COMENTARIO para LOS
CORRUPTOS LA “PRISIÓN PREVENTIVA” ES “ABUSO DE PODER”, PERSECUCIÓN POLÍTICA, etc. Cuidado hoy protestan. gritan. Hasta
hablan de venganza, persecución política. - desde el Presidente - T.C. Congresistas PPK, APRISTAS, CARDENAL,
BARNECHEA (habló hasta de mafias judiciales) y Familiares de todos los TIBURONES que se llevaron millones de
dólares, producto de las coimas, millones
que NOS robaron a todos los peruanos, que engordan sus bolsillos del “Clan de
Mafiosos”, Pero los “gritones” de hoy”, NO dicen nada, de los Millones de dólares, que debieron servir para HOSPITALES y CENTROS EDUCATIVOS. Cientos
de ellos se caen en pedazos. Hospitales NO tienen ni gaza, para atender al
Pueblo. Nos robaron a todos los peruanos
esta MAFIA de LADRONES y TRAIDORES. Caso
ODEBRECHT y la Comisión Lava Jato, a cargo de los FISCALES está trabajando bien y tienen todo el apoyo de la CIUDADANÍA. CLAN de MAFIOSOS Hipotecaron nuestra Soberanía
Nacional. Lucha Frontal contra la CORRUPCIÓN.
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PERÚ. UNA SEMANA NADA SANTA.
PPK. 36 meses de cárcel. GARCÍA, su
suicidio. "Decisión propia".
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Francisco Pérez
García.
Otra Mirada.
Lunes 22 de abril del 2019.
Las investigaciones del caso LavaJato han tenido en esta semana santa del 2019 dos de los momentos más
impactantes no solo en el país, sino en el resto de América Latina. Y es que es la primera vez en lo que va de este
proceso a nivel de la región que dos expresidentes se ven afectados –de manera
distinta- en estas diligencias.
Uno con prisión preventiva y otro que prefirió el
suicidio antes que siquiera verse enmarrocado a nivel nacional en señal abierta
y horario exclusivo.
El primer caso, el de Pedro Pablo Kuzcynski, es el más llamativo de toda la corte de expresidentes
peruanos del siglo XXI, pues a sus 80 años enfrenta una prisión preventiva de
36 meses, debido a sus vínculos con la empresa Westfield, la cual habría sido –junto con otras personas de su
entorno cercano- los canales por los cuales la brasilera Odebrecht pagó los sobornos con los cuales logró
beneficiarse de las concesiones de la Interoceánica y el gasoducto.
Kuzcynski, como ya lo hemos mencionado en otros artículos,
fue el engranaje entre la empresa Odebrecht y el gobierno del presidente Alejandro Toledo (prófugo
actualmente) para que los brasileros se hicieran de las concesiones de las
obras antes señaladas, previo acuerdo de un pago de coima que según la fiscalía
habría sido lavado a través de empresas offshore y personas allegadas al
exmandatario. Por esta razón y por otras pruebas encontradas en la
investigación preliminar, los fiscales del equipo especial LavaJato solicitaron
al Poder Judicial, variar la orden de
detención preliminar a prisión preventiva para el líder de PERUANOS POR EL
KAMBIO.
Al cierre de este texto, la familia de PPK y sus
congresistas aliados (Heresi, Violeta y Sheput) así como
otras voces políticas han señalado que la prisión preventiva es un exceso,
sobre todo por la edad y el delicado estado de salud del exmandatario. Y han
solicitado, sino exigido, que el caso sea llevado con Kuzcynski en prisión domiciliaria o bajo comparecencia restringida,
tal como ha sido hasta ahora.
Así las cosas, PPK se convierte
en el segundo presidente marcado por la agenda corrupta de Odebrecht que debe pasar por prisión mientras duran las
investigaciones. Recordemos que el
primero fue Ollanta Humala. Mientras, Toledo
sigue prófugo y Alan García estuvo a punto de ser arrestado, de no ser por
una decisión que, si hacemos caso a su carta de suicidio, ha sido el último
acto político de un personaje que nunca quiso tener las esposas, ni mucho menos
enfrentar un proceso judicial.
EL SUICIDIO DE GARCÍA
A
esta hora, mucho se ha hablado sobre el accionar de Alan García, quien en un acto final de megalomanía prefirió el
egocentrismo del suicidio antes que responder a la justicia y demostrar lo que
tantas veces dijo. Aquello de “otros se
venden, yo no”.
La mañana del miércoles 17 de abril de 2019, García
Pérez se vio rodeado en el segundo piso de su vivienda, de un grupo de policías y elementos de
la fiscalía que venían a allanar su
domicilio y a cumplir la orden de arresto preliminar por 10 días.
Hasta el momento y según la
versión de diversas fuentes que estuvieron en el acto, desde la escalera que
conecta el primer con el segundo piso de su domicilio, García le dijo al fiscal y a los policías que iría a llamar a su
abogado. Acto seguido, cerró la puerta del dormitorio y se descerrajó un
tiro en la cabeza, con lo cual tuvo que ser trasladado de emergencia a un
hospital donde después de varias horas, tres paros cardiorrespiratorios y un
derrame cerebral, falleció pasadas las
diez de la mañana.
Este hecho ha sido utilizado políticamente por sus correligionarios
quienes han calificado el suicidio como
un “acto de honor” y una prueba de valentía para sus “enemigos”. Incluso, han utilizado al hijo menor de García para
acusar una inexistente persecución política contra el hoy cremado líder del
aprismo. En el borde del paroxismo, la
muerte de García ha sido utilizada por apristas y fujimoristas para decir
que existe un gobierno fascista con una policía judicial del mismo carácter de
la Gestapo, encargada de “desaparecer” a
los supuestos enemigos políticos.
Sin embargo, no se puede culpar a
nadie del suicidio de García. La decisión tomada por él,
responde a un juego político en el cual él –cual si fuera un rey de ajedrez- no
podía ser jaqueado ni tomado prisionero. Incluso, según fuentes de Otra Mirada, la decisión fue anunciada
previamente a la cúpula del aprismo, al menos la noche anterior, cuando reunió
a un selecto grupo para decirle que “A Alan García jamás lo verán preso o
enmarrocado”.
Las seis armas en poder de García
hablan de un hombre que esperaba este momento. Quizá en el acápite más
novelesco de este mito urbano muchos hubieran querido verlo batiéndose a tiros
con sus captores. Eso forma parte de ese cuento que siempre ha girado alrededor
de García, el mismo que se decía
escapó por techos y tuberías en el año
1992 cuando el fujimontesinismo quiso atraparlo. O aquella leyenda que
dibujaba a un presidente que se escapaba por las noches en una moto desde Palacio para salir de aventuras
románticas. O aquella que hoy gira por redes sociales donde Alan García habría salido caminando
hacia su camioneta la mañana del miércoles y que él moribundo que aparecía en
las fotos era un doble muy bien maquillado.
Así fue la vida de García:
azarosa, temeraria, indolente y llena de mitos. Hoy su vida
ha terminado, pero su historia continúa, para bien o para mal. Lo que diga Jorge Barata en Brasil esta semana,
puede terminar con la figura grandilocuente de Alan García o –para alegría de sus correligionarios- elevar a la
máxima potencia el mito que pretenden imponer del impoluto, honesto y gran
hombre político que quieren construir, incluso usando a su hijo menor,
aprovechándose de su pena y la furia de un púber que ha perdido a su padre.
Epílogo
Que ni el suicidio de García, ni la
salud precaria de PPK, se conviertan en elementos para distraer la atención sobre la lucha contra la corrupción, ni que
tampoco sean una punta de lanza para ir en contra de un sistema que –con
virtudes y defectos- ha logrado poner en jaque a más de un, hasta hoy, intocable
personaje vinculado con la corrupción.
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