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EL
CAMINO DE LA IMPUNIDAD. CON UN SILUETAZO ESCRACHARON AL GENOCIDA ETCHECOLATZ EN
MAR DEL PLATA.- “¡Alerta, alerta, alerta los vecinos, al lado
de su casa está viviendo un asesino!”, cantaron las más de mil personas que participaron del
escrache contra la prisión domiciliaria otorgada a Miguel Etchecolatz. Señalizaron con siluetas de desaparecidos el
recorrido desde el ingreso del Bosque
Peralta Ramos hasta la casa del genocida, que estuvo custodiada por un gran
operativo de la prefectura y la Policía Bonaerense.
Organismos de derechos humanos, agrupaciones políticas y
sindicales y vecinos de Mar del Plata escracharon la casa de Miguel Etchecolatz para rechazar la prisión domiciliaria del
genocida condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad.
“¡Alerta, alerta, alerta los vecinos, al lado de
su casa está viviendo un asesino!”, cantó el más de un millar de personas que se movilizó por
las calles del Bosque Peralta Ramos,
en una marcha encabezada por HIJOS Mar del Plata. Antes de dirigirse a la casa de Etchecolatz, la movilización
hizo una parada en la casa de otro genocida que goza de prisión domiciliaria y
vivie en el Bosque: José
Miguel Wolk, quien fuera el jefe del centro clandestino de detención Pozo
de Banfield.
Luego comenzó el Siluetazo: las figuras con los nombres de
las víctimas de Etchecolatz marcaron el camino desde el ingreso del Bosque Peralta
Ramos hasta la casa donde cumple con la prisión domiciliaria el ex subcomisario
de la policía de la provincia de Buenos
Aires, mano derecha del también genocida Ramón Camps, jefe de la
Policía bonaerense durante la dictadura cívico-militar. .
Durante
el trayecto de más de dos kilómetros se fueron colocando las siluetas, mientras sonaba el clásico “como a los nazis les va a pasar, a donde
vayan los iremos a buscar”. También se agregó una versión sobre la
domiciliaria de Etchecolatz:
"Acá en el bosque no es su lugar, su domicilio es la cárcel de
Batán", corearon.
Al
llegar a la cuadra donde está alojado Etchecolatz, la movilización se topó con un
corralito de vallas que impedía acercarse a la casa. Una veintena de prefectos
con armas y escudos y una decena de policías bonaerenses custodiaba la vivienda
del represor. “Yo sabía, yo sabía, que a los genocidas los
cuida la policía”, se escuchó frente a las vallas.
La
presencia del genocida en Mar del Plata generó movilizaciones desde el jueves, cuando se
realizó la ronda de las Madres de Plaza
de Mayo en esa ciudad. El viernes hubo una protesta de vecinos del Bosque Peralta Ramos
frente a la casa de Etchecolatz y ayer sábado se realizó una multitudinaria
marcha hacia la rambla marplatense bajo la consigna "la única casa para un
genocida es la cárcel".
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ARGENTINA.
MAR DEL PLATA. HISTÓRICA MOVILIZACIÓN CONTRA LA PRISIÓN DOMICILIARIA DEL
REPRESOR Y CRIMINAL MIGUEL ERCHECOLATZ.
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Ailín Bullentini.
Página/12 domingo
7 de enero del 2017.
Una inmensa
ola de repudio.
Detrás de la bandera “la única casa para un genocida
es la cárcel”, decenas de miles de personas marcharon desde los tribunales
hasta la rambla marplatense. Organismos de derechos humanos, movimientos
sociales, partidos políticos y gremios se unieron a la protesta.
Desde Mar
del Plata.
Una bandera
argentina con los rostros de los desaparecidos de Mar del Plata y otra blanca
con la leyenda: “la única casa para un genocida es la cárcel” atravesaron ayer
el corazón turístico de esa ciudad balnearia. Recorrían a lo largo y a lo ancho
la histórica movilización que se extendió por 25 cuadras, en repudio a la
prisión domiciliaria de Miguel Osvaldo Etchecolatz, el represor que llegó hace
una semana al Bosque Peralta Ramos desde la cárcel de Ezeiza. “Qué hermoso ver
tanta gente al lado nuestro. Como marplatense, como Madre y Abuela de Plaza de
Mayo no quiero que Etchecolatz esté en Mar del Plata”, agradeció y sentenció
Angela Barili de Tasca con su pañuelo blanco en la cabeza y sentada junto a
otras madres, abuelas, hijos, nietos recuperados y familiares de detenidos
desaparecidos, víctimas de los delitos de lesa humanidad que Etchecolatz y
otros genocidas cometieron durante la última dictadura cívico militar. Juntos,
otra razón para que la movilización de ayer sea considerada histórica,
avanzaron desde la puerta de los Tribunales Federales hasta la explanada que,
sobre la rambla, se abre entre el Casino y el Hotel Provincial de Mar del
Plata. De fondo, el monumento a los lobos marinos y el mar.
“Etchecolatz y (Juan Miguel) Wolk saben dónde está mi nieto, dónde tiraron
a mi hija. No lo dicen y ahí andan, tranquilos en sus casas. Exijo que reculen
con esta medida y sé que cuento con ustedes para eso, para obligarlos a
recular, para no dejarlos vivir en paz.” La que apuesta al “poder del pueblo en
la calle” es Carmen Ledda Barreiro, la Abuela de Plaza de Mayo marplatense que
busca a su nieto nacido en el Pozo de Banfield, territorio a cargo de Wolk
durante el terrorismo de Estado, último destino de su hija Silvia, que
permanece desaparecida. Ledda le habla a “la Justicia y a este Gobierno” de
recular. Y luego a los miles que marcharon ayer por la avenida Luro y que
coparon por unas horas la rambla de La Perla marplatense para repudiar el
beneficio otorgado a Etchecolatz: “Y los vamos a hacer recular”, está
convencida, “así, de pie y exigiendo”.
Movilización
histórica.
La concentración comenzó sobre
avenida Luro al 2400, frente al Tribunal Oral Federal local, pasadas las 17.30
de ayer. Allí, sobre la calle, extendieron los organismos de derechos humanos
de la ciudad la bandera argentina que lleva el rostro de los desaparecidos
“propios” y que luego hicieron avanzar marplatenses autoconvocados. Detrás de
la pancarta blanca con la consigna que reclama que Etchecolatz vuelva a la
cárcel se ubicaron referentes de Madres, Abuelas, y Familiares locales y de
Buenos Aires –Taty Almeida y Lita Boitano–, la abogada y miembro de la Comisión
Provincial por la Memoria Yamila Zavala Rodríguez, las hijas de desaparecidos
Ana Pecoraro y Paula Píriz, los nietos recuperados Horacio Pietragalla y
Victoria Montenegro, los sobrevivientes Walter Docters, Graciela Daleo y Emilce
Moler, el Colectivo de Hijos de Genocidas Historias Desobedientes y con Faltas
de Ortografía, entre otros. La caravana de gente continuó con miembros de la
Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Correpi entre los que se ubicó la
Madre de Línea Fundadora, Nora Cortiñas. Luego avanzaron las organizaciones
sociales de trabajadores Ctep, CCC y Barrios de Pie; las agrupaciones de
izquierda, kirchneristas y peronistas, los gremios. Muchos militantes viajaron
desde Capital Federal y La Plata a participar del repudio.
Por la enorme cantidad de
gente que reunió –llegó a ocupar 25 cuadras– los locales aseguraron que la
movilización fue “histórica”. Pero además, en la tarde de ayer se produjo otro
hecho histórico: la confluencia de las dos vertientes de Madres de Plaza de
Mayo, que se unieron para repudiar la prisión domiciliaria otorgada a quien en
la última década recibió seis condenas, cuatro de ellas prisiones perpetuas,
por su participación, como jefe de Inteligencia de la Policía Bonaerense, en 21
centros clandestinos de detención y las violaciones a los derechos humanos de
más de 960 personas. “Lo que más me reconforta es vernos a todas las madres
unidas, qué alegría. Así, juntas y con memoria, no hay manera de que nos
venzan”, remarcó la Madre marplatense Dora Ojeda de Cardozo, quien arengó al
final, desde el escenario: “No se olviden, son ellos o nosotros”.
“¡A Batán! ¡A
Batán!”
La manifestación partió
desde los Tribunales Federales al grito de “cárcel común, perpetua y efectiva,
ni un solo genocida por las calles de Argentina”. De a ratos, por el
amplificador cargado en el techo de una traffic, alguien arengaba a la masa:
“El campo popular nunca baja las banderas. Etchecolatz, no te queremos en Mar del
Plata, te queremos en la cárcel”. Al lado, la Madre Nelly Tacchi y la Abuela
Barreiro acompañaban el andar. A las pocas cuadras, la movilización desembocó
en la costera Buenos Aires, que bordea el mar frente a la rambla, justo en uno
de los puntos más céntricos y populares de la ciudad: la unión de Buenos Aires,
Luro y la peatonal San Martín. El canto viró en el clásico “como a los nazis
les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar” y las banderas avanzaron
hasta llegar a la plazoleta Armada Argentina. Allí, enfilaron para la explanada
que antecede a los lobos marinos de piedra en donde esperaba un pequeño
escenario en el que se ubicaron los y las referentes de organismos de derechos
humanos.
“Para mantener la
dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer este repudio y tienen
que prontamente meterlo en la cárcel como corresponde. Basta de domiciliaria
para los genocidas”, definió Nora Cortiñas. “Si quieren, su cárcel podría ser
la de Batán, que está en esa ciudad”, añadió. Desde el escenario, agradeció la
compañía de “tanta gente”. Los organizadores calcularon que participaron entre
30 y 40 mil personas. “Estamos viendo en ustedes a nuestros hijos e hijas.
Ustedes nos dan fuerza, sería muy triste estar solas”, saludó Cortiñas.
Lita Boitano remarcó que
“hace 40 años que estamos reclamando por los derechos humanos pero nunca
pensamos que tendríamos que volver a pedir cárcel para los genocidas. Cárcel
común, perpetua y efectiva”, se lamentó. Recordó que “no solo hay domiciliarias
para ellos ahora”, sino que “también hay presos políticos, como Milagro Sala;
desapariciones forzadas seguidas de muerte, como la de Santiago Maldonado, y
asesinados por protestar, como Rafael Nahuel”. En esa línea, Taty Almeida acusó
al “gobierno de Macri que desde que llegó no hace más que violar derechos
humanos a diario” y vinculó al Tribunal Oral Federal número 6, que le dio la
domiciliaria a Etchecolatz con “este Estado horroroso”. “Para eso estamos acá,
para repudiar a los jueces a quienes hay que llamar con nombre y apellido,
(José) Martínez Sobrino, (Julio) Panelo y (Fernando) Canero”, detalló. La explanada devino
en silbidos: “Más fuerte, así. Para que lo escuchen todos. Devuélvanlo a la
cárcel”, insistió Almeida.
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