Las ciudades del futuro serán más ecológicas y
sostenibles.
El futuro nos traerá más
contaminación y un imparable avance del cambio climático, y precisamente por
ello las ciudades habrán de adaptarse a los nuevos retos del calentamiento
global inventando fórmulas para hacerle frente y al tiempo ayudar a su control. Por otra parte, es
innegable que existe una tendencia hacia undiseño urbano más ecológico y sostenible como respuesta a la constante
ampliación de las ciudades, que tienden a formar grandes megalópolis
masificadas y, en fin, tremendamente deshumanizadas. En EcologíaVerde,
explicamos por qué
las ciudades del futuro serán más ecológicas y sostenibles.
Más ecológicas
En efecto,
aunque el diseño ecológico no es la norma si de ciudades hablamos, sí es cierto
que están abriéndose camino interesantes propuestas de mobiliario urbano y
proyectos de paisajismo que apuestan por un entorno más verde y habitable. Las propuestas
de mobiliario urbano más innovadoras son un adelanto de las ciudades ecológicas
del futuro. Entre otras muchas posibilidades, destaca como recurso más
utilizado la generación
de energía fotovoltaica para
la recarga de dispositivos móviles, el alumbrado público o cualquier otra
utilidad ciudadana.
Suelen ser
diseños vanguardistas, que incluyen paneles solares incrustados en estructuras
en forma de árbol o directamente conformando paneles que pueden llegar a ser
transparentes, como en el caso de Solbooth, un proyecto de Hakan Gürsu, cuyo
objetivo es brindar un práctico servicio ciudadano de comunicación e
información turística. A su vez, su cabina telefónica ecológica busca su
integración en el paisaje y su alimentación con energía renovable. La idea fue
premiada en los prestigiosos galardones Design Award 2012 con el premio de
plata en la categoría Street Furniture Design.
El aumento de las zonas verdes urbanas es otro elemento fundamental
que la ciencia recomienda para el bienestar ciudadano. No sólo se logra una
reducción del nivel de contaminación atmosférica, sino que además se consigue
un maravilloso efecto psicológico que, por otra parte, es necesario para el
equilibrio mental de las personas.
Son numerosos
los estudios que animan a las autoridades públicas a diseñar y rediseñar las
ciudades en este sentido, ya sea aumentando los jardines de proximidad como
convirtiendo las azoteas en zonas verdes, donde poder cultivar algas, tener un
jardín o un huerto urbano. De paso, contribuiríamos a combatir los efectos del
cambio climático. El contacto con
la naturaleza, de este modo, se considera imprescindible para que las ciudades
sean habitables, otra manera de mejorar la calidad de vida recurriendo a unos
paisajes verdes accesibles como punto de encuentro para una sociedad saludable,
más humana y amable.
Más sostenibles.
Ese mismo
impulso ecológico supone un desarrollo sustentable de la ciudad pues, por ejemplo, un
alumbrado que se alimente de fuentes de energía renovable, un carril bici más
desarrollado, la proliferación de granjas urbanas verticales o una red
electrolineras indudablemente se traducirán en una menor huella de carbono. De este modo,
una ciudad más verde será una ciudad más sostenible, aunque son conceptos más
bien complementarios. Mientras lo ecológico ayuda a una vida más natural, que
fomenta el sentido de pertenencia de las personas a su entorno, lo sostenible
hace referencia a un uso inteligente de recursos naturales, con el fin de
contribuir a la salud del planeta. A su vez, y esto es clave, esa
sostenibilidad ha de resultar rentable a medio o largo plazo para que las
administraciones públicas decidan apostar por ellas como centro de sus
políticas. ¿Pero, es
posible una ciudad con cero emisiones, autosuficiente y con un valor ecológico
que ayude a una vida confortable y respetuosa con la naturaleza? En teoría, es
posible, sobre todo teniendo en cuenta las nuevas tecnologías que podrían
ayudar a que respeto ambiental se tradujera en ventajas para una vida urbanita
más verde.
Ciudades futuristas
Muchos
diseñadores han intentado imaginar cómo serían las ciudades ecológicas de corte
futurista. Lo han hecho mediante proyectos sobre el papel, es decir,
proponiendo simples ideas conceptuales que son maravillosas si bien que no
dejan de estar entre lo artístico y lo utópico. Sin embargo,
también tienen su valor e incluso podrían servir de inspiración a la hora de
construir nuevas ciudades. Algunos trabajos se centran en el diseño de insólitos inmuebles eco-amigables que se se harán realidad
próximamente, como los espectaculares edificios con forma de árbol.
El proyecto
ganador del certamen Taiwan Tower Conceptual, -una torre con forma de árbol de
casi mil metros-, y un bloque de viviendas bautizado como El Árbol Blanco, que
será una realidad en 2015 en Monspellier (Francia), buscan ser sostenibles como
cualquier otra vivienda ecológica, mediante la elección de materiales y
funcionamiento, al tiempo que adoptan formas que imitan a elementos naturales,
en este caso las hojas y los árboles, respectivamente.
Otros están en
fase experimental, pero podrían llegar a revolucionar por completo la industria
de la construcción, como el proyecto KamerMaker, capaz de realizar casas
imprimidas con material orgánico en 3D, y que pronto verá su primera vivienda
totalmente construida a partir de bioplásticos fabricados con semillas de
colza. Puestos a soñar,
Staszek Marek propuso una increíble ciudad sin carreteras para el concurso
sobre paisajes y arquitectura digital organizado por NVIDIA en 2008. Reggata Jakarta
es un concepto entre lo imaginario y la realidad, pues ya se ha iniciado la
construcción de sus once mastodónticos edificios en la capital de Indonesia,
concebidos para vivir de forma sostenible pero sin renunciar al lujo.
Al margen de que
este mismo planteamiento sea criticable, no puede negarse que el diseño recrea
de forma magistral la temática marina, si bien se hace alusión a los mástiles
de las grandes embarcaciones y no tanto a los ecosistemas de los océanos. Eso sí, los
edificios permiten un abastecimiento energético autosuficiente y se solventa el
reciclaje de desechos a golpe de tecnología.
/////
URBANIZACIONES
EN DEBATE.
*****
Las carreras de Arquitectura y Urbanismo enfrentan el desafío de planificar
las ciudades actuales y futuras en relación al crecimiento acelerado de la
población, los problemas medioambientales y el contexto económico, social y
cultural donde se insertan. Sobre estas cuestiones reflexionan tres
especialistas de diferentes universidades nacionales: Eduardo Reese (UNGS),
Emilio Piñeiro (UNCuyo) y Andrea Tapia (UNRN).
Mariela Lanza.
Universidad.
Página/12
domingo 21 de octubre del2018.
Según
cifras de la Organización de las Naciones Unidas, la población mundial hoy asciende a 7.633
millones de personas y se prevé que alcance los 9.771 millones en el año 2050.
En cuanto a la población urbana mundial,
en la actualidad existen unos 4.220 millones de habitantes, mientras que en 2050 se estima que habrá 6.679
millones de personas viviendo en las ciudades.
Estas proyecciones
plantean grandes desafíos en materia de
urbanismo. En efecto, unas de las mayores preocupaciones a la hora de
pensar las ciudades son el aumento y la evolución de la población, hechos
que reclaman nuevos enfoques orientados a desarrollar estrategias para albergar a todos los habitantes y, a su
vez, garantizarles la mejor calidad de
vida, sobre todo a aquellas urbanizaciones
que presentan altos niveles de desigualdad y grandes problemas de
desarrollo, como es el caso de muchas de las ciudades de Latinoamérica.
En este complejo
escenario de crecimiento acelerado de la población y concentración de los
habitantes en sistemas urbanos caracterizados por la falta de planificación, las carreras de Urbanismo y Arquitectura se
enfrentan a enormes retos al diseñar e implementar proyectos orientados a un
desarrollo territorial más inclusivo y sustentable.
Desafíos
que, vale aclarar, exigen la participación interdisciplinaria y, sobre todo, la aplicación de políticas públicas
urbanísticas que deben incorporar los diferentes aspectos básicos del
funcionamiento de las ciudades, tales como: la mejora del transporte, la utilización del uso del agua y la energía, el
tratamiento de los residuos, el uso de los recursos naturales, el acceso a la
vivienda, a los espacios públicos, etc, pero siempre vinculados con el
contexto social, político, económico y cultural en el que se insertan.
En
otras palabras, el diseño de una ciudad sustentable no sólo se relaciona con los aspectos ecológicos o la preservación del medioambiente, sino
también con garantizar los derechos de
toda la población. Para ello, se requiere de la colaboración
interdisciplinaria, pero, fundamentalmente, de la participación del Estado, dado que sin políticas de urbanismo
estamos condenados a habitar ciudades
caracterizadas por la desigualdad, la injusticia y la contaminación ambiental.
Con el fin de profundizar
acerca de estas cuestiones, Universidad dialogó con tres especialistas: Eduardo
Reese, docente de la Licenciatura en
Urbanismo del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Emilio Piñeiro, director de la carrera
de Arquitectura
de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo),
y Andrea Tapia, directora de la
carrera de Arquitectura de la
Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).
Si tenemos en cuenta cómo fue el
crecimiento y la evolución de la población en los últimos años, ¿cuáles son los
enfoques actuales sobre el diseño de ciudades que puedan albergar a todos los
habitantes y, al mismo tiempo, garantizarles una mejor calidad de vida?
Andrea Tapia: Uno de los problemas que afronta
Latinoamérica, y Argentina en particular, es la conurbanización de las ciudades
sin criterio y sin planificación de ningún tipo. Podríamos decir que lo que
caracterizaba, por ejemplo, a las ciudades de fundación, que era una
distribución bastante democrática de los servicios urbanos, los que generan
pertenencia y ciudadanía (plazas, escuelas, hospitales), en los crecimientos
subsecuentes que se dieron desde lógicas privatistas más que desde posturas de
un “Estado solidario”, hicieron que
creciera la mancha urbana y no la ciudad como sistema complejo, multifuncional
y multidireccional, siguiendo con prácticas desactualizadas como las
zonificaciones, sin ningún tipo de análisis de sostenibilidad social,
económica, cultural y ambiental. (…) Hoy, muchas de las ciudades de Latinoamérica que han pasado el millón de habitantes,
no pueden ser consideradas tales, ya que no dan a todos los ciudadanos la misma
calidad de vida. (…) Entender que la
ciudad es mucho más que vivienda, es una de las claves para iniciar
programas verdaderamente significativos para la recalificación de la ciudad y la construcción de ciudadanía. La ciudad es el reflejo material de la
ideología de una sociedad.
Eduardo Reese: Efectivamente,
a nivel mundial, el aumento de la población y de los niveles de urbanización ha
sido uno de los mayores ejes de preocupación, sobre todo porque ambos procesos
se verifican fundamentalmente en los países que presentan serios retrasos en materia de desarrollo y equidad. En ese
contexto, el caso de Argentina es
algo particular: es un país muy altamente urbanizado desde hace casi 90 años (hoy, 92% de su población es urbana), con una tasa de crecimiento
poblacional moderada. Esto no quiere decir que no tengamos otros problemas
importantes como los altos niveles de
desigualdad. Quiere decir que, en Argentina, garantizar la mejor calidad de
vida urbana es un problema importante y, además, antiguo.
Emilio Piñeiro: La
mitad de la población mundial vive en ciudades y esta tendencia va en aumento. La ciudad sigue siendo parte importante
en la generación del producto bruto interno de los países, por lo que continúa
siendo una oportunidad para el desarrollo de la vida. La tendencia es “densificar las ciudades”, para
optimizar los recursos y servicios. Los planes maestros actuales de las ciudades se focalizan en la integración
de las áreas urbanas, la creación de espacios públicos, la eliminación
de barreras arquitectónicas, la
disminución de la isla de calor, el uso permanente de los espacios urbanos.
El respeto a las condiciones culturales y patrimoniales se asocia a una ciudad dinámica, plurifuncional y
participativa, que favorezca la sociabilización
de los seres que la habitan.
Entonces, ¿qué lugar debe ocupar la
discusión acerca de determinados aspectos básicos de funcionamiento de las
ciudades (vivienda, transporte, residuos, uso del agua, energía, etc.) en su
planificación?
ER: Sin duda, deben ocupar un
lugar central, pero entendidos desde un enfoque complejo y, por lo tanto, de
manera integrada. El propio Instituto
del Conurbano de la UNGS es una unidad académica interdisciplinaria que
aborda y comprende el territorio como un sistema complejo. Enfatizo esta
cuestión porque, en general, las políticas que se diseñan para resolver estas
problemáticas urbanas que usted bien plantea, son sectoriales, abordan aspectos
parciales de los mismos y no tienen suficientemente en cuenta la trama de
condicionantes recíprocos. De tal modo, es imprescindible enseñar a interpretar
la realidad urbana de manera integral e integradora, y para esto requiere de un
enfoque y de un método que necesariamente debe ser interdisciplinario.
AT: Hoy,
el arquitecto debe poder manejar todas las dimensiones que modelan
nuestros territorios y ciudades, sin ser experto en ellos -a esto me refiero
con el trabajo interdisciplinario-, pero sí debe ser un experto en proyectar escenarios futuros. Es por eso que en la
carrera de Arquitectura de la UNRN
el alumno, desde el primer día de cursada y hasta que termina su paso por la
carrera, afronta dos talleres paralelos, el Taller Vertical de Proyecto Arquitectónico
y el Taller Vertical de Proyecto Urbano Territorial. Aborda el objeto
arquitectónico al mismo tiempo que se sumerge en el análisis y el proyecto del territorio y la ciudad como
sistemas complejos (…).
EP: En el debate sobre la
planificación de ciudades, los aspectos
culturales, sociales y económicos deben ser la base de la discusión. En los
planes de estudio de las carreras de Arquitectura
y Urbanismo, como los programas de las asignaturas, se ve reflejada la
preocupación por trabajar sobre esos temas de manera integral. Se han creado
asignaturas específicas en las áreas de proyecto y planeamiento referidas a
temas de movilidad urbana, uso eficiente de los recursos, reconversión de áreas
urbanas, etc. El Urbanismo y la
Arquitectura se plantean de manera sustentable, tomando esta condición como
parte inseparable de la disciplina, ya no como un agregado ni un atributo, ya
que esa condición debe estar presente en todos los proyectos.
A grandes rasgos, ¿qué
características debe tener una ciudad sustentable?
ER: Si entendemos la sustentabilidad con un enfoque
amplio, una ciudad sustentable es
aquella que garantiza la plena satisfacción de los derechos humanos. No hay ciudad sustentable sin derechos y no
hay derechos sin Estado. Una ciudad
sustentable es la que garantiza, a través de sus políticas, un hábitat digno
para todos y todas, lo que implica, desde una perspectiva de género y diversidad, el acceso universal a la tierra, la
vivienda, las infraestructuras básicas, los equipamientos sociales, los
servicios y los espacios de trabajo y producción, en un marco de respeto de los
rasgos culturales y simbólicos de cada comunidad, y de la preservación del
ambiente y de los bienes comunes. De tal forma, el urbanismo es una función
pública que implica la obligación indelegable de los diferentes niveles del Estado a garantizar la defensa de los derechos colectivos que desarrolla
especialmente el principio de la función
social y ecológica de la propiedad.
EP: La ciudad sustentable debe basarse
en el espacio público participativo, inclusivo y democrático. Sin espacio
público no hay urbanidad. En Argentina, el fenómeno de la “ciudad dispersa”,
con el modelo de la ciudad jardín, toma el formato de barrio privado como uno
de los causales de ese modelo. Pero la inequidad social es la causa principal
de insustentabilidad urbana, con las conurbaciones como asentamientos no
formales, sin servicios ni controles, con crecimientos no planificados y con
asentamientos riesgosos para esas poblaciones son el problema a resolver por
las políticas urbanas. Hoy hay signos evidentes, en las ciudades con mayores
posibilidades de desarrollo, de que la tendencia es generar espacios públicos
de calidad, y apostar a la multifuncionalidad y la multifocalidad -que son la
base para una ciudad sustentable-, y reducir consumos de energía, movilidades y
transporte. La ciudad debe ser inclusiva y favorecer la vida de relación. La
ciudad de Mendoza está dando muestra de ello, pues se está pensando el área metropolitana
como una unidad (unicipio) con acciones coordinadas y un plan de transporte
integral. El municipio de Capital está poniendo en funcionamiento una nueva
ordenanza que privilegia la densificación y valora la incorporación de
estrategias bioclimáticas y sustentables en los proyectos.
AT: La sostenibilidad y la
perspectiva de género son dos variables muy “marketineras”, por decirlo de
alguna manera. En primer lugar, la Arquitectura durante siglos fue sostenible
(…) ¿Cuándo perdimos esta capacidad de adecuarnos al lugar, al ambiente y a la
sociedad en donde nos encontramos? En primer lugar, con la aparición de las
tecnologías, y luego con el proceso de globalización que nos permitió tener
todo el mundo en un artefacto. Por lo tanto, hoy la sostenibilidad no tiene
recetas, es una dimensión que debe ser considerada en cada lugar, momento
histórico y sociedad. (…) Del mismo modo, la perspectiva de género puso sobre
la mesa la necesidad de sacar a la Arquitectura y el Urbanismo de los
estándares construidos a partir de una imagen de hombre ideal que, por
desgracia nuestra, era un hombre alto, atlético, culto y con cierto poder
económico. Sobre ese modelo se han desarrollado las imágenes de ciudad que hoy
tenemos. La perspectiva de género introduce en la discusión del “para quién” a
los “otros”, a niños, mujeres, ancianos, otras etnias, es decir, introduce usos
y costumbres no estandarizados.
Por último, ¿cuáles son los
desafíos que hoy enfrentan las carreras de Arquitectura y Urbanismo a la hora
de pensar las ciudades del futuro, tanto en términos de desarrollo y de
inclusión como de problemas medioambientales?
ER: Están vinculados con cómo la
enseñanza y la investigación académica se produce de manera cada vez más
asociada y colaborativa con los actores del territorio. Para enfrentar los
nuevos problemas urbanos, este desafío tiene, por lo menos, dos planos: cómo
formar profesionales con una mayor capacidad crítica respecto de los procesos
socio territoriales y, al mismo tiempo, cómo producir impactos efectivos en las
políticas que mejoren las condiciones de vida de la población, en especial de
los sectores vulnerados. Esto, a su vez, presenta otros retos como, por
ejemplo, enseñar a diseñar e implementar políticas urbanísticas que tengan la
capacidad de intervenir decididamente en los mercados inmobiliarios. Los
efectos perversos del mercado en la ciudad no son fatales, sino resultado de
opciones políticas perversas.
AT: Hoy, las carreras de
Arquitectura tienen que afrontar los desafíos que el proceso de globalización
nos ha impuesto (…). La globalización lo que menos nos da es tiempo y, a su
vez, muchísima información en tiempo real, descontextualizada, por lo que la
Arquitectura como disciplina se tiene que replantear qué y cómo enseñar, y para
qué contexto específico, sin perder de vista el contexto global (…). La ciudad
actual, el ambiente al cual pertenece y su sostenibilidad varían según los
contextos y las sociedades que las construyen y transforman. Los problemas
ambientales y de contaminación son problemas que hoy necesitan de la mirada
transdisciplinar, y de la formación humanista y proyectual del arquitecto (…).
EP: Los debates actuales en las
carreras de Arquitectura y Urbanismo para pensar en las ciudades del futuro se
basan en que las propuestas deben ser el resultado de la participación de los
actores sociales de la manera más amplia posible. Los procesos educativos
tienen dificultad para basar sus propuestas en consultas de participación
social. Las ciudades del futuro deberán resolver la sobrepoblación y sus
desplazamientos. Asimismo, conservar a las ciudades como fuente activa de
trabajo y de relaciones humanas. En términos medioambientales, deberán
reducirse los factores contaminantes, repensar el uso de los recursos y hacer
valoración patrimonial sobre lo que existe (…).
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario