Respeto su planteamiento
central en relación a los Progresismos en América latina, pero real y objetivamente no los
comparto en su totalidad, sobre todo en su respuesta principal y motivo del
Título de la presente Entrevista al destacado Periodista y Escritor Uruguayo RAUL ZIBECHI. ““EL ERROR MÁS GRANDE LOS PROGRESISMOS NO
HABER TOCADO LA RIQUEZA”. Para
tocar la riqueza, antes debieron “tocar”
el ESTADO y porque NO tocaron el Estado, simplemente
porque NO tuvieron un PARTIDO POLÍTICO
de Izquierda
Democrático, Revolucionario, - que camine y trabaje alternativas
políticas más allá del neoliberalismo - se quedaron en el amplio escenario de
las POLÍTICAS SOCIALES - triunfantes,
reconocidas a nivel mundial - Tuvieron Partidos
Socialistas (Unificados, centralizados, dirigidos por una “cúpula” o élite
política, incluso den LIDERES muy reconocidos y prestigiados - básicamente organizaron, movilizaron a los SECTORES POPULARES - que fue la raíz y
fundamento central del proceso - Democrático y Progresista - pero al “final” de
cada proceso de las Políticas Sociales y la lucha contra la Pobreza - los
nuevos Sectores Sociales, que exigían NUEVOS Derechos Sociales en
Educación, Salud, Servicios Públicos, Transporte, Cultura, Deportes, Medio
Ambiente - NO fueron atendidos y menos
comprendidos en su mayoría por las elites políticas dirigentes - El “triunfo”
asistencialista por lo general los obnubiló y los hizo perder el “paso de la
Historia”.
CON INTERESES ECONOMICISTAS, ASISTENCIALISTAS,
los condujo inexorablemente a Separar - como sucede hasta hoy en la
mayoría de los procesos sociales - Movimientos
y Conflictos Sociales, Programas de gobiernos - LO SOCIAL DE LO POLÍTICO - incluso en algunos países, Movimientos, Partidos;
la separación fue intensa y polarizada - llegó incluso al fraccionamiento
- realidad que generó que los Movimientos
Políticos Progresistas, Democráticos, quedaran cautivos, presos, solamente
en el ámbito
SOCIAL y rechazaron o no quisieron entender la Política, procesos sociales que abrieron nuevos escenarios de
conflictos y profundas contradicciones entre lo SOCIAL Y POLÍTICO. Polarizaciones que no les permitió comprender,
entender los “Nuevos Derechos Sociales”
en una sociedad, marcada profundamente “intentos continuados” de forjar,
trabajar por producir “solucionar”, encontrar salidas, proponer alternativas
frente a la EXTREMA POBREZA, que como consecuencia de la imposición de las Políticas NEOLIBERALES del Consenso de
Washington, “desnudaron brechas sociales
profundas “, hasta entonces, solo
presentes en las Encuestas o en los propios Programas de Gobierno.
NO SE TRABAJÓ POLÍTICAMENTE
y en los últimos años dos nuevos elementos o intereses de clase presente
en el escenario continental Latinoamericano, PRIMERO los hizo “perder el
hilo conductor de la historia” como fue la CRISIS en el modelo tradicional extractivista - exportador de materias primas, como fue la seria y profunda caída de los precios en el mercado mundial- situación
que los ahogó políticamente - escenario y coyuntura que fue “hábilmente aprovechada
por la burguesía político empresarial
que se encontraba al asecho de cualquier error, bache o fracaso político, y el SEGUNDO
elemento que logra “descubrirse” en
especial en las cúpulas dirigenciales,
como es la CORRUPCIÓN, situación
real que sí, los aplastó como movimiento
Político, como responsabilidad social y compromiso político ante la historia.
El tiempo histórico y político de los
procesos progresistas, - tocaba las puertas de los dirigentes, conductores y Líderes - de asumir
grandes responsabilidades, y precisamente era el problema del ESTADO,
que permanecía intocable - un modelo de
Estado “enfermo” no funcionable, por haber sido fuertemente tocado por las
políticas neoliberales, que en su interior mantenía políticas ASISTENCIALISTAS, POPULISTAS - de amplio contenido social clientelista - Este Modelo de Estado a pesar de su inviabilidad para la conducción de las propias
Políticas Sociales y de total oposición frente a las POLÍTICAS PUBLICAS DE ESTADO, en realidad era el gran “mastodonte”
que no servía y menos era útil para las Políticas propias ee un Proceso
Reformista, Progresista y de Izquierda Democrática.
/////
“EL
ERROR MÁS GRANDE LOS PROGRESISMOS NO HABER TOCADO LA RIQUEZA”.
ENTREVISTA
A RAÚL ZIBECHI.
*****
Rafhael Sanz.
Correio da Cidadania.
Rebelión lunes 8 de enero del 2018.
El año termina en todo el continente con enormes
retrocesos para la clase trabajadora de nuestros países. MACRI Y TEMER profundizan
ajustes y aceleran mega-proyectos de minería y soja en sus países, CHILE por su
vez ve un aumento en la intensidad de su consolidado modelo neoliberal y VENEZUELA
sigue inmersa en una grave crisis. En el campo y en la ciudad, el avance de las
derechas y la incapacidad de las izquierdas en articularse son factores
importantes de esta coyuntura. Sobre estas cuestiones y la perspectiva de las
luchas populares, entrevistamos a Raúl Zibechi, periodista y analista político
uruguayo que estudia los movimientos sociales de todo el continente desde hace
20 años.
-Correio da Cidadania: En setiembre de 2016
traducimos un artículo tuyo aquí en Correio titulado “El escenario regional
después de Dilma”, en el cual afirmabas que el cierre del ciclo progresista en
Brasil tendría una especie de efecto dominó en toda América Latina. ¿Qué opinas
hoy?
RAÚL
ZIBECHI: Sin dudas vivimos un proceso de derechización muy fuerte en todo el
continente. Ese proceso de derechización, a mi modo de ver, comienza con las
protestas masivas de junio de 2013 en Brasil, porque la izquierda no fue capaz
de comprender que había una demanda de la sociedad por más igualdad y
democracia, y así dejó el campo libre a la derecha.
Después vino la derrota de Kirchner en Argentina y
el triunfo de Macri. Y luego un proceso de cambio fuerte en Ecuador, donde a
pesar de que ganó el partido de Correa (Alianza País), Lenin Moreno hace un
giro, primero contra Correa y todavía no se sabe si hacia la derecha o no.
Pero si, podemos decir que el progresismo ha
llegado a un límite. Incluso en un país como Venezuela es evidente que el
proceso de gobernabilidad tiene muchas dificultades y son los sectores
populares los que están enfrentando estas dificultades.
Finalmente tenemos la situación actual en Honduras
que muestra también que hay una fuerte presencia de la derecha que es quien
esta gestando este fraude electoral.
Esta ofensiva de la derecha tiene dos partes. Por
un lado, el ascenso de una nueva derecha, mucho más militante, mucho más activa
en las calles como es el caso del Movimento Brasil Livre (MBL) y de la Escola
Sem Partido (ESP) en Brasil. Por otro lado, es una derecha que se aprovecha de
las debilidades de la izquierda. La izquierda no fue capaz de tomar la ofensiva
contra la derecha y sus medios de prensa, contra la estructura social y
económica que favorece al gran capital. Y de ese modo dejó el campo abierto
para la ofensiva que estamos viviendo.
-Correio da Cidadania: ¿Qué defines como “modelo
extractivista” y cómo este modelo contribuyó para la derrota de los gobiernos
progresistas?
El extractivismo de la minería ilegal, criminal - por ejemplo - esta acabando con la Biodiversidad de amplias regiones de neustros países.
***
***
RAÚL
ZIBECHI: El extractivismo es un modelo económico, político, social y cultural, no
solo económico. En el terreno económico consiste en la transformación de los
bienes comunes – el agua, la vida – en mercancías. Se puede definir como un
proceso de hegemonía del capital financiero y la acumulación por despojo, o
sea, robo.
El extractivismo es el robo de los bienes naturales
y el principal efecto social es que destruye las relaciones sociales. Destruye
el tejido social y comunitario.
Al destruir el tejido social y comunitario este
modelo genera un reposicionamiento de las clases medias, altas y de la
burguesía; una despolitización de los sectores populares que son integrados a
través del consumo – el consumismo despolitiza y desorganiza – y de esa manera
contribuye a los dos aspectos principales de la coyuntura actual que es la
ofensiva de una nueva derecha y a un debilitamiento muy profundo del campo
popular, o sea, de los movimientos sociales.
Esas dos razones tienen mucho que ver con el
triunfo del modelo extractivo.
-Correio da Cidadania: ¿Cuál fue la responsabilidad
de los gobiernos progresistas en la formación de la alianza entre elites y
clases medias, especialmente en Brasil y Argentina?
RAÚL
ZIBECHI: Yo creo que la alianza entre las clases altas y medias es una alianza
política para la lucha de clases vista desde la derecha. Ésta aprendió que
tiene un enemigo.
Hoy en Brasil ese enemigo, por ejemplo de la Escola
Sem Partido, son los profesores, los docentes – es Paulo Freire en concreto y
todo lo que sea la politización de la pedagogía. El MBL también tiene sus
enemigos. Mientras que el PT, por ejemplo, en ningún momento fue capaz de decir
“éste es mi enemigo”. Lula siempre decía que “Brasil no tiene enemigos”. Y su
gobierno tampoco los tenía. Entonces Lula negociaba con la Red Globo, y
finalmente la Globo jugó un papel importante en el derrocamiento de Dilma.
El hecho de no distinguir un enemigo implica que no
hay una organización para luchar contra ese enemigo. No hay un objetivo
político determinado. Lula se planteó gobernar sin conflicto, sin lucha de
clases, negociando permanentemente y eso funcionó mientras la economía crecía.
La economía comenzó a tener problemas cuando el ciclo de las commodities se
terminó y ahí tendrían que haberse realizado cambios profundos, estructurales.
Al final de cuentas, el “milagro lulista” y el de
los otros progresismos latinoamericanos, consistió en “mejorar” la condición de
los pobres, sin plantear reformas estructurales. Entonces, cuando se el ciclo
de los precios altos de las commodities finaliza, no queda más margen para
seguir “mejorando” la situación de los pobres sin tocar la riqueza. Y ese es el
paso que ni el lulismo, ni el kirchnerismo, se atrevieron a dar, porque
afectarían los intereses de la burguesía, del capital financiero y del
agronegocio. De hecho, hasta el último día, el agronegocio integró el gobierno
de Dilma. Y eso quiere decir que había una apuesta a seguir profundizando el
modelo extractivo sin atacar los intereses de las elites.
Eso ha generado una grave crisis política, por la
cual el PT y el kirchnerismo, no han sido capaces de indicarle a los sectores
populares quien es el enemigo. En ese sentido, si miramos medio siglo atrás,
por ejemplo la última carta de Getúlio Vargas, cuando se suicida, claramente
designaba un enemigo. Perón y Eva Perón también fijaban un enemigo. El
imperialismo, la oligarquía y sus aliados...El no presentar un enemigo dice que
estás renunciando a la lucha. Y no se puede vivir en el mundo sin combatir, sin
luchar.
Las fuerzas políticas de izquierda o
centro-izquierda que no luchan contra un enemigo quedan atrapadas por las
fuerzas políticas y sociales que si definen un enemigo. La derecha, el capital,
si lo hacen. .
-Correio da Cidadania: ¿Qué tienen en común las
luchas populares de hoy?
RAÚL
ZIBECHI: Yo creo que lo común es que luchan contra el extractivismo y la
hegemonía del capital financiero sobre sus vidas.
Los Mapuches contra las empresas forestales en
Argentina, los estudiantes en Brasil contra el modelo neoliberal aplicado a la
educación, los indígenas ecuatorianos y bolivianos y los campesinos paraguayos
contra el agronegocio y la minería. Contra los fondos de pensión privados en
Chile. Es decir, son luchas que enfrentan al capital financiero transnacional
en sus diversas formas de explotación/expoliación.
Entonces, lo que están indicando estos movimientos
sociales es que para construir un futuro colectivo, primero hay que derribar el
modelo neoliberal, financiero, extractivo. Y ese modelo no se puede derribar
desde los gobiernos, desde la institucionalidad. Se tiene que derribar desde abajo,
en la calle.
Eso implica que los sectores populares, para poner
fin al modelo neoliberal, deben movilizarse en las calles y poner en cuestión
la gobernabilidad burguesa. Igual sucedió durante los ciclos de las luchas
antiprivatizadoras, cuando la gobernabilidad neoliberal fue desestabilizada.
Aunque ni en Ecuador, ni en Bolivia, ni en Argentina, ni en Venezuela, el
proceso haya culminado en una nueva fase. Por eso, hay que poner en cuestión la
gobernabilidad actual. Esto no se puede hacer de forma “gradual” desde los gobiernos,
hay que realizarla de forma combativa en la calle.
Ustedes, en Brasil, saben muy bien que las medidas
reaccionarias de Temer (apoyado por todo el parlamento y los poderes
mediáticos), no se pueden neutralizar desde la institucionalidad. Si mañana
otra vez gobernara Lula, las contrarreformas no se van a anular. Solo las puede
anular una lucha popular masiva y en la calle.
-Correio da Cidadania: ¿Podemos afirmar que las
destituciones de Lugo en Paraguay y Zelaya en Honduras, fueron una especie de laboratorio
para esta retomada de la hegemonía derechista en países centrales como Brasil y
Argentina?
RAÚL
ZIBECHI: Es probable que sí. Y es probable que los casos de Paraguay y Honduras –
con Lugo y Zelaya – hayan sido laboratorios para destituir gobiernos
democráticos, sin sacar los tanques a la calle, como eran los clásicos golpes
de Estado. Entonces lo que hay en común por ejemplo con el caso de Brasil es
activar, poner en juego mecanismos constitucionales, legales pero no legítimos,
para derribar o cambiar un proceso político.
Es imposible saberlo porque la burguesía
internacional no lo dice claramente, pero es muy probable que podamos pensar
que los casos paraguayo y hondureño, en la medida que fueron exitosos, sean un
“modelo” para otras burguesías.
-Correio da Cidadania: ¿Qué tipo de elites se está
apropiando del poder? ¿Estás de acuerdo con el término de “lumpenburguesía”
dado por el economista argentino Beinstein?
RAÚL
ZIBECHI: Para comprender esta situación hay que tener en cuenta que el mundo está
viviendo un cambio hegemónico muy profundo. Y ese cambio implica que las viejas
burguesías ya no tienen la fuerza o la capacidad de articular a la sociedad,
como tuvieron en su momento.
En ese periodo de transición, parece que surgen
sectores oportunistas. Como decía Fernand Braudel, que caracterizaban a la
burguesía como una ave de rapiña, que aprovecha el momento para capturar su
presa. Y ahí tenemos personajes muy curiosos, como el Movimento Brasil Livre,
Kim Kataguiri y otros que realmente no vienen de la burguesía de los viejos
políticos del DEM (Demócratas), de PMDB (Partido de Movimiento Democrático
Brasileño) o los tucanos (Partido de la Social Democracia Brasileña) Y aunque
dialoguen con ellos, no se puede decir que vienen del mismo lugar.
Es el mismo en el caso de Macri, que viene de una
burguesía que nace al amparo de los negocios del Estado. Es otro tipo de
fracción dominante y es probable que eso lleve a una ampliación de las clases
dominantes, con elementos que podrían caracterizarse como “lumpemburguesia”,
que crecen a la sombra del Estado y ligados a la corrupción o a negocios muy
dudosos.
Y la izquierda no es muy ajena de este proceso,
¿verdad? Si miramos el caso de Odebrecht y de los hermanos Batista en Brasil,
vemos una alianza entre esta nueva burguesía y el gobierno del PT. Una
burguesía oportunista, no es la clásica burguesía especializada en un sector
productivo; sino una burguesía oportunista que aprovecha los momentos. Y bueno,
si, probablemente tenga razón Beinstein. Estamos en un proceso de transición
también en el terreno de las clases dominantes.
-Correio da Cidadania: En tu artículo “El fin de
las sociedades democráticas en América Latina” (Correio da Cidadania,
26-10-2017), posicionas cuatro puntos que argumentan lo que llamas de erosión
de las bases culturales y políticas de las democracias. Entre esos puntos,
destacas en el cuarto: “nosotros que queremos derrotar el capitalismo debemos
tener en cuenta que el sistema se está desintegrando y también que nuestro
activismo ha estimulado la ascensión de los gobiernos derechistas”. ¿De qué
manera es posible notar esta desintegración capitalista en un momento cuyos
analistas, de izquierda inclusive, apuntan hacia una mayor consolidación del
mismo?
RAÚL
ZIBECHI: Por un lado se puede ver la crisis de desintegración del sistema a
través de las crisis de las democracias. Por ejemplo el triunfo de gobiernos
como el de Trump. O mismo lo que está sucediendo en Honduras. En el Brexit. En
la reacción española con respecto a la independencia de Cataluña, y así tenemos
muchos síntomas de esto.
Un síntoma claro es lo que Benstein apunta como la
“lumpemburguesia”. Otro es que hoy los territorios no pueden ser gobernados sin
narco y sin femicidios. Hay que entender el narcotráfico y el femicidio como
una forma de gobernar, en el sentido de Foucault, de controlar a cielo abierto
a los sectores populares cuando el panóptico ya fue desbordado desde abajo.
Entonces me parece que aquí hay todo un terreno de análisis muy importante
porque la crisis del panóptico y la crisis del fordismo y del Estado-Nación
tienen mucha relación con este periodo de transiciones caóticas que estamos
afrontando.
Yo creo que para comprender la desintegración de
las sociedades hay que ver la situación actual comparada con lo que se vivía en
nuestros países hace cincuenta años. En los 60, una favela era completamente
diferente de lo que es hoy. Y las periferias urbanas de América Latina eran
completamente diferentes.
Hoy, la mitad de la población bajo el modelo
financiero extractivo no tiene derecho a la salud, a la vivienda, a la
educación, simplemente no tiene derechos. Tiene beneficios. El Bolsa Familia no
es un derecho, es un beneficio. Y la diferencia de ser un ciudadano con
derechos o ser un excluido con beneficios está marcando desde abajo la
diferencia entre esos dos periodos, uno de cierta estabilidad en el sistema y
otro periodo de desintegración sistémica, él que estamos viviendo.
La corrupción hoy el más grave y profundo problema, ha liquidado Líderes y Dirigentes Sociales y Políticos, ha destruido las Instituciones y envenevado al Estado. Hoy es un cáncer que está acabando con lo poco que aún quedaba del sistema Democrático.
***
-Correio da Cidadania: Aprovechando esta respuesta,
¿podemos decir entonces que el femicídio, el narcotráfico y la violencia en
general son formas de control social, especialmente en Brasil, un país que
llega a 60 mil homicidios por año?
RAÚL
ZIBECHI: Es importante ver que tanto el panóptico, como el fordismo fueron
desbordados por los trabajadores y por los sectores populares. Las formas de
control anteriores fueron desbordadas desde abajo. Y por eso yo digo que
nosotros hemos jugado un papel en la crisis actual.
No creo que el panóptico haya caducado por razones
tecnológicas, ni el fordismo. Fue la lucha que les neutralizó. Entonces, hoy en
vez de fordismo, tenemos automatización. Robots en las fábricas de automóviles.
Y ahí lo que aparece es que la reorganización del
capital se le asigna a las ONGs un lugar para jugar ese papel de control una
vez que el panóptico fracasa. Y cuando digo panóptico, digo “familia, escuela,
cuartel, fabrica y iglesia” a lo largo de toda la vida. Espacios de encierro y
de disciplina. Entonces, en el momento que estamos es que la burguesía tiene, o
busca, una gama muy amplia de formas de control que abarquen las personas que
rompieron con el panóptico.
Las ONGs son una forma, otras es el endeudamiento
de que hablaba Deleuze y que hoy en Brasil juega un papel muy importante – el
endeudamiento es una forma de disciplinar y de controlar. Los femicidios, el
narcotráfico y la Policía Militar, por supuesto, hacen el control por el miedo
y la violencia. Hay una gama amplia de formas de control y la burguesía las
está buscando ampliar a través de la inteligencia artificial, del rol
cibernético, las nuevas tecnologías; y apagando experiencias como la educación
popular de Paulo Freire.
La burguesía está buscando en muchos sentidos
formas nuevas de control porque los partidos de izquierda y los sindicatos
fueron también formas de control. De encausar la lucha popular e impedir que
ocurran desbordes, en ese sentido el PT fue muy importante en Brasil. Pero
cuando esos partidos y sindicatos empiezan a fracasar, aparece una
multiplicidad de formas de control, para buscar evitar que los sectores
populares se autonomicen del capital y del Estado.
-Correio da Cidadania: Pensando en esta crisis de
los partidos y sindicatos, ¿cómo entra la cuestión de las ONGs como centros del
activismo moderno?
RAÚL
ZIBECHI: Hay un modelo de ONG que es el de George Soros. Este modelo viene a
tomar las mismas consignas de la izquierda, tomar las formas de acción y
organización de la izquierda y de los movimientos sociales, para
neutralizarlos. Las ONGs y el proyecto de Soros son como introducir un virus en
las luchas populares.
Eso porque constituyen organizaciones que
aparentemente son para la lucha pero lo que buscan es neutralizar la lucha.
Esto genera una enorme confusión. Hay un sabio que dijo una vez que es más
fácil salir del error que de la confusión. Y la burguesía a través de las ONGs
y de movimientos confusos está introduciendo la confusión en el campo popular.
Y esa confusión es muy potente y poderosa, abarca sectores que nunca imaginamos
que iban a ampliar.
En Brasil, parte de esta confusión puede ser
ilustrada por la organización “Fora do Eixo” de Pablo Capilé. No es un
movimiento popular, ni social, ni político. Es una creación artificial hecha
por las elites, en este caso progresistas, pero en el mismo sentido que las
hacen Soros, para derribar la lucha popular cuando ya el sindicato y el partido
no alcanzan para organizar a los jóvenes que están fuera de las organizaciones.
Esto es importante. En la época de Lula, hace
cuarenta años, los jóvenes eran obreros y se organizaban en sindicatos, en
comunidades eclesiales de base, en el PT y el MST (Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra). Hoy en día, hay una grand franja de jóvenes
que están fuera de cualquier organización. Entonces hay una disputa de sentido
para poder organizarlos. Y en ese sentido, el Fora do Eixo y el MBL juegan el
mismo papel, cada uno, obviamente, para el lado donde, desde arriba, fueron
concebidos.
-Correio da Cidadania: ¿Es posible un
fortalecimiento de las resistencias que se opongan contundentemente a estos
avances para 2018?
RAÚL
ZIBECHI: Sin duda hay condiciones para un fortalecimiento de las resistencias
porque la ofensiva de las derechas es muy dura.
El caso de Ecuador se puede repetir en otros
países. En Argentina hay un aumento de las luchas, en la mayoría de los países
tenemos una situación de tensión muy fuerte porque los sectores populares
rechazan reformas que proponen la derecha.
Pero aquí surge un problema: en el seno de estas
luchas hay dos tendencias. En Argentina y en Brasil sobre todo. Hay quienes
luchan para derribar las reformas de la derecha y hay quienes luchan para que
vuelvan Cristina Kirchner y Lula al gobierno.
He observado en Brasil que la CUT (Central Única
dos Trabalhadores) frena las luchas porque el objetivo no es derribar a Temer,
sino sangrar a Temer para que pueda ganar Lula. Lo que quiero decir es que
aunque hay condiciones para que haya un fortalecimiento de las luchas, también
hay problemas internos dentro del campo popular que pueden desviar la lucha
hacia el terreno electoral nuevamente.
-Correio da Cidadania: Concluyendo el pensamiento
sobre el modelo extractivista y las luchas populares, ¿cómo ves la situación en
la región amazónica, donde vemos la minería y sectores hidroeléctricos en
verdadera ofensiva sobre territorios indígenas, cubiertos por las pretensiones
de un de los ejes del plan IIRSA?
RAUL
ZIBECHI: Los pueblos indígenas son nuevamente la vanguardia de la lucha contra el
modelo extractivo. No solo los indígenas, pero todos los pueblos originarios:
ribeirinhos, pescadores, quilombolas, todos los pueblos originarios están
interesados en derribar el modelo neoliberal. Y en este periodo empieza a surgir
un nuevo actor político que son los pueblos afros, los negros. Y la lucha
negra, en los quilombos rurales y urbanos, está empezando a jugar un papel
también importante en estas resistencias.
Creo que al extractivismo se lo derrota localmente.
La lucha contra la hidroeléctrica de Belo Monte, es en Belo Monte. No puedes
luchar contra el extractivismo en el Palacio do Planalto, tienes que derrotar
el extractivismo en cada uno de los lugares.
Como fue la lucha contra el fordismo de la clase
obrera. Era en la fábrica. Bueno, entonces creo que estos actores, estos
sujetos sociales y políticos son los que están cuestionando a fondo el modelo
extractivo, las obras de la IIRSA (Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional Suramericana), todo el proyecto de hidroeléctricas, de
minería y de soja pues son los que están más afectados por ese modelo.
Y también los movimientos que vienen de las
periferias urbanas y de las populaciones de las favelas tienen un interés
objetivo en luchar juntos. No juntos en la misma organización, sino de confluir
en mismo objetivo. Por ejemplo, los habitantes de la Favela Alemão en Rio con
la Ocupa Alemão; y los Munduruku en el Tapajós, o los que viven en la Volta
Grande del Xingu, tienen los mismos intereses en derribar este modelo. Y sus
luchas van en la misma dirección.
-Correio da Cidadania: ¿Qué está puesto para
nuestro continente en el próximo período?
RAUL
ZIBECHI: A diferencia de lo que opinan los politólogos que creen que lo principal
es echar a la derecha de los gobiernos, yo creo que lo fundamental es derribar
el extractivismo. Porque este modelo es lo que está dañando a los sectores
populares de la ciudad y del campo. Y es lo que está facilitando con que las
derechas hayan regresado a los gobiernos y sigan ahí. En mi opinión la tarea
principal del próximo periodo es organizar las fuerzas para derrotar el modelo
extractivo de la misma manera que se luchó contra el modelo de las
privatizaciones.
Imagino los próximos años luchando fuertemente en
cada uno de los lugares contra este modelo. Contra la ferrovía de Carajás,
contra las 300 hidroeléctricas que se quieren hacer en la Amazonia, la soja y
todo lo que son los productos transgénicos, contra la violencia policial en las
ciudades y por ahí va. Esta es la lucha principal que creo que nos van a ocupar en
los próximos años.
Traducción
de Raphael Sanz / Edición de Ernesto Herrera (Correspondencia de Prensa).
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