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LA GLOBALIZACIÓN DE LA INSURGENCIA. “Estamos viviendo un periodo de
agitación y revolución social,
uno de esos en que el sistema es eventualmente destrozado para dar paso a
otro?. ¿O todavía es muy temprano decirlo?. El Movimiento Ciudadano Mundial, en
plena protesta, movilización y recuperación de los espacios públicos, que desde
la década de los 90’ del siglo XX el neoliberalismo nos arrebató, se encuentra
forjando y construyendo un Programa de
Cambio y transformación revolucionaria. Paralelamente están realizando un
trabajo heroico y digno de destacar en estos tiempos de crisis, indignación,
cuál es el limpiar la basura y el estiércol que por más de dos décadas sembró y
derramó sin control alguno la codicia
neoliberal. Piensen en el odio, rechazo, cuestionamiento o simplemente
oposición de la juventud
hacia la política, los políticos y sus partidos. Además se debe superar diariamente el inmenso “mal
social” que sigue causando la Poli-crisis
mundial estructural – el sistema se hunde y se destroza en pedazos por la
codicia fundamentalista y radical de los banqueros
(y socios) y políticos mentirosos y
corruptos -. Hay que superar la terrible descomposición moral que origina la crisis política, la corrupción
“institucionalizada” de la “clase política”.
Por el carácter de la lucha, las movilizaciones y las nuevas formas
de hacer política, la mundialización de la indignación, la globalización del descontento,
frente a la indiferencia sistémica de una sociedad en riesgo global (la
mundialización de la desigualdad económico social – mundialización de la
pobreza, mundialización del desempleo, mundialización de la mentira política convertida en “Política de
Estado”, realidad lacerante, compleja y violenta que aún no aparece en la
Plataforma de Lucha) la indignación y la
insurgencia se concentra hoy en la lucha frontal contra la corrupción y por la recuperación de la Confianza (el
mal social y político del siglo XXI) que ha destrozado Instituciones,
Políticas, Ideologías, Programas, Alternativas, etc. Contexto en el cual
(in)surge la juventud
con Nuevos Líderes Sociales, presentando una Nueva Ciudadanía Cívica,
Moderna, Informada, Participativa, Republicana. Regresa entre nosotros la calle y la Plaza Pública (El Ágora griega, como hace 25 siglos
está presente entre nosotros). Se construye desde “abajo” un nuevo Poder Local, expreso y manifiesto en una
Nueva Sociedad
Civil, Real, popular, plural, democrática. Los nuevos escenarios hoy,
de lucha del Movimiento Ciudadano
Mundial, “pelea” por “tener entre manos” una Nueva Democracia Directa, Ciudadana, Participativa,
Intercultural de pleno respeto a nuestra Madre Naturaleza, producto del
proceso complejo múltiple y polarizado, expresado en dos escenarios
turbulentos: el “Cambio de Época,
Histórica” y el nuevo proceso de
acumulación mundial del capitalismo –
el capitalismo del despojo, de la
desposesión de los recursos naturales, la biodiversidad y los Conocimientos
Ancestrales – están en proceso de lucha, organización. Movilización, por la
forja de un Mundo Nuevo y una nueva civilización humana.
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LA GLOBALIZACIÓN DE LA INSURGENCIA.
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¿Estamos
viviendo un periodo de agitación y revolución social, uno de esos en que el
sistema es eventualmente destrozado para dar paso a otro?. ¿O todavía es muy
temprano decirlo?
La
Nación Dominicana. Domingo 28 de julio del 2013.
Por
Nieves y Miró Fuendaliza.
CANADA, mediaisla.-
La insurgencia de los 60’s iniciada por los estudiantes en diferentes partes y
a la que luego se unieron otros grupos terminó siendo reterritorializada y
reemplazada exitosamente por el neoliberalismo.
¿Estamos
viviendo un periodo de agitación y revolución social, uno de esos en que el
sistema es eventualmente destrozado para dar paso a otro? ¿O todavía es muy
temprano para decirlo? Empezamos con la primavera árabe, seguimos con “Occupy
Wall Street”, M-15, los pingüinos y ahora, al mismo tiempo, Brasil, Turquía,
Egipto, Perú, en donde millones se levantan con la fuerza de un tornado. Los
tornados tienen corta duración, pero el problema es que están retornando cada
vez con mayor frecuencia y fuerza destructiva hasta que, eventualmente, uno de
ellos hace añicos nuestras existencias.
¿Qué
es lo que está pasando? ¿Cuáles son los mecanismos ocultos que están en
funcionamiento? Y, más importante: ¿Por qué ahora? ¿Por qué gente tan diferente
y de tan distintos lugares y culturas están respondiendo en la misma forma? ¿Es
esta una conspiración internacional de la ultra izquierda, como dijo el primer
ministro de Turquía? Esta siempre ha sido la salida fácil del poder cuando es
incapaz siquiera de imaginar lo que está ocurriendo. La izquierda, sea en su
versión suave o dura, ha dejado de jugar un papel subversivo porque ha perdido
prestigio político en las masas.
¿Será
porque las noticias y las imágenes se mueven con la rapidez de la luz, gracias
a los nuevos medios de comunicación? En
Brasil la gente ve lo que ocurre en el Parque Gesi, en Estambul, y se preguntan, ¿por qué no aquí también? Vieron como
hombres y mujeres, jóvenes y viejos resistieron el asalto de las fuerzas
represivas equipadas con sus armaduras, sus bombas lacrimógenas, sus tanques
con cañones de agua y sus balas de goma. Aquí como allá ven un poder corrupto y servil al dominio de la
política de EEUU, del poder financiero y de las corporaciones internacionales que explotan la mano de obra y
los recursos naturales dejando atrás comunidades destruidas y devastadas
ecológicamente, todo al servicio de una concentración política y económica
nunca vistas en la historia de la humanidad… no exactamente una sociedad justa.
Por
muy importantes que los nuevos medios de
comunicación puedan ser, la subversión que estamos viviendo no la
determinan las tecnologías informáticas, sino la gente, siempre la gente. Lo
notable aquí, por ejemplo, es que el descontento
no es ideológicamente uniforme y el surgimiento del fundamentalismo
religioso de las últimas décadas impide cualquier reducción simplista;
fundamentalismo judío que impulsa la colonización palestina, el islámico que
causa estragos, el cristianismo evangélico que da origen al Tea Party en EEUU, arrinconando al
Partido Republicano en la extrema derecha y al budismo asiático matando islámicos. Sí, el budismo, aunque parezca
increíble. ¿Qué paso aquí con la religión de la paz que el “New Age” tanto
admiraba?
La pregunta que se nos plantea una y otra vez es, ¿a qué se deben la simultaneidad y diversidad de todos estos síntomas? Uno podría decir… al “espíritu de los tiempos”, como los alemanes del siglo XIX. El problema con esto es que el espíritu de los tiempos explica todo sin explicar nada.
La pregunta que se nos plantea una y otra vez es, ¿a qué se deben la simultaneidad y diversidad de todos estos síntomas? Uno podría decir… al “espíritu de los tiempos”, como los alemanes del siglo XIX. El problema con esto es que el espíritu de los tiempos explica todo sin explicar nada.
Si
miramos un poco la historia, como muchos han notado, las revoluciones han sido
iniciadas, no por los pobres, ni
mucho menos por los ricos, sino por
la clase media. Detrás de las revoluciones francesa y bolchevique
estuvieron los intelectuales
descontentos con el estado de cosas. Los manifestantes de los movimientos
insurgentes desde Norte América a Egipto, Israel, Turquía o Irán, al igual que
en los 60’s, han sido iniciados en
su mayor parte por gente joven,
estudiantes o egresados de la educación
superior, sin lugar en el proceso de globalización económica y política. Lo
que inicia la insurgencia puede ser
diferente en cada caso, pero la raíz es la misma… la pérdida de confianza en los procesos políticos, manipulados por
una clase gobernante totalmente alienada de la gente, cuyo único gol es hacer tanto dinero o controlar tanto
poder como sea posible. Es por eso que no es extraño que los insurgentes
traten de imponer una democracia
directa, sin tener que esperar hasta la próxima elección. Eso es lo que
piden en Turquía y eso es lo que
lograron en Egipto.
El
golpe militar de Egipto es bastante
significativo. Ha puesto en evidencia, y no por primera vez, la falta de
consecuencia de la retórica democrática de Obama
y la Unión Europea. “Este es un golpe no-golpe porque los militares solo
han seguido la voluntad del pueblo…” ¿Realmente?
¿No será porque si Obama reconociera que este es un golpe tendría que suspender
la ayuda económica que sostiene al ejército egipcio y con ello correr el riesgo
de perder un aliado que tanto necesita?
En
los regímenes antiguos el poder era el
Rey al igual que los dictadores de
los tiempos modernos. En la democracia
en cambio, como algunos teóricos contemporáneos han hecho notar, el lugar del
poder está vacío y es el proceso electoral el que provee la legitimidad al poder. Es decir, la
democracia tiene que ver, por sobre todo, con la legalidad formal. Su
requerimiento mínimo, para existir como tal, es la adherencia incondicional a
cierto conjunto de reglas formales que garantizan que los antagonismos son
completamente absorbidos en el juego agonista, el juego entre rivales y no
entre enemigos. Democracia significa
que, no importa qué manipulaciones se lleven a cabo, cada elector respetará
incondicionalmente los resultados. Un
ejemplo típico seria el fallo de la Corte Suprema en la elección Busch-Gore
del año 2000. A pesar de la obvia duplicidad electoral Gore aceptó la derrota. Las reglas del procedimiento electoral son
la última autoridad que debe ser obedecida, cualesquiera sean los resultados.
Es esta última autoridad, esta confianza
incondicional en las reglas en las que se basa la democracia, la que el radicalismo de izquierda y derecha amenaza
hoy con suspender al ver la vaciedad de la retórica del “mundo libre”.
La
insurgencia de los 60’s iniciada por
los estudiantes en diferentes partes
y a la que luego se unieron otros grupos terminó siendo reterritorializada y
reemplazada exitosamente por el neoliberalismo
¿Qué posibilidades de éxito podía tener un movimiento
sin organización, sin ideología común, sin plan y sin dirección? Las
protestas actuales parecieran seguir el mismo modelo anarquista. Todos estamos
en contra… ¿Pero, estamos todos en favor de lo mismo? Nuevamente nos
encontramos con un movimiento fragmentado, sin organización y sin programa…
¿Qué posibilidades de éxito puede tener? El “Occupy Wall Street” hace ya bastantes meses que se desvaneció, a
pesar de su promesa de retornar en la primavera, al igual que el M-15 en España… ¿Será que todas estas
tremendas demostraciones desaparecerán uno de estos días sin cambiar nada,
dejándonos solo el recuerdo?
Aquí
el filosofo francés Badiou podría
ser de alguna ayuda. La verdad es que no hay garantía de que algo pueda pasar,
de que un evento revolucionario está
a la vuelta de la esquina. El acto
revolucionario, el Evento, la irrupción de algo totalmente original (la
Revolución Francesa, la creación de la física de Galileo, la invención del
estilo clásico de Haydn, la invención de la escala de doce tonos de
Schoenberg…) pareciera presentarse como algo irreducible al orden del ser
social. Badiou dice, por ejemplo,
que las condiciones sociales son el
sitio potencial del Evento, pero éste es, por decirlo así, un acto abismal
autónomamente fundado. No podemos explicar la Revolución Francesa simplemente a partir de sus condiciones
sociales, es decir, por una cadena causal o por una necesidad histórica. Fue un
acto autónomo el que posteriormente nos permite leer las condiciones como
condiciones revolucionaras. Podemos apuntar a las circunstancias que le dieron
nacimiento, pero no podemos explicarla exclusivamente a partir de ellas. Hay
una especie de acto de creación original desde el cual un cierto universo de significados de pronto emerge como si viniera de
la nada, ex nihilo, que cambia el ámbito que nos revela la realidad.
La cuestión es,
¿cómo un Evento irrumpe dentro del orden social? ¿Cómo escapamos a la oposición
entre el orden causal de los seres y el momento mágico de la irrupción de algo
verdaderamente nuevo? Pareciera que la respuesta siempre nos elude.
Lo
que asemeja a todos los líderes
genuinamente revolucionarios es que
no esperan que las leyes de la historia o las condiciones sociales estén a su
lado. Ellos corren el riesgo y quien autoriza el riesgo es solo el que lo
elige. Si el salto revolucionario no es
un corte radical en la textura de la realidad, entonces no es nada. Y si,
posteriormente, no hay fidelidad con el Evento, lo genuinamente nuevo fracasa
en emerger… ser fiel al Evento, dice
Badiou, significa pensar y moverse
dentro de la situación que el Evento ha abierto… significa la obligación de
inventar una nueva forma de ser en acuerdo con
el Evento… Y es la ausencia de esta de fidelidad la que explica la deformación trágica de todas las
revoluciones del siglo XX.
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