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El Movimiento Ciudadano global, los indignados del mundo la
indiferencia global, o pensar en la Insurgencia Mundial. Trabajan
, se organizan y movilizan, sindicalistas,
juventud, universitarios profesionales, empleados públicos, pueblos
originarios, comunidades históricas – (in)surgen los Campesinos por ejemplo en Colombia,
Cafetaleros en Perú, y nos traen una “nueva” Plataforma de reivindicaciones –
sectores populares y “clases medias”
históricas, en plena protesta, forjan y construyen un Programa de cambio y forja
de Unidad en la lucha, como tarea, compromiso y responsabilidad ciudadana, donde la información y la participación que
transforman en los mecanismos democráticos, necesarios en la coyuntura
local-global, escenario donde los nuevos sujetos sociales – actores sociales - radicalizan
y polarizan la lucha de clases al no encontrar respuesta y menos solución – al conjunto de sus reivindicaciones
y derechos seriamente atacados por las políticas de ajuste, reajuste, salvataje
y austeridad, El escenario local-global, es el escenario de escenario de las clases y
la lucha de clases. En paralelo están realizando un trabajo heroico en las Instituciones. Limpiar la basura y el estiércol
que por más de tres décadas sembró la codicia neoliberal y destruyó las
estructuras sociales y políticas, tanto de las Teorías como las Doctrinas
Ideológicas, Políticas e Instituciones – la crisis “final” de las ideologías y
la política- . Trabajan social y políticamente por recuperar del “fondo del
abismo” la política, intentan recuperar los partidos políticos – con la
finalidad de forjar en la complejidad de la crisis actual la unidad dialéctica entre lo social y lo
político, hace tiempo fracturado. Con
los resultados (preliminares, aún en bruto) intentan ocupar este contexto
de oposición, turbulencia y lucha que anteriormente ocupaban los partidos políticos,
hoy en “carrera sin control” hacia su crisis final.
Los sindicalistas europeos en su lucha diaria contra las nefastas políticas de austeridad - básicamente destrucción de las políticas sociales, las instituciones democráticas y el propio Estado de Bienestar - otrora columnas vertebrales del Modo Social Europeo.
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En la actualidad existen tres escenarios diferentes pero
concatenados en los mismos objetivos de organización, movilización y lucha contra una clase dominante – nueva
oligarquía financiero-comercial-exportadora y las propias corporaciones
transnacionales:
Primero el escenario del sindicalismo, básicamente en Europa, en su lucha diaria contra las
políticas de la clase capitalista en el gobierno y la Gran Burguesía
Transnacional en el Poder. GBTn. Principalmente para recuperar los derechos
sociales – laborales – que han sido “triturados” por el carácter violento,
vertical, fascista de las políticas de austeridad. Y en la coyuntura actual el “despertar” del sindicalismo
en América latina (la “vieja” letrada, culta y profesional “clase media” – “empobrecida” durante
más de tres décadas por la salvaje política neoliberal”, Maestros, Médicos,
Enfermeras, Jueces, Catedráticos, Empleados Públicos, etc. Su lucha se centra
en mejores salarios, mejores condiciones de trabajo – largamente destruidas,
sin el respectivo, presupuesto por las políticas
neoliberales del Consenso de Washington;
El Movimiento Universitario chileno, ejemplo de lucha por la conquista de sus derechos: el derecho a la educación gratuita y de calidad. Aportó al mundo un ejemplo de Líder Mujer Juvenil: Camila Vallejo, hoy Candidata a Diputado de la Nación en la Alianza Nueva Mayoría de la Dra. Michelle Bachelet.
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Segundo, el escenario del movimiento Indignado a nivel global –estudiantes
universitarios, juventud, profesionales, desempleados, subempleados, migrantes,
“nuevos esclavos asalariados”- sin
derechos sociales – los nuevos “pobres”
de las mega ciudades y los Ciudadanos en general - va
desde España, Grecia,
Francia, Italia, Portugal; Occupa Wall
Street en Estados Unidos, “Yo soy,
143” en México, el Movimiento
Universitario en Chile, Colombia, hasta el poderoso movimiento Ciudadano-Indignado en Brasil, así como
Juventud, profesionales, empleados públicos en Perú y el Movimiento “Tomo la Calle”; se enfrentan directamente al epicentro del
capitalismo financiero especulativo en pleno proceso de crisis final – poli-crisis
global, de carácter estructural multidimensional -. La calle y la Plaza Pública, representa hoy
su centro de lucha – el Ágora griega – origen de la democracia y la
comunicación directa – y la República
romana como construcción participativa y forja deliberativa de la Ciudadanía hoy está de vuelta, 25
siglos después luchando en las calles y plazas por recuperar el espacio público
que nos fue arrebatado, expropiado por el neoliberalismo y los poderes facticos
del capitalismo financiero-especulativo, en la era de la transnacionalización
de los monopolios imperialistas: la globalización neoliberal.
Movimiento Indígena de las Comunidades Históricas, - campesinos e indígenas - en defensa de sus recursos Naturales - su Territorio cultural - la biodiversidad y los Conocimientos Ancestrales, hoy el "tesoro de la Reina" de las corporaciones transnacionales.
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Tercero, el escenario del capitalismo extractivo, primario exportador de materias primas, el escenario del pillaje imperialista
- del nuevo proceso de acumulación del capitalismo mundial – el capitalismo de desposesión de los
recursos naturales, saqueo y expropiación de las materias primas. Este es
un nuevo escenario de las clases y la lucha de clases – presente el “Cambio de Época,
Histórica”, los territorios – multidimensionales - de los países en
desarrollo – centrados básicamente en América Latina y la Política del Consenso de los Commodities
- aparecen como parte de la solución de la crisis del capitalismo,
pero en una fase diferente – un “nuevo” modelo que surge de las propias
entrañas de la crisis estructural del capitalismo financiero-especulativo,
poli-crisis mundial – la era de las corporaciones transnacionales y los
monopolios imperialistas -. Nuevos
actores sociales y políticos, nuevos liderazgos, nuevas plataformas de
reivindicaciones y derechos, nuevas formas de lucha – fortalece la lucha el nuevo poder local, la Nueva Sociedad Civil
y la Nueva Ciudadanía Intercultural – nos traen en sus luchas “nuevas políticas democráticas”,
que nacen en el propio epicentro de la vieja” ciega, sorda” democracia liberal en plena crisis de
falta de confianza, credibilidad, legitimidad y ausencia de Rendición de
Cuentas, – campesinos, agricultores, ganaderos, pastores, artesanos de las comunidades históricas y nuevos Sujetos Sociales que (in)surgen en los pueblos originarios en defensa de sus recursos naturales – materias primas –
la biodiversidad – agua, - ríos,
ojos de agua, manantiales - pesca, climas, tierras de cultivo, semillas
criollas, comida sana y saludable así como la defensas y protección de nuestros
Conocimientos Ancestrales, de pleno respeto
con nuestra Madre Naturaleza, la forja Y
construcción de una nueva civilización humana.
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Los tres escenarios de lucha de clases - hoy son producto de la lucha contra la crisis "diabólica" del capitalismo salvaje - lucha de clases que se da en el marco político de la propia Democracia. Defienden la democracia, pero al defenderla, la critican profundamente para salir de su ámbito elitizado y novelesco.
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VISIÓN
SOCIOLÓGICA: AMÉRICA LATINA. LUCHA DE CLASES Y RESISTENCIA EN LA ERA DEL
CAPITALISMO EXTRACTIVO.
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“El capitalismo
de la desposesión de los recursos naturales, la biodiversidad y los
Conocimientos Ancestrales”.
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James Petras.
Rebelión viernes 30 de
agosto del 2013.
Traducido para Rebelión
por Silvia Arana.
Introducción
La lucha de clases es
esencial para enmarcar cuestiones de régimen político, relaciones de clase,
estructuras y estrategias económicas y distribución de la riqueza.
La lucha de clases posee
un carácter internacionalista, especialmente en esta era de globalización
imperialista; las corporaciones multinacionales, las organizaciones financieras
internacionales y los estados imperiales intervienen directa o indirectamente,
a través de estados colaboracionistas o testaferros, en la "lucha de
clases entre los trabajadores y el capital". Esto es particularmente
evidente en América Latina con el auge del capitalismo extractivo: las
gigantescas corporaciones agro-mineras tienen un papel principal en la
elaboración de políticas económicas, que van en detrimento de los trabajadores,
de las comunidades y de los pueblos indígenas.
Las clases en lucha varían
según la época y el lugar, dependiendo de condiciones socio-económicas y
políticas, organización, trayectoria histórica, distribución del ingreso y
sitios de explotación económica y despojo.
La naturaleza de las
luchas y las demandas conflictivas entre trabajadores y capital varía en
términos de alcance, intensidad, ubicación geográfica e intereses de clase. El
rango de temas abarca desde demandas sectoriales específicas sobre salario y
condiciones de trabajo hasta luchas más amplias que abarcan tanto políticas
públicas sobre presupuesto, decisiones de inversión y derechos de propiedad
como cuestiones de despojo, contaminación y los impactos destructivos en las
comunidades locales.
En las luchas de clases
participan dos rivales principales. La lucha de la clase dominante, "desde
arriba", en la que varios sectores capitalistas usan su poder social,
control económico y penetración estatal para maximizar las ganancias inmediatas
y futuras, para monopolizar las asignaciones del presupuesto estatal, para
limitar la parte del ingreso destinado a los trabajadores y para despojar y
desplazar a pequeños productores y habitantes locales de las regiones ricas en
recursos. La lucha de la clase popular, "desde abajo", involucra a
una panoplia de clases abarcando a desempleados y a obreros de la industria,
gremios públicos y empleados asalariados del sector privado, campesinos sin
tierra, pequeños productores y comunidades indígenas. Sus demandas cubren un
amplio rango que va desde una mayor participación en el ingreso nacional, la
recuperación de tierras y recursos usurpados por el estado para las
corporaciones agro-mineras, hasta un cambio sistémico en derechos de propiedad
y relaciones de clase.
"Indignados del mundo, Uníos contra el capitalismo salvaje". La juventud es el nuevo Líder Social de la indignación, la indiferencia, el desempleo, contra la corrupción y la desigualdad económico-social globalizada. Está en camino de construir una Nueva Alternativa Política Revolucionaria.
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Uno de los determinantes
clave del alcance y la profundidad de la lucha de clases es el "momento
del ciclo económico" -el punto en el cual un modelo económico particular
está en una fase ascendente o ya ha extenuado sus posibilidades y ha ingresado
en su declinación y crisis. Por ejemplo, en años recientes presenciamos el auge
del neoliberalismo, entre mediados de los 70s y fines de los 90s, un periodo en
el que el capital estuvo en la ofensiva, librando una guerra de clases y
revirtiendo los avances de los obreros y campesinos, privatizando la economía y
saqueando el tesoro público. A fines de la década del 90 y principios del siglo
XXI, el neoliberalismo entró en crisis, se intensificó la lucha de clases desde
abajo, abarcando desde los movimientos de trabajadores desocupados de
Argentina, a los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador que causaron la
caída de varios regímenes y el surgimiento de gobiernos post neoliberales.
De igual manera, la
declinación del mega-ciclo (boom de una década de las economías exportadoras de
commodities) que comenzó en 2012-2013, está siendo acompañada por un auge de
movimientos urbanos de masas que protestan contra las políticas de los
regímenes post neoliberales en Brasil, Perú y Argentina.
Los cambios en las
configuraciones económicas de América Latina, especialmente en la expansión de
los sectores agro-mineros, financieros y comerciales y la caída del sector
manufacturero han tenido un profundo impacto en la forma de la estructura de
clase, la organización de los sindicatos y el conflicto de clase. La afiliación
a los sindicatos ha sufrido una caída estrepitosa. En Brasil, los afiliados a
los sindicatos decrecieron de un 32,1% a principios de la década del 90 (previo
a la elección del neoliberal Cardoso en 1994) al 17% a mediados de los 90 en la
presidencia de Lula (2005). En Argentina, entre 1986 y 2005, la cantidad de
afiliados a los sindicatos bajó del 48,7% al 25,4%. En México, los afiliados
disminuyeron del 14% al 10% entre 1985 y 2005. Chile es la excepción: comenzó
con un índice bajo del 11.6% en 1986 y aumentó al 16% en 2005. Además, la caída
de la cantidad de afiliados a los sindicatos ha estado acompañada por la
disminución de la cantidad de obreros industriales, especialmente en las
industrias de bienes de consumo que requieren mano de obra intensiva, afectadas
negativamente por importaciones de textiles, zapatos, juguetes y otros
productos de bajo costo desde Asia -como parte del intercambio entre
exportadores agro-mineros e importadores de manufacturas.
El debilitamiento de los
sindicatos va a la par con la disminución de la influencia política en las
políticas estatales y un giro hacia la reducción de los salarios y
empeoramiento de las condiciones de trabajo. A raíz de ello, hay menos huelgas
y estas se enfocan en reivindicaciones de índole inmediata.
Los movimientos sociales
masivos ocuparon el espacio social y político de la lucha de clases que había
sido dejado vacante por los obreros industriales. En el campo, el movimiento
anteriormente liderado por campesinos, indígenas y los trabajadores sin tierra
durante la era neoliberal fue reemplazado por las luchas urbanas lideradas por
trabajadores de servicios de bajos ingresos y empleados de clase media baja en
el periodo post neoliberal "tardío". Esto fue puesto en evidencia por
las luchas urbanas masivas en las que participaron millones de personas en
Brasil en mayo-junio de 2013.
Noviembre del 2012. Madrid. Millones de Ciudadanos de Europa se concentran en una manifestación popular-ciudadana contra las políticas salvajes y fascistas de la troika europea y su bancocracia. (último engendro neoliberal).
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El cambio en las luchas
económicas y sociales condujo a transformaciones fundamentales en la ubicación
de las luchas de clases y en las demandas socio-económicas.
Antes de la década del 90,
las principales huelgas, protestas y otras actividades de clase eran
organizadas en el sitio de trabajo por trabajadores empleados y afiliados a
sindicatos. Durante la década del 90 el eje de la lucha se trasladó a las calles,
el campo y los barrios mientras que la lucha de clases era impulsada por
trabajadores rurales sin tierra, obreros desocupados y la clase media en
descenso. En la primera década y media del 2000, la ubicación de la lucha de
clases se focalizó en las comunidades indígenas y de las provincias aledañas a
la explotación corporativa agro-minera. Las luchas se centraron en la
resistencia al despojo, a la erradicación y a la destrucción del hábitat. En
los movimientos urbanos de masa de las principales ciudades brasileñas
confluyeron personas de la clase media baja, trabajadores informales y
estudiantes. Estos se organizaron en las calles: el centro de organización y
confrontación se ubica en los barrios y comunidades. El blanco de ataque es el
estado post neoliberal. El poder de convocatoria de los sindicatos ha
disminuido en un ratio de 20 a 1. Dos millones de trabajadores participaron en
marchas de protesta contra la corrupción masiva, la asignación injusta de los
recursos presupuestarios y la caída de los estándares de vida y la calidad de
servicios básicos de salud, educación y transporte.
La nueva lucha de clases
está conformada básicamente por la joven generación de trabajadores no
sindicalizados, muchos de los cuales son trabajadores del sector informal y
trabajadores de servicios con salarios bajos, alto nivel de dependencia de los
servicios públicos y sin protección social del estado.
La fisonomía compleja y
cambiante de la "lucha de clases desde abajo" se corresponde con la
continuidad y los cambios de la "lucha de clases desde arriba".
Las clases dominantes han
cambiado de postura: pasaron de tener una posición de fuerza bruta -vía
dictaduras militares y regímenes ultra-autoritarios al lanzar la
contrarrevolución neoliberal a principios de la década del 70 y mediados del
80- hacia una postura de apoyo a la transición negociada a políticas
electorales como un medio de consolidar el modelo e implementar rápidamente la
agenda neoliberal en la década del 90.
Frente a las revueltas
populares contra el neoliberalismo de fines de la década del 90, la élite
agro-minera apoyó a los regímenes post neoliberales de centro-izquierda y se
aseguró un lugar de privilegio en el nuevo modelo, aceptando el aumento de
impuestos y los pagos de royalties a cambio de vastos subsidios estatales y
apropiaciones de tierra a gran escala.
Con la caída del mega-boom
(después de 2012) diferentes sectores de la clase dominante adoptaron distintas
estrategias: algunos, sobretodo los sectores agro-mineros de Brasil,
presionaron por un regreso al neoliberalismo dentro de los regímenes de
centro-izquierda; otros, especialmente la unión agro-industrial de Argentina,
organizaron "protestas masivas" para deteriorar al gobierno post
neoliberal y la inversión inmobiliaria y el capital financiero internacional
trasladaron capital hacia sitios más lucrativos en otras regiones.
Mientras que la lucha de
clases en sus múltiples expresiones es una fuerza "constante" y en
movimiento que determina estrategias económicas y la dirección de la política
social, la forma organizativa que adquiere ha cambiado drásticamente en la
última mitad del siglo. Incluso lo que aparenta ser una organización similar
("movimientos", "sindicatos" y "movilizaciones basadas
en la comunidad") posee grandes variantes en su composición interna y en
su modo de operar. Para aumentar la complejidad, las organizaciones cambian con
el tiempo tanto en sus estructuras como en sus relaciones con el estado, según
la tendencia política del gobierno en el poder.
Vamos a examinar algunos ejemplos:
En la década del 70, los
sindicatos de Chile, Argentina, Perú y Uruguay estaban altamente politizados,
tenían un papel principal en la movilización y en la unión con partidos y
movimientos barriales promoviendo la socialización de la economía y la resistencia
a las dictaduras militares. Así mismo, durante las últimas fases de las
dictaduras militares en Brasil y Perú, los sindicatos militantes participaron
en huelgas masivas para acelerar el advenimiento de políticas democráticas
electorales. Posteriormente, con el surgimiento de los regímenes post
neoliberales, la mayoría de los sindicatos participaron en negociaciones
colectivas tripartitas sobre estrechas demandas corporativas, eludiendo
cualquier lucha enraizada en la comunidad sobre cuestiones sociales y, en
muchos casos, respaldando las políticas gubernamentales mediante sus líderes
cooptados. En otras palabras, los sindicatos han tenido en diferentes épocas
tanto el papel de "vanguardias sociales" y aliados de los movimientos
de masa, como de mediadores del compromiso social o el de colaboradores activos
y correa de transmisión del estado. El mismo concepto organizativo de sindicato
abarca respuestas contradictorias a las demandas de la lucha de clases. Lo
mismo sucede con los "movimientos sociales". Desde el comienzo de los
regímenes neoliberales, y durante su accionar catastrófico los movimientos
sociales tuvieron un papel de liderazgo cuestionándolos y derrocándolos ante la
crisis económica. Los movimientos abarcaron un amplio abanico, desde los trabajadores
urbanos desempleados organizados localmente en Argentina a los movimientos
indígenas comunitarios de Ecuador y Bolivia, y a los movimientos de
trabajadores rurales centralizados de Brasil. Con el surgimiento de los
regímenes post neoliberales y el auge del mega-ciclo, los movimientos de
desocupados (piqueteros) prácticamente desaparecieron en Argentina, sectores
importantes del movimiento indígena, especialmente los cocaleros de Bolivia
perdieron su autonomía y pasaron a apoyar políticamente al gobierno de Evo
Morales, y el movimiento MST (Movimiento de los trabajadores rurales sin
tierra) disminuyó su actividad de recuperación de la tierra en pos de los
subsidios económicos de los regímenes de Lula y Dilma en Brasil.
La incapacidad política de la mayoría de gobiernos latinoamericanos, por no tener alternativas políticas - con Políticas de Estado - sobre los nuevos movimientos sociales anti-globalización - Conflictos Sociales, mineros ambientales - recurre a sus políticas represivas y después criminalizan la protesta social.
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Lo que es impactante en
relación al concepto de "movimientos sociales" es que cuando
disminuye la lucha de clases llevada a cabo por movimientos anteriores,
establecidos y/o cooptados, movimientos nuevos y vibrantes irrumpen en la
escena. En Bolivia el movimiento TIPNIS lidera la lucha contra las estrategias
extractivas del gobierno de Morales. En Brasil, los movimientos de masas
conformados por millones de personas desafiaron las políticas, prioridades y a
los políticos corruptos del gobierno de Lula-Dilma. Movimientos eco-indígenas
sobrepasaron a los sindicatos y los movimientos sociales cooptados en Ecuador,
Argentina, Paraguay y Perú... Nuevas organizaciones de clase y organizaciones
civiles dinámicas y enraizadas en la comunidad participan en confrontaciones
masivas contra las multinacionales mineras extractivas y el estado en Colombia,
Perú, Ecuador y otros países.
La dinámica del capital
extractivo, con sus políticas extremas de erradicación, desplazamiento y
desposesión de comunidades enteras, genera alianzas interclasistas y abarcadoras
que desafían el poder y las prerrogativas del estado para dictar políticas de
desarrollo, al menos en relación con la explotación regional de los recursos.
Con la caída del mega-ciclo extractivo y la disminución de la demanda de
commodities y de sus precios, mientras el crecimiento de China, India y el
resto de Asia se desacelera, regresan los signos de una lucha de clases nueva,
amplia, nacional (en oposición a regional). La élite debate estrategias de
clase. Los sectores del capital extractivo demandan intensificar la producción
para compensar la baja de precios; otros se aseguran recortes en impuestos y
costos sociales; otros, en los regímenes post neoliberales hacen llamados a un
"nuevo modelo de desarrollo" frente a la movilización de las masas
(Lula Da Silva en Brasil). Los gobiernos post neoliberales, temerosos de la
fuga de capitales, son presionados para hacer mayores concesiones impositivas a
los capitalistas, por un lado, y por el otro, sienten temor ante los
movimientos urbanos masivos que exigen mejoras efectivas en los servicios
públicos y el empleo; vacilan entre las concesiones sociales y la represión
policial.
Dado el alto grado de
dependencia inscripto dentro del modelo extractivo, cortar las conexiones
gubernamentales con el comercio de commodities, y construir un nuevo modelo
equilibrado requerirá de un compromiso más profundo y amplio con las clases
populares y un retorno a la lucha de clases desde abajo.
Estudios de caso
de la lucha de clases desde arriba y desde abajo.
La lucha de clases ha sido
claramente internacionalizada. La intervención imperial es una parte central de
la lucha de clases desde arriba y es endémica, ya sea mediante corporaciones
multinacionales, inversión y desinversión, los golpes de estado promovidos por el
imperio y las políticas desestabilizadoras o las invasiones militares -directas
o a través de terceros países. La lucha de clases anti-imperialista desde abajo
es menos prominente, pero se manifiesta en la ayuda internacional y las
políticas solidarias promovidas desde Venezuela con el ALBA, reuniones
internacionales de estrategia campesina, de pueblos indígenas y movimientos de
solidaridad. Sin embargo, lo fundamental de la lucha de clases contra la
explotación halla su expresión en los movimientos de los oprimidos y los
desposeídos, quienes solo pueden contar en última instancia con los recursos de
sus propias bases -a diferencia de las clases dominantes, que dependen de sus
aliados imperiales estratégicos.
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