¿QUIÉN ES REX TILLERSON?. Un
poderoso empresario, ultraconservador, Jefe de la Diplomacia del país más poderoso del mundo, además el
Estado policiaco global. Este mismo personaje viene hacia América latina, a “ordenar”
las condiciones si viene o no Maduro al Conclave Continental de las Américas,
y justo visitará a los gobiernos más ultraconservadores de América Latina, como
México, Argentina, Perú, Colombia y
otros, hoy verdaderos enemigos e injerencistas sobre la Revolución
Bolivariana y cerrados defensores del
criminal bloqueo de las transnacionales contra la Revolución Venezolana. A qué viene? A Ordenar, muy simple que NO permitan el ingreso del “dictador”
venezolano y quién ordena, los “políticos-empresarios” más poderosos del mundo y los principales enemigos der la Política y
de la Revolución Bolivariana.
Rex Wayne Tillerson nació el 23 de marzo de 1952 en la ciudad de
Wichita Falls, en el estado norteamericano de Texas. Estudió en la Universidad de Texas
en Austin y en 1975 obtuvo la licenciatura en ingeniería civil. Ese mismo año Tillerson inició su carrera
en la compañía petrolera Exxon Company U.S.A como ingeniero de
producción. En 1992 Tillerson fue
designado asesor de producción de Exxon Corporation y después de casi tres
años asumió nuevos cargos, hasta el primero de enero de 2006 ocupó el puesto de
director ejecutivo de la empresa ExxonMobil
convirtiéndose en presidente. El empresario
nominado como jefe de la diplomacia estadounidense y la compañía petrolera
decidieron eliminar cualquier tipo de vinculación para evitar posibles conflictos de intereses después de la confirmación
de Tillerson para el cargo
Tillerson, de 64 años, emergió por sorpresa la
semana pasada en la competición por el cargo más delicado del gabinete: el encargado de
representar a la nueva administración ante un mundo que ve con inquietud la
llegada del republicano Trump a la Casa Blanca. El presidente y consejero delegado de Exxon Mobil, una empresa que,
según su biógrafo oficioso, el
periodista Steve Coll, funciona como
un estado dentro del estado, acabó imponiéndose a candidatos más tradicionales
como el excandidato presidencial Mitt Romney
Rex Tillerson es un hombre en la cuerda floja. Apenas no pasa un día
en que la prensa estadounidense no publique un artículo de opinión que pida la dimisión del
secretario de Estado o una noticia sobre que él mismo está pensando en
renunciar o Donald Trump en despedirle.
En Washington se habla ya abiertamente de Rexit, el acrónimo acuñado sobre la salida de Tillerson del complejo diplomático de Foggy Bottom. Y proliferan
las voces que aseguran que el debate ya no es si eso ocurrirá o no sino cuándo.
En el universo Trump, sin embargo,
nada es certero: el presidente ha perdido en nueve meses a seis de sus asesores
cercanos, pero otros a los que ha atacado siguen en sus puestos
Tillerson, de 65 años, con mucha experiencia empresarial pero
ninguna política, niega haber pensado en abandonar el cargo pese a las
informaciones que apuntan lo contrario. Elogia
a Trump, pero admite problemas de comunicación y diferencias de criterio ,
y no desmiente que el pasado julio, como asegura la cadena NBC, llamara
“idiota” al presidente. El insólito pulso ha salido a la luz pública. Tillerson
anuncia una iniciativa y Trump la rechaza públicamente poco después.
Uno abraza la diplomacia, el otro amenaza con aventuras bélicas en un mensaje
furioso en Twitter. Tillerson niega
haber insultado a Trump y la respuesta del mandatario es retarle a una prueba de
inteligencia: “Te diré quién va a ganar”.
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Rex
Tillerson, empresario del petróleo, ultraconservador, muy amigo del Presidente ruso
Putin, es el Secretario de Estado norteamericano, el mismo que visitará América
Latina, para ordenar, si lo reciben o no al Presidente Maduro y consolidar el
aislamiento político económico,-social y comunicacional. El bloqueo criminal es
total y altamente complejo. Pero los pueblos No nacen para ser derrotados,
Nacimos para Vencer.
***.
GIRA DEL SECRETARIO DE
ESTADO, TILLERSON AUGURA PELIGROS PARA LA PAZ EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.
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Javier Tolcachier.
ALAI. América latina en Movimiento.
Lunes 29 de enero del 2018.
En la primera semana de febrero, el
secretario del Departamento de Estado estadounidense Rex Tillerson realizará
una gira por diversos países de América Latina y el Caribe. El objetivo central
de la gira es incentivar y organizar una nueva escalada de ataques contra la
República Bolivariana de Venezuela, bajo el ya remanido pretexto de la “ayuda
humanitaria”. Los destinos a visitar, todos gobiernos implicados en el “grupo
de Lima”, no dejan dudas.
Luego de una breve escala en la
Universidad de Texas en Austin, donde disertará sobre las políticas previstas
por la administración Trump en relación a la región, arribará a México el 1° de
Febrero para reunirse con el canciller Videgaray y el presidente saliente Peña
Nieto.
A partir del 3 de Febrero, el turno
será de Argentina. Tillerson viajará primero a Bariloche y luego a Buenos
Aires, para encontrarse con Macri y el ministro Faurie con el objeto de
discutir – según informa el comunicado del DoS “la agenda bilateral de
crecimiento económico y la cooperación en seguridad”.
Acto seguido, el secretario viajará
a Lima, para encontrarse con el presidente Kuczynski y su ministra de
Relaciones Exteriores Aljovin. Entre los asuntos a tratar figura la preparación
de la próxima Cumbre de las Américas en Abril, en la que participará Donald
Trump.
El día 6 Tillerson visitará
Colombia. En la reunión con Juan Manuel Santos y su canciller Holguín se
abordarán “el apoyo de Estados Unidos” – así el comunicado – “a los esfuerzos
de Colombia para enfrentar el crecimiento de los cultivos de coca, la
producción de cocaína, aspectos económicos y el crecimiento de la población de
refugiados”.
Por último, Tillerson se encontrará
con el primer ministro jamaiquino Andrew Holness y su ministra de Asuntos
Exteriores Kamina Johnson-Smith. Entre los temas a tratarse en Kingston figuran
“la seguridad bilateral y regional, esfuerzos energéticos y las exitosas
reformas de Jamaica en materia económica.”
Nada bueno augura esta gira para la región.
A la luz del anuncio de la
realización de elecciones presidenciales en Venezuela en Abril próximo y de una
oposición debilitada y desunida, el periplo de Tillerson se vislumbra como un
nuevo capítulo de la opción intervencionista de la administración Trump.
Un propósito similar tuvo el
recorrido que emprendió el vicepresidente Mike Pence en Agosto pasado por
Colombia, Argentina, Chile y Panamá, En aquella oportunidad el saldo fue
infructuoso debido al cerrado rechazo que recogió ante la mención de la “opción
armada” contra Venezuela, incluso por parte de estrechos aliados.
Por lo demás, el viaje de Tillerson
apunta a dar continuidad a la estrategia de fortalecer la acción concertada del
bloque de gobiernos de derecha, hoy agrupada en el “grupo de Lima”, con el
objeto de bloquear toda posibilidad de integración regional de carácter
emancipador.
Esta es la primera vez que el
secretario de Estado recorre la región y obedece también a la necesidad de EEUU
de mostrar presencia, frente a la propuesta que hizo China a la CELAC en la
reciente ronda de reuniones en Santiago de Chile de incorporar a la región al
gigantesco proyecto de infraestructura conocido como La Franja y La Ruta
o la Nueva Ruta de la Seda.
Asimismo la inminente concreción del
Tratado Transpacífico entre once naciones de América Latina y Asia, a ser
firmado en Chile en Marzo próximo sin la participación de EEUU, es un desafío
comercial ante el cual el gobierno norteamericano no puede permanecer impasible.
El comunicado emitido por el
Departamento de Estado informando sobre la gira prevista, indica que el
secretario instará a sus socios a promover un hemisferio “seguro, próspero,
democrático y con seguridad energética”. Por otra parte, la atención que
Tillerson dedicará durante las conversaciones a Venezuela, es explícita.
Más allá de códigos formales,
“seguridad” implica venta de armas y tecnología de vigilancia y represión ante
posibles estallidos sociales, al par que un aumento de la retórica belicista
contra Venezuela, bajo la excusa de constituir un peligro para la democracia.
Democracia de la que ha dado una muestra espléndida el reciente fraude en
Honduras, uno de los principales enclaves asociados a EEUU en la región.
Alarmante, más allá de los aspectos
de retórica diplomática y propaganda, es la mención de “apoyo” a Colombia. En
el marco de una campaña electoral presidencial que los sectores conservadores
polarizarán con referencia a Venezuela para ocultar (y canalizar) el
descontento social frente al retroceso económico del país, el “apoyo”
estadounidense significa una cosa: apoyo a los sectores de derecha –
presentables o impresentables - frente a la posibilidad cierta de una derrota
política que descomprima la región fronteriza con Venezuela.
En un momento de recrudecimiento de
los asesinatos a líderes campesinos y miembros del ahora partido FARC, la
remilitarización es un escenario bienvenido por los halcones en Washington y
Bogotá, echando así por tierra los avances logrados con la finalización del
conflicto armado. La amenaza para Venezuela y el incremento de la tensión en la
región sería el efecto directo de ese desatino.
Del mismo modo debe interpretarse el
aspecto de “seguridad energética”. Es conocida la estrategia de EEUU para que
los estados insulares del Caribe, beneficiados por la política preferencial de
PetroCaribe, retiren su apoyo diplomático a Venezuela a cambio de integrarse en
una política de “energías limpias”. Esta política implica, entre otras cosas,
ampliar la reconversión energética que ya se viene llevando a cabo en América
Central con el objetivo de minimizar la influencia de la exportación
petrolífera de Venezuela, recortando así su principal ingreso.
Es difícil creer con seriedad que el
ex ejecutivo de Exxon, ahora canciller de un país renuente a aceptar
compromisos ecológicos retirándose del Acuerdo de París, esté interesado en
políticas de conservación medioambiental.
Otro escenario a tener en cuenta es
la Cumbre de las Américas de la OEA proyectada para Abril en Perú. Teniendo en
cuenta las muestras de parcialidad dadas por el secretario Luis Almagro,
constituyéndose en un alfil conspirativo de EEUU contra Venezuela, es altamente
probable que en esa reunión – por enésima vez y a pesar del retiro en curso de
la nación bolivariana de esa organización – se quiera lograr una “condena”
contra el país caribeño que incluya sanciones a nivel regional. Para esto, EEUU
y sus socios deberán contar con mayorías que no pudieron lograr anteriormente,
a pesar de haberlo intentado repetidamente en los momentos más críticos del
2017.
A los problemas sociales que deberán
afrontar los habitantes de varios países de América Latina y el Caribe
gobernados por el dictamen neoliberal, se suma en el horizonte la posible
tragedia de una escalada bélica. Frente a ello, el repudio generalizado a las acciones
conspirativas de una potencia en declive y la defensa irrestricta de la paz son
esenciales.
- JAVIER TOLCACHIER
es un investigador perteneciente al Centro Mundial de Estudios Humanistas,
organismo del Movimiento Humanista.
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