lunes, 11 de marzo de 2019

UN BRASIL SIN GOBIERNO NI RUMBO.

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SOCIOLOGÍA POLÍTICA. BRASIL Y LA PRESIDENCIA DEL SEÑOR BOLSONARO. La crisis de la izquierda, la cárcel injusta del ex presidente Lula y la propia e ilegal destitución de la ex presidenta Dilma así como otros acontecimientos internos, generaron una corriente favorable a la Derecha y ultra derecha brasileña, en compañía de los Medios - la corporaciones mediáticas -. Sumado a ello la campaña contra la Corrupción y el proceso Lava Jato, y la interminable manipulación política a través de las Fake News, - toda una inmensa campaña de mentiras - además del “poder Interno” que lograron “capturar” los movimientos religiosos y sus distintas Iglesias Evangélicas, todo este proceso “unido” a la fuerza de la coyuntura, llevan al gobierno al ex capitán de ejército don Jair Bolsonaro. Más de 70 días han trascurrido de ser Gobierno y según las informaciones políticas generales el Brasil de hoy, “No tiene gobierno”.

Después de todos los atropellos “políticos” desde Palacio Planalto, comenzando con los Jubilados, a quienes se les ha impuesto una Reforma que atenta directamente contra sus Derechos Humanos - intentando como consecuencia de una Ley -  una vez más - solucionar la crisis, violentando los Derechos económicos y sociales de los Jubilados, para intentar - con su hambre, olvido y postergación - contentar al Fondo Monetario Internacional. No contentos con este atropello, ahora está en su mira política reaccionaria conservadora, la Educación - en sus contenidos- . Pero en la presente  semana que termina, Bolsonaro ha provocado a la Ciudadanía, primero presentando un video de alto contenido sexual, con el objetivo de desprestigiar a los Carnavales - la fiesta más grande y mundializada de Brasil - Acto seguido, continuó su provocación - pero ahora si producto de su incapacidad política, cuando afirmo que la Libertad y la Democracia, dependían totalmente de las Fuerzas Militares - primero por su ubicación y defensa de la última dictadura militar que asoló y destruyó la Democracia desde 1964 hasta 1985 y segundo directamente en “plena democracia actual” con todos sus errores, horrores y desventajas, se intenta - “empoderar” ilegal y anti-democráticamente a los Militares en un Gobierno elegido por el Pueblo, en tiempos de Democracia en el Mundo.........

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La "payasada" presente en la Política. No contentos de haber utilizado de manera dominante las Fake News, en favor de la ultra derecha , ahora, según los comentarios políticos internos y externos, está presente "la payasada política"  para seguir engañando, manipulando a la población y por la otra "acera política" ir destruyendo los Derechos Sociales del Pueblo.
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UN BRASIL SIN GOBIERNO NI RUMBO.
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Eric Nepomuceno.

Página/12 domingo 10 de marzo del 2010.

Desde que asumió la presidencia de Brasil, en el primer día de 2019, el capitán reformado Jair Bolsonaro hizo de todo un poco, excepto gobernar. Mejor dicho: desde que asumió la presidencia Bolsonaro no dejó, ni un solo día, de dar clarísimas muestras de que no tiene la más remota capacidad para ocupar el puesto al que fue llevado por los electores brasileños.

Nada más típico de un ser descalificado política, ética y moralmente lo que ocurrió el pasado carnaval. Abucheado por todas las calles de todas las ciudades del país, Bolsonaro difundió, en las redes sociales, una escena escatológica protagonizada por dos hombres. Fue un burdo intento de desmoralizar al carnaval, pero el resultado fue desastroso. 
El video fue visto por al menos tres millones de personas y le llovieron críticas por todos los costados. La ausencia absoluta de respeto confirmó que el capitán carece de los modales que se espera de un presidente. La repercusión en todo el mundo reforzó las críticas a la inusitada iniciativa del capitán, provocando reacciones no solo en el gobierno sino también en el mercado financiero, con la valorización del dólar y la caída de la Bolsa.
Se observan quejas inclusive entre sus potenciales aliados en el Congreso, que piden al belicoso capitán que no sea tan agresivo en sus redes sociales y aproveche la popularidad de que todavía disfruta para ayudar a difundir las reformas consideradas esenciales e impopulares, principalmente la de las jubilaciones. Entre las muchas advertencias que llegaron al despacho presidencial una es preocupante: tal como andan las cosas, no habrá cómo alcanzar los votos necesarios para imponer esa reforma. 
Pero hay un sector del gobierno, en especial, que disfraza cada vez menos el malestar provocado no solo por el presidente, sino también por sus tres hijos y algunos de sus ministros: el núcleo integrado por los militares.  
Entre los más distintos niveles de la estructura del gobierno, hay 103 militares de alto rango distribuidos entre ministerios, gobiernos estatales, consejos de empresas de capital mixto, universidades y hasta hospitales. Y, claro, el vicepresidente también es un general; jubilado, pero general.
Hubo un palpable malestar cuando Bolsonaro afirmó que la democracia es un favor que la sociedad le debe a las Fuerzas Armadas. El principal portavoz de los uniformados, el vicepresidente Humberto Mourão, trató de matizar las palabras del capitán presidente, pero el desastre ya estaba consolidado.
Los desatinos de los de tres hijos Bolsonaro han sido objeto de duras críticas de los militares, muchas de ellas lanzadas en público. Para enturbiar aún más la atmósfera, existen dudas concretas referentes a las relaciones entre los hijos presidenciales y las “milicias” de Río, como son llamados los grupos de exterminio que dominan buena parte de la ciudad.
El excéntrico ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, un diplomático de carrera discreta y sin cualificación alguna para asumir el puesto al que fue designado por un astrólogo descerebrado transformado en guía intelectual de la familia Bolsonaro, ya fue públicamente puesto bajo la tutela de los militares. 
Ha sido desautorizado un sinfín de veces por el vicepresidente, general Humberto Mourão. Lo que muchos se preguntan después de dos meses de desgobierno es cuándo esa tutela se extenderá a otros ministros y más, hasta el mismo Bolsonaro. 

La tensión es evidente y las críticas se multiplican en los medios hegemónicos de comunicación, los mismos que dieron pleno respaldo al golpe institucional que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff, al gobierno cleptómano de Michel Temer y a la elección del capitán. También la sacrosanta entidad llamada “mercado” se muestra cada vez más reticente con relación al presidente. 
Recluido en su núcleo familiar, frente a una colección de ministros que se turnan a la hora de producir estupideces de manera incesante, pasados 60 días en la presidencia Bolsonaro asiste, impávido, a la lenta corrosión de su popularidad. Todavía dispone de apoyo, pero es el presidente con menor aprobación en sus dos meses iniciales desde 1995.

Entre los militares hay, además de profunda irritación, un temor creciente: que los desastres provocados por el capitán presidente los contamine a punto de arrastrar su imagen entre la opinión pública. También les preocupa la forma cada vez más veloz de pérdida del capital político de que el presidente todavía disfruta, amenazando de manera decisiva los puntos considerados esenciales del programa de gobierno elaborado, en muy buena parte, por ellos. 
La tensión entre dos grupos nítidos –el clan Bolsonaro y parte esencial de sus ministros, por un lado, y los militares y ministros considerados pragmáticos por otro– se elevó rápidamente en las últimas semanas. Por casualidad, se detectó en las redes sociales una sensible baja en el número de simpatizantes de Bolsonaro. 

No hay en el horizonte ninguna señal de que ese panorama cambie. ¿Hasta cuándo Brasil seguirá sin gobierno ni rumbo?.

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