&&&&&
BRASIL Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL.- "Cuando
cientos de miles de brasileños salieron a las calles de Sao Paulo
(400 mil personas), Río de Janeiro (300 mil) y otras grandes ciudades
brasileñas para protestar contra el alza en las tarifas del transporte público
y denunciar la corrupción de los políticos, la noticia causó sorpresa en todo
el mundo. Luego, la represión policial del 13 de junio detonó un asombroso
proceso de masas comparable con el de 1992,
cuando los brasileños tomaron las calles al grito de “Fuera Collor” (contra
el ex presidente Collor de Mello). Las dimensiones de las movilizaciones
evidenciaron que la situación política nacional entraba en una nueva etapa. Un factor
diferenciador de las movilizaciones brasileñas respecto de las que se han
venido sucediendo con cada vez mayor frecuencia en diversas partes del mundo se
apreció en que éstas han tenido lugar en
un país gobernado por líderes que disfrutan de un alto grado de aprobación popular y han tenido innegables éxitos en sus
políticas sociales con programas de bienestar popular muy apreciados por
las masas humildes. En el plano internacional, se les reconoce el mérito por
haber situado a la nación entre las
diez primeras economías del mundo y se evidencia el papel protagónico que ellos
desempeñan en la promoción de la unidad latinoamericana".
"Otra diferencia ha sido que el discurso
oficial de respuesta ha tenido un carácter inusualmente receptivo,
respecto a lo acontecido en otros países en circunstancias comparables. Dilma Rousseff se declaró orgullosa de
las movilizaciones y Lula señaló que “esas voces de las calles deben
ser escuchadas porque nadie con sano juicio puede estar contra ellas”. Ha
sido como si se estuviera evidenciando en las masas, no una voluntad de detener
al gobierno sino, por el contrario, de
empujarlo. Se aprecia que Brasil vive un proceso cuyas características están
aún tomando forma. Si bien todas las corrientes políticas parecieron sorprendidas,
enseguida éstas comenzaron a disputarse la orientación del movimiento en un contexto en el que la
izquierda –aunque sumamente fragmentada- es el conductor principal indiscutible y por ello las masas le
imponen el deber de evitar que la derecha se apropie del mando de las
movilizaciones en función de sus objetivos y en perjuicio de las aspiraciones del pueblo y los intereses más
generales de la nación".
Brasil. Marchas se replican en 30 ciudades de Brasil. Domingo 30 de junio. Las protestas en Brasil se multiplican, este domingo en el marco de la final de la Copa Confederaciones que se celebra en esta Nación, tarde en que diversas organizaciones rechazan el gasto de recursos que se ha asignado para las justas deportivas, Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos, en lugar de dirigirlos a áreas de salud, transporte público y Educación.
***
"Brasil no ha hecho una revolución social. Aunque las masas populares
hayan logrado imponerse por su número en los procesos electorales que han
puesto el poder político formalmente en manos
de la izquierda, el poder real es compartido con
otras fuerzas. Entre estas últimas están las que representan al empresariado capitalista nacional, no
siempre dispuestas a subordinar sus intereses económicos propios en aras de
objetivos patrióticos, aunque coyunturalmente participen en alianzas con la
izquierda como fuerzas políticas nacionalistas, en base a concesiones
recíprocas. De hecho, ni Lula da Silva ni Dilma Rousseff recibieron, al
obtener sus altos cargos en las respectivas elecciones, mandato popular alguno
para hacer la revolución social.
Incluso, Lula se vio obligado a firmar una especie de compromiso público a “respetar los contratos”, lo que
equivale a obligarse a mantener los fundamentos del sistema económico
neoliberal y la democracia representativa burguesa".
"Además, ellos representan no solo al
partido en que militan sino a la coalición de varios partidos que
les propició la victoria y, por tanto, se deben mover en sus actuaciones de
gobierno dentro de los límites que les permitan
tales agrupaciones partidistas. De todo ello se desprende que, para lograr
un mandato suficiente para hacer la
revolución social que es necesidad de su pueblo y vocación y voluntad de
sus dirigentes más altos, el camino
podría ser el de una formidable movilización popular como la que parece
estarse incubando. Se requerirá para ello de grandes líderes, de los que,
además de Lula
Da Silva y Dilma Rousseff, dispone ampliamente la izquierda brasileña que, además, tendrá
que disponerse a actuar como frente único contra las tentativas de la derecha
de adueñarse del movimiento así como para propugnar salidas anticapitalistas en
los impredecibles contextos que se les presenten. La “crisis” brasileña no tiene más salida que por el camino de la
izquierda. De
la inteligencia y habilidad de los revolucionarios de ese país
dependerá cuánto se logre o cuánto se deje de obtener en las circunstancias
actuales. Como recordara en alguna ocasión el propio Lula, la política es el arte de lo posible
para, en algún momento, intentar lo imposible. Y ese momento pudiera haber
llegado".
/////
La
presidenta Dilma Rousseff, dijo que
las manifestaciones llevadas a cabo en varias ciudades grandes de Brasil
durante las últimos días “comprueban la energía de la democracia”, y señaló que
su Gobierno está comprometido con la transformación social del país.
***
BRASIL: CUANDO LA DEMOCRACIA DIRECTA TOMÓ LAS CALLES.
“La Revolución Social”.
*****
Lunes 1 de junio del 2013.
Juan Luis Berterretche
(especial para ARGENPRESS.info)
La
democracia “representativa” vigente en Brasil se manifiesta en una alianza de
la ultraderecha ruralista, la “centroderecha” del PMDB, la “centroizquierda” de
partidos envilecidos menores como el PCdoB, y la “izquierda” del PT, juntos en
un gobierno de coalición para aplicar un programa anti-popular impuesto por la
dictadura del mercado. Cualquier semejanza del PT actual con el que protagonizó
las luchas sindicales y anti dictatoriales, es pura fantasía.
Una respuesta muy oportuna
Una respuesta muy oportuna
Era tal
el convencimiento que el gobierno tenía de que habían desarticulado y
desmovilizado a los movimientos populares por medio del consumismo, del
clientelismo electoral y el asistencialismo social, que ante el levantamiento
multitudinario se declararon “atónitos” y “perplejos”.
En el
presupuesto para 2013 el gobierno destinó al pago de intereses y amortizaciones
de la deuda pública -con que lucra el capital financiero- 12 veces más que a la
Educación, 10 veces lo concedido a la Salud, 40 veces más que a “Bolsa Familia”
que alimenta a más de 4 millones de hogares y 180 veces lo otorgado a la
reforma agraria. Desde 2011 vienen frenando las expropiaciones para la reforma
agraria y centenares de miles de familias esperan sobreviviendo bajo cubiertas
negras de plástico, el postergado otorgamiento de tierras. Este año detuvieron
la demarcación de tierras indígenas y pretenden extender la minería a cielo
abierto a toda la Amazonia. Ningunearon a los servidores públicos de la Salud y
la Enseñanza que pedían aumentos y más recursos para sus sectores. Dejaron
deteriorarse el transporte colectivo, cedieron a la avidez de los empresarios
del sector subiendo el boleto, mientras incentivaban la compra de automóviles.
Luego de aumento tras aumento en los alimentos y el transporte, Dilma anunció
que el segundo semestre de este año haría un “festival de licitaciones” para
represas, autopistas, puertos y otras obras de infraestructura que enriquecen
empresas constructoras y que atropellan, tierras indígenas, campesinos pobres,
pescadores ribereños y quilombolas. El “festival” comenzó en el primer
semestre, adjudicando en mayo a las multinacionales, bloques de explotación
petrolera en el territorio de 76 asentamientos de la reforma agraria y
comunidades quilombolas, en el nordeste del país. El gobierno da un impulso
descarado a la minería multinacional, a la agroindustria y la transgenia
agrícola /1 en el camino de una contra-reforma agraria provocando múltiples
conflictos con pequeños productores, pobladores y trabajadores rurales y
ambientalistas. En las grandes ciudades, con la coartada de los mega-eventos
deportivos, en favelas y barrios periféricos han lanzado una contra-reforma
urbana favorable a la especulación inmobiliaria y destructora de las
organizaciones comunitarias. Y el Congreso amenazaba con una enmienda
constitucional que impediría a la fiscalía investigar la corrupción (PEC 37) y
con otra que pondría freno definitivo a la demarcación de tierras indígenas
(PEC 215). Y todo esto en medio de un “festival” de coimas y sobornos en las
obras de los mega-eventos deportivos.
La
sorpresa para los tres poderes de la institucionalidad es que Brasil no tiene
tradición de “violencia revolucionaria” y no obstante ocupó pacífico las
calles, creciendo en cantidad y descontento, resistió los ataques y las
provocaciones de la policía militar, que de inmediato pasó a ser el símbolo de
la brutalidad anti-democrática. La Policía Militar no tenía en el manual que su
enfrentamiento a las enormes movilizaciones populares no podía equipararse al
vandalismo impune con que actúan hace décadas contra las protestas puntuales en
la periferia y la brutalidad con que tratan a los pobres, los indigentes y
excluidos.
Las
intensas movilizaciones en más de 400 ciudades ya tienen en su haber un freno total
a los aumentos del transporte y en Porto Alegre se impuso una “tarifa cero”
parcial. El martes 25/06 la cámara de diputados asustada enterró la PEC 37 que
intentaba preservar la corrupción impidiendo investigaciones de la fiscalía
(Ministerio Público). Pero mantiene la amenaza de la PEC 215 que permitiría el
avance sin límites del agro-negocio y la minería en las tierras indígenas, para
presionar sobre la promesa que les hizo el PT en mayo pasado, de detener la
demarcación. Ahí la mordida de plusvalía es demasiado grande como para
renunciar a ella de inmediato. De cualquier forma estamos frente a grandes
victorias de la movilización que la imponen como la forma legítima y efectiva de
alcanzar demandas populares.
Las propuestas de Dilma
Las cinco
propuestas de la presidente Dilma para responder a las demandas de la calle son
en verdad un truco para ganar tiempo sin dar en efectivo nada. El gobierno
intenta desmovilizar y apaciguar el movimiento. Es sintomático que la primera
propuesta reitera la subordinación de su gobierno a la Responsabilidad Fiscal.
Éste es un mensaje dirigido al capital financiero y al imperialismo. La
disciplina presupuestaria a la que adhiere la Ley de Responsabilidad Fiscal es
la primera obligación de un Estado sumiso al Consenso de Washington, un
programa económico de USA para esquilmar al continente.
La Cámara
de diputados sabía que algo debía otorgar a la rebelión callejera que exigía
más recursos para los gastos sociales y aprobó en la madrugada del 26/06
destinar el 75% de los royalties del petróleo del Pre-sal para Educación y el
25% para Salud. Se distribuye “con generosidad” algo que todavía está a 6
kilómetros de profundidad en el océano. Pero además los royalties que obtendría
el Estado brasileño es apenas el 8% de la renta petrolera, el 92% restante va
para las transnacionales que se apropian del crudo brasileño en las
licitaciones.
Los recursos que le faltan a los servicios sociales, se los lleva la Deuda Pública que absorbe el 42% del presupuesto en 2013, un mecanismo para enriquecer al capital financiero y a rentistas nacionales y extranjeros. Sólo revocando la Ley de Responsabilidad Fiscal, eliminando la generación de mega-superávits primarios que funcionan como variable de ajuste de las cuentas públicas e iniciando una auditoría para rechazar toda la deuda ilegítima, se estaría actuando con soberanía nacional respecto a los recursos públicos y a favor de las necesidades sociales de la población brasileña.
Los recursos que le faltan a los servicios sociales, se los lleva la Deuda Pública que absorbe el 42% del presupuesto en 2013, un mecanismo para enriquecer al capital financiero y a rentistas nacionales y extranjeros. Sólo revocando la Ley de Responsabilidad Fiscal, eliminando la generación de mega-superávits primarios que funcionan como variable de ajuste de las cuentas públicas e iniciando una auditoría para rechazar toda la deuda ilegítima, se estaría actuando con soberanía nacional respecto a los recursos públicos y a favor de las necesidades sociales de la población brasileña.
La
propuesta de una Constituyente para debatir la reforma política fue el primer
globo que se pinchó. El sistema judicial fue quien de inmediato saltó en
contra, nada de soberanía popular, la conducción del Estado es privativa de la
élite oligárquica. Enseguida el PMDB, aliado de “centro-derecha” del PT rechazó
cualquier posibilidad de una Constituyente. Con las experiencias de Venezuela,
Bolivia y Ecuador al respecto, la Constituyente se transformó en el leviatán
para la burguesía y el imperialismo en América Latina. La Constituyente
entonces fue rebajada a un referéndum o plebiscito con 3 preguntas. Para
Correio da Cidadanía “separada de cambios sustanciales en el pacto de poder
existente”...”cualquier reforma política es pura perfumería.” Y concluyen: “En
el pronunciamiento de la presidente Dilma, de concreto y palpable apenas la
reafirmación de los compromisos de mantener la austeridad fiscal. Puesto contra
la pared por la población, el gobierno del PT se esmeró en tranquilizar al gran
capital y al gran hermano del norte: aquí en las tierras de Brasil todo
continuará como antes.” /2
Otra las
propuestas de Dilma era catalogar a la corrupción como crimen hediondo. La
votación aprobatoria del Congreso no significa gran cosa. La corrupción es un
aspecto inseparable y un fundamento básico del sistema capitalista. Y los
integrantes de la Institucionalidad siempre encuentran mecanismos de evasión de
ese tipo de leyes e incluso cuentan con la complicidad de la justicia burguesa
para defender su impunidad.
Pero no está todo dicho.
Pero no está todo dicho.
A partir
de este enfrentamiento de los movimientos que han tomado las calles ejerciendo
la “democracia directa” contra los poderes del Estado y su vacía, elitista,
corrupta, “democracia representativa”, se abre una situación muy favorable para
que la rebelión popular obtenga otras conquistas.
La gran
incógnita es cuál será el camino para que estos movimientos multitudinarios no
sean corroídos y terminen extinguiéndose sin pena ni gloria. O sean absorbidos
por la institucionalidad burguesa, cercenando su potencial transformador. Por
el momento hay un atributo alentador de los movimientos: su horizontalidad
democrática y su tendencia al debate abierto. Estos movimientos, con sus
debilidades e imprecisiones, son una superación respecto a rebeliones del
pasado en el continente, con líderes mesiánicos y autoritarismo sustentado por
burocracias siempre ineficientes, despóticas y a la larga, prostituidas.
¿Cómo
articular a los componentes de esos movimientos para que puedan enfrentar con
éxito a la actual “democracia representativa corrompida”? ¿En partidos y
sindicatos? Con diferencias de región a región, hay una gran desconfianza hacia
partidos y sindicatos porque en su mayoría, hasta ahora, han jugado la carta de
la indiferencia frente al golpe de timón a la derecha que dio el gobierno del
PT. Hay excepciones: en Florianópolis en la movilización del movimiento por el
pase libre (MPL) el jueves 27/06 hubo presencia con banderas del Sindicato de
los Trabajadores del Transporte Urbano (Sintraturb), una alianza esencial para
el MPL.
Pero esa
división impuesta por la socialdemocracia en el siglo XIX entre lo social y lo
político es la razón principal de que la central única de trabajadores (CUT),
que representa especialmente a la élite del movimiento obrero brasileño, y
otras centrales menores se hayan mantenido al margen de las movilizaciones.
Durante los gobiernos del PT han aceptado la subordinación a la
institucionalidad burguesa y se han demostrado incapaces de defender los
intereses populares. Los movilizados intentan superar esas instituciones
imprimiéndole a los movimientos un carácter social-político indivisible: las
reivindicaciones son defensivas, económicas, democráticas y también políticas.
La realidad les ha mostrado que en esta nueva época, ni los sindicatos ni las
centrales han defendido con firmeza sus derechos. Y los partidos supuestamente
de “izquierda” han sido incapaces de resistir las tentaciones y privilegios de
la institucionalidad capitalista. Las pocas excepciones confirman la regla.
En la
agitación callejera, algunos abucheos o forcejeos contra los portadores de
banderas del PT u otros partidos del gobierno como el PC do B, son explicables.
Los petistas de inmediato responsabilizaron de la agresión a la derecha y los
grandes medios por sus consignas contra la corrupción y la demanda de que el
movimiento fuera “sin partidos”. La Rede Globo -el gran partido político del
capital que ya sufrió ataques de los movilizados en las semanas pasadas-, trata
de desvirtuar las demandas y desviar el descontento hacia el anti-partidismo y
el nacionalismo patriotero de derecha /3. Pero, el rechazo al PT de muchos
jóvenes proviene sobre todo de su ejercicio del poder en alianza con ruralistas
y otros personajes nefastos y aplicando una política que no pone en primer
lugar las necesidades populares. Los petistas que se suman a las movilizaciones
deben dejar la susceptibilidad a un lado e integrar el movimiento con humildad
sin intentar aparatearlo. Es claro que muchos de ellos no apoyaban la derechización
del partido y mantenían en alto su visión programática “socializante”. Pero la
desconfianza de algunos jóvenes con el PT es legítima y solo se diluirá cuando
vean que sus activistas apoyan las demandas y sus militantes están codo con
codo con quienes marchan en las calles por cambios radicales.
Una visión utópica
La Comuna
de Paris no abandonó ni el sistema democrático representativo ni el sufragio
universal. La diferencia fundamental con las elecciones parlamentarias
burguesas era el carácter de revocables en todo momento de los representantes.
Es decir no se los elegía por un plazo de años y durante ese plazo eran
inamovibles. La revocabilidad indicaba que la democracia representativa estaba
subordinada a la voluntad de la mayoría y si no se cumplía su mandato el
representante era destituido. Además de esa revocabilidad en todo momento de
los delegados o representantes se estipuló que todos ellos se hallarían
obligados por el mandat impératif, (mandato imperativo) es decir instrucciones
precisas de sus electores que no podrían cambiar o modificar. Lo opuesto a lo
que rige en la democracia burguesa, donde los parlamentarios pueden desvirtuar
o contradecir los deseos de sus electores en sus decisiones, con total
impunidad.
Lejos de
perder validez, las lecciones que nos legaron los comuneros a través de los
textos de Marx y Engels /4, siguen siendo un horizonte democrático de la humanidad,
totalmente vigente.
Por ahora
la única tendencia definida, entonces, es que los jóvenes se nuclearon
alrededor de una serie de consignas que son social-políticas y democráticas
pero aún no se tiene una clara definición programática.
Las
movilizaciones en Brasil todavía no alcanzaron a formular un programa que dé
sustento a una visión utópica. Según David Harvey: “Hay varias maneras de
construir una visión utópica. Creo que siempre existe la necesidad de tener en
mente una visión utópica, de una manera u otra, un lugar al que deseamos
llegar, aunque al final no lleguemos, en cierto sentido no importa mucho si se
llega o no. Si se tiene una visión, tratando de cambiar las cosas, estas se
mueven en una dirección u otra”...“Y creo que necesitamos un modo de
construcción por la negación. Si se comprenden los aspectos del capitalismo que
no nos gustan, ¿qué rechazaríamos?, cómo sería una sociedad que ya no
funcionara sobre la base del valor de cambio, sino sobre la base del valor de
uso...” /5
No
obstante no esté formulada aún una visión utópica los movimientos ya aplicaron
un modo de construcción por la negación (no al aumento del transporte, no a la
obras de los mega eventos, no a la impunidad de la corrupción, etc.) del cual
se desprende un esbozo de programa. Para los activistas sociales y políticos
independientes o partidarios no es el momento de centrarse en el derecho a portar
banderas, aunque eso sea una justa reivindicación democrática. Es tiempo de
intervenir en las movilizaciones junto a los jóvenes, colaborar en su
organización y defensa, ganar su confianza y -con humildad y sin preconceptos- ayudar a formular
una visión utópica nacional del movimiento en base a sus consignas
movilizadoras.
*****
Notas:
1) Brasil es el segundo mayor
productor de Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) del mundo, perdiendo
solamente para Estados Unidos. Un estudio realizado por la Céleres, consultoría
enfocada en agro-negocios, divulgó que Brasil posee 37,1 millones de hectáreas
destinados a la plantación de transgénicos. Esa cantidad representa más de la
mitad del territorio destinado a actividades agrícolas que, según o IBGE,
representa 67,7 millones de hectáreas en 2013. En Brasil, el producto que mas
posee variedades transgénicas es la soja. A Céleres analizó también que 88,8%
del cultivo total de soja para la zafra 2012/13 es genéticamente modificado.
2) Dilma o povo não está para
brincadeiras. Correio da Cidadanía 3) El
miércoles 26/06 los movimientos que defienden la democratización de los
medios de comunicación citaron un acto frente a la Rede Globo en Sao Paulo para
el miércoles 03/07 y es posible que el rechazo al monopolio informativo de
Globo se intensifique
4) Karl Marx, La
Guerra Civil en Francia 1871 y Federico Engels, Introducción a La Guerra Civil
en Francia, Edición de 1891.
5) David Harvey, Spaces of hope (Espacios de esperanza) (California Studies in Critical Human Geography) Apéndices. University of California Press, 2000.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario