Andrés Manuel López Obrador y los Medios de comunicación
"En
términos generales, los medios de
comunicación privados y sus principales caras visibles pasaron de una
abierta hostilidad hacia la figura de AMLO
a posiciones de crítica más moderada al asumir éste la Presidencia. Si bien
todavía han transcurrido pocos meses desde que asumió el cargo como para poder
establecer cómo se va a definir de manera definitiva la relación de AMLO con los medios de comunicación o,
más bien, en qué medida los principales medios van a ser determinantes en la gobernabilidad
del mandato, hay un aspecto que es clave y que no debe ser soslayado: el nuevo
formato de conferencias matinales por parte del presidente ha trastocado la
escena comunicacional. No sólo porque es allí donde AMLO marca la agenda mediática entregando la pauta de sus acciones,
sino también formatea las opiniones en general de su Gobierno. Hay un nuevo
estilo, frente al cual los medios de
comunicación todavía se están acomodando: posicionado de frente a la ciudadanía, ha tomado la iniciativa de la
agenda política y comunicacional del país, algo que Peña Nieto fue
perdiendo en el último tramo de su gestión. Por eso es que las principales
críticas provienen, sobre todo, desde el exterior, donde todavía no se termina
de perfilar - o de aceptar- el rumbo de la nueva Presidencia".
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Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
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LATINOAMERICA. EL GOBIERNO DE AMLO, ENTRE LA ACEPTACIÓN CIUDADANA Y LOS
FACTORES DE PODER.
TENSIÓN Y FINAL ABIERTO.
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Los grupos de interés en México han adoptado su fisonomía actual a
través de décadas de una dinámica simbiótica con los gobiernos neoliberales. La
administración de Andrés Manuel López Obrador ha supuesto todo un desafío para
la mayor parte de las corporaciones.
Aníbal
García Fernández, Amílcar Salas Oroño y Camila Vollenweider.
Página/12
domingo 21 de abril del 2019.
La última encuesta de opinión realizada en México
arroja que el apoyo ciudadano a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es del 79,4
por ciento. Es decir, casi 8 de cada 10 mexicanos y mexicanas
tiene una opinión favorable del Presidente. Si bien sólo lleva en el poder poco
más de cien días, su favorabilidad entre el electorado es abrumadora. Algunos
de los factores que explican este hecho son su política comunicacional (diariamente expone ante los medios sus
decisiones y opiniones políticas), medidas
de austeridad para el funcionariado público (que la gente percibió como el
comienzo del fin de los privilegios políticos), y una inusitada firmeza en el manejo de asuntos sensibles como el
histórico contrabando de gasolina (“huachicoleo”) o la justicia para los 43 de Ayotzinapa,
que contrasta fuertemente con la debilidad conductora de su antecesor,
Enrique Peña Nieto.
Sin
embargo, al explorar los grupos de poder en México, se percibe que el gobierno
que lleva adelante la llamada “Cuarta Transformación” tiene
importantes desafíos y obstáculos. El
empresariado, los sindicatos y los medios de comunicación, entre otros, no
reproducen ese casi 80 por ciento de favorabilidad hacia el Gobierno: existen
tensiones y divergencias alrededor de cada grupo de interés, lo que pondrá a
prueba la capacidad de AMLO de
conducir políticamente una compleja sociedad atravesada por décadas de
neoliberalismo, deterioro institucional y débil soberanía.
Empresariado.
Los grupos empresariales más fuertes en México
estuvieron y están reticentes a la política económica del gobierno de AMLO.
Uno de esos grupos es el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), el cual financió
la serie titulada “Populismo en América Latina” y fue parte de la “guerra
sucia” durante la campaña electoral en 2018. Algunos empresarios que conforman
el CMN son Germán Larrea, de Grupo México, Ferromex, Claudio X. González
Guajardo, hijo del empresario Claudio X. González Laporte, dueño de
Kimberly-Clark. Actualmente financia organizaciones civiles como mexicanos contra
la Corrupción y la Impunidad; Alberto Bailléres, presidente del Grupo
Bal, en donde hay empresas en los sectores de siderúrgica, petróleo,
agropecuario y en las finanzas. Lo que aglutina a estos empresarios no sólo es
su posición en contra del proyecto de AMLO,
también
que sus fortunas crecieron en los últimos treinta años de neoliberalismo en
México.
Otro
grupo de empresarios decidió unirse al proyecto de AMLO, por ejemplo, Ricardo Salinas Pliego, presidente del Grupo
Salinas, Olegario Vázquez Aldir director general del Grupo Empresarial Ángeles
con empresas en medios, servicios hoteleros y en el sector financiero; Carlos
Hank González, presidente del Grupo Banorte, principalmente en el sector financiero,
pero con ligas familiares con el PRI;
y Bernardo Gómez Martínez, copresidente del Grupo Televisa, entre otros.
Grupos sociales.
Uno de los grupos que han manifestado su oposición al
proyecto de AMLO es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el
cual lleva desde 1994 construyendo
autonomía en el territorio de Chiapas, en conjunto con el Congreso Nacional
Indígena (CNI) y el Consejo Indígena
de Gobierno (CIG). En los últimos
meses, la actividad en contra del Gobierno de AMLO se centró en la oposición a la construcción del Tren Maya, ferrocarril que pretende conectar
el sur-sureste del país y que implica un gran costo ecológico, afectaciones a
comunidades y daños medioambientales irreversibles. En contraste, comunidades
indígenas aglutinadas en el recién creado Instituto Nacional de Pueblos
Indígenas (INPI) le entregaron
simbólicamente el “bastón de mando” a AMLO
cuando asumió la Presidencia.
Otro
de los grupos sociales que puede cumplir una de sus demandas son las
organizaciones civiles en pro del derecho a la interrupción voluntaria de la
gestación, el cual, mediante una ley, podría ser legal a nivel nacional. Esta
demanda histórica encontró también grupos de oposición de diversas
organizaciones como la Iglesia,
sectores conservadores, y partidos políticos que pretenden conformar un “bloque común” para no permitir la
legalización. Incluso, dentro del propio partido de AMLO hubo voces en contra del aborto.
La
cancelación del aeropuerto en la Ciudad de México aglutinó a varias
organizaciones sociales contrarias al proyecto desde que se concibió, como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
(FPDT) y organizaciones barriales, estudiantiles, campesinas que se unieron
en la campaña “YoPrefieroElLago”.
Por otra parte, grupos empresariales que se verían beneficiados con el proyecto
se opusieron más al entrante Gobierno de AMLO,
abonando incluso a la campaña de “incertidumbre”
que genera el actual Gobierno para los inversionistas y que tiene su eco en
medios.
Otro
de los grandes temas pendientes será la aprobación o cancelación del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos
y Canadá (T-Mec o Usmca por sus siglas en inglés). La renovación del TLCAN es central para México, toda vez
que más del 80 por ciento de sus exportaciones se dirigen hacia Estados Unidos,
la cantidad de intereses interrelacionados para la clase política de ambos
países, así como intereses económicos de largo aliento.
La
estrategia de Estados Unidos hacia
México fue la de dislocar su producción manufacturera en el país, abrir el
mercado energético, y prolongar la situación de dependencia estructural. La
ratificación del tratado polarizará posiciones incluso dentro de los grupos
empresariales que se colocaron con el actual gobierno.
AMLO. Un gobierno progresista, por primera vez en México?,
***
Sindicatos,
Como
parte de la confirmación de un nítido perfil propio, a principios de este año AMLO fue muy enfático en la denuncia
sobre la corrupción que se registraba en Pemex –a propósito del “huachicoleo”– indicando que
funcionarios de la compañía habrían recibido sobornos de más de 400 millones de
pesos. Buena parte de las observaciones se colocaron sobre el papel desempeñado
por Romero Deschamps, el histórico líder
sindical de los petroleros. Frente al problema, AMLO precisó que el rumbo estará determinado por “la democracia sindical” pues “el Gobierno
ya no tiene líderes favoritos”.
Si
bien la arremetida no fue tan frontal como en otros casos históricos –por
ejemplo, como el del Presidente Carlos
Salinas y el “Quinazo”–, la quita de algunas prerrogativas sindicales ya ha
generado una reorientación de los actores del sector. No es el único caso donde
las relaciones entre el Gobierno y los sindicatos han ingresado en una nueva
etapa. De hecho, y como señal de los tiempos, se ha estructurado una nueva
central sindical.
La Confederación Internacional de Trabajadores (CIT),
uno de cuyos referentes es el líder
sindical minero Napoleón Gómez Urrutia, aparece en escena poniendo sobre la
agenda la discusión acerca de las regulaciones laborales del país, teniendo en
cuenta los efectos negativos que sobre éstas tuvieron durante tantos años las
disposiciones del TLCAN, que
mejoraron de gran forma los intereses de la clase empresarial a costa de bajos
salarios y escasas prestaciones.
Precisamente,
en la Asamblea Constitutiva de la CIT,
compuesta por 10 federaciones y 150
sindicatos, se puso énfasis una determinada orientación para el movimiento
obrero: observando con buenas expectativas la llegada de AMLO, su interés está puesto en desarmar toda la arquitectura
neoliberal que fue diseñada en perjuicio de los trabajadores.
Habrá
que ver hasta qué punto las otras
centrales sindicales (y sindicatos en general) también asumen esta posición
o si, por el contrario, se colocan abiertamente contra el Gobierno. Tal como lo
detallan varios analistas, es importante ver si las “rupturas” que propone AMLO en varios planos también modifican la
inercia de la naturaleza “oficialista”
y corrupta que, en la mayoría de los casos, caracterizó al mundo sindical
mexicano.
En
ese sentido, habrá que seguir de cerca las apariciones públicas –además de la
de Deschamps– de Carlos Aceves del
Olmo (Confederación de Trabajadores de México-CTM), Joel Ayala Almeida
(Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado), Francisco
Hernández (Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana), Víctor Flores
(Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana), Juan Díaz
de la Torre (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) y del propio Víctor
Fuente del Villar (Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana), todas figuras claves que, frente al discurso anticorrupción
de AMLO –y al igual que Deschamps–
pueden sentirse incomodados.
No
siempre favorables con el actual
discurso presidencial, es también probable que comiencen a verificarse
cambios internos en las estructuras
sindicales, con consecuencias hacia su gravitación en la esfera
gubernamental.
Por
el momento, el actor sindical no se ha
colocado en un lugar confrontativo; es cierto que se han registrado varias huelgas y protestas, como la de los sindicatos universitarios, pero aún sin
mayores consecuencias.
Medios de comunicación
En
términos generales, los medios de
comunicación privados y sus principales caras visibles pasaron de una
abierta hostilidad hacia la figura de AMLO
a posiciones de crítica más moderada al asumir éste la Presidencia. Si bien
todavía han transcurrido pocos meses desde que asumió el cargo como para poder
establecer cómo se va a definir de manera definitiva la relación de AMLO con los medios de comunicación o,
más bien, en qué medida los principales medios van a ser determinantes en la gobernabilidad
del mandato, hay un aspecto que es clave y que no debe ser soslayado: el nuevo
formato de conferencias matinales por parte del presidente ha trastocado la
escena comunicacional. No sólo porque es allí donde AMLO marca la agenda mediática entregando la pauta de sus acciones,
sino también formatea las opiniones en general de su Gobierno. Hay un nuevo
estilo, frente al cual los medios de
comunicación todavía se están acomodando: posicionado de frente a la ciudadanía, ha tomado la iniciativa de la
agenda política y comunicacional del país, algo que Peña Nieto fue
perdiendo en el último tramo de su gestión. Por eso es que las principales
críticas provienen, sobre todo, desde el exterior, donde todavía no se termina
de perfilar - o de aceptar- el rumbo de la nueva Presidencia.
Corporaciones.
Los grupos de interés en México
han adoptado su fisonomía actual a través de décadas de una dinámica simbiótica
con los gobiernos neoliberales de turno,
exceptuando las organizaciones indígenas, campesinas y populares en general,
que siempre han estado al margen de la consideración gubernamental. La
constitución y naturaleza de los grupos
de poder empresarial, sindical y mediático han sabido cómo amoldarse a las
nuevas gestiones presidenciales (con viejos y similares objetivos). Sin
embargo, la llegada de AMLO ha
supuesto todo un desafío para la mayor parte de esas corporaciones, habituadas
a mantener la armonía con los gobiernos a cambio de satisfacer sus intereses.
La
nueva situación es de tensión, contradictoria y con final abierto. AMLO ha demostrado tener la suficiente “cintura” política como para amarrar
a la opinión pública a su favor,
aunque determinados nodos política y económicamente fuertes le representan aun
un enorme desafío. México no tiene un referente histórico progresista relativamente
reciente, como otros países de Latinoamérica; y en esa “novedad” progresista, AMLO tiene la
ventaja, como también el reto, de conducir el destino de
una sociedad devastada por décadas de neoliberalismo y entrega de soberanía.
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* Aníbal García Fernández: Master en
Estudios Latinoamericanos (UNAM-México).
** Amílcar Salas Oroño: Doctor en
Ciencias Sociales (UBA-Argentina).
*** Camila Vollenweider: Master en
Sociología (UBA-Argentina).
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
(CELAG).
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