Los Movimientos Sociales en América latina, entre los más
importantes -
no coyunturales, sino históricos - como MÉXICO y el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional, BRASIL en Movimiento de los Sin Tierra. MST, CHILE. Movimiento Estudiantil Chileno en 2011 y Después: «No Somos
Hijos de la Democracia, sino Nietos de la Dictadura» ECUADOR El Movimiento Indígena. Como Movimiento
Social, Desde hace más de tres décadas, el movimiento indígena ecuatoriano
ha sido y –no obstante su crisis en los últimos años– sigue siendo uno de los actores sociales más importantes del
Ecuador y de América Latina. Su característica específica, la de basarse en
la identidad
étnica, parece haber complicado una interpretación coherente de este
movimiento social como tal desde las
teorías de movimientos sociales. Todos estos Movimiento Sociales, tienen propuestas de carácter EDUCATIVO,
frente a los programas impuestos por las políticas Neoliberales, con la
finalidad de iniciar los Grandes Cambios
Sociales, desde la propia estructura del sistema, mediante la EDUCACIÓN.
Y trabajar por el desarrollo de su propia
CULTURA, fundada en su propia IDENTIDAD ÉTNICA, propuesta
y proceso que definitivamente choca
frontalmente con todo el Programa impuesto
por las Políticas Neoliberales en América latina, desde los inicios de 1990
y las Políticas del Consenso de
Washington. Ahora presentamos un
resumen del Programa Educativo en Ecuador TiNi. Programa de Educación Ambiental tierra para
todos, de Rosa María Torres.
TINI:
PROGRAMA DE EDUCACIÓN AMBIENTAL TIERRA PARA TODOS (ECUADOR) de Rosa María Torres, Niños y jóvenes
están perdiendo contacto con la naturaleza. El ideario de la "educación del siglo 21" rebosa
pantallas y teclados. El asunto es particularmente preocupante en contextos
urbanos. Esta es una experiencia inspiradora que busca recuperar
el contacto con la tierra para niños, adolescentes y jóvenes. El Programa de Educación Ambiental "Tierra para Todos", ofrece a niños y jóvenes escolares la
posibilidad de acceder a un espacio de tierra - desde medio metro cuadrado e incluso desde una maceta - en el que
pueden sembrar, crear, interactuar,
jugar, aprender al aire libre y en contacto con la naturaleza.
Dependiendo de su tamaño y condiciones específicas,
la TiNi - Tierra
de niños y jóvenes para el Buen Vivir - puede adoptar diversas
formas y funciones: un pequeño huerto o jardín, un parque, una plaza, un
vivero, un espacio lúdico, un taller, un rincón de lectura, etc. La TiNi se puede organizar en el hogar, en la
escuela, en la comunidad o en cualquier otro lugar. En ella intervienen los alumnos con ayuda de
profesores y directivos. Participan también los padres de familia y la
comunidad. La TiNi está pensada como una metodología de educación ambiental y
de empoderamiento de los alumnos en su
relación con el medio ambiente. El contacto con la naturaleza tiene
múltiples beneficios: cognitivos, físicos, emocionales y sociales. Desarrolla la creatividad, el sentido de asombro, la
cooperación, la empatía y la resolución de problemas.
La
metodología TiNi ha sido desarrollada por la Asociación para la Niñez y su
Ambiente (ANIA), una asociación privada sin fines de lucro
fundada en Lima en 1995.
En
2015-2016 la metodología TiNi fue institucionalizada por el Ministerio de Educación del Perú como Proyecto Educativo Ambiental
Integrado (PEAI), denominado “Espacio de Vida- EsVi”. En 2016 se adoptó en más de 3.200
instituciones educativas públicas en 18
regiones del país. Con apoyo del sector privado, la metodología TiNi se ha implementado en más del 50% de regiones del Perú y en otros 10 países, uno de ellos el Ecuador.
Año 2012 la
UNESCO declaró de interés público esta metodología. La reconoció como una actividad oficial dentro del Decenio de Naciones Unidas de la Educación
para el Desarrollo Sostenible, coordinado por la UNESCO (ver la carta de Reconocimiento
de la UNESCO, del Ministerio del Ambiente y del Ministerio de Educación del
Perú).
Estas son las herramientas que la ANIA pone a disposición para trabajar con la TiNi:
Metodología
TiNi virtual
- Kit TiNi (materiales didácticos para crear una TiNi)
- Cuento “El Gran Tesoro de la Naturaleza” (inspira la
creación de TiNi)
- Ficha de comprensión lectora del cuento (promueve la
comprensión lectora)
- Guía –
cuento: Creando una TiNi (orienta en
pasos sencillos como crear TiNi)
- Guía para docentes de cómo aplicar la metodología TiNi
- Guía TiNi de flora y fauna en Lima (orienta sobre las
especies de plantas y animales que existen en Lima y el Callao y que pueden
habitar en la TiNi
- Centro de
Promoción TiNi (lugar
implementado para observar una TiNi
en “vivo”)
- Talleres
de capacitación TiNi
Además de la
TiNi, la ANIA promueve
otras estrategias e iniciativas: Bonos de Servicios Ambientales por Valores y
Educación (SAVE), Ecohogar, EL MUNDO DE ANIA Y
KIN, Y ARBOLES COMO MONUMENTOS NATURALES.
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PROYECTOS EDUCATIVOS Y MOVIMIENTOS
POPULARES EN NUESTRA AMÉRICA.
*****
Oscar Soto.
La Tinta. Rebelión.
Sábado 2 de marzo del 2019.
Comenzamos el debate sobre algo que nos inquieta, inquietud que se expresa en términos teóricos, pero que se enuncia, sobre todo, en sentidos prácticos y políticos: ¿por dónde pasa el conflicto social y las reinvenciones de los movimientos sociales-populares en este presente político de América Latina?
Sin la intención de agotar un tema que
especialistas ya habrán sistematizado unas cuantas veces, aventuramos algunas
reflexiones al respecto.
En primer lugar, habría que
decir que la cuestión del fin de la política o la ´desaparición´ de las clases
trabajadoras como sujeto histórico en las ciencias sociales y cierta
perspectiva teórica de los años 80′ estuvo ligada al auge del análisis de los
“nuevos movimientos sociales” como “protagonistas privilegiados” de la protesta
social contra el neoliberalismo. En cierta medida, la clave de lectura social
de estos fenómenos buscaba escapar al determinismo economicista típico de años
anteriores y, no pocas veces, derivó (y deriva aún) en la idealización de la
espontaneidad en la organización de la sociedad civil.
La
resistencia social se organiza.
Lo segundo
que podemos resaltar, si pensamos en los movimientos sociales latinoamericanos, es
que existe, hoy -en pleno 2019, atravesados por todas las formas de explotación
posibles-, la necesidad de avanzar por sobre la textualidad dicotómica que contrapone la perspectiva de la
constitución subjetiva de los movimientos sociales, frente a la miradas que
enfatizan los condicionamientos económico/estructurales. Es decir: ni todo es
el sujeto/sujeta que hace y deshace
per se, como tampoco lo es todo la estructura y cierto mandato esencialista o
fatalista que nos condena a estar oprimidos o “hacer la revolución”. El análisis de los movimientos sociales en Nuestra
América debe implicar una doble ruptura epistemológica y política en relación a
las escuelas de pensamiento tradicionales.
En tal sentido es que pensamos que la noción de movimientos
sociales, como sujetos educativos-políticos y espacios de construcción
de “epistemes” (que producen saberes alternativos y proyectos políticos
contrahegemónicos), puede ser una característica definitoria de los movimientos sociales y populares
latinoamericanos en la actualidad. Las organizaciones de base en resistencia se
hacen en la ocupación del conflicto territorial concreto y en la
resignificación de la problemática de la explotación como clases sociales
oprimidas en el actual sistema capitalista neoliberal.
Veámoslo con
más claridad.
Movimientos
sociales y proyectos educativos.
El proceso de
resistencia social y política latinoamericana (siguiendo a Lía
Pinheiro Barbosa) que proponen, por ejemplo, los pueblos campesinos, indígenas, afrodescendientes, como aquellos
desplazados
y empobrecidos en las grandes ciudades, constituye el reverso de las
secuelas que ha dejado la colonización
iberoamericana, como así también la agudización de las contradicciones y
antagonismos sociales actuales. En esa dirección, al re-pensar América
Latina, lxs sujetxs sociales organizadxs en movimientos
populares representan la emergencia de un gran puñado de rebeldías.
Rebeldías que se expresan en otras semánticas y dispositivos de lucha
ideológica, a tal punto que sus prácticas logran desafiar la unilateralidad
hegemónica de la colonialidad, al tiempo que exponen la continuidad histórica
de una “profunda contradicción estructural subyacente al y propia del capital”.
Es decir
que, en nuestros sures, los movimientos
en lucha no solo desafían al
capitalismo, sus gobernantes y poderes fácticos, sino que también ponen en
tela de juicio opresiones más lejanas. Ahí están el movimiento campesino, indígena, feminista y tantos otros.
Las demandas
articuladas que encarnan esos pueblos organizados en movimientos
sociales expresan la centralidad de las clases sociales en contextos de
dependencia. Es decir, tanto las formas de resistencia como las
alternativas pedagógico-políticas
que los movimientos
sociales desarrollan en América
Latina, resultan una forma de impugnación al modelo económico-político del
capitalismo, al tiempo que elaboran una crítica del tipo de relaciones
ideológicas que atraviesan, de múltiples maneras, las modalidades de conciencia
y voluntad de los sujetos.
Dicho en los términos de Barbosa:
“Denuncian, de par a par, las múltiples formas de sojuzgar propias de un modelo
político-económico que edificó su dominación más allá del campo económico,
haciendo raíces profundamente arraigadas a esquemas simbólico-ideológicos que
dan sostenimiento a la dominación vivida en nuestros días”.
En otras palabras, decimos: solo la educación popular y nuestra alfabetización política militante puede
empezar a desmontar las opresiones que cargamos en nuestras realidades
concretas.
Desplazamiento
semántico
En los
últimos años, se ha dado, en la región, tanto en el estudio de los movimientos sociales como en la práctica misma de las luchas populares, un cierto desplazamiento semántico desde la
noción de movimiento social a la caracterización de movimientos populares latinoamericanos. Con el tiempo, hemos
constatado que, en el acontecer de las resistencias en América Latina, los proyectos políticos-educativos de estos
movimientos apuntan a poner en cuestión la pasividad hegemónica que la
misma pedagogía tradicional les asigna bajo el imperio del capital. Dicho de
otra manera, una vía de expresión del antagonismo social y la tensión de
clases, en la actual coyuntura regional, se materializa en las disputas pedagógico-políticas de los movimientos.
“Un mirar panorámico sobre el continente nos permite vislumbrar los
indicios de un proyecto emancipador, vinculado a un papel político conferido a
la Educación,
manifiestos en: la trayectoria del Sector de Educación del MST; en la propuesta de creación de la Universidad del Sur; en la expresiva experiencia del Método de Alfabetización cubano, ‘Sí, Yo Puedo!’,
sobre todo, con los pueblos originarios;
en las Escuelas Autónomas Rebeldes Zapatistas, entre otras propuestas
que se han consolidado y avanzado gradualmente, testigos vivos de que el
‘paradigma emancipador para América
Latina’ tiene un pie en la Educación, camino de transformación cultural
radical y necesaria a nuestro continente”, explica
Barbosa.
Así presentados, los movimientos
sociales desde América Latina se estructuran en torno de una disputa de
sentidos comunes, en términos gramscianos. Los
mismos representan una erosión a las formas de dominación del capital, pero
llevadas a cabo por vía de la puesta en cuestión de sus elementos
ideológico-políticos. En el caso de los movimientos
populares latinoamericanos, entre los que el campesinado o los
movimientos indígenas resaltan por sus luchas políticas, la cuestión de las
propuestas educativo/políticas re-crean formas
de articulación social y una praxis política disruptiva.
Finalmente,
nos jugamos y reafirmamos nuestra hipótesis: los movimientos sociales,
en particular, el conjunto de organizaciones de base campesinas e indígenas, mujeres, trabajadores precarizados,
excluidas y excluidos en América
Latina constituyen fuertes experiencias de clase social devenidas en
movilización política, articuladas en torno a proyectos políticos que prefiguran otros espacios y construyen saberes populares para
encontrar salidas a esta injusticia perfecta que padecemos llamada capitalismo.
Óscar Soto es politólogo y militante social.
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