BRASIL. LA DEMOCRACIA SE ASESINA POLÍTICAMENTE.
Ganó BOLSONARO. Lema ("BRASIL POR ENCIMA
DE TODO. DIOS ENCIMA DE TODOS".?
LA IZQUIERDA POPULISTA fue DEVORADA
por la CORRUPCIÓN. LA DERECHA POLÍTICA GOLPISTA Y CORRUPTA DESAPARECIÓ, PERO
CATAPULTÓ el FASCISMO al PODER.
LA DEMOCRACIA LIBERAL, (ELECTORAL)
FRACASÓ y el FASCISMO se IMPUSO en el BALLOTTAGE./SURGIÒ
SU ODIO AL SOCIALISMO Y COMUNISMO.-
COMUNICADO
Nª1 DEL CAPITAL BOLSONARO. En sus
primeras palabras tras ser electo, hoy Presidente de Brasil, BOLSONARO con el 55% del voto. Brindó
un mensaje con tono marcial (militar) y referencias religiosas evangélicas.
Prometió que va a “cambiar el destino de
Brasil” y sentenció: “No podemos seguir
coqueteando con el Socialismo, el comunismo, el populismo y el extremismo de
Izquierda”.
NACIDO EN 1955 EN CAMPINAS,
cerca de Sao Paulo, en una familia de origen italiano, JAIR MESÍAS BOLSONARO es un antiguo paracaidista que forjó su
carrera política principalmente en Rio de Janeiro, donde fue elegido concejal
en 1988 y obtuvo su primera banca como diputado federal dos años después.
Católico, tiene cinco hijos de dos matrimonios: cuatro varones -tres dedicados
a la política- y una niña, que según dijo una
vez significó "una debilidad" de sus capacidades. Salvaje e ignorante anti-diluviano,
Fascista, Homofóbico, Xenofóbico, Misógino, Ultra-Racista, apologista de la
tortura y Muerte a los P.T-.
AQUELLA NO FUE SU PRIMERA
DECLARACIÓN MISÓGINA. En 2003, le dijo a una diputada izquierdista que lo
acusaba de incentivar las violaciones que "no merecería ser violada".
Luego explicó: "No merecería ser violada porque es muy mala, muy fea".
CIENTOS DE MILES
DE MUJERES se manifestaron antes de
la primera vuelta para gritar "ÉL NO", pero eso no frenó su ascenso. También
son notorias sus declaraciones HOMOFÓBICAS. En una entrevista con
la revista Playboy, en 2011, dijo
que preferiría que SUS HIJOS "muriesen en un accidente"
a que fueran homosexuales. Además,
es un apologista de la tortura y un
defensor de liberalizar la portación de armas.
DE CARA A LA SEGUNDA VUELTA, con el Palacio de Planalto más cerca, BOLSONARO intentó
mostrar un perfil más amable, como en la publicidad electoral en la que se
emocionaba al confesar que revirtió su vasectomía para tener a su hija Laura. Para sus más
ardientes partidarios, es simplemente "el
mito" y un "salvador". En un país saturado por escándalos de
corrupción y con altos índices de violencia y desempleo, su discurso "antisistema" encontró
respaldo en diversas camadas sociales con su lema Bajo su lema "BRASIL POR
ENCIMA DE TODO. DIOS ENCIMA DE TODOS". Se postuló por el hasta
entonces pequeño Partido Social Liberal (PSL), al que adhirió este año.
VENCIÓ
ADEMÁS LAS RETICENCIAS DE LOS MERCADOS,( es su fiel e ignorante representante)
anunciando que de ganar nombraría ministro de Hacienda al economista ULTRALIBERAL PAULO GUEDES, partidario
de las privatizaciones y de medidas de austeridad para sanear las cuentas
públicas. Su último golpe maestro fue conquistar a la poderosa bancada del AGRONEGOCIO ( Otro de los
Poderes de la Mafia golpista) en el Congreso y a líderes de iglesias evangélicas, (Lo
supuestos Mesías que tienen “la llave
del Cielo”) que lo vieron como la mejor alternativa para evitar el retorno
de la IZQUIERDA.
Ya el 7 de octubre había estado a
punto de obtener la victoria en la primera vuelta con 46 por ciento de los
votos, y su fuerza política, el hasta entonces minúsculo Partido Social Liberal (PSL) se
convirtió en la segunda mayor representación en la Cámara de Diputados. Pablo Raúl domingo
28 de octubre del 2018.
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LA TRISTEZA NO ES SOLO
BRASILERA.
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Gustavo Veija.
Página/12 lunes 29 de octubre del
2018.
El ultraderechista
Jair Bolsonaro fue el primer Presidente electo sin
el voto de la población más pobre pero igualmente obtuvo el triunfo: 55% frente al 45% de Fernando Haddad, el Candidato de Lula.
Como si estuviera en plena Guerra Fría,
prometió combatir “el comunismo, el
socialismo y el populismo”.
Desde Porto Alegre
A las 7 de la tarde la
televisión mostró el habitual videograph de Urgente. A esa hora, Jair Bolsonaro
ya sepultaba los sueños de garantías democráticas para las minorías brasileñas
con un triunfo arrollador. El nuevo presidente del gigante de América Latina
encarna desde hoy la nueva mayoría que explica con creces el 55,1 por ciento
que sacó en la segunda vuelta. Fernando Haddad, el candidato del PT, llegó al
44,90 % escrutado el 100 por ciento de las urnas electrónicas. La ola
ultraderechista cabalgada desde su cresta por un militar racista y
reivindicador de la última dictadura invadió las costas de Río de Janeiro
convirtiendo a la ciudad en una postal difícil de creer, ahí donde reina el
carnaval. El mandatario electo le habló al país desde su casa, acompañado por
su esposa Michelle y una traductora para sordomudos. Dijo: “Lo que ocurrió en
las urnas no fue la victoria de un partido más, es la celebración de un país
por la libertad”. Abajo, junto al mar, la glamorosa Barra da Tijuca se vestía
de fiesta para celebrar la victoria de “Mito”, el hombre que asumirá su cargo
el 1º de enero de 2019 en un país de 208 millones de habitantes. El presidente
electo cosechó el apoyo de 57.795.271 de electores contra los 47.035.345 que
votaron al profesor universitario que llegó al ballotage corriendo siempre
desde atrás.
Dos
horas después del cierre de los comicios en las principales ciudades del país,
ya estaba el resultado puesto. Brasil tiene cuatro husos horarios distintos y
en el nordeste los resultados de la votación se conocieron más tarde. No hubo
suspenso, ni siquiera la posibilidad de un desenlace reñido que habían
disparado como posibilidad algunas encuestas de los días previos con Haddad
acercándose al militar. Conocida su derrota, el candidato del PT dijo palabras
de contención para la militancia de su partido: “Vamos a seguir continuando con
la caminata y reconectándonos con los pobres de este país. Cuenten con
nosotros, la vida está hecha de coraje”.
Brasil,
más allá de sus fronteras, se identifica ahora con la cara de un dirigente
político misógino y xenófobo, que no parece creíble en su moderación impostada
de estas horas. Pero se legitimó en los comicios, y si cumple con la mitad de
sus frases de campaña, llevará al país más grande de América Latina por un
camino oscurantista, de imprevisibles consecuencias. Desde 1945 que un militar
no llegaba al gobierno por la vía democrática. El último fue Eurico Dutra. El
candidato del PSL (Partido Social Liberal) será el presidente 42º y el octavo
desde el fin de la larga dictadura militar (1964-1985). Bolsonaro consiguió
superar en el ballottage sus números de la primera vuelta, como era previsible.
Mejoró de manera ostensible su performance con nueve puntos porcentuales más y
pasó del 46 % del primer turno al 55,1. Haddad también elevó sus guarismos del
29 por ciento al 44,90. Pero esos números ni siquiera le permitieron discutirle
la elección al candidato vencedor.
En
su discurso como flamante presidente electo, Bolsonaro dejó frases que resumen
su ideario, entre ultramontano y provocador. El nuevo hombre fuerte de Brasil
declaró:
“Nunca estuve solo, siempre sentí la presencia de Dios y la fuerza del
pueblo brasileño” y siguió con sus frases litúrgicas, como si estuviera en un
templo:
“Este gobierno será un defensor de la constitución, de la democracia y
de la libertad. Esta es una promesa no de un partido, no es la palabra de un
hombre, es un juramento a Dios”.
Por
varios pasajes, en ésas, sus primeras frases como ganador de la elección más
importante de la historia reciente del país, Bolsonaro pareció mutar del
candidato en campaña que restringiría los derechos de las minorías al
presidente electo de la concordia y la tolerancia como bien supremo.
“La
libertad es un principio fundamental, libertad de ir y venir, andar por las
calles en todos los lugares de este país. La libertad de emprender, la libertad
política y religiosa, de formar y tener opinión, de hacer elecciones y ser
respetado por ellas”.
Tampoco
parecieron creíbles sus palabras que procuran concordia: “No hay brasileños del
sur o del norte, somos todos un solo país, somos todos una sola nación, una
nación democrática”. Después de mostrarse acompañado por su esposa en las
palabras iniciales desde su casa, apareció en público con el frustrado
candidato a senador Magno Malta que lo tomó de las manos y lo invitó a
compartir una oración. El personaje, poseído como si fuera un pastor evangélico
de las iglesias electrónicas, dejó algunas frases de antología que hicieron
emocionar al nuevo mandatario. “Los tentáculos de la izquierda no serán
arrancados sin la mano de Dios, comencemos orando”, invitó. La escena la
completaban otros colaboradores y seguidores de Bolsonaro como el actor porno
Alexandre Frota y el probable ministro Ónix Lorenzoni, un político derechista de
Río Grande do Sul.
El
capitán retirado del ejército y hasta hoy diputado federal no fue el único
ganador de su partido. Los dos militares y un empresario candidatos a
gobernadores del PSL que alcanzaron la segunda vuelta, también triunfaron en
los estados donde se presentaron. El llamado comandante Moisés se impuso en
Santa Catarina con un contundente 71 por ciento de los votos. Otro uniformado,
el coronel Marcos Rocha, venció en Rondonia con el 66,3 % y en Roraima la
victoria fue para Antonio Denarium, un hacendado ganadero con el 53,8 %.
Había
en juego trece gobernaciones más el distrito federal de Brasilia. En los tres
más importantes del país, San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, se
impusieron candidatos de derecha que acompañaron la postulación presidencial de
Bolsonaro. En el distrito más poblado del país, el empresario paulista Joao
Doria ganó con el 51,7 de los votos y retuvo un bastión histórico del PSDB. En
Río el éxito fue para Wilson Witzel (por el 59,9 %) del Partido Social
Cristiano (PSC), un ex infante de marina y ex juez que surfeó sobre la ola
militarizada que guió a Bolsonaro hacia el Planalto. Una joven fuerza de
derecha, el Partido Novo, se impuso en Minas Gerais con el empresario Romeu
Zema por el astronómico porcentaje del 71 %, en el mismo distrito donde la ex
presidenta Dilma Rousseff salió cuarta y no pudo lograr la senaduría a la que
aspiraba.
El
mapa político de Brasil tuvo un fuerte corrimiento hacia la derecha más rancia,
en su formulación militar, empresaria y evangélica. Una combinación que se
expresó durante toda la campaña con altos picos de fundamentalismo. Como si
hubiera regresado al país más poderoso de América Latina, la vieja alianza
entre la cruz y la espada. Bajo la bendición del capital financiero y el
Departamento de Estado de EE.UU, con su arsenal tecnológico volcado a las redes sociales y las
iglesias de pastores grandilocuentes dispuestos a realizar una nueva cruzada de
la fe.
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