lunes, 22 de octubre de 2018

TRUMP IMPULSA SU GUERRA ECONÓMICA.

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TAMBORES DE GUERRA ECONÓMICA DE DONALD TRUMP.- El presidente de Estados Unidos decidió ‘patear el tablero’ del comercio mundial. Lo hizo al imponer aranceles de 25 por ciento a la importación de acero y de 10 por ciento a la de aluminio, para dar así inicio a un nuevo juego en el que planea negociar directamente con sus aliados y, obviamente, poner sus condiciones. Pero esta jugada podría salirles muy cara a ese país y a todo el mundo, pues se anticipa que podría convertirse en la antesala de una guerra comercial cuyas consecuencias nadie puede prever.

Aunque se trata de una medida claramente proteccionista que Trump había anunciado desde su campaña presidencial, esta vez apela al exótico argumento de la defensa de la seguridad nacional. Este se encuentra contemplado en los tratados comerciales que dieron origen al multilateralismo después de la Segunda Guerra Mundial, pero hasta ahora ningún gobierno se había atrevido a esgrimirlo.

Esta vez la jugada podría salirle mal. En lo externo, la Unión Europea y China, dos de los principales jugadores del comercio mundial, ya amenazan con tomar medidas de retaliación similares contra algunos de los productos más emblemáticos de Estados Unidos como el whiskey, los jeans o las motocicletas. El director de la Organización Mundial del Comercio, Roberto Azevêdo, ha llamado a la calma a los países que protagonizan estas primeras escaramuzas porque asegura que por el camino del ojo por ojo, en materia comercial, muchos van a quedar ciegos.

En lo interno también la provocación de Trump tendrá repercusiones porque su país produce apenas 25 por ciento del acero y el aluminio y tiene que importar el resto. Esto ha encendido las alarmas de asociaciones de productores estadounidenses, que temen una fuerte pérdida de la competitividad si se mantiene la decisión de gravar estas materias primas, pues les saldría mucho más costoso transformarlas y, por supuesto, el más afectado sería el consumidor.

Cabe recordar que, en particular, el acero y el aluminio les han servido a los industriales estadounidenses para convertirse en los mayores productores de vehículos en el mundo, con más de 12 millones de unidades al año; para construir sus emblemáticos edificios; hacer aviones, fabricar maquinaria, armas, e incluso envasar la cerveza.

Con estas medidas Trump busca a toda costa reducir el abultado déficit comercial que el año pasado alcanzó los 566.600 millones de dólares. En enero volvió a tener un comportamiento negativo, que analistas atribuyen al aumento en el consumo de los estadounidenses luego de que el gobierno decidió rebajarles cerca de 1,5 billones de dólares en impuestos, lo que aliviará sus bolsillos. Pero la señal que envía este país al violar las reglas del libre comercio y establecer aranceles arbitrariamente resulta nefasta después de jugar por décadas el papel de policía encargado de hacerlas cumplir. Fuente. La Semana.

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TRUMP IMPULSA SU GUERRA ECONÓMICA.
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Hedelberto López Blanch.

Rebelión lunes 22 de octubre del 2018.

Con la obsesión de que la hegemonía económica estadounidense no pierda terreno ante potenciales competidores, el presidente Donald Trump impulsa una agresiva política contra Rusia y China que traerá consecuencias negativas para la mayoría de las naciones en este mundo globalizado.

Al subir los aranceles al acero y aluminio importados, ha motivado que numerosos productos que contienen esos materiales también incrementen su precio con un claro deterioro del poder adquisitivo para la población.

Ahora dos senadores estadounidenses acaban de presentar un proyecto de inversión por medio del cual Washington otorgaría 1000 millones de dólares a Europa Occidental para que reduzca la influencia rusa en el ámbito energético.

Aunque parezca absurda y descabellada la propuesta todo hace indicar que la Casa Blanca la apoyará, aunque resultará difícil que varios países de la Unión Europea la acepten pues se verían atados aún más a las decisiones de control económico emanadas desde Washington.

Como se sabe, Rusia cuenta con una de las mayores reservas de gas del mundo y abastece a varias naciones europeas a través de oleoductos que disminuyen los costos del preciado combustible.

Rusia está construyendo ahora el gasoducto Turk Stream que llevará ese combustible a Turquía, que también está previsto suministrarlo al sur y sureste de Europa, para lo cual se considera otro segundo tramo por parte de la compañía Gazprom a través de Bulgaria y Serbia, o de Grecia e Italia. Gazprom informó que la entrega de gas por el Turk Stream comenzará a finales del próximo año.

Por su parte, el gas que pretende suministrar Estados Unidos a Europa necesitaría de una enorme infraestructura lo que aumentaría su costo y por ende perjudicaría a las economías del continente y a la de los ciudadanos en general.

Trump se ha lanzado con todas las fuerzas posibles contra Pekín para tratar de detener sus constantes avances económicos y tras imponer grandes aranceles a los productos llegados de esa nación, ahora su administración ha lanzado amenazas de guerra contra el gigante asiático.

La fluidez del comercio internacional se ha visto reducida por esas medidas que van contra todas las directivas de la Organización Mundial del Comercio.

Claro que la Casa Blanca ve en China un enorme competidor contra su política de hegemonía mundial pues esa nación ha tenido un desarrollo indetenible en las tres últimas décadas y se estima que dentro de un lustro su Producto Interno Bruto se iguale o supere al de Estados Unidos.

Hace unos años, cuando Washington comprendió que Japón se estaba desarrollando muy rápido y podría ser una futura amenaza para su control mundial, le impuso una serie de restricciones que motivaron su estancamiento económico que ya dura más de 15 años.

Su agresiva política contra el país del Sol Naciente fue limitar el acceso a su mercado de productos como automóviles, telecomunicación, equipamientos médicos, semiconductores y prohibir una serie de exportaciones de alta tecnología hacia Tokio.

Ahora China se ha convertido en su gran “enemigo” al lograr un desarrollo constante e incontenible con un PIB que se ubica en el 65 % del estadounidense. Pekín además posee más de un billón de dólares en bonos del Tesoro de EE.UU.

El super-megaproyecto denominado la Franja y la Ruta de la Seda que con una fuerte inversión china enlazará y beneficiará a cerca de 100 países del orbe con enorme predominio para el gigante asiático resulta otro gran desafío para Washington.

Mientras esto ocurre, las transacciones comerciales entre Rusia y China han experimentado un rápido crecimiento, hasta aumentar un 30% hasta 77 000 millones de dólares entre enero y septiembre de este año frente al mismo periodo de 2017, según estadísticas de la Administración General Aduanera de China.

Las exportaciones de China a Rusia se han expandido casi el 13 % , superando los 35000 millones de dólares, a la par que las importaciones desde Moscú aumentaron 40 % hasta 42 000 millones.

Ambos países esperan que el intercambio comercial llegue a 100 000 millones este año y planean impulsarlo gradualmente hasta 200 000 millones para 2024.

Asimismo, Rusia y China han estado utilizando el rublo y el yuan en las operaciones mutuas en detrimento del dólar estadounidense y otras monedas occidentales.

Con estos elementos, veremos al final de esta lucha económica quién será el más perjudicado.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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