"Reina la avaricia antes que el interés por lo
social. Mientras el capitalismo es,
según sus resultados macabros, una pesadilla generalizada que cada día
empuja al planeta y a los seres humanos a un colapso tapizado por guerras,
terrorismo, caos e inestabilidad de todo tipo, las riquezas naturales y
laborales se concentran en unas cuantas manos. Unas pocas familias y empresas controlan la mayor parte de las
actividades económicas de todo el mundo. La especie humana vive bajo una
pauperización galopante mientras la monopolización registra records insalubres
para toda forma de vida; mientras las diferencias entre ricos y pobres aumenta
sin escrúpulos, sin pudor e impunemente. Se
multiplica la inseguridad para los desposeídos y se reprimen las
manifestaciones del malestar. Las evidencias son tan ofensivas como
numerosas".
"Es crucial resolver la contradicción Capital-Trabajo que tiene secuestradas las fuerzas productivas en todo el mundo y las destruye de manera irracional y procaz, pero hay que resolver tal contradicción con un sistema de planificación inteligente y participativo que permita a la humanidad superar todos los problemas y desarrollarse a un nivel de civilización y cultura profundamente nuevo. El capitalismo es un sistema socio-económico cuya razón de ser sólo sirve a unos cuantos opresores, “armados hasta los dientes”, que en la terquedad de enriquecerse sin límites está destruyéndolo todo y nos lleva a una fase que sólo implica daños irreversibles para la humanidad. Pero lo pintan como si fuese lo mejor que nos ha pasado".
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“Hablan
sobre el fracaso del socialismo, pero ¿dónde está el éxito del capitalismo en
África, Asia y América Latina ?” Fidel Castro.
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VIGENCIA DEL SOCIALISMO. MÁS QUE NUNCA, MEJOR QUE ANTES.
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Fernando Buen Abad Domínguez.
Rebelión viernes 15 de marzo del 2019.
Bastaría con
escuchar el odio que inyecta la burguesía a sus denuestos contra el socialismo para
deducir que algo muy bueno para los seres humanos implica terminar con la
jerarquía de los opresores para ir a un sistema
Socialista capaz de erradicar el interés del capital sobre los seres humanos
y erradicar todo el fardo individualista, racista, excluyente y opresor que nos
ha amargado la existencia durante demasiado tiempo. Poner a la sociedad como
prioridad mayor para la sociedad misma, ha sido una lucha cuya vigencia es cada día mayor según se ven los estragos
ecológicos y humanísticos que el capitalismo ha venido causando a lo largo de
su historia. La realidad se encarga
de reiterar la vigencia del socialismo.
Es aberrante
el tono sepulturero con que la burguesía (y algunos “loros” amaestrados por
ella) se empeña en dar por muertos al socialismo, al comunismo y al marxismo.
En esas “exequias” propagandistas
invierten tiempo, dinero y esfuerzos a granel. Pagan publicistas, académicos y
mercenarios de todo tipo para
convencernos del “fracaso” de un sistema económico, político y cultural del
cual no hemos visto desarrollarse (para decirlo alegóricamente) ni un 10%. Y,
en contraste con ese “fracaso”, nos
pintan al capitalismo como si fuese un sistema exitoso que ha triunfado de una
forma ejemplar y rotunda. “Hablan
sobre el fracaso del socialismo, pero ¿dónde está el éxito del capitalismo en
África, Asia y América Latina ?” Fidel Castro.
Reina la avaricia antes que el interés por lo
social. Mientras el capitalismo es,
según sus resultados macabros, una pesadilla generalizada que cada día
empuja al planeta y a los seres humanos a un colapso tapizado por guerras,
terrorismo, caos e inestabilidad de todo tipo, las riquezas naturales y
laborales se concentran en unas cuantas manos. Unas pocas familias y empresas controlan la mayor parte de las
actividades económicas de todo el mundo. La especie humana vive bajo una
pauperización galopante mientras la monopolización registra records insalubres
para toda forma de vida; mientras las diferencias entre ricos y pobres aumenta
sin escrúpulos, sin pudor e impunemente. Se
multiplica la inseguridad para los desposeídos y se reprimen las
manifestaciones del malestar. Las evidencias son tan ofensivas como
numerosas.
Es crucial
resolver la contradicción Capital-Trabajo que tiene secuestradas las fuerzas
productivas en todo el mundo y las destruye de manera
irracional y procaz, pero hay que resolver tal contradicción con un sistema de
planificación inteligente y participativo que permita a la humanidad superar
todos los problemas y desarrollarse a un nivel de civilización y cultura
profundamente nuevo. El capitalismo es
un sistema socio-económico cuya razón de ser sólo sirve a unos cuantos
opresores, “armados hasta los dientes”,
que en la terquedad de enriquecerse sin límites está destruyéndolo todo y nos
lleva a una fase que sólo implica daños irreversibles para la humanidad. Pero
lo pintan como si fuese lo mejor que nos ha pasado.
Socialismo, alternativa a la esclavitud que provoca el capitalismo salvaje.
Está vigente
el socialismo que permite transformar la realidad impulsado
por las fuerzas sociales unidas y organizadas igualitariamente. Un socialismo
irreductible por burocracia alguna y sin totalitarismo de Estado. Un socialismo
capaz de cambiar el orden de la realidad para desterrar definitivamente las clases
sociales y toda forma de opresión. Un socialismo no utópico. Un socialismo
científico. Es decir, sin dogmas. Ese
que Marx explicó en su Manifiesto.
Un
socialismo que ponga fin a toda confusión, desorientación o dispersión del
movimiento emancipador de la clase trabajadora, que sea
capaz de unir fuerzas contra el capitalismo para no repetirlo y para impedir
que sobreviva con sus disfraces más socorridos. Que sea capaz de abrir un
movimiento transformador a profundidad y sin exclusiones, donde se admita a
todas las tendencias que luchan por la emancipación de la humanidad. Socialismo
para terminar con la dictadura del Capital, o él acabará con nosotros. Sin
atenuantes, sin desviaciones, sin espejismos, sin ilusionismos. Está vigente el
socialismo porque es necesario para que la humanidad pueda resolver todos sus
problemas y escale su desarrollo histórico sin lastres de clase, sin complejos
y sin opresores. El socialismo está vigente porque es una necesidad para la
especie humana. Y no hay salidas alternas, la disyuntiva objetiva es:
socialismo o barbarie.
Socialismo
como radicalización del amor por la vida… capaz de transformar,
transformándose. No como un sistema que debe imponerse desde fuera
sino como una necesidad que debe desarrollarse plenamente desde el seno de la
contradicción histórica del Capital y el Trabajo. “ Un movimiento real que anula y supera el estado de cosas
actual ”. Marx. Una lucha que surge de lo concreto como
posibilidad no realizada aun pero realizable. No como un ideal, utópico, sino
como un socialismo científico, es decir, movimiento real emancipador y producto
histórico de ese movimiento. Socialismo deseable, posible y realizable. Socialismo
transformador de las condiciones objetivas incluido la conciencia de su
realización, la aspiración a realizarlo con la organización y la lucha
correspondientes.
Porque la vigencia del socialismo como necesidad
objetiva y subjetiva de transformar el mundo, es necesidad que no podrá ser
ahogada por los “escuderos de la
burguesía” que difunden pesimismo pueril e individualismo, irracionalismo,
utopismo y consumismo. La vigencia del socialismo no podrá ser eclipsada por
los desesperanzados ni los nihilistas padres del catastrofismo de ocasión. Decía Marx “de lo que se
trata es de transformar el mundo” y eso supone luchar contra el capitalismo
y el imperialismo pero también luchar -con las armas de la crítica- para que el
socialismo sea, verdaderamente, además de deseable y posible… realizable. Como
insistía Sánchez Vázquez.
No tenemos
en nuestras manos la clave de la historia futura pero anidan en la praxis del
socialismo los más vigentes anhelos humanos dispuestos a
darse salidas objetivas y concretas por cuya realización hay que luchar
permanentemente. Podemos experimentar ajustes y correcciones que son parte del
camino, dejar atrás métodos que resulten inútiles, pero no podemos cambiar de
camino -el camino socialista- porque no podemos confundir la táctica con los
principios. Y es que en la vigencia del socialismo hay un componente crítico de
importancia suprema que es, en sí mismo, complejo y contradictorio precisamente
porque el socialismo no es la simple aplicación dogmática de una “idea” o “ideal inmaculado” despegado de la
realidad. Todo lo contrario. Y, quizá, no sepamos, por ahora, cómo será el socialismo
en su plenitud, pero
sí sabemos cómo no queremos que sea. Y eso implica y exige luchar, organizados,
por ello. Nada más vigente.
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