TAMBORES DE GUERRA ECONÓMICA DE DONALD
TRUMP.- El
presidente de Estados
Unidos decidió ‘patear el
tablero’ del comercio mundial. Lo hizo al imponer aranceles de 25 por ciento a la importación de acero y de 10 por ciento
a la de aluminio, para dar así inicio a un nuevo juego en el que planea
negociar directamente con sus aliados y, obviamente, poner sus condiciones.
Pero esta jugada podría salirles muy cara a ese país y a todo el mundo, pues
se anticipa que podría convertirse en la antesala de una guerra comercial cuyas
consecuencias nadie puede prever.
Aunque se trata de una medida claramente proteccionista que Trump
había anunciado desde su campaña
presidencial, esta vez apela al exótico argumento de la defensa de la seguridad nacional. Este
se encuentra contemplado en los tratados comerciales que dieron origen al multilateralismo
después de la Segunda Guerra Mundial,
pero hasta ahora ningún gobierno se había atrevido a esgrimirlo.
Esta vez la jugada podría salirle mal. En
lo externo, la Unión Europea y China,
dos de los
principales jugadores del comercio mundial, ya amenazan con tomar
medidas de retaliación similares contra algunos de los productos más emblemáticos
de Estados Unidos como el whiskey, los
jeans o las motocicletas. El director de la Organización Mundial del Comercio, Roberto Azevêdo, ha llamado a la
calma a los países que protagonizan estas primeras escaramuzas porque asegura
que por el camino del ojo por ojo, en materia comercial, muchos van a quedar
ciegos.
En lo interno también la provocación de Trump
tendrá repercusiones porque su país produce apenas 25 por ciento del acero y el aluminio
y tiene que importar el resto. Esto
ha encendido las alarmas de asociaciones
de productores estadounidenses, que temen una fuerte pérdida de la competitividad si se mantiene la decisión de gravar
estas materias primas, pues les saldría mucho más costoso transformarlas y, por
supuesto, el más afectado sería el consumidor.
Cabe
recordar que, en particular, el acero y
el aluminio les han servido a los industriales estadounidenses para
convertirse en los mayores productores
de vehículos en el mundo, con más de
12 millones de unidades al año; para construir sus emblemáticos edificios; hacer aviones, fabricar maquinaria, armas,
e incluso envasar la cerveza.
Con estas medidas Trump
busca a toda costa reducir el abultado
déficit comercial que el año pasado alcanzó los 566.600 millones de dólares.
En enero volvió a tener un comportamiento negativo, que analistas atribuyen al
aumento en el consumo de los estadounidenses luego de que el gobierno decidió
rebajarles cerca de 1,5 billones de
dólares en impuestos, lo que aliviará sus bolsillos. Pero la señal que
envía este país al violar las reglas del libre comercio y establecer aranceles arbitrariamente resulta
nefasta después de jugar por décadas el papel de policía encargado de hacerlas
cumplir. Fuente. La Semana.
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TRUMP IMPULSA SU GUERRA ECONÓMICA.
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Hedelberto López Blanch.
Rebelión lunes 22 de octubre del 2018.
Con la obsesión de que la hegemonía
económica estadounidense no pierda terreno ante potenciales competidores, el
presidente Donald Trump impulsa una agresiva política contra Rusia y China que
traerá consecuencias negativas para la mayoría de las naciones en este mundo
globalizado.
Al subir los aranceles al acero y aluminio
importados, ha motivado que numerosos productos que contienen esos materiales
también incrementen su precio con un claro deterioro del poder adquisitivo para
la población.
Ahora dos senadores estadounidenses acaban
de presentar un proyecto de inversión por medio del cual Washington otorgaría
1000 millones de dólares a Europa Occidental para que reduzca la influencia
rusa en el ámbito energético.
Aunque parezca absurda y descabellada la
propuesta todo hace indicar que la Casa Blanca la apoyará, aunque resultará
difícil que varios países de la Unión Europea la acepten pues se verían atados
aún más a las decisiones de control económico emanadas desde Washington.
Como se sabe, Rusia cuenta con una de las
mayores reservas de gas del mundo y abastece a varias naciones europeas a
través de oleoductos que disminuyen los costos del preciado combustible.
Rusia está construyendo ahora el gasoducto
Turk Stream que llevará ese combustible a Turquía, que también está previsto
suministrarlo al sur y sureste de Europa, para lo cual se considera otro
segundo tramo por parte de la compañía Gazprom a través de Bulgaria y Serbia, o
de Grecia e Italia. Gazprom informó que la entrega de gas por el Turk Stream
comenzará a finales del próximo año.
Por su parte, el gas que pretende
suministrar Estados Unidos a Europa necesitaría de una enorme infraestructura
lo que aumentaría su costo y por ende perjudicaría a las economías del
continente y a la de los ciudadanos en general.
Trump se ha lanzado con todas las fuerzas
posibles contra Pekín para tratar de detener sus constantes avances económicos
y tras imponer grandes aranceles a los productos llegados de esa nación, ahora
su administración ha lanzado amenazas de guerra contra el gigante asiático.
La fluidez del comercio internacional se
ha visto reducida por esas medidas que van contra todas las directivas de la
Organización Mundial del Comercio.
Claro que la Casa Blanca ve en China un
enorme competidor contra su política de hegemonía mundial pues esa nación ha
tenido un desarrollo indetenible en las tres últimas décadas y se estima que
dentro de un lustro su Producto Interno Bruto se iguale o supere al de Estados
Unidos.
Hace unos años, cuando Washington
comprendió que Japón se estaba desarrollando muy rápido y podría ser una futura
amenaza para su control mundial, le impuso una serie de restricciones que
motivaron su estancamiento económico que ya dura más de 15 años.
Su agresiva política contra el país del
Sol Naciente fue limitar el acceso a su mercado de productos como automóviles,
telecomunicación, equipamientos médicos, semiconductores y prohibir una serie
de exportaciones de alta tecnología hacia Tokio.
Ahora China se ha convertido en su gran
“enemigo” al lograr un desarrollo constante e incontenible con un PIB que se
ubica en el 65 % del estadounidense. Pekín además posee más de un billón de
dólares en bonos del Tesoro de EE.UU.
El super-megaproyecto denominado la Franja
y la Ruta de la Seda que con una fuerte inversión china enlazará y beneficiará
a cerca de 100 países del orbe con enorme predominio para el gigante asiático
resulta otro gran desafío para Washington.
Mientras esto ocurre, las transacciones
comerciales entre Rusia y China han experimentado un rápido crecimiento, hasta
aumentar un 30% hasta 77 000 millones de dólares entre enero y septiembre de
este año frente al mismo periodo de 2017, según estadísticas de la
Administración General Aduanera de China.
Las exportaciones de China a Rusia se han
expandido casi el 13 % , superando los 35000 millones de
dólares, a la par que las importaciones desde Moscú aumentaron 40 % hasta 42
000 millones.
Ambos países esperan que el intercambio
comercial llegue a 100 000 millones este año y planean impulsarlo gradualmente
hasta 200 000 millones para 2024.
Asimismo, Rusia y China han estado
utilizando el rublo y el yuan en las operaciones mutuas en detrimento del dólar
estadounidense y otras monedas occidentales.
Hedelberto López Blanch, periodista,
escritor e investigador cubano.
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