“Continuidad de la crisis. Sucede que las causas principales que llevaron a la crisis del 2008 no han desaparecido. Las grandes corporaciones multinacionales han continuado acumulando ganancias a pesar del bajo
crecimiento de la economía global, esta acumulación no es resultado de una mayor actividad
productiva, sino de la financiarización,
de la especulación o de la
apropiación de recursos naturales y bienes comunes, que de conjunto operan
como soporte de la acumulación capitalista pero que al mismo tiempo por su superdesarrollo acentúan las
contradicciones del sistema”.
“Es
que esta fase de la mundialización
capitalista que conocemos como globalización ha inaugurado un nuevo modo de dominación que conlleva
fuertes implicancias político-sociales: Concentración de la riqueza; Incremento de las desigualdades sociales;
Agudización
de la crisis climática; Guerras
localizadas y Fortalecimiento del sistema de endeudamiento a nivel global. Todo producto de la generalización de las políticas
neoliberales”.
“Sin embargo
este nuevo orden está inconcluso,
requiere desmontar toda la arquitectura de gobernanza construida a la
salida de la II Guerra Mundial y reemplazarla por otra asentada en un nuevo equilibrio de poderes entre las
potencias, especialmente entre EE.UU. y China. Mientras esto se discute ¿estaremos en los
prolegómenos de una nueva crisis financiera global?”.
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¿Es muy posible una nueva crisis global?
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¿NOS ACERCAMOS A UNA NUEVA CRISIS
FINANCIERA GLOBAL?.
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La Arena.
Rebelión sábado 9 de marzo del 2019.
La economía
mundial se está debilitando más rápido de lo previsto, sin embargo no hay
acuerdo entre los analistas sobre la profundidad de este debilitamiento- ¿Vamos
a una desaceleración controlada o a una recesión en el 2020?.
En nuestra nota anterior señalábamos que la economía mundial entraba en tiempo de
definiciones para sus perspectivas de largo plazo. También que según como se
resolviera la coyuntura actual podría definir esa perspectiva. Un rasgo
distintivo de esta coyuntura es la incertidumbre resultado de incógnitas
tanto políticas como económicas. Entre las primeras el
Bréxit, los nacionalismos ultraderechistas en Europa, las tensas relaciones de
EE.UU. con China y con Corea y el caso Venezuela. Entre las segundas el deterioro de las relaciones comerciales, la alta volatilidad
de los mercados, la suba de la tasa de interés y la desaceleración china.
El FMI
calculó que en 2018 el PBI mundial creció un 3,7%, un porcentual menor al del
período anterior al 2008 (5,5%) pero superior al registrado en los años posteriores
a la crisis. Esto es más notorio en los países avanzados (2,4% frente al 3%
anterior).
Según
detallara el analista internacional Jorge Castro,
“el producto norteamericano creció 3,5% en 2018 sobre la base de un combo
que combinó recupero de la tasa de inversión por repatriación de capitales con
mejoras en los indicadores de productividad; con aumento del salario real en condiciones de pleno empleo, 3,7 de desocupación (la menor en tres
décadas) y baja inflación.
En zona de riesgo
Sin embargo según el economista y ex diputado portugués Francisco Louca hay tres datos indicadores de posibles riesgos
para 2019:
a) se amplía
la desregulación neoliberal a nivel mundial, lo que hace cada vez más
vulnerables a los Estados nación;
b) se siguen
estimulando los centros especulativos con lo que se sigue privilegiando al capital
financiero y la acumulación en pocas manos y
c) continua
la acumulación de deudas (estatales, privadas o corporativas) que ya supera
el 300% del PBI mundial.
Por su parte los analistas Oscar Ugarteche y Alfredo Ocampo
ponen el acento en cuatro puntos
específicos de la economía norteamericana:
1) Entre los
años 2008 y el tercer trimestre de 2017 el PBI creció por
debajo de su potencial, pero a partir de esta última fecha ese crecimiento está
por arriba de ese potencial (casi 5%
en el tercero y cuarto trimestre de 2018,
con un anual de 3,7%). En su opinión
esto no puede durar mucho tiempo más porque se recalentaría la economía con las consecuencias previsibles.
2) La tasa
de desempleo se mantuvo por debajo de su nivel
natural durante todo 2017 y 2018. Constatan que algo similar ocurrió en los momentos
previos a las tres últimas recesiones: 1990,
2001 y 2008, con un desplazamiento de más o menos un año.
3) Las
diferencias entre los rendimientos de los bonos del
Tesoro a diez y dos años. Hay menos riesgo en los bonos de largo plazo que
en los de corto, esta es una anomalía que se verificó en las últimas
recesiones, con más-menos un año y medio de anticipación.
4) Por
primera vez desde 2008 se da una tasa de interés positiva.
Para estos autores estos cuatro puntos indicarían
la posibilidad de un recalentamiento de
la economía estadounidense lo que llevaría a nuevos aumentos de la tasa de interés y a la apreciación del
dólar lo que aumentaría el déficit
comercial. Adicionalmente un dólar
más fuerte atraería nuevos capitales
de los países emergentes y reduciría el precio de los commodities,
afectando especialmente a América Latina.
En tanto que un reciente informe del Citigroup
afirma que
“una desaceleración en EE.UU. afectaría el crecimiento global y su impacto sería
mayor al de la anterior crisis financiera”; según este informe Argentina,
México, Canadá y Taiwan, serían los países más expuestos.
Continuidad de la crisis.
Sucede que las causas principales que llevaron a la crisis del 2008 no han desaparecido.
Las grandes corporaciones
multinacionales han continuado acumulando
ganancias a pesar del bajo crecimiento de la economía global, esta acumulación
no es resultado de una mayor actividad productiva, sino de la financiarización, de la especulación o de la
apropiación de recursos naturales y bienes comunes, que de conjunto operan
como soporte de la acumulación capitalista pero que al mismo tiempo por su superdesarrollo acentúan las
contradicciones del sistema.
Es que esta fase de la mundialización capitalista que conocemos como globalización ha inaugurado un nuevo modo de dominación que conlleva fuertes
implicancias político-sociales:
.- Concentración de la riqueza;
.- Incremento de las desigualdades sociales;
.- Agudización
de la crisis climática;
.- Guerras
localizadas y
.- Fortalecimiento
del sistema de endeudamiento a nivel global.
Todo producto de la generalización de las políticas
neoliberales.
Sin embargo este nuevo orden está inconcluso, requiere desmontar toda la arquitectura de
gobernanza construida a la salida de la II Guerra Mundial y reemplazarla
por otra asentada en un nuevo equilibrio
de poderes entre las potencias, especialmente entre EE.UU.
y China.
Mientras
esto se discute ¿estaremos en los prolegómenos de una nueva crisis financiera
global?
EDUARDO LUCITA es integrante del colectivo EDI
(Economistas de Izquierda).
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