se hacen razias, ni se pagan
cazadores para que capturen esclavos en África o en otros territorios ignotos
para venderlos en los mercados negreros. Hoy son los propios esclavos los que
arriesgan sus vidas por colarse en la próspera Europa o al mismísimo corazón
del imperio americano. Son los parias y desheredados quienes pagan a las
mafias, a los contrabandistas, a los coyotes para que los conduzcan hasta la
tierra de promisión. Desesperadamente media humanidad se niega a aceptar esa
sentencia que reza: “Nacer pobres para morir pobres”. Ha llegado la hora
de calmar el hambre de siglos; se retuercen las tripas, rechinan los dientes y
un grito desgarrador brota del fondo del alma: ¡emigración o la
guerra! Es el grito de millones de seres humanos que se niegan a
resignarse a ser escoria o carroña para los buitres.
Lo más increíble es que por primera vez en la
historia los invadidos ayudan a entrar en su territorio a los invasores. Como
es el caso de las ONG o los activistas de derechos humanos, los voluntarios de
la Cruz Roja o de los organismos humanitarios. Incluso particulares que en acto
de supremo de altruismo son capaces de entregar sus vidas por salvarlos. Desde
el punto de vista cristiano se aplica el “amar al prójimo como a ti
mismo” ¡Refugees Welcome! hay miles de voluntarios dispuestos
a atender a los refugiados, miles de voluntarios listos a construir
campamentos, repartir comida y medicinas. Europa tiene un complejo de culpa, un
profundo remordimiento de conciencia por los crímenes cometidos durante la
época del colonialismo y el imperialismo. Desde tiempos inmemoriales usurparon,
expoliaron las riquezas, robaron sus tierras, esclavizaron a los nativos y
ahora pretenden expiar sus pecados con limosnas y actos caritativos.
La guerra desangra Siria, Irak, durante años se ha
bombardeado y demolido sistemáticamente pueblos y ciudades. Quieren
aplastarlos, enterrarlos vivos, no hay electricidad, agua, comida, medicinas,
gasolina, y la única esperanza es abandonar sus tierras y escapar a los países
vecinos en busca de asilo. Con resignación y en la más absoluta indigencia
sobreviven en los campos de refugiados a cargo de ACNUR y otros organismos de
ayuda humanitaria. En Siria los sunitas son víctimas de una campaña de limpieza
étnica por parte del gobierno de Bachar Al Asad y sus aliados que
pretenden repoblar Siria de chiitas.
Los conflictos bélicos -ya sean de alta o baja
intensidad- se extienden a lo largo y ancho del mundo: en Afganistán, en
Palestina, en Egipto, Bangladesh, Myanmar, Somalia, Eritrea, Sudán, Nigeria,
Yemen. La situación es crítica y desgarradora lo que significa más refugiados y
más desplazados susceptibles de engrosar el éxodo bíblico.
El Primer Mundo sufre una devastadora crisis de
natalidad, su población envejece a un ritmo desaforado y no se vislumbra en el
horizonte una señal que revierta esta tendencia. Por eso es tan vital la sangre
fresca del Tercer Mundo. El Nosferatu capitalista desea mujeres fértiles
y tiernas, vientres dispuestos a engendrar los recambios o repuestos que el
sistema demanda con urgencia. Occidente necesita jóvenes sanos y
fuertes que doblen el lomo y empuñen los picos y palas, jóvenes que entreguen
sus vidas por la grandeza de la civilización occidental. Hay millones de parias
dispuestos a levantar las economías endeudadas de Europa y EE.UU a cambio de
bienestar y seguridad. Los pueblos se desocupan, sus mejores hijos han decidido
partir al exilio: estudiantes, profesores, intelectuales, médicos, ingenieros o
científicos, son miles de cerebros fugados que buscan en el Primer Mundo un
trabajo estable y bien remunerado que los dignifique.
La presión migratoria en el mar Mediterráneo es
bestial, un verdadero tsunami humano que llega a bordo de precarias
embarcaciones abarrotadas de fugitivos ansiosos por alcanzar la otra orilla. El
que tenga una buena cantidad de euros o dólares fresquecitos tiene asegurado un
billete en uno de sus ataúdes flotantes que las mafias fletan para trasportar a
los clandestinos procedentes de Irak, Siria, Afganistán, Bangladesh, Irán, la
India, Egipto, Libia, Túnez, Pakistán, Afganistán, Kenia, Nigeria, Ghana, Costa
de Marfil, Palestina, etc… El negocio de la migración
ilegal mueven 50.000 millones de euros anuales.
Los países susceptibles de obtener asilo son Siria,
Irak, Eritrea. No tienen ninguna posibilidad los ciudadanos provenientes de
Costa de Marfil, Nigeria, Sudán, Senegal, Ghana, Togo, etc… (A los que se les
clasifica como emigrantes por causas económicas)El estatuto de refugiado o el
de asilo político les asegura recibir todos los meses una paga y beneficiarse
de las ayudas estatales.
Atraídos por los cantos de sirena los nuevos
bárbaros luchan por revertir la sentencia inapelable que les ha condenado a la
exclusión y el olvido. Si en Europa o EE.UU a los perros y a los gatos no les
falta comida, casa, hospitales, cariño y amor, los seres humanos no van a ser
menos. No importa morir de inanición o ahogados porque de hecho ya están
muertos. No es solo el Mediterráneo la fosa común más
grande del planeta sino también el desierto del Sahara donde miles de
clandestinos se juegan la vida dispuestos a venderle el alma al diablo con tal
de arrodillarse ante el becerro de oro.
Unión Europea, sin salida, sin alternativa, frente a los miles de miles de refugiados que llegan a sus costas todos los días. Sus gobiernos y la Troika son los responsables, pero no tienen salida frente a la CRISIS HUMANITARIA, hoy sin alternativa de solución, crisis que está demoliendo las estructuras del sistema dominante. El Ocaso de Occidente esta presnete entre nosotros?.
***
Hoy incluso hasta las propias armadas imperiales de
antaño se han reconvertido en “armadas humanitarias”. La OTAN y la
VI flota han asumido el compromiso con los que más sufren. Su prioridad es el
rescate de los náufragos o de los barcos a la deriva en el mar Mediterráneo. La
orden de la Unión Europea es salvar a los clandestinos para demostrar así que
se cumplen los principios de fraternidad y solidaridad (caridad cristiana) que
tanto pregonan.
El mismísimo Papa Francisco ha
bendecido a estos “héroes humanitarios” que auxilian a las víctimas del éxodo
bíblico. De este modo cobra realidad ese pasaje del Antiguo Testamento de Jonás
y la ballena como una promesa de salvación para los hijos pródigos.
Pero no todo son sonrisas y abrazos de bienvenida
porque las grandes potencias han declarado la guerra al terrorismo yihadista
(el máximo enemigo de la civilización occidental). La seguridad es la principal
prioridad de la Unión Europea o de los EE.UU. Suenan las alarmas y los
ejércitos se despliegan en las fronteras preparados a contener a los invasores,
a los indocumentados, a los indeseables. Se levantan muros, fosos, alambradas,
campos minados para detenerlos, arrestarlos, encarcelarlos y deportarlos. Si
los bárbaros invadieron en el siglo III el Imperio Romano provocando su caída
hoy los “nuevos bárbaros” vienen a consumar otra vez la venganza. ¡Alerta
máxima! Ya están aquí listos a infiltrarse los terroristas, los delincuentes,
las bandas organizadas, los proxenetas, las prostitutas, los traficantes de
drogas, los mendigos y pordioseros. ¡Deténganse! manos arriba, regresen a sus
pocilgas, a sus agujeros de mierda como bien lo expresó el presidente de los
EE.UU Donald Trump.
Los parias hartos de recoger las migajas que caen
de la mesa de los poderosos también quieren participar en el gran banquete
capitalista. Los sin tierra, los sin techo, los apátridas
carecen de nombres ni apellidos, sin papeles, sin identidad, esos seres
invisibles pertenecientes al mundo de ultratumba huyen esperanzados en
resucitar en la gran Babilón. Por tierra, mar y aire, desde las entrañas de
África, desde el lejano Oriente al cercano Oriente, desde Asia o de América
Latina escapan despavoridos de la pobreza, la desnutrición, el hambre, el
desempleo, las enfermedades, el cambio climático, la desertificación, las
guerras o las dictaduras. Igual que las aves migratorias desde su nacimiento
llevan grabados en sus genes el rumbo norte.
Escapan en busca de ese espejismo que se trasmite
en vivo y en directo a través de las cadenas de televisión, la Internet o los
teléfonos móviles. Seducidos por la propaganda del lujo y la opulencia,
obnubilados con sus lucecitas de colores, las películas, los partidos de
fútbol, ese mundo fantástico y delirante donde el genio de la lámpara maravillosa
es capaz de cumplir todos nuestros deseos con tan solo chasquear los
dedos. Poseídos por ese mensaje subliminal de la sociedad consumo
capitalista, la sociedad del placer, del hedonismo, del narcisismo con
todas las tentaciones a la carta: allí les esperan las grandes ciudades con sus
rascacielos de plata y templos de cúpulas de oro, la Babilón del siglo XXI de
amplias avenidas, tiendas de ensueño, fabulosos supermercados y centros
comerciales. El edén del consumismo: diversión, alcohol, sexo, trajes de marca,
zapatos de marca, mujeres rubias, príncipes azules, cajeros automáticos que
vomitan euros y dólares como por arte de magia, Mercedes Benz, BMW, Barça, Real
Madrid, Messi, Cristiano Ronaldo, Manchester United o el Milán, el iPod,
Smartphone, alcohol, comida en abundancia, ayudas estatales; alojamiento,
educación o sanidad. El efecto llamada se amplifica a nivel planetario.
En el país de las maravillas los clandestinos mudan
de piel, huelen diferente, ahora son más bellos, más blancos, más guapos, más
civilizados.
Es necesario reclutar mano de obra, fortaleza
física, músculos, vigor juvenil; trabajadores, obreros, peones, jornaleros. Los
inmigrantes y refugiados vienen a ocupar los puestos más sacrificados en las
industrias, las fábricas, las factorías, en la construcción, en el campo o el
sector servicios. La maquinaria capitalista por ningún motivo puede
detenerse, hay que mantenerla bien engrasada para que produzca a destajo
las 24 horas diarias, en tres turnos, los siete días de la semana -horas extras
incluidas- sin pausa los 365 días del año.
¿Cómo repoblar ese mundo rural agónico? pueblos
ruinosos que desaparecen del mapa por culpa de la baja la natalidad. La
catástrofe demográfica es estremecedora ¿quién va a cultivar las tierras
yermas? ¿Quiénes recogerán las cosechas? Los inmigrantes, los refugiados serán
los nuevos campesinos, los nuevos agricultores y ganaderos, los nuevos
pescadores. Hay que legalizarlos, regularizarlos para que se integren en la
sociedad como ciudadanos de pleno derecho; que paguen impuestos, que cumplan
las leyes, y obligaciones, se precisan mercenarios para engrosar los ejércitos
imperiales, individuos sin escrúpulos dispuestos a entregar sus vidas por la
eterna grandeza de Occidente. Que juren lealtad a la nueva patria abrazados a
la bandera azul con su corona de estrellas doradas o la bandera de las barras y
las estrellas yanqui.
La crisis de los refugiados es una de las tragedias
más masacrantes de la historia contemporánea. Son millones de fugitivos que
luchan por entrar en la tierra de promisión “vencer o morir es su consigna”.Para
los “nuevos bárbaros” no existen barreras infranqueables, ni murallas, ni
fosos, ni campos electrificados, ni alambre de púas, ni accidentes geográficos,
montañas, ríos, mares u océanos; ni tampoco ejércitos o armadas que los
detengan.
Migrantes Latinoamericanos - jóvenes principalmente hacia Europa - en
especial España, se movilizan, en calles y plazas públicas, reclaman DERECHOS
como CIUDADANOS y no ser "carne de cañón" "legal",
"oficial" como nuevas fuentes de explotación de mano de obra.
***
Es prácticamente imposible adquirir un visado, un
permiso de trabajo y emigrar legalmente al Primer Mundo. Los trámites
administrativos ante las representaciones diplomáticas de EE.UU o Europa son un
privilegio reservado para aquellos que cuentan con avales y el dinero necesario
para costearlas. Así que a los parias y prófugos no les queda más remedio que
infiltrarse como ratas horadando agujeros a ver si encuentran un resquicio por
donde colarse en el paraíso capitalista. Son miles y miles de hombres, mujeres,
jóvenes, niños, familias enteras con sus hijos a cuestas, madres embarazadas, y
hasta ancianos centenarios los que se lanzan al abismo abierto. ¡Romped las
cadenas y los grilletes! saltad la valla en busca de un nuevo amanecer,
dignidad, respeto a los derechos humanos, democracia, que suenen las trompetas
y se derrumben las murallas de Jericó. ¡Bosa! ¡Bosa! (En idioma Fula significa
libertad)
Se ha iniciado la conquista sexual de
Occidente, una conquista silenciosa y pacífica, que avanza lenta pero
inexorablemente. Algo que traerá como consecuencias el alto grado de mestizaje
que marcará las futuras generaciones. La potencia y el vigor erótico de los
nuevos bárbaros se imponen sobre la Europa frígida, racional y tecnológica.
Todos al unísono al asalto del imperio capitalista
europeo ya sea por la frontera turca o las islas griegas en el Mediterráneo, la
costa Libia o tunecina hasta alcanzar la isla de Lampedusa en Italia, o por
Ceuta y Melilla para desembarcar en las playas de Andalucía cruzando el
estrecho de Gibraltar; todos al unísono al asalto del imperio americano por el
río Bravo, el Mar Caribe; en Asia por el mar de la China, el Mar de Timor y el
Océano Indico hasta alcanzar las costas de Australia.
África cuenta aproximadamente con 1.500 millones de
habitantes de los cuales un 40% son pobres y que si tuvieran posibilidad de
elegir emigrarían sin ninguna duda a Europa. Y no lo hacen a EE.UU porque
geográficamente les es imposible. Con solo un 2 o 3% (8 millones) que lograran
entrar en Europa crearían una crisis social insostenible y el sistema
colapsaría.
La salvación del Tercer Mundo se encuentra en el
Primer Mundo industrializado. Este es un axioma que defienden los políticos y
economistas neoliberales. Sobran los argumentos pues es allí donde se genera el
capital, se gestionan las ayudas al desarrollo, y tienen su sede organismos
como la ONU, el FMI, el Banco Mundial, las ONG o las multinacionales
humanitarias. En las metrópolis están asentados los centros del poder mientras
que en los suburbios y extrarradios se concentran las favelas y tugurios del
subdesarrollo. Estamos condenados a la dependencia que destruye el
tejido productivo a nivel local o nacional y hace que aumente imparable la
deuda externa. La única posibilidad detener el fenómeno de la inmigración
es actuar en los países de origen promoviendo la democracia, el estado de
bienestar y el reparto equitativo de los bienes. Pero lamentablemente estamos
sometidos por unos regímenes tiránicos (consentidos por los amos) donde reina
la corrupción y el desfalco.
Los inmigrantes no solo trabajan para el sustento propio
y de sus familias sino que además dedican buena parte de su sueldo a enviar las
remesas de dinero a sus respectivos países. Remesas que aseguran la
supervivencia de millones de personas que carecen de trabajo, de ayudas
estatales, seguridad social o jubilaciones. Por ejemplo, el envío de remesas de
los trabajadores mexicanos residentes en EE.UU durante el 2015 ha sido de
12.000 millones de dólares, de Centroamericanos y del Caribe 6.000 millones de
dólares, de los países andinos 7.000 millones de dólares (todo esto supera con
creces la asistencia externa donada por los países industrializados a los
países en vías de desarrollo) Los inmigrantes latinoamericanos aportan
alrededor de 500.000 millones de dólares a la economía estadounidense. 35
millones de extranjeros viven en la UE y se estima que para el 2050 esta cifra
se duplique. Los inmigrantes extranjeros en España enviaron en 2015
casi 7.000 millones de euros a sus familiares. Existen más de 150.000.000 de
inmigrantes en el mundo que en el año 2015 transfirieron más de 400.000
millones de dólares a sus parientes en transacciones de 100, 200 y 300 dólares.
Esto supone un inconmensurable esfuerzo por paliar la pobreza y las necesidades
de millones de personas y una contribución ejemplar al desarrollo local. De
esta manera se mantiene la paz social y se abortan las insurrecciones que
podrían estallar a causa de la grave crisis económica que golpea el Tercer
Mundo.
“El capitalismo ha demostrado ser mucho más
humanitario que el propio comunismo” Así lo afirman magnates tales como Gates y
Buffet, que pretenden recolectar junto con otros 400 multimillonarios de EE.UU
la cantidad de 600 mil millones de dólares para sacar de la pobreza
a media humanidad. Inversiones especificas en el campo del medio
ambiente (preservación de los paraísos naturales), el turismo (en alianza con
los tour operadores), colonias vacacionales, complejos hoteleros, parques
temáticos o en facilitar microcréditos a obreros y campesinos o prestamos que
dinamicen el sector productivo a nivel primario.
Con toda soberbia el capitalismo se autoproclama
como el único sistema político y económico capaz de redimir al Tercer Mundo. De
este modo la miseria se convierte en un recurso estratégico más a explotar,
crea puestos trabajo (sostiene la burocracia y funcionariado) en Europa, EE.UU,
Japón o Canadá aprovechándose de los incalculables presupuestos que destinan
sus propios gobiernos a los programas de desarrollo y ayuda humanitaria. Ellos
son los que administran estos fondos contribuyendo a cimentar un sistema
perverso que explota y somete a los más débiles.
Los ricos, los multimillonarios, los grandes
magnates, los banqueros, los empresarios, los nobles y aristócratas se han
convertido en filántropos y benefactores. Están decididos a invertir parte de
sus incalculables fortunas en fundaciones caritativas (¿quizás para desgravar
impuestos o lavar dinero negro?) dedicadas al combate de la pobreza y la
miseria. Son personajes de reconocido prestigio como Bill Gates, Feeney,
Premji, Buffet, Soros, Rockefeller, la familia real británica, la familia real
sueca, la familia real española, la familia real de Noruega, etc. Una élite que
gracias a un “alto grado de altruismo y generosidad” está decidida a competir
con las misiones religiosas, los institutos de cooperación, las ONG u
organismos tales como el Banco Mundial, la USAID, el G8 o el Foro de Davos.
El imperialismo tiene múltiples
caras, muda, se trasforma en una permanente y diabólica metamorfosis. El
Nosferatu, Drácula vampiriza y se alimenta de la tragedia y el dolor, necesita
víctimas propiciatorias para conducirlas al altar de los sacrificios; ese
monstruo insaciable no solo devora materias primas; el oro, el hierro, el
petróleo, sino también devora seres humanos; sangre joven, sangre fresca de refugiados, de
inmigrantes, de clandestinos, de individuos fuertes y saludables que
contribuyan a enaltecer la inmensa gloria del Occidente invicto y victorioso.
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