&&&&&
Frente a esta situación, en el plano interno, la Alianza del Pacífico (ALPA)
propone dotar de mayor profundidad a la integración. A ello se dirigen dos
procesos: uno de armonización de los
acuerdos existentes entre estos países y otro de generación de nuevas
normativas en común. Se trata más de una
integración positiva (construir normas estableciendo pisos mínimos de
estándares por cumplir) que negativa (eliminar barreras preexistentes, como
aranceles). En el plano externo, la
Alianza tiene un foco específico en las negociaciones de un acuerdo más
ambicioso: el Acuerdo Transpacífico de
Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). México, Colombia, Chile y Perú, de
forma colectiva, pretenden convertirse en una plataforma de articulación política de integración
económica y comercial, y de proyección al mundo con especial énfasis en el Asia del Pacífico. Con estos objetivos,
los gobiernos de los países en cuestión, junto con el sector empresario, avanzaron en nuevos
acuerdos regionales que dieron origen a decisiones de apertura unilateral en
temas contenidos en la Alianza.
/////
GLOBALIZACIÓN:
llegó la era del Pacífico.
*****
La consolidación de la Alianza del Pacífico (ALPA) provoca un desequilibrio regional en
materia de inserción internacional e inversiones.
Julieta Zelicovich y Esteban Actis.
La Nación.com
martes 6 de agosto del 2013. Comercio
exterior.
La Alianza del Pacífico
(ALPA), proceso de integración lanzado en abril de 2011 entre México, Chile,
Colombia y Perú, ha irrumpido en la monótona dinámica de la integración de la
región latinoamericana, generando gran atención entre académicos, periodistas,
políticos y empresarios.
Se trata de una iniciativa
entre cuatro países medios, relativamente homogéneos entre sí, que ya
compartían varios acuerdos de integración, pero que decidieron necesario
profundizar tales vínculos frente a los desafíos del siglo XXI.
En un contexto donde en la
región había predominado un tipo de integración "pos liberal" más
centrada en los elementos políticos y sociales (como la UNASUR), la Alianza del
Pacífico (ALPA) emerge como un esquema diferenciado, dando lugar al primer caso
de "regionalismo del siglo 21" en América latina.
Se trata de una integración
centrada en el nexo de comercio-producción-servicios, específico de esta etapa
de la globalización, donde la producción se segmenta geográficamente integrando
cadenas globales de valor (CGV). Se apunta a las barreras más allá de las
fronteras, a los acuerdos bilaterales de inversión, y a algunas reformas
unilaterales.
A partir de diversos
tratados preexistentes, el comercio entre los países de la Alianza del Pacífico
(ALPA) ya contaba con preferencias que llevaban a que los flujos del comercio
contasen con un arancel cero, con pocas excepciones. Sin embargo, para
comienzos de 2013 el volumen del comercio intrazona rondaba sólo el 7% del
total de los intercambios, centrado mayormente en el intercambio de productos
primarios y sus derivados, y secundariamente en bienes intermedios de la
industria de los alimentos, del plástico y del automóvil.
Frente a esta situación, en
el plano interno, la Alianza del Pacífico (ALPA) propone dotar de mayor
profundidad a la integración. A ello se dirigen dos procesos: uno de
armonización de los acuerdos existentes entre estos países y otro de generación
de nuevas normativas en común. Se trata más de una integración positiva
(construir normas estableciendo pisos mínimos de estándares por cumplir) que
negativa (eliminar barreras preexistentes, como aranceles).
En el plano externo, la
Alianza tiene un foco específico en las negociaciones de un acuerdo más
ambicioso: el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas
en inglés). México, Colombia, Chile y Perú, de forma colectiva, pretenden
convertirse en una plataforma de articulación política de integración económica
y comercial, y de proyección al mundo con especial énfasis en el Asia del
Pacífico.
Con estos objetivos, los
gobiernos de los países en cuestión, junto con el sector empresario, avanzaron
en nuevos acuerdos regionales que dieron origen a decisiones de apertura
unilateral en temas contenidos en la Alianza.
La encrucijada de Brasil.
Este proceso novedoso de la
Alianza del Pacífico, interpela en forma directa a las estructuras existentes
en la región, sobre las cuales Brasil monta su liderazgo, y condiciona las
preferencias de sus pares. Las opciones regionales de Brasil distan de avizorar
algún acercamiento del gigante sudamericano a la Alianza del Pacífico.
La apuesta regional de
Brasil en la última década ha tenido tres ejes. En primer lugar, el
mantenimiento y ampliación de la unión aduanera (Mercosur) con tarifas externas
elevadas. En segundo, un bilateralismo selectivo en búsqueda de nuevos mercados
-en donde se destacan los países con costa en el pacífico-, y por último, el
liderazgo de un integración de toda América del Sur -regionalismo pos liberal-como
es la UNASUR.
En términos económicos,
este esquema le fue funcional a Brasil para la expansión regional de su sector
industrial. Las principales empresas brasileñas tienen importantes inversiones
es su contexto contiguo y, a su vez, el 84% del total de las exportaciones a
América del Sur son manufacturas.
Los países de la región
ocupan el primer lugar de destino de las exportaciones de origen industrial,
superando la suma de las exportaciones del sector de Estados Unidos, China y la
Unión Europea.
Desde algunos sectores
políticos al interior del Brasil argumentan que el principal elemento que
impide algún tipo de acercamiento a la Alianza del Pacífico está en las
cegueras ideológicas del gobierno que lidera el PT, principalmente en torno a
la noción de libre comercio. En realidad, las razones obedecen a condicionantes
más profundos que están estrechamente relacionados con diversas opciones
nacionales e internacionales que se presentan de manera diferenciada en Brasil,
Chile, Perú y Colombia.
En el caso de estos tres
últimos se observa una adopción y mantenimiento en el tiempo de una estrategia
de desarrollo de corte liberal, cuyo correlato en el plano de la inserción
económica internacional se liga a la apertura y eliminación de restricciones al
comercio y capital, siendo los tratados de libre comercio (TLC) uno de los
mecanismos centrales, y la inserción en las CGV uno de objetivos deseados.
Asimismo, presentan un tipo
de relación con Estados Unidos basada en el acoplamiento/acomodamiento, donde
la agenda positiva pasa por el pilar económico a partir de una cosmovisión
compartida en la noción de democracias occidentales liberales. A ello se le
suma la pertenencia de estos países a la OCDE (la integran Perú y Chile, y
Colombia ha solicitado su ingreso). A su vez, estos países aceptan la
correlación de fuerzas en el sistema internacional y perciben que deben
insertarse en el mundo como "periferia moderna" en donde la
adaptación a las nuevas formas de producción en la globalización es la llave
para el progreso y el desarrollo.
Modelo híbrido.
Por su parte, Brasil
muestra una estrategia de desarrollo híbrida desde fines de los ochenta, que
conlleva tensiones y aspectos selectivos en la apertura económica
internacional.
Existe un mantenimiento del
rol activo del Estado y de políticas comerciales defensivas que intentan
preservar un entramado industrial con dificultades de competitividad, y su
modelo de vinculación con Estados Unidos es de "oposición limitada",
donde la agenda negativa está relacionada a los contrapuntos económicos y a un
intento de consolidar el alcance global de su liderazgo regional a partir de la
diversificación de los vínculos externos principalmente con el Sur y otras de
las denominadas potencias emergentes (BRIChS).
Paralelamente, se reconoce
un convencimiento de gran parte de la dirigencia política de Brasil de que el
país tiene que ser un polo de poder en un orden internacional de carácter
multilateral y abandonar así el tradicional lugar de periferia.
Estas divergencias sobre el
modelo de desarrollo, como en el rol político y económico que se pretende jugar
en el sistema internacional, enfatizan la diferencia de las apuestas
emprendidas por el flamante proceso de la Alianza del Pacífico y el entramado
de acuerdos regionales que comanda Brasil, entre los que se encuentra el
Mercosur. Las opciones no son excluyentes entre sí, aunque las posibilidades de
emulación entre una y otra son muy complejas, debido a los constreñimientos
mencionados.
LAS MEDIDAS.
En materia comercial lo más
relevante de lo negociado por la Alianza del Pacífico (ALPA) ha sido el abordaje de
las excepciones a la regulación del comercio preexistente (se comprometieron a
desgravar el 90% del comercio) y la redefinición de los requisitos de la norma
de origen. Este punto favorecerá el desarrollo de mayores encadenamientos
productivos entre los cuatro países y atraerá la radicación de inversiones. De
tal forma se trata de un paso importantísimo del esquema regional para
adaptarse a las cadenas globales de valor. Otros puntos relevantes son la
adopción de un sistema de ventanilla única para todas las gestiones aduaneras
intrazona y la profundización de la cooperación regulatoria que garantiza el
efectivo cumplimento del acceso a los mercados. El aspecto financiero,
complementa estos avances, con la creación del Mercado Integrado Latinoamericano,
primera iniciativa de integración bursátil transnacional, que abarca a Perú, Chile y Colombia, y cuyos
valores negociados se asemejan al Bovespa de Brasil.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario