lunes, 8 de julio de 2013

LAS REVOLUCIONES DEL SIGLO XXI RECIÉN ACABAN DE EMPEZAR. Grecia, España, Turquía, Brasil, Egipto son parte de la crisis del sistema capitalista mundial.

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La indignación social se ha globalizado, producto de la incapacidad del sistema democrático, la democracia liberal representativa, única, dominante y hegemónica en el mundo, no asumió la gran responsabilidad social de escuchar la voz de los de abajo, de no ver con claridad y transparencia que las políticas de la globalización están formando un mundo de extrema desigualdad económico/social, donde toda la juventud desde los 90 del siglo pasado, el capitalismo les negó, expropió o simplemente  desconoció todos sus derechos sociales ( laborales, estabilidad, negociación colectiva, derecho de sindicalización, derecho de huelga) recortó los derechos a la educación, salud, vivienda, alimentación, abandonó  y privatizó la atención de los servicios públicos, etc. Las políticas centrales de la globalización simplemente están hasta hoy forjando un mundo de profunda desigualdad, un mundo de miedo y desesperación, de indignación, violencia, salvajismo, hiper-individualista,  donde los poderes facticos de la propia globalización benefician a un reducido grupo, una élite financiero/especulativa, corporaciones transnacionales.

El carácter asimétrico, desigual, injusto de sus políticas globales, han sido trabajadas en beneficio de las corporaciones transnacionales, donde el lucro, la codicia y el fundamentalismo han sido y son hoy el principio rector de modelo financiero/especulativo, e igualmente estas políticas en su totalidad han sido y siguen siendo hoy las grandes responsables de estar liquidando y envenenando socialmente a toda una generación. El castillo capitalista con pies de barro se sigue construyendo teniendo como “fortaleza” la corrupción, la farsa, la mentira, la explotación, la miseria, es decir, la desigualdad económico/social. Esta profunda, extensa, compleja, múltiple realidad económico social, nos permite en el ámbito de la investigación científico social, La Sociología de las Ausencias, tomando en cuenta el Cambio de Época, Histórica / proceso multidimensional presente en el epicentro de la crisis sistémica, tener presente que hoy conjuntamente con la propia crisis final del modelo financiero/ especulativo / la economía de casino, el capitalismo salvaje, el capitalismo del desastre, / emergen nuevos escenarios complejos, desiguales, multipolarizados producto de la propia crisis estructural. Nuevos Sujetos Sociales Históricos, con nuevas formas de hacer política, están hoy rescatando el espacio público / que nos fue expropiado en los 90 por el neoliberalismo /, la calle, la plaza pública / el Ágora griega esta hoy con nosotros después de 25 siglos/  es el nuevo escenario de escenarios de las clases y la lucha de clases / es la nueva sociedad civil, real, popular, emergente y democrática que hoy se ha mundializado, transformado en el “hogar” de los nuevos movimientos sociales,  contexto social donde hoy se forja una Nueva Ciudadanía Intercultural y nuevos Líderes sociales y humanistas, con la capacidad de conducir a sus pueblos en el conjunto de sus reclamaciones, pero aún siguen transitando en la construcción de un Programa o Plataforma de Lucha  Histórica que vaya más allá de los programas sociales de inclusión social, lucha contra la pobreza, pero que al final mantienen al propio sistema capitalista.


El origen, la causa  principal de la mundialización del desempleo, la desigualdad económico social y la globalización de los movimientos sociales.  En tiempos del Cambio de época histórica, estamos forjando y construyendo una nueva civilización humana.
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Se profundiza la crisis del sistema democrático / la democracia  pierde confianza, credibilidad, legitimidad / es profundamente cuestionada y la propia gobernabilidad que se crea en su estructura de representación, también es rápidamente devorada por la desconfianza, la violencia y la falta de solución a las necesidades, reivindicaciones y derechos de los pueblos y los ciudadanos. A medida que se cierran las puertas del diálogo y la negociación, se extienden los vínculos de la corrupción, el desmadre de las multitudes está cada vez más presente, así como la anomia política se observa en el horizonte. Cómo en su totalidad las políticas que implementan los gobiernos otrora democráticos de Europa / políticas de ajuste, reajuste, salvataje y ahora austeridad / los ciudadanos analizan que en vez de solucionar sus problemas fundamentales, estos están siendo destruidos y liquidados, e incluso que la propias políticas de salvataje favorece íntegramente a los bancos / y no a  ningún  ciudadano o que perdió su trabajo o que fue botado de su vivienda porque perdió el juicio con el  banco /. Pero lo peor de lo peor, es que los ciudadanos tienen que pagar esos grandes préstamos de miles de millones de euros que abultan más el bolsillo de los multimillonarios.

Pero hay más, que incendia la indignación, cuando evaluando la causas dramáticas de la crisis al quedarse sin empleo / millones en el mundo / al quedarse sin hogar/, debe pagar con sus impuestos el dinero que favoreció a los banqueros/ pero ahora como Ciudadano Republicano, Cívico, Informado, Moderno, lee en el portafolio de la deuda externa, que también debe pagar la deuda privada convertida por arte de birlibirloque en deuda pública. El Estado, con dinero de todos los ciudadanos debe pagar íntegramente toda la deuda y en el proceso ya lo está ejecutando porque disminuyeron miles de millones en educación, salud, alimentación, privatizan los servicios públicos y con esos supuestos (ahorros) en el Presupuesto Público, comienza cancelar la deuda, sino el país en crisis / Espana, Grecia, Chipre, Portugal, Irlanda, etc, no es pasible de nuevas y más grandes sumas de miles de millones de Salvataje.
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Esta es la democracia al contado, novelada, elitizada, ciega, sorda, punto al cual llegó en sus extremos la democracia liberal representativa, dinamitada internamente por las propias políticas asimétricas, desiguales, injustas, que impone en el mundo el neoliberalismo. Se cae a pedazos. Quién lo salvará?.
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LAS REVOLUCIONES DEL SIGLO XXI RECIÉN ACABAN DE EMPEZAR.

Grecia, España, Turquía, Brasil, Egipto son parte de la crisis del sistema capitalista mundial.

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Lunes 8 de julio del 2013.

MPU (especial para ARGENPRESS.info)

Mientras se desarrollaba la Copa Confederaciones de fútbol, muy seguida por los espectadores panameños, la ciudadanía se impresionó con las multitudinarias movilizaciones populares en las ciudades brasileñas. Los comentarios sobre las protestas brasileñas fueron tan apasionados como los que se hacían respecto de los juegos. Las imágenes de la juventud brasileña confrontándose con la policía se mezclaron en los noticieros con las de otros jóvenes de un país un poco más distante, Turquía, donde la juventud también salía a la calle por otros motivos, o casi que por los mismos. No acababan de cantarse los goles en el Maracaná y de escucharse los ecos de las protestas brasileñas, cuando millones se lanzaron a las calles en Egipto contra el gobierno de Morsi, del partido de la Hermandad Musulmana, protestando contra la crisis económica y exigiendo democracia y laicismo.

1./ Liberales de derecha y reformistas de izquierda usan los mismos argumentos.

Como ha dicho en un artículo reciente el intelectual norteamericano Inmanuel Wallerstein: "Levantamientos aquí, allá y en todas partes". ¿Cómo interpretar las protestas en tantos países? ¿La participación masiva de la juventud en Brasil, Turquía, Santiago de Chile, El Cairo, igual que antes en Grecia, o en la "primavera árabe" de hace dos años, tiene algo en común o se trata de hechos inconexos?

Es curioso que la explicación que arriesgan diversos analistas, tanto de la derecha del sistema como Francis Fukuyama (Wall Street Journal Americas, 2/7/13), como de la izquierda reformista de América Latina, se parecen mucho. Parten por una afirmación falsa, pero asumida como axioma: que el crecimiento económico produjo una mejoría del nivel de vida de esos países, donde supuestamente la mayoría de la población salió de la pobreza y, por ende, a primera vista no hay razón para estar descontentos. Segundo, asumen que estos jóvenes que encabezan las protestas no son ni pobres, ni pertenecen a la clase trabajadora, sino son la nueva "clase media", fruto de la prosperidad capitalista, según Fukuyama, o de la política social, según los reformistas latinoamericanos. Tercero, entonces lo único que explica que los jóvenes protesten es que "quieren más" ("democracia, libertad individual y tolerancia", a decir de Fukuyama).

Esas explicaciones son falsas porque el mundo "globalizado" de hoy no es mejor que hace 20 años, sino peor. La globalización neoliberal del "sistema mundo capitalista" (Wallerstein) ha producido una realidad social internacional en la que impera: más desigualdad, mayor concentración de la riqueza, más exclusión y superexplotación del trabajo, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, carestía de los alimentos y la canasta básica, precariedad laboral (incluida la informalidad), depredación y destrucción de la naturaleza. Todo ello para garantizar a un puñado cada vez más chico de la humanidad, los capitalistas, la concentración de la riqueza social a través de "la ganancia".

En Latinoamérica el dilema es: o estancarse en reformas dentro del capitalismo, o avanzar hacia medidas revolucionarias

En América Latina, los efectos nocivos del neoliberalismo hicieron crisis en los años 90, produciendo estallidos sociales que impusieron gobiernos de izquierda, de moderados a radicales, dependiendo del grado alcanzado por las explosiones sociales. Dichos gobiernos adoptaron importantes programas sociales para reestablecer algo del equilibrio social perdido. La fuente de financiamiento de esos programas sociales han sido los buenos precios internacionales de las materias primas, principalmente el gas y el petróleo, pero también la soja. Sin embargo, esos programas no han ido más allá de las llamadas políticas de "transferencias" recetadas por los organismos de crédito internacional, y que también aplican los gobiernos de derecha.

Aunque hubo nacionalizaciones, sigue incólume el sistema capitalista dependiente latinoamericano. Los programas sociales han sido sólo paliativos que no han cambiado la esencia de la explotación de clase y la desigualdad social capitalista. El dilema que enfrenta los gobiernos "progresistas" latinoamericano (Brasil, por ejemplo) son los efectos de la crisis económica mundial, la desaceleración de las exportaciones y caída de los precios de las materias primas, la inflación, etc., que se empiezan a sentir. La crisis achicará los fondos destinados al área social, y las burguesías nacionales aspirarán a un pedazo mayor de la renta nacional a costa del estado y los derechos de la clase trabajadora.

Esa disputa económica se va a trasladar a lo político, como se aprecia en Venezuela, escalando los conflictos de clases y abriendo las puertas a golpes de estado contrarrevolucionarios o a nuevas revoluciones democráticas y socialistas. Por ende, el dilema es o profundizar los procesos revolucionarios, o estancarse en las reformas. Y esta última opción siempre ha terminado trágicamente en la historia del continente.

Europa, millones de trabajadores se movilizaron en noviembre del 2012, en contra de las políticas de austeridad implementadas en contra de los derechos sociales y laborales de trabajadores, ciudadanos y la comunidad en su conjunto.
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2./ La miseria del sistema capitalista mundial

Los socialistas panameños del M.P.U., repudiamos la mentira que pretende embellecer el sistema capitalista, ya que lo haga la derecha liberal o la izquierda socialdemócrata. Capitalismo no es sinónimo de bienestar, sino de explotación de clase y miseria social. Fruto de la "globalización neoliberal" son los bellos edificios de Dubai, pero también los mil obreros carbonizados en una fábrica de ropa en Bangladesh; capitalismo son los millones de automóviles que circulan por la autopistas norteamericanas quemando combustibles fósiles, pero también los jóvenes pandilleros de Los Ángeles, Nueva York o Detroit que no encuentran trabajo; el gobierno panameño, para hablar de sus "éxitos" muestra los edificios de la Bahía de Panamá, pero esconde los niños que mueren de hambre en las comarcas indígenas y en los barrios marginales; muestra obras y construye (porque ahí está el negocio) hospitales, pero no hay medicinas en las farmacias del Seguro Social, la atención primaria es deficiente, cientos de pacientes fueron envenenados con dietyleneglicol, otras decenas han sido afectados por bacterias nosocomiales o han muerto niños en salas de neonatología de manera inexplicable. Ni hablemos del sistema educativo.


Este es una parte actual de la democracia en el Perú. Una nueva ley del Servicio Civil, que arrasa con los sociales ( Laborales ) de los trabajadores del Estado, ley alentada y presionada para su aprobación por quien gobierna la CONFIEP.
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3./ El sujeto social de estas revoluciones en proceso: la juventud de la clase trabajadora.

La principal víctima de esas desigualdades sociales y males del capitalismo "postmoderno", es la juventud de todos los países. A los jóvenes de hoy no sólo les han robado los empleos sino todos los derechos sociales con que contaba la generación anterior, nacida bajo el "estado de bienestar". La juventud actual, de cualquier país, no conoce lo que es un empleo estable y bien remunerado, tampoco va a tener jubilaciones dignas, ni una buena cobertura de seguro médico, etc. La mayoría de los jóvenes tienen dificultades para hacer sus propias familias e independizarse de los padres, porque no pueden acceder a una vivienda, porque les niegan de plano acceso al crédito hipotecario o deben pagar altos intereses. En muchos países su única "esperanza" de una vida "mejor" está en unirse a la mafia, pandillas o maras. Millones de jóvenes se están convirtiendo en lo que llaman "ninis", "ni estudian, ni trabajan", es decir, una generación sin futuro dentro del sistema capitalista.

Se miente también cuando se habla unilateralmente de disminución del desempleo, en particular en América Latina, donde la crisis económica no ha llegado a fondo, por contraposición a Europa donde la crisis está en su apogeo. Cualquiera que revise los datos que ofrece la Organización Internacional del Trabajo (OIT) puede comprobar que en nuestros países (incluyendo Panamá) la mayor parte los nuevos empleos son empleos precarios y que, al menos la mitad o más de la fuerza laboral, se encuentra en la informalidad. Además, las tasas de desempleo abierto se duplican entre los menores de 25 años y entre las mujeres.

Esa es la juventud que estalla en ira: desde Londres a Estocolmo, desde Madrid a Estambul, del Cairo a Río de Janeiro. Es una juventud pobre y obrera. Obrera, porque carece de medios de producción propios y debe vender su fuerza de trabajo por un salario para poder vivir (ver el Manifiesto Comunista). No porque tenga teléfonos móviles y use "facebook" pertenece a la "clase media", esos aparatos son bienes de consumo al alcance de las masas y no "símbolos de status".

Esa juventud protesta porque el sistema capitalista le niega el derecho a una vida digna, cuando destruye un parque público en Turquía para construir un centro comercial (donde no podrá comprar la mayoría) o cuando le suben 20 centavos al pasaje en Brasil, porque esos centavos son vitales en estos tiempos, y son la diferencia entre poder ir a estudiar o vegetar en el barrio. Esa juventud está sometida a un dilema objetivo: o se vuelve protagonista de las revoluciones del siglo XXI o está condenada a padecer una vida de miseria, como era habitual para sus tatarabuelos antes de la Revolución Rusa de 1917.

No se olvide que, si durante buena parte del siglo XX la clase trabajadora europea y norteamericana tuvo derechos sociales y recibieron salarios que pagaban el valor real de su fuerza de trabajo, fue porque existió la Unión Soviética y el llamado "bloque socialista", contra el que el capitalismo occidental quería competir, no porque los capitalistas se volvieran dadivosos por voluntad propia. La juventud actual nace bajo el signo de la "caída del muro", no sólo por la aparente falta de alternativas al sistema capitalista, sino porque el capitalismo ya no necesita su careta de "estado benefactor" y puede mostrar su cara explotadora sin ambages.


La Democracia europea, las políticas de salvataje en su integridad a favor de los bancos, verdaderos responsables de la crisis estrcutural.
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4./ ¿"Clase media" o trabajadores empobrecidos?

La otra falacia es la de los pobres que llegaron a la "clase media". Los cantores del capitalismo hacen trampa cuando hablan de pobreza porque reducen el concepto a una de sus aristas: "la pobreza extrema" o "indigencia" o "pobreza absoluta", la cual se refiere a las personas o familias que no tienen ingresos suficientes para pagarse una canasta de alimentos básica. Una vez que los tecnócratas han hecho este reduccionismo, los gobiernos aprueban algunas "ayudas" (transferencias) que supuestamente (cuantificadas) hacen llegar los ingresos de las familias indigentes a superar la "línea de pobreza". En el caso de Panamá en eso consisten los programas como el PRODEC, "cien a los setenta", "ángel guardián", "la beca universal", etc. La suma de esas ayudas, transferencia o subsidios, según el gobierno, sacó a la mayoría de las familias de la pobreza. Pero los montos que reciben las personas apenas son un paliativo que no cubre las necesidades básicas. Además, se establece un mecanismos de dependencia de la voluntad política del gobierno de turno y no una solución permanente.

Ese criterio de "pobreza" reducida a los indigentes, excluye el sentido amplio de pobreza, que abarca a familias y personas que, si bien reciben ingresos superiores a una canasta de alimentos (en Panamá en estos momentos alrededor de 300 balboas), no les alcanza para cubrir el resto de las necesidades (vivienda, transporte, salud, vestido, educación, etc.). En esta situación de "pobreza relativa" se encuentra la amplia mayoría de la clase trabajadora de todos nuestros países. Si se observa el Censo de 2010 en Panamá, la mayoría de las familias tienen ingresos inferiores a 700 balboas mensuales, con lo que es difícil pagarse una Canasta Básica General. Por ende son pobres. Y de esos pobres es que nacen las protestas



Trabajadores y sindicalistas griegos en pie de lucha contra las nuevas formas de dominación neocolonial - ya no es sólo de salvataje - sino de imposición de nuevas formas de explotación, expropiación y atentar contra la soberanía nacional.
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5./ La única salida a la crisis sistémica capitalista: la revolución socialista.

El combustible de estos "levantamientos en todas partes" (Wallerstein) es la profunda crisis económica del sistema capitalista mundial. Crisis que ha pasado de crónica a permanente, porque ni Europa, ni Estados Unidos, han superado el "crack" de 2008. Crisis que, ante un mundo globalizado, no encuentra nuevos mercados que conquistar. Al capitalismo solo le queda el aumento de las desigualdades sociales, la super/explotación de la clase trabajadora, la expoliación al máximo de la naturaleza, el saqueo de naciones enteras, la marginalidad e incluso la guerra. Un sistema social en estas condiciones se ve obligado a recortar y violar los derechos democráticos constantemente, y a tratar de vigilar a sus ciudadanos, como ha mostrado el Sr. Snowden.

Las revoluciones del Siglo XXI recién acaban de comenzar. Todavía están a nivel de la conciencia en una fase de búsqueda y ruptura. Esta juventud indignada rechaza de manera rotunda la corrupción e hipocresía de los partidos políticos que han gobernado y son los responsables del actual estado de cosas, tanto de derechas como de "izquierdas". De ahí que a veces la protesta adquiera formas "apolíticas" o de rechazo a todo lo político. La maduración de esta juventud trabajadora indignada continuará forjándose en la lucha y más temprano que tarde comprenderá que la única solución real a sus problemas vitales está en convertir su movilización en una acción política que eche del poder a quienes representan los intereses de la clase capitalista.

Los socialistas comprendemos que nuestra tarea es acompañar a esta juventud trabajadora en lucha, para ayudarla a construir los organismos amplios y democráticos en que confluyan todos los explotados, las organizaciones políticas nuevas y los nuevos programas que guíen a las generaciones del siglo XXI hacia las revoluciones que liquiden el anacrónico sistema capitalista y construyan la nueva sociedad: justa, equitativa, democrática, ecológica y socialista. Como dijo Rosa Luxemburgo hace cien años, la alternativa vital de la humanidad es: SOCIALISMO O BARBARIE.

MPU: Movimiento Popular Unificado.
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