viernes, 5 de julio de 2013

LA SILENCIADA LUCHA DE CLASES. “Hoy la calle, la plaza pública, es el escenario de las clases y la lucha de clases”.

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La Sociedad Civil, real, local, plural, popular, emergente, democrática, autónoma, es el escenario de escenarios – la calle y la plaza pública – de las clases sociales y la lucha de clases y el espacio público que hoy progresivamente vamos recuperado - concentran todos conjuntamente la manifestación más concreta:  la lucha de los pueblos, de los ciudadanos del mundo contra un sistema económico-social el capitalismo en su forma financiero-especulativa: la globalización neoliberal o del capitalismo salvaje en la era de la transnacionalización de los monopolios imperialistas. En la década del 90’ cuando triunfa el neoliberalismo – post Caída del Muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría, el socialismo-capitalismo, el fin de la Bipolaridad mundial. Estados Unidos Unión Soviética, la derrota de supuesto socialismo realmente existente, tiempos del surgimiento de la Unipolaridad Global, triunfo de la democracia Liberal Representativa, se habló en todos los idiomas, la crisis y caída final de los Paradigmas Históricos: las clases sociales, la lucha de clases, la revolución socialista, la dictadura del proletariado, el socialismo, el comunismo, etc. La ideología única, el catecismo universal del neoliberalismo, sumado a ello el triunfo de la Democracia liberal representativa, supuestamente terminaron, “el fin de la historia y el último hombre” con las clases y la lucha de clases.


La lucha de clases en América Latina.

Sus ideólogos, sus académicos y políticos, escribieron, firmaron y patentizaron sus nombres y apellidos – como otrora lo hacían gobiernos populistas, reformistas y asistencialistas, que por decreto desaparecían las clases sociales y por Resolución Suprema eliminan  la lucha de clases. Pero ni las leyes de los gobernantes menos las resoluciones de los iluminados hicieron desaparecer – la realidad económico social, lugar histórico donde están las clases y la lucha de clases – problema grave y complejo, sobre todo en el mundo académico y político, porque continuar con las “viejas” tesis marxistas en plena aurora del nuevo milenio, era realmente para un profesional estar desubicado en la historia, con planteamientos propios de épocas políticas ya superadas en la historia y cuantos cuentos más se inventaron y se quiso justificar para “desaparecer las clases y la lucha de clases”. Pero hoy en la coyuntura mundial de la crisis general estructural del capitalismo, tiempos del Nuevo Orden Mundial, de las Economías Emergentes, los BRIChS, del nuevo Multilateralismo global, vuelve, retorna, no está presente como siempre en el “Cambio de Época, histórica”, en el nuevo escenario local-global las clases y la lucha de clases. Finalmente   expresa, meridianamente Carlos Marx, con respecto a las clases y la lucha de clases: “Por lo que mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases sociales en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1).- Que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de la producción; 2).- Que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3).-  Que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases”. Proletarios del mundo, Uníos¡¡.
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LA SILENCIADA LUCHA DE CLASES.

“Hoy la calle, la plaza pública, es el escenario de las clases y la lucha de clases”.

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Vicenc Navarro.

Público.es miércoles 3 de julio del 2013.

¿Existe la lucha de clases? En realidad, muchos se preguntarán incluso si existen clases sociales. Algunos columnistas ultra-liberales que gozan de grandes cajas de resonancia en los medios públicos y privados de Catalunya incluso han llegado a ridiculizar el mero concepto de clase social. En realidad, términos como burguesía, pequeña burguesía o clase trabajadora casi nunca aparecen en las páginas de los medios de mayor difusión. El único término que se utiliza en tales medios es el de clase media, donde, por lo visto, la mayoría de la ciudadanía se encuentra. En esa estructura social, la población se divide en ricos, clase media y pobres. Esta definición de la estructura social refleja, por cierto, la enorme influencia en España de la cultura dominante en EEUU, donde términos como burguesía o clase trabajadora nunca se utilizan. Son parte del lenguaje prohibido. En aquel país, el término clase media se utiliza para definir clase trabajadora. La americanización de la cultura política y mediática de España (fenómeno masivo que considero muy preocupante) se traduce, así, en la americanización del lenguaje.

Y en este nuevo lenguaje, el concepto de lucha de clases aparece también en España como anticuado. Ya nadie lo utiliza. ¿Por qué? Por la misma razón por la que está en la práctica prohibido en EEUU. La enorme influencia de la clase dominante, es decir, de la clase capitalista (término que es considerado más que anticuado; se define casi como blasfemo) aparece en una cultura en la que el lenguaje de clases y lucha de clases no existe. Este es uno de los mayores indicadores de aquel dominio de clase. El mero concepto de clase desaparece. Y esto es lo que está ocurriendo en nuestro país.

Y, sin embargo, continúa existiendo lo que Noam Chomsky, en la introducción al libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar en España (de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón) ha definido acertadamente como la guerra de clases unilateral, es decir, la agresividad que se ve y se palpa en bases diarias de la clase capitalista en contra de la clase trabajadora y de las clases medias, que juntas suman la gran mayoría de la población, las clases populares. Es lo que en lenguaje anglosajón radical (del Occupy Wall Street Movement) se llama la lucha del 1% de la población (los súper ricos, que junto con otro 9% constituyen los establishments financieros, empresariales -de las grandes corporaciones-, mediáticos y políticos que dominan las instituciones mal llamadas representativas del país) contra la gran mayoría de la población. En esta “guerra de clases”, la lucha de la burguesía en contra de la clase obrera se ha ampliado y redefinido para pasar a ser la lucha de una minoría –las elites financieras y de las grandes corporaciones que controlan la actividad económica del país- ayudada por las elites mediáticas y políticas, frente a la gran mayoría de la población (el 90%).

No hay manera más fácil de demostrar que España tiene clases sociales que mirar a nuestro alrededor, observando dónde vive la gente, cómo vive y cuándo muere. Cojan ustedes un taxi y conduzcan por los barrios de Barcelona. Verán ustedes que hay claramente barrios burgueses, barrios pequeño burgueses, barrios de clase media y barrios de clase trabajadora, que a su vez pueden diferenciarse entre clase trabajadora cualificada y clase trabajadora no cualificada. Verán fácilmente que no es cierto que todos los barceloneses vivamos en barrios de clase media. Y verán también como el tipo de comercio va orientado a distintas clases sociales. Y si miran las tasas de mortalidad verán que siguen un gradiente según su clase social, de manera que en España un burgués, como promedio, vive diez años más (sí, diez años más) que un trabajador no cualificado en paro crónico. 


Las clases y la lucha de clases en Europa.

¿Existe lucha de clases?

Una manera fácil de verlo es analizar la distribución de las rentas en el Estado español hoy. Estas, las rentas del país, derivan bien de poseer capital (tal como acciones bancarias u otros bienes que generan dinero) o del trabajo, es decir, de los salarios y otras rentas asociadas al trabajo. La gran mayoría de la ciudadanía consigue sus rentas a partir de su trabajo. Solo una minoría (muy minoría) deriva sus rentas del capital.

Pues bien, analicemos cómo han ido evolucionando estos dos tipos de rentas en España. Si las rentas estuvieran distribuidas proporcionalmente a como se distribuye la población, las rentas del capital serían un porcentaje del total de rentas muy bajo, pues los capitalistas –que obtienen sus rentas de la propiedad del capital- son un sector muy pequeño de la población. Pero en realidad, debido a la mala distribución de las rentas a favor del capital (es decir, de los capitalistas) a costa del mundo del trabajo (incluido usted lector y yo, puesto que deduzco que los capitalistas no me leen), observamos como las rentas del capital alcanzaron más del 40% de las rentas totales. Y las rentas del trabajo oscilaron alrededor de un 50% (hay un 10% que procede de otras fuentes) durante los últimos treinta años.

Esta cifra ya le da a usted una idea de quién tiene más poder en España. Por cierto, que España es uno de los países de la UE-15 donde las rentas del capital son más altas, y por lo tanto donde las rentas del trabajo son más bajas. El poder del capital sobre el Estado explica que las rentas del capital se grabaran mucho menos que las rentas del trabajo. Incluso el Banco Central Europeo (que es una institución de las más conservadoras que hay en el establishment conservador que gobierna la Eurozona) ha indicado que los beneficios de las grandes empresas en España son demasiado altos en comparación con otros países de la Eurozona.

Pero, por si fuera poco, las políticas neoliberales (que son las políticas promovidas por el capital en los medios y en las instituciones llamadas democráticas) han ido acentuando todavía más esa polarización, de manera que este año las rentas del capital, por primera vez desde que se recogen datos sobre la distribución de las rentas, han sido mayores (46%) que las rentas del trabajo (45%). La situación no podía haber ido mejor para los capitalistas. Aunque usted no lo sabrá puesto que no aparecerá en los medios de mayor difusión, donde usar la palabra “capitalista” es anticuado, y hablar de “lucha de clases” es “demagógico”. ¿Se da cuenta usted, lector, del significado que tiene que a un lenguaje se le fuerce y margine para que aparezca como anticuado? Y mientras tanto la lucha de clases ha alcanzado un nivel de hostilidad sin precedentes. Excepto en la mal llamada Guerra Civil, que fue una lucha de clases de primera magnitud, realizada por medios militares, no habíamos visto una lucha con semejante agresividad. Llevada a cabo ahora por el gobierno más reaccionario que España (ver “El gobierno Rajoy, el más reaccionario de la eurozona”, El Plural , 01.07.13) ha tenido desde el establecimiento de la democracia, se están recortando derechos laborales, sociales, civiles y políticos con una hostilidad que justifica la definición de “guerra de clases” que utiliza Chomsky. La única alternativa a esta situación es que esta guerra sea bilateral y que la mayoría de la ciudadanía, que deriva sus rentas del trabajo, se rebele por todos medios (siempre y cuando no sean violentos) a fin de parar/revertir aquella agresividad. 

Nunca olvidemos lo que se nos quiere hacer olvidar: que Franco murió en la cama pero la dictadura murió en la calle. Hoy estamos al final del periodo que se inició con aquella Transición de la dictadura a la democracia, una Transición profundamente inmodélica que nos dio una democracia profundamente limitada y un bienestar sumamente insuficiente. Hoy se requiere una segunda Transición que permita el paso a una democracia completa y a un bienestar social que responda a las necesidades de las clases populares (que son la gran mayoría de la ciudadanía), revirtiendo y cambiando la enorme concentración de las rentas y de la riqueza en España que están corrompiendo la democracia subdesarrollada que existe en este país.
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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