lunes, 12 de agosto de 2013

SAO PAULO: En el Foro la política no hizo mutis. Un debate en paralelo a los preparativos para el Consejo de Seguridad.

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“Un partido de izquierda que llega al poder no puede cometer el error que cometió en otros lugares”, dijo Lula. “No puede perder su relación con el pueblo.” Ironizó al decir que “el poder es una cosa mágica” porque algunos llegan al poder y dejan de pensar que la gente en la calle es un fenómeno positivo. En cambio, dijo estar convencido de que “el pueblo evoluciona cada día, también en Brasil”. “Estoy convencido de que, respetando la cultura y la política de cada país, tenemos condiciones de presentar una nueva cultura de izquierda”, afirmó. “No podemos quedarnos llorando y quejándonos por los grandes medios conservadores”, dijo en un tramo de su discurso, y llamó a “usar Internet para llegar a millones de personas”. “¿La integración puede ser solo comercial?”, se preguntó Lula. “¿Y el movimiento sindical, los parlamentarios, los partidos, la juventud, los científicos?” Entonces prometió ser un “animador” de la coordinación regional y dijo: “Por el hecho de que Brasil es el país más grande del continente y la mayor economía, tiene más responsabilidad en la integración”.
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Lula estuvo en el último Foro de San Pablo con el mismo entusiasmo que puso en el primero, el de 1994.
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SAO PAULO: En el Foro la política no hizo mutis.
Un debate en paralelo a los preparativos para el Consejo de Seguridad.
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Mientras los cancilleres preparaban el escenario para discutir sobre la ONU, la UNASUR y CELAC, dirigentes de fuerzas gobernantes de América latina discutieron en el Foro de San Pablo cómo cumplir con una idea expresada por Lula: “Que no haya retroceso”.

Página /12 Domingo 11 de agosto del 2013.

Martín Granovsky

Se lamentó porque eran las nueve y diez de la noche y no había podido llegar a las ocho al cumpleaños de uno de sus nietos, pero igual se quedó y dijo un discurso en el que sobresalió una idea: “Que no haya ningún retroceso en las conquistas que logramos hasta ahora”. Como ex presidente, Lula estuvo en el último Foro de San Pablo con el mismo entusiasmo que puso en el primero, el de 1994, cuando faltaban nueve años para su asunción en Brasilia. La diferencia en los 19 años que pasaron es que muchos de quienes lo escucharon la última vez eran dirigentes de fuerzas políticas que están en el gobierno.
Por la Argentina, entre otros, estuvieron el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Guillermo Carmona, referente mendocino de la Corriente por la Militancia; el dirigente del Frente Transversal y funcionario de la Cancillería Oscar Laborde, y Alejandro Rusconi, del Movimiento Evita.
El Foro coincidió con la preparación, por parte del canciller Héctor Timerman, de la masiva presencia de colegas suyos de la región el 6 de agosto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuando Cristina Fernández de Kirchner presidió la sesión sobre cómo debía relacionarse la ONU con organismos regionales y subregionales.
Llorando, no.
“Un partido de izquierda que llega al poder no puede cometer el error que cometió en otros lugares”, dijo Lula. “No puede perder su relación con el pueblo.” Ironizó al decir que “el poder es una cosa mágica” porque algunos llegan al poder y dejan de pensar que la gente en la calle es un fenómeno positivo. En cambio, dijo estar convencido de que “el pueblo evoluciona cada día, también en Brasil”.
“Estoy convencido de que, respetando la cultura y la política de cada país, tenemos condiciones de presentar una nueva cultura de izquierda”, afirmó.
“No podemos quedarnos llorando y quejándonos por los grandes medios conservadores”, dijo en un tramo de su discurso, y llamó a “usar Internet para llegar a millones de personas”.
“¿La integración puede ser solo comercial?”, se preguntó Lula. “¿Y el movimiento sindical, los parlamentarios, los partidos, la juventud, los científicos?” Entonces prometió ser un “animador” de la coordinación regional y dijo: “Por el hecho de que Brasil es el país más grande del continente y la mayor economía, tiene más responsabilidad en la integración”.
Una de las creaciones fue la Red de Parlamentarios del Foro de San Pablo. “Veníamos trabajando en esto desde hace mucho tiempo”, dijo a Página/12 Carmona, un peronista que se metió en el Foro con el mismo interés que habían demostrado antes dirigentes como Ruperto Godoy y Mariano West. “Apuntamos a que haya una fuerte articulación entre los parlamentarios que están comprometidos con los gobiernos nacional-populares, progresistas y de izquierda de la región en los distintos parlamentos regionales”, dijo. Y nombró al Parlamento de Mercosur, Parlamento Andino, Parlamento Latinoamericano, Parlamento Centroamericano o en un Parlamento Suramericano. Para Carmona, la propuesta de trabajar en red “es óptima porque conjuga organización, pertenencia y flexibilidad”.
Los parlamentarios hicieron un aparte en el que además de Carmona abrieron la discusión el Doutor Rosinha (así es conocido el diputado federal del PT Florisvaldo Fier), el senador del Frente Amplio uruguayo Roberto Conde, el diputado Samuel Ortega del Partido Socialista Unificado de Venezuela y el parlamentario de Mecosur del Frente Guasú paraguayo Ricardo Canese.
Suspensión.
Laborde, representante especial para la Integración en la Cancillería, rescató el debate sobre el punto. “También le dará más solidez al Foro haber suspendido del Grupo de Trabajo del Foro, su órgano más ejecutivo, al Partido Socialista de la Argentina”, dijo en alusión al análisis sobre las declaraciones de Hermes Binner cuando comentó que para Venezuela prefería a Henrique Capriles antes que a Nicolás Maduro.
El Grupo de Trabajo emitió un documento de varios puntos:
1.- El rescate de la “influencia positiva” del Foro porque “la diversidad es nuestra fortaleza, no un obstáculo que nos impide tener posiciones claras en las batallas decisivas trabadas en nuestra región”.
2.- El recuerdo de que el FSP apoyó en 2012 la candidatura de Hugo Chávez y en 2013 la de Maduro.
3.- La constatación de que “no siempre el Foro adopta posiciones unitarias sobre procesos electorales”.
4.- El criterio según el cual “cuando todos los partidos nacionales apoyan a una sola candidatura, como ocurrió en Venezuela en los casos mencionados, se espera la solidaridad de los partidos del Foro actuantes en los demás países de la región”.
5.- La idea de que “ningún partido del Foro manifieste su apoyo, directa o indirectamente, a las fuerzas de derecha”, especialmente “cuando esta posición nunca fue presentada, defendida, sustentada o explicada en ningún espacio del Foro”.
Dilma mandó un mensaje de apoyo filmado y envió a su consejero de asuntos internacionales Marco Aurélio García, que ocupó el mismo puesto con Lula y también participó antes de la primera edición del Foro.
De los presidentes sudamericanos estuvo presente Evo Morales, que pidió “tener cuidado con las letras c, como corrupción o cocaína” y no aislarse de las fuerzas sociales porque de otro modo “un partido de izquierda es sectario y no tiene futuro”. Sobre la Alianza del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile dijo que “quieren dividir y debilitar la UNASUR” y eso sería “como retomar el ALCA para liberalizar el comercio y los servicios”. “¿Cómo vamos a aceptar el libre mercado?”, dijo Evo. “Van a defender las privatizaciones, no los servicios públicos, que son un servicio humano y parte de los derechos humanos. No habrá entonces estabilidad democrática y política porque los pueblos se levantarán para enfrentar a los gobiernos.”
ALIANZA y UNASUR.
En el mano a mano entre los delegados del continente la Alianza del Pacífico: ALPA, fue uno de los temas más trajinados. Según pudo saber este diario, la opinión mayoritaria señaló que la Alianza del Pacífico, sobre todo en Sudamérica, es decir sin considerar a México, no tiene poderío económico pero si el Mercosur se fisura podría debilitar y dividir la UNASUR. Cuando en el Foro se habló de fisura aparecieron temas como la forma de que Paraguay regrese con plenos derechos al Mercosur, y que acepte a Venezuela, y las relaciones a menudo delicadas entre la Argentina y Uruguay.
No hubo planteos dramáticos aunque tampoco un tono exitista, lo cual pareció un reflejo de fuerzas políticas que gobiernan en algunos casos desde hace 14 años (Venezuela) o 10 como sucede en Brasil y la Argentina. Pero en Venezuela a Maduro le cuesta consolidar la estabilidad, en Brasil el Partido de los Trabajadores encara cómo abordar las presidenciales del 2014, discusión sobre el sistema de alianzas incluida, y en la Argentina el kirchnerismo vive con la incertidumbre del 2015.
Si la vida cotidiana tiene algo que ver con la política, conviene saber que Lula llegó tarde al cumpleaños del nieto en Sao Bernardo do Campo, pero llegó.

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