En defensa de la universidad pública, estudiantes y
profesores marchan en el norte de Barranquilla.- En
Barranquilla la gran movilización por el rescate de la educación pública
superior partió de la Universidad del Atlántico después de las 10 de la mañana. El rector de
la Universidad del Atlántico, Carlos Prasca, encabeza la marcha.
Tomó el corredor universitario y en
el recorrido se están sumando estudiantes de universidades privadas como la Norte, la Autónoma del Caribe y la
Metropolitana. Estudiantes y profesores se movilizan para solicitarle
al Gobierno Nacional mayores
recursos para el sostenimiento de la educación superior.
Después
de los más de cinco kilómetros de recorrido que se programan, la marcha llegará
a la Plaza de la Paz, en donde
habrá la intervención de dirigentes estudiantiles que exigirán al Gobierno atender el déficit de 3.2 billones
de pesos que se necesitan para su funcionamiento y 15 billones para el
mantenimiento de sus infraestructuras, de acuerdo con el Sistema Universitario
Estatal. La Policía Metropolitana de
Barranquilla
dispuso de un operativo de más de 300 unidades de las diferentes especialidades de la
institución para garantizar la seguridad durante la protesta.
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Colombia miles de estudiantes universitarios, se movilizan por el área central de la Ciudad de Bogotá, en defensa de la Educación Pública de Calidad y Universal.
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LOS ESTUDIANTES COLOMBIANOS
EN LA CALLE. EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA.
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Pedro Santana Rodríguez.
Opinión.
ALAI. América Latina en Movimiento.
Jueves 11 de octubre del 2018.
Este
miércoles 10 de octubre
cientos de miles de estudiantes, los grandes medios de comunicación calculan
que se movilizaron cerca de 500 mil estudiantes y ciudadanos en todo el país y
los organizadores calculan por encima de los 800 mil manifestantes, se tomaron
las calles y las plazas públicas de las principales ciudades colombianas. Una
formidable movilización convocada por el movimiento estudiantil colombiano que
no se movilizaba masivamente desde el
año 2013 en que hundieron la pretensión del entonces gobierno de Juan Manuel Santos que buscaba avanzar
en la privatización de la educación
superior en Colombia. En aquella ocasión el proyecto del gobierno fue
hundido pero el movimiento no logró concertar un proyecto de ley a tiempo para
emprender una profunda reforma a la educación superior en Colombia que está en mora de hacerse no solo en los asuntos
referidos al financiamiento sino a la
misión de la universidad en sus fines y en su papel en la sociedad no solo con
relación a la investigación, la formación profesional sino las tareas y
responsabilidad de la Universidad con la sociedad.
En esta ocasión el detonante fue la crisis del financiamiento de la Universidad
pública estatal. En Colombia hay
32 universidades estatales cuatro en Bogotá y las 28 restantes son
universidades regionales. Todas ellas apenas reciben el 10% del total de
recursos destinados a la educación pública, esto es, unos 3.8 billones de pesos
para el año 2019 lo que equivale a unos 1.200 millones de dólares para atender
a una población de 611 mil estudiantes universitarios. Los rectores de las universidades
calculan que se requieren unos 500 mil millones de pesos adicionales para el
año 2019 y una inversión en infraestructura de 15 billones de pesos pues
literalmente las sedes universitarias se están cayendo.
Las
políticas de financiamiento de la educación superior en Colombia han seguido los lineamientos de las
orientaciones neoliberales dominantes en el manejo de la economía del país. La ley 30 de 1993 que es la ley de la
educación superior que rige en Colombia determino que las partidas para las
universidades públicas serían ajustadas anualmente de acuerdo con el
crecimiento del Índice de Precios al Consumidor, IPC, sin tener en cuenta el crecimiento en el número de estudiantes
que pasó de 159.000 estudiantes
universitarios que había al ser aprobada la ley a los 611 mil que se encuentran en las
aulas universitarias hoy. En esos años la inversión por estudiante al año
bordeaba los 10 millones de pesos y hoy apenas es de 4.5 millones por alumno.
Para agravar la situación el
gobierno de Juan Manuel Santos puso
en marcha un programa llamado “ser pilo
paga” para becar a unos 40 mil
jóvenes que por su destacado rendimiento académico podrían ingresar a la
universidad financiados en sus matrículas por el Estado. La mayor parte de ellos escogieron las universidades privadas. El
programa tiene un costo de cerca de 800 mil millones de pesos anuales. Por esta
vía van a financiar la educación y las costosas matriculas de las universidades privadas debilitando el
financiamiento de las universidades públicas que con estos recursos podrían
aumentar de manera significativa los cupos para los jóvenes provenientes
principalmente de los sectores populares. En la reciente campaña electoral con
la excepción del candidato Iván Duque todos los demás candidatos cuestionaron
el programa y prometieron acabarlo garantizando que los actuales beneficiarios
del programa terminaran sus estudios lo que le cuesta al erario unos 3.2
billones de pesos a futuro. Llegado al
gobierno y ante la crisis financiera de la educación superior pública Duque ha señalado que reformara este
programa sin que hasta ahora haya presentado la reforma que pretende.
Otra gran manifestación de los Estudiantes Universitarios - miles junto con sus Maestros y preside la Marcha por el Rector de la Universidad, en defensa de la Autonomía de la Universidad Pública y el financiamiento del Presupuesto universitario para garantizar una Educación de Calidad y Universal.
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El significado político y el futuro de la movilización estudiantil.
Los
movimientos sociales tienen en democracia el significativo papel de irrumpir
con sus reivindicaciones en la agenda pública y en la agenda política. Es lo que ha sucedido con dos
formidables movilizaciones que se han presentado en Colombia en los últimos dos
meses y que ponen en serios problemas al gobierno
de Duque que representa los intereses del establecimiento tradicional que
se movilizó para ganar la presidencia en contra de la candidatura alternativa
de Gustavo Petro que a la postre
logró el 43% del total de la
votación en las elecciones realizadas el 17 de junio del presente año.
Estas dos formidables movilizaciones
se realizaron por iniciativa y con el respaldo entusiasta de la sociedad civil. El 26 de agosto del
presente año 11.7 millones de ciudadanos concurrieron a las urnas convocados
por una iniciativa ciudadana para votar siete mandatos para enfrentar la
agobiante corrupción que nos ahoga. Si bien no se logró el umbral para hacer
obligatorios estos siete mandatos fue una extraordinaria movilización sin
ningún tipo de incentivos. El presidente
Duque que entendió a mi juicio adecuadamente el momento se comprometió
tibiamente antes de realizada la consulta y posteriormente tomó la iniciativa
de convocar a todos los partidos para concertar un paquete de proyectos
legislativos que fueron presentados por él mismo en compañía de los promotores
de la iniciativa a consideración del Congreso
de la República. El futuro de los mismos es incierto pero lo más
significativo fue la expresión ciudadana de rechazo a la corrupción y la
exigencia de adoptar políticas públicas eficaces para su derrota o en todo caso
para confrontarla.
La
segunda expresión ciudadana es la movilización
estudiantil por el financiamiento de la educación superior pública. Hay que entender que en Colombia el cese del conflicto armado
con las FARC y su conversión en
partido político legal, ha abierto un espacio de movilización
ciudadana pacífica alrededor de acuciantes problemas que seguramente
también se extenderán a otros sectores
sociales como el campesinado por ejemplo o las minorías indígenas y afrocolombianas. La movilización de ayer fue una jornada pacífica, alegre, festiva si se quiere. Esto es muy
importante en un país en que las movilizaciones terminaban siempre en
confrontación con la Fuerza Pública. El mensaje de los estudiantes y eso es muy positivo para el país es que la
movilización ciudadana debe ser pacífica. Como lo fue la movilización
extraordinaria de los estudiantes tras la derrota del plebiscito que buscaba la
refrendación de los Acuerdos de Paz el 2
de octubre. En medio de la frustración de medio país mientras otro medio
celebraba la derrota en las urnas de la paz, los estudiantes decidieron marchar
para exigir al gobierno y a la oposición uribista la puesta en marcha de los acuerdos el 5 de octubre de 2016. Ahora
vuelven los jóvenes a la calle lo cual es muy esperanzador.
Un hecho a destacar es la sintonía
entre la agenda política y la movilización ciudadana. Baste señalar que
de manera clara el candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro enarboló
en la reciente campaña electoral la bandera de la educación universitaria gratuita y su universalización. La propuesta
estaba acompañada de las cifras relacionadas con sus costos y las fuentes de
financiamiento para lograrlo (unos 12 billones costaría poner en marcha este
programa). Sergio Fajardo con una
propuesta menos elaborada que la de Petro
también abogó por una reforma a la
educación superior y por el fortalecimiento de la educación pública. Lo que hoy reclaman los estudiantes en las
calles estaba consignado en los programas de estos candidatos del centro izquierda que finalmente fueron
derrotadas con la campaña del miedo, las falsas noticias, el embeleco del
castro chavismo enarbolado por el hoy presidente uribista, Iván Duque.
El futuro de la movilización de los estudiantes tiene que ver ahora con si el
movimiento logra concertar como se lo han propuesto un proyecto de reforma integral a la educación superior
que incluya no solo como hemos dicho el financiamiento público de la educación
superior sino con una reforma que abarque los temas misionales de la educación
superior y su contribución al logro de una sociedad más incluyente,
democrática y enclavada en la superación de la
crisis civilizatoria que vivimos. Ese es el reto.
Bogotá
11 de octubre de 2018.
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Pedro Santana Rodríguez es Director Revista Sur.
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