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La crisis, que con exactitud se manifestó en sus
rasgos más perniciosos y singulares en los EE.UU., es decir en el centro del sistema geopolítico occidental, sucesivamente
se desprendió en sus áreas periféricas (Europa y Japón), para luego propagarse
por todo el planeta. Es notorio que la crisis ha afectado con
virulencia algunos países de Europa meridional, los cuales ya presentaban
específicas debilidades estructurales, sea en el ámbito político sea en el económico. Las escasas y en algunos casos
nulas capacidades de reacción ofrecidas por estos países al exicial contagio
americano (Grecia, Italia, Portugal
España) hay que ubicarlas no sólo en sus debilidades sistémicas, sino que
también en la disminuida posibilidad de intervenir en el sector monetario y financiero; este último factor limitativo es una
consecuencia directa del déficit
de soberanía monetaria que presentan estos países, cuya origen, como es
notorio, es la consecuencia de su adhesión a la eurozona y al reducido poder de negociación
en ámbito europeo y euro-atlántico.
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El rompecabezas de la crisis mundial del
neoliberalismo en el escenario global de la Poli-crisis Sistémica, Multidimensional - crisis estructural - .
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La globalización
de la crisis y el shift geopolítico.
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Tiberio Graziani.
Dossier Geopolítico
Rebelión miércoles 11 de julio del 2013.
El autor aporta una visión
de la permanencia de la crisis global que estalló en los países centrales y sus
efectos en los aspectos geopolíticos de la misma. Esto forma parte de que en el
actual sistema de democracia procedimental y representatividad política con su
monoteísmo de mercado, lo cual hace imposible desarrollar una solución a esta
crisis dentro del actual “sistema”.
A distancia de
aproximadamente un lustro a partir la explosión de la crisis
económico-financiera y a pesar de los innumerables análisis que se han producido
para su comprensión, los estudios y las sugerencias indicadas, los liderazgos
de los países implicados no han podido aún hallar y aplicar soluciones
satisfactorias, ni para una contención, ni para una superación de la misma.
Esto se debe al hecho de que la singularidad de esta crisis epocal –que pone al
descubierto las contradicciones del sistema neoliberal– hay que buscarla
también en la relaciones que ésta tiene con el cambio geopolítico global en
acto, el punto muerto en el que se debaten los vértices políticos, económicos y
financieros son una particular expresión de la tensión que existe entre los
partidarios del viejo orden unipolar y los estímulos hacia la evolución
multipolarista del escenario internacional.
Desde la
globalización de los mercados a la globalización de la crisis
Acto seguido al terremoto
geopolíico originado con el colapso de la URSS, el proceso de financiamiento 1)
de la economía mundial ha registrado una considerable aceleración, transformándose
en el lapso de pocos años en un elemento estructural de la globalización de los
mercados. Desde una perspectiva geoeconómica, este nuevo fenómeno acompañó el
intento de consolidación mundial del sistema occidental bajo el liderazgo
norteamericano 2). De modo particular, este fenómeno definió marcadamente el llamado
“momento unipolar” 3).
Luego de un éxito inicial,
del cual fueron beneficiadas las economías y los círculos financieros (bancos,
institutos de crédito y de seguros) de los países con industrialización
avanzada, caracterizados significativamente por un elevado y difundido
desarrollo del sector de los servicios, la globalización de los mercados y la
interrelacionada financiación de la economía, sufrieron entre 2007 y 2008, una
grave crisis con efectos devastadores para algunas áreas del planeta. Esta
crisis ha evidenciado las profundas contradicciones del neoliberalismo, ya
denunciadas por muchos autores, entre ellos cabe citar el geoeconomista y
geoestratega Luttwak 4) y también al controvertido hombre de negocios y financiero
americano George Soros 5).
La crisis, que con
exactitud se manifestó en sus rasgos más perniciosos y singulares en los
EE.UU., es decir en el centro del sistema geopolítico occidental, sucesivamente
se desprendió en sus áreas periféricas (Europa y Japón), para luego propagarse
por todo el planeta.
Es notorio que la crisis ha
afectado con virulencia algunos países de Europa meridional, los cuales ya
presentaban específicas debilidades estructurales, sea en el ámbito político
sea en el económico. Las escasas y en algunos casos nulas capacidades de
reacción ofrecidas por estos países al exicial contagio americano (Grecia,
Italia, Portugal España) hay que ubicarlas no sólo en sus debilidades
sistémicas, sino que también en la disminuida posibilidad de intervenir en el
sector monetario y financiero; este último factor limitativo es una
consecuencia directa del déficit de soberanía monetaria que presentan
estos países, cuya origen, como es notorio, es la consecuencia de su adhesión a
la eurozona y al reducido poder de negociación en ámbito europeo y
euroatlántico.
La disipación de
la crisis y los nuevos bloques geopolíticos.
A distancia de casi cinco
años de su estallido y desde el inicio de su “disipación” por propagación hacia
otros contextos geoeconómicos, la crisis aún no ha finalizado aún. Con mucha
verosimilitud el proceso de globalización de la crisis parece que está
destinado a ser incompleto y, por lo tanto, confinado principalmente en el
álveo del sistema geopolítico occidental, esto es debido a las dinámicas
surgidas a raíz de la aparición de nuevos protagonistas en el panorama mundial.
De hecho, durante este
breve lapso de tiempo, algunos países, hasta hace poco tiempo considerados como
emergentes, como Brasil, India, China y Suráfrica (BRICS), han ido adquiriendo
una importancia mundial siempre mayor, polarizando el interés económico,
financiero y político de las otras naciones en algunos segmentos del planeta.
El conjunto de los países del BRICS ha instaurado, además, de alguna forma, si
bien no proprio a escala mundial, un clima favorable para la formación de otros
nuevos agregados, como el de la Unión aduanera euroasiática y la UNASUR, lo que ha contribuido a que
los líderes de los principales países euroasiáticos (China, India, Kazakistan,
Rusia) y latinoamericanos (Brasil, Argentina, Venezuela, Chile) hayan tomado
conciencia de la mutación geopolítica en acto. La difusión de la nueva
mentalidad “multipolarista” ha generado algunas iniciativas innovadoras, destinadas
a desempeñar un papel determinante en la configuración del nuevo orden mundial,
bien sea en el plano de las alianzas inéditas y de los insólitos partenariados
estratégicos (algunos de los cuales ya bien avanzados), bien sea en el terreno
económico-financiero. Es a partir de este contexto que se pueden observar y
evaluar propuestas e iniciativas surgidas fuera de los habituales forum (G-8 o G-20) o de los centros
decisorios internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional) como,
por ejemplo, la institución de un Banco BRICS, que(por el momento) persigue el
objetivo de cofinanciar a grandes proyectos infraestructurales que servirán a
modernizar casi un tercio del planeta. Por otro lado, hay que analizar en este
mismo contexto las tentativas “occidentales” que pretenden mantener la primacía
mundial en esta particular fase de crisis financiera y política.
Entre los esfuerzos del
sistema occidental que aspira a superar la crisis mediante su globalización o
disipación en otros segmentos geoeconómicos, se hallan por lo menos dos que son
de particular interés para el analista, ya que son señalados o vueltos a
señalar por decisión de los EE.UU., es decir, de parte del centro decisional de
“Occidente” y, sobre todo, porque descansan en dos áreas estratégicas para la
proyección económica y geopolítica de Washington. Estos esfuerzos tienen que
ver con Europa y el Pacífico. Nos referimos al proyecto para la constitución de
un gran mercado trasatlántico, el Transatlantic Trade and Investment
Partnership- (TTIP) y el Partenariado Trans-Pacífico (Trans
Pacific Partnership TPP).
La opción
bilateral y el “neomultilateralismo multipolar” para la superación de la
crisis.
El cambio geopolítico en
acto, es decir la transición uni-multipolar, parece que procede hacia la
estabilización de los nuevos actores, sea en cada una de sus dimensiones
nacionales sea en sus agregaciones.
Esta consolidación ofrece a
los países periféricos con relación al sistema occidental, es decir, aquellos
que más sufren los efectos de la crisis económica, monetaria y financiera, la
oportunidad de encaminar nuevas modalidades de cooperación con los futuros
protagonistas del nuevo orden multipolar.
Los países periféricos,
entre ellos también Italia, deberían privilegiar en un primer momento la opción
bilateral con el objetivo de recobrar una “fisionomia” internacional que les
permita incrementar sus propios niveles de libertad en la arena internacional
y, por consiguiente, alcanzar un mayor poder de negociación. Sin embargo, con
el desplazamiento geopolítico hacia nuevos y diversos polos de agregación, la
modalidad de la opción bilateral deberá introducirse en el ámbito del que podríamos desde ahora
definir con un sintagma inédito como el del “neomultilateralismo multipolar”.
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Notas:
1.- Thomas I. Palley, Financialization: What It Is and Why It
Matters, Working paper, The Levy Economics Institute, Annandale-on-Hudson,
NY, USA, 2007. 2.- Para el economista francés
Jacques Sapir, «La así llamada
globalización es en realidad la combinación de dos procesos. El primero es el
de la extensión mundial del capitalismo –en su forma industrial– hacia áreas
que no había todavía llegado. El segundo, que es en gran parte la
implementación de la política norteamericana, corresponde a una política voluntaria
de abertura comercial y financiera. (Jacques Sapir, Le nouveau XXI siécle,
Paris, 2008, pp. 63-64). En otras palabras, el papel jugado por el proceso de
globalización ha sido aquel de acompañar y respaldar la estrategia
norteamericana para la hegemonía del mundo durante su “momento unipolar”. 3.- Charles Krauthammer, Unipolar moment, Foreign Affairs, Vol. 70,
No. 1, 1990/1991. 4.- Edward N. Luttwak, Turbo-Capitalism:
Winners And Losers In The Global Economy, Harper, 1999. 5.-
George Soros, La bolla della supremazia americana. Gli abusi dell’American
Power, Piemme, 2004.
Tiberio Graziani.
Presidente del IsAG, director de “Geopolitica”
(Traducción de V. Paglione)
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