&&&&&
Somos hombres, mujeres, ancianos y niñas.
Somos indios, negros y campesinos. No queremos nada de ustedes
excepto su respeto. Tenemos muchos sueños; deseamos que nuestros hijos se eduquen
de acuerdo a los preceptos indios que nos rigen. Anhelamos una vida sencilla y modesta, digna y grandiosa. Empero,
nuestros deseos son la piedra en el zapato de otros que han llegado sin ser
invitados: unos con armas, otros con máquinas, varios con leyes y decretos,
unas y otros nos hablaron de un desarrollo oculto en las comisuras de la
tierra, sin embargo y atendiendo la voz de los mayores cuando pregonan que: "lo que empieza mal termina
peor", hemos visto cómo y bajo la excusa de ese supuesto desarrollo
las comunidades que hacen parte del Cabildo
Indígena Cerro Tijeras hemos sido víctimas de un genocidio sistemático y
aleve que ha cobrado la vida de unos veinte comuneros en los últimos dos años. El
último nefasto episodio nos remite a una bomba sembrada en los campos verdes de este cabildo azul que cegó la vida plácida de
cuatro hermanos.
Si bien el miedo, el dolor y la rabia,
unos y otras hemos entendido que la luz está en cada quien,
entonces, decidimos iniciar la "Caminata
por la Vida y la pervivencia en el territorio, contra la gran minería y las
políticas impuestas", durante este periplo hemos analizado la problemática
de los y las afrodescendientes que
también pretenden ser expropiados de sus territorios, ciertamente, sabemos que
el señor HECTOR DE JESUS SARRIA ha
comprado con dinero oscuro la voluntad de muchos funcionarios públicos para que
le convaliden su apropiamiento del territorio. En las charlas y diálogos con las comunidades pudimos evidenciar la
intencionalidad del capital privado y del mismo Estado a través de sus diversas
autoridades de despojar a los grupos étnicos existentes en la zona. Nuestros pasos han marcado sus huellas en
treinta y seis veredas hasta ahora visitadas; nuestra voz ha sido
alimentada con la de por lo menos mil personas con las que hemos construido de
manera colectiva varias propuestas, como la de darle mayor cobertura a la Huelga de Hambre India que ha sido
definida por la directiva del Cabildo y a la que se espera se sumen por lo
menos cien nativos, todas y todos con un mensaje claro, con una voz rotunda que dice NO NOS VAMOS A IR
DE ESTAS TIERRAS QUE NOS PERTENECEN.
Hablamos también sobre la necesidad de
potenciar y desarrollar el Segundo Festival Gastronómico de la Hoja de Coca
y como respuesta a las fumigaciones que vienen afectando la salud, el agua, los
cultivos, la vida. Ante la inminente
pretensión de desalojar a la fuerza bruta a las comunidades negras asentadas en la comunidad de La Toma
para darle vía libre a las empresas mineras, discutimos la situación en el
marco de la voluntad del pueblo Nasa y decidimos acompañar la lucha y resistencia de estos hermanos que han sido negados por
parte de los gobiernos municipal y nacional. Seguimos caminando nuestro
territorio, seguimos en Asamblea Permanente, en Minga por la Vida, seguimos dispuestos a dar nuestra última gota
de sudor en defensa de esta tierra que nos vio nacer y que nos acogerá como
último refugio. Los simpatizantes con la
Huelga de Hambre se suman uno a uno como granos de maíz; los simpatizantes
con el Festival Gastronómico de la Hoja
de Coca nos siguen aportando su fuerza y saber. Nuestra lucha no es solo
por los indios,
negros y campesinos de Cerro Tijeras. Nuestra lucha es su necesidad, es suya. CABILDO INDÏGENA CERRO TIJERAS.
/////
COLOMBIA: LA
PROTESTA SOCIAL RECIBE TRATAMIENTO MILITAR.
Tercer día de
Paro nacional Indefinido: Grave situación humanitaria en el Cauca.
*****
José Antonio Gutiérrez D.
Rebelión jueves 22 de agosto del 2013.
El gobierno colombiano
siempre insiste en que el derecho a la protesta social en Colombia se respeta.
Sin embargo, el Paro Nacional Agrario y Popular, convocado desde el 19 de
Agosto por las principales organizaciones campesinas del país, junto con
sectores como transportistas, salud y mineros, ha recibido un tratamiento
militar por parte de las autoridades, que han violentado toda clase de derechos
de los manifestantes. Es más, ni siquiera ha recibido la protesta social un
trato sencillamente militar: el trato que ha recibido es propio de una
situación de guerra sucia. Tanquetas, helicópteros artillados y desembarco de
tropas, sobrevuelo de aviones de guerra, fusiles, perdigones, bombas
aturdidoras, gases, bombas caseras con metralla… ese es el arsenal al que se
han enfrentado campesinos desarmados, que han salido a marchar presionados por
el hambre y las necesidades más básicas insatisfechas, muchas veces de la mano
de sus familias. En los departamentos de Caquetá, Meta y Huila se ha llegado,
incluso, a que el gobierno ofrezca hasta $10 millones (pesos colombianos) por
información para identificar a los líderes del paro, utilizando mecanismos
propios de la guerra contrainsurgente.
Oscar Salazar, dirigente
del proceso campesino de La Vega (Cauca) y uno de los voceros nombrados por la
Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo (MIA), una de
las principales instancias convocantes al paro, nos explica el panorama
represivo que se vive a nivel de país:
“Hay una falta absoluta
violación a los derechos humanos, estamos ante formas desproporcionadas,
absurda, hasta criminales, de violencia en contra de quienes manifiestan su
legítimo derecho a la protesta… el ejército lanza desde helicópteros bombas
aturdidoras, es muy duro, traen tropas de infantería, tropas del ejército, que
disparan de manera indiscriminada… hay una niña víctima de estas agresiones,
que le atravesaron el abdomen con un proyectil de un fusil, acá en
Cundinamarca… se están usando armas no convencionales, escopetas recargadas con
metralla para agredir a los manifestantes… la violencia es totalmente
desproporcionada…”
Guerra sucia contra los
campesinos en el Cauca: El Cairo y Galindez
Una situación
particularmente grave, es la que se vive en el departamento del Cauca, donde
los dos puntos de concentración, en el norte y en el sur del departamento,
enfrentan un cerco militar en el cual el ejército y la fuerza pública
demuestran su interpretación de la doctrina del “enemigo interno”. En esos dos
puntos, en El Cairo (Cajibío), y en El Pilón, corregimiento de Galindez (Patía)
se está cercando militarmente a los campesinos, mientras se les agrede, se les
queman los cambuches que han improvisado, los soldados les roban los alimentos
y les botan el agua. Según explica Lisette Montero, de la Red de Derechos
Humanos del Suroccidente Colombiano “Francisco Isaías Cifuentes”, la situación
es incluso más grave que un tratamiento militar, porque se están violentando
principios básicos aún en tiempo de guerra, como ser la “negación de
corredores humanitarias, y el mantenimiento de condiciones mínimas de las
personas, se les está haciendo pasar hambre y se les está privando de acceso a
la salud… en el sector del Cairo incluso tuvimos un ataque contra una misión
médica, porque el ESMAD no permitió que se evacuara a los heridos”. En esa
ocasión, según informa un comunicado de la mencionada Red, una misión
humanitaria integrada, entre otros, por miembros de la defensoría del pueblo,
fueron repelidos por ESMAD y ejército con bombas de aturdimiento.
En El Cairo (Cajibío), se
encuentran congregados unos 2.000 campesinos, que están siendo violentados por
unos 600 efectivos, fuerzas combinadas del Ejército, Policía Nacional, Policía
Militar, ESMAD y 10 tanquetas. Aparte de los sobrevuelos constantes y ataques
desde helicópteros. Logramos hablar con un dirigente de los campesinos que
están acorralados, y su testimonio es dramático:
“Tenemos
aproximadamente 13.000 personas movilizadas en el Cauca, unos en el sur del
departamento, otros en el norte... estamos sufriendo en estos mismos momentos
de un cerco militar, la defensoría del pueblo ha hecho presencia pero la fuerza
pública no permite siquiera que haya salida de la gente, nos amenazan que nos
van a capturar, tenemos 2.000 campesinos en esta situación de zozobra… En el
sur tenemos unos 7.000 campesinos en un hueco, mientras la fuerza pública está
avanzando, tanto en el sur como en el norte, no nos dejan pasar alimentos, lo
mismo pasa en el sur del Cauca los compañeros piden auxilio pero no saben qué
hacer, es muy grave la situación”.
Tan grave es la situación,
que el gobierno ha llegado incluso a judicializar a dos heridos, Juan Pablo
Bueno y un mayor de edad, Eusebio Ulcué, heridos durante la
represión de ayer, 20 de Agosto, en El Cairo. Nos aclara Lisette Montero, sobre
la represión en El Cairo, que
“En estos momentos
tenemos un herido por arma de fuego, Andrés Guachetá, herido en el pie.
También hay otros cinco heridos a causa del uso de gases y armas no
convencionales, granadas con grapas, y otras que se están arrojando contra la
población campesina. También tenemos cuatro detenidos, incluido un menor de
edad, Carlos Andrés Giraldo, del municipio Corinto, que no sabemos dónde
lo tienen… está desaparecido, lo que es una situación muy angustiante”.
Los campesinos no dudan en
señalar a los oficiales Julio Pinzón Arévalo, comandante de la XXIX
Brigada del Ejército, y Ricardo Alarcón Campos, comandante de la Policía
en el Dpto. de Cauca, de ser los responsables materiales directos de estas
agresiones y abusos.
En el punto de
concentración sur, en El Pilón (Galindez, Patía), también se han reportado
ataques contra los manifestantes con fusil, bombas de aturdimiento, armas de
fragmentación y perdigones, por parte del ESMAD y el Batallón de Alta Montaña
No. IV "General Benjamín Herrera Cortez" del ejército. Como
consecuencia de estas agresiones, se han dado los siguientes heridos de
gravedad: Eiver Bolaños, herido de un impacto de bala en el pie, Diógenes
Enríquez, herido en el cuello, Nestor Timana, herido en el cráneo,
cuello y brazo, Marino Díaz, herido en la pierna y Apolinar Montero,
herido en la espalda. También hay 22 detenidos en el sur del Cauca, y un número
no determinado de personas agredidas y golpeadas por la fuerza pulica. Según
Lisette Montero, “no hay garantías para la protesta en ninguno de los puntos
de concentración en el departamento”.
Pese a la aplicación de
una violencia desmedida y de métodos terroristas por parte de las fuerzas del
Estado, la justicia de las demandas de los campesinos los mantiene firmes y
resueltos a seguir en su lucha. “Los campesinos están replegados en estos
momentos”, nos comenta el dirigente campesino del Cairo, “están en
asamblea tomando decisiones, la gente está con ánimo y con la fuerza pues por
la justeza de las exigencias que tenemos, así vamos a seguir la movilización,
pero estamos cercados militarmente, entonces nos toca ver la correlación de
fuerzas y evaluar la manera de seguir adelante”.
Unidad nacional del
movimiento: garantía para la victoria
Montero ratifica la
resolución del campesinado: “La definición de la gente es de mantenerse y
seguir en paro hasta que se tengan los resultados a nivel nacional… la gente
sigue con la decisión firme de participar en la jornada, pese a la represión,
estamos trabajando la unidad a nivel de las coordinaciones nacionales para que
haya más participación, hay perspectivas positivas para los próximos días”.
Ese es el factor clave: en
medio de los pliegos regionales y departamentales, y de las dinámicas locales
de cada proceso, no debe perderse de vista que es una lucha nacional, que debe
darse de manera unitaria, sin ánimos mezquinos, que es lo que intenta cultivar
el gobierno para así dividir al movimiento y reducir la protesta a la impotencia.
Oscar Salazar se refiere a este tema, aclarando que:
“El gobierno está
utilizando la táctica de negociar con unos y no con otros de hace varias
semanas, para fortalecerse utilizando a los movimientos que buscan prebendas
particulares, en lugar de demostrar la unidad del conjunto… el gobierno da
oportunidades para que se ganen prebendas y así ir cooptando... a nosotros
mismos nos llegó con esos señuelos, prometiendo que nos darían plata, pero
nosotros dijimos que no, que esto es un problema de todos, que tenemos una mesa
nacional para negociar el conflicto y como tal tenemos que operar. Tenemos
un pliego nacional, tenemos un espacio de coordinación con los otros procesos
en la movilización nacional, esperamos así que podamos coordinar las acciones y
esperamos que todos los procesos fortalezcan sus acciones para negociar con el
gobierno nacional de manera conjunta”.
A pesar de la violencia
oficial que hemos presenciado en Boyacá, Cundinamarca, Valle del Cauca,
Nordeste Antioqueño, Cauca, etc., así como del bloqueo de los medios de
información oficiales, la protesta sigue: “La represión ha sido brutal”,
nos explica Salazar, “pero aquí estamos. Hay 24 departamentos que han
acogido las diferentes convocatorias en el marco de este paro nacional agrario
y popular… nosotros como MIA, tenemos acciones en 17 departamentos, con unos 50
puntos de concentración en todo el país, hemos llegado a tener alrededor de 12
puntos de bloqueos nosotros solos… se mantienen sistemáticamente 6, porque la
represión ha sido brutal”. En total, sumando a todas las expresiones
convocantes a este paro (incluyendo a los camioneros, al Coordinador Nacional
Agrario, etc.), según la policía, se sostienen un total de 18 los bloqueos en
ocho departamentos. Según cifras oficiales de la policía, se trataría de 30.000
manifestantes, pero en total, el número de personas que participarían del paro,
según la prensa oficial, podría ascender a 200.000 personas [1], cifra que no
se ha podido concentrar debido a la violenta represión que mantiene a los grupos
dispersos.
La respuesta violenta del
Estado a una movilización social pacífica pone en entredicho las credenciales
democráticas de las que el gobierno colombiano presume, particularmente en
momentos en que se negocia un acuerdo de paz con la insurgencia. Salazar nos
dice de manera enfática al terminar nuestra conversación que “la injusticia
social es lo que causa toda esta violencia en Colombia, porque los campesinos
se manifiestan con sus manos vacías… las políticas del gobierno son violentas e
injustas. No hay de momento ninguna voluntad de diálogo”. Es preciso juntar
manos y esfuerzos, apoyar este paro, no ceder al miedo ni a la violencia del Estado, materializar
la indignación en acciones solidarias concretas. ¡Viva el paro agrario y
popular!
*****
NOTAS:
Para informaciones
actualizadas sobre la situación en el Cauca y en el Suroccidente colombiano,
revisar la página web de la Red “Francisco Isaías Cifuentes”.
José Antonio
Gutiérrez D *. es militante
libertario residente en Irlanda, donde participa en los movimientos de
solidaridad con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia)
y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional
www.anarkismo.net. Autor de "Problemas e Possibilidades do Anarquismo"
(en portugués, Faisca ed., 2011) y coordinador del libro "Orígenes
Libertarios del Primero de Mayo en América Latina" (Quimantú ed.
2010).
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario