&&&&&
XENOFOBIA EN LA POLÍTICA ITALIANA.- “Es vergonzoso comparar a un
pobre “animalito” con un Ministro Congoleño”. Continúan los ataques racistas
contra la ministra italiana de la Integración a la que un Senador italiano llamó “orangután”. La polémica continúa respecto a la
Ministra Cecile Kyenge, responsable de la Integración italiana, y de origen
Congoleño. Hace unos días el episodio comenzaba con las duras palabras de Roberto Calderoni, calificando a la Ministra de “Orangután”. Sin embargo hoy
la noticia ha vuelto a primera línea debido al Asesor para la Integración de la
Región Veneto Daniele Stival que ha
publicado lo siguiente en su cuenta de Facebook. “Estamos profundamente indignados por los términos ofensivos utilizados
por Calderoli con una criatura de Dios como es el “orangután”. Consideramos
vergonzoso que se pueda comparar a un pobre animal indefenso y sin escolta con
un Ministro Congoleño. Este tipo y de
última calidad humana es Senador, por
favor, debe ser enviado de inmediato a
un Sanatorio, para curarle la imbecilidad racista y xenofóbica, por
expresiones de esa naturaleza - intentar
justificar como broma” – no es más que la expresión concreta de lo que hoy es
la “clase
política” europea en estado generalizado de descomposición.
La Ministra pide cese en racismo, que destruye la sociedad moiderna.
***
Stival no ha tardado en borrar su cuenta al ver el cariz que ha ido
adquiriendo la broma de mal gusto. El asesor se ha disculpado diciendo que “era sólo una broma, una de muchas que hago
y que cuelgo en Facebook. Me he dado cuenta de que era pesada y me he
disociado de ella borrándola, alegaba en su defensa. “A mí la política de esta Ministra no me gusta y en ese frente me
mantengo en mis posiciones, aunque soy consciente de que se trata de dos
planos distintos y que por tanto esa imagen debía de quitarla”. Lo cierto es
que a pesar de las disculpas ofrecidas, las palabras vertidas por el Asesor son
una más de las múltiples faltas de respeto que ha sufrido la Ministra Kyenge desde que fue nombrada
para el cargo cuatro meses atrás. El
caso de Dolores Valandro es un claro ejemplo del racismo existente en la
política italiana. Incluso la ex consejera municipal en Padua por la Liga del
Norte, pidió a través de una red social que alguien violase a la Ministra. ¿Qué bestia?
Así son de salvajes y fascistas, por eso como parte “clase política”
que está destruyendo todo que por decenas de años construyó la Democracia. Ahora
sí, estamos plenamente de acuerdo con las palabras expresadas por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa con respecto a los
Políticos Italianos: “El fenómeno
italiano es incomprensible para un extranjero, ¿Cómo es posible que uno de los
países con la más rica tradición cultura este gobernada hoy por una clase así
de mediocres? Berlusconi
es un personaje de caricatura, un bufón de la comedia del Arte.
/////
“De los medios
depende la presentación del fenómeno migratorio y cómo viene contada la
diversidad.”
***
ITALIA: “El racismo es un problema
cultural”.
Entrevista a Cecile Kyenge, actual
Ministra Italiana para la Integración.
*****
Pese a ser ella víctima de una campaña xenófoba en
Italia, la ministra de origen congoleño presentó un plan para combatir la
intolerancia y acabar con los estereotipos que reproducen los medios de
comunicación.
Elena Llorente.
Desde Roma Página /12 lunes 19 de agosto del
2013.
Difícilmente una
ministra de un gobierno europeo haya sido tan maltratada e insultada, por el
color de su piel y el rol que ocupa, como lo ha sido la actual ministra
italiana para la Integración, Cecile Kyenge. Y ella, aunque dolida, no ha
devuelto con la misma moneda. Dijo que no tomaba los ataques a nivel personal
sino contra su rol institucional. También se habló de la triste figura que
Italia estaba haciendo ante el mundo. El papelón, es cierto, lo estaba haciendo
todo el país, aunque fueran pocos los racistas que la agredían, la mayoría de
la Liga Norte, aliada de Silvio Berlusconi. Sólo por nombrar algunos: Roberto
Calderoli, uno de los vicepresidentes del Senado, la llamó públicamente
“orangután”. El ex líder y fundador de ese partido, Umberto Bossi, acaba de
decir que “el país tiene las p... llenas de Kyenge”. Una militante invitó en un
sitio de Internet a violar a la ministra, mientras otros le habían tirado
bananas en un acto público y un dirigente leguista comentó: “Mejor bananas que
coco. Duele menos, puede estar contenta”.
Pese a toda la campaña
racista, Cecile Kyenge, 48 años, médica oculista, casada con un italiano, dos
hijas, nacida en la República Democrática del Congo pero que vive en la
península desde la década del 80, presentó por estos días su plan para combatir
“el racismo, la xenofobia y la intolerancia” a todos los niveles, y fomentar
así la integración multicultural en Italia. Un país que ha dado millones de
inmigrantes al mundo entero, empezando por Argentina, Uruguay, Venezuela, Brasil,
Estados Unidos, entre otros, y que parece haber olvidado qué significa ser
inmigrante. Es cierto, antes eran los italianos los que se iban a buscar el
trabajo que aquí no encontraban. Pero desde fines de la década del ’80 las
cosas cambiaron en la península. Los pobres de Africa y de Asia,
principalmente, pero también de Latinoamérica, empezaron a ver a Europa como
una luz en el horizonte, el lugar de la esperanza, la oportunidad para cambiar
la propia vida. E Italia fue uno de los países predilectos y de más fácil
acceso. Esto trastrocó la sociedad italiana, les guste o no a los racistas, y
la sigue trastrocando. Son las leyes de la globalización que mal o bien el
mundo ha aceptado. En enero de este año, según el Istat (Instituto de
Estadísticas de Italia), había casi 3,8 millones de extranjeros no comunitarios
en Italia. Un mundo que trabaja, paga impuestos, hace aportes jubilatorios y
tiene hijos, rejuveneciendo la anciana población italiana. Pero esa cifra se
refiere a los inmigrantes legales, mientras hay que agregar entre 500.000 y
750.000, dicen los expertos, de residentes ilegales. Y cada verano llegan miles
por mar desde África.
En su oficina del
ministerio, a pasos del Parlamento y de la sede del gobierno, la doctora Kyenge
habla pausadamente de sus proyectos. Sonríe, explica con lujo de detalles.
Militante del Partido Democrático desde principios del milenio, fue elegida
diputada en las últimas elecciones, pero ha desempeñado otros cargos a nivel
regional. No le ha faltado la solidaridad del gobierno de Enrico Letta por todo
lo sucedido.
–Ministra, ¿cuáles son
los puntos principales de este plan?
–Se trata de un plan
trienal contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia. No se refiere sólo a
los extranjeros sino también a los italianos de origen extranjero. Quiere
eliminar diferencias. El plan comprende una campaña educativa de
sensibilización y de divulgación. Trabajaremos sobre los medios de difusión y
sobre Internet, aunque no es para controlarlos sino para luchar contra los
estereotipos. Es decir, se quiere impulsar a comunicar de una manera nueva, a
contar la diversidad a través de otro lenguaje. Me refiero al fenómeno
migratorio que ha sido presentado de modo diferente de lo que en realidad es:
diversidad, un recurso, una riqueza. Se trabajará a nivel jurídico pero también
en el sector de la salud, el deporte, la vivienda, donde la discriminación es
muy fuerte. El plan envuelve a la sociedad civil, a las instituciones, pero
también a los ministerios, cada uno de los cuales deberá dar su aporte.
–La enseñanza del
italiano a los inmigrantes es un aspecto importante...
–El manejo del idioma
–italiano en este caso– es una necesidad para un inmigrante, es un instrumento
que puede ayudar a la integración pero también para la búsqueda de un trabajo.
–¿Qué significa el
trabajo sobre los medios de difusión incluido en el plan?
–Es una de las
prioridades, sobre todo porque los medios hacen una tarea muy importante. De
ellos depende la presentación del fenómeno migratorio y cómo viene contada la
diversidad. Los medios de comunicación tienen un impacto muy fuerte en la
población. Son importantes también los demás instrumentos del plan, como los
jurídicos, pero la comunicación es prioritaria.
–¿Cuándo será aplicado?
–El plan debe ser
aprobado por el Consejo de Ministros y se supone que lo será en noviembre.
Después de lo cual puede ser aplicado.
–¿En qué punto está en
el Parlamento la propuesta de ley ius soli (ciudadanía dada por el lugar donde
se nace) que usted y otros parlamentarios han presentado, en oposición al
actual ius sanguinis (es italiano quien es descendiente de un italiano hasta la
séptima generación)?
–Nuestra propuesta de
ius soli temperato se diferencia del ius soli eco que autorizaría a ser
italiano a un bebé nacido de una mujer apenas llegada a Italia. En cambio el
temperato dice que los padres, o al menos uno de los padres, tiene que tener
una ligazón con el territorio, es decir, tener residencia de un cierto número
de años. Y esta propuesta se está discutiendo en una comisión del Parlamento
desde junio. Se discute sobre todo la cantidad de años de residencia que se
requerirán.
–¿El tema también toca a
los italianos residentes en el exterior?
–Sí. Un hecho positivo
es que para analizar esta propuesta de ley es necesario rever toda la legislación
que tiene que ver con la ciudadanía, cosa que también interesa a los italianos
que viven en el exterior. Entre éstos hay casos de gente que ha perdido la
ciudadanía italiana, a veces por casarse con un ciudadano del país de
residencia o porque el país de residencia no acepta la doble ciudadanía. Son
todos temas que entran en esta discusión. Desde el punto de vista de los
números, creo que en Parlamento hay un gran interés por cambiar esta ley que es
de 1992.
–En definitiva, ¿usted
dice que hay una apertura mental de parte del Parlamento italiano hacia los
inmigrantes? ¿Y también del pueblo italiano?
–Sí, es un hecho.
–¿Por qué?
–Porque después de más
de 20 años de inmigración hoy el fenómeno no es más invisible. Los niños que
nacieron en esa época tiene 20 años o más y forman parte de las escuelas, de
las universidades, del mundo del deporte. Muchos jóvenes italianos son amigos
de hijos de inmigrantes, han crecido con otra mentalidad, se reconocen iguales,
y nosotros debemos acompañar esto con normas adecuadas. Y no sólo con normas...
–¿Qué les dice a los
racistas italianos que la siguen insultando? Esto vale para todos los racistas
desparramados por el mundo...
–Yo creo que es un
problema cultural, de falta de instrumentos para comprender a otras personas.
Hablar con ellos quiere decir pedirles que tengan un poco de curiosidad. Pero
una curiosidad sin ideologías, sin prejuicios, pensando que se está frente a
una persona. Pido simplemente a todos tener la humildad de conocer a quien se
tiene enfrente.
–¿Cómo se ha sentido
como ser humano después de todas las cosas horribles que le han dicho?
–No es agradable. Yo de
alguna manera he desarrollado un modo mío de reaccionar, de ver las cosas. No
ha sido simple para mí pero he tratado de dar a entender que aquí no se trata
de la persona sino de la ministra, de un cargo institucional. Lo más difícil
era explicar que se trata de un problema cultural que nos atañe a todos. Por
ese motivo trato de no tomarlo a nivel personal. Trasladarlo a nivel personal
querría decir también banalizar una causa como es la del multiculturalismo, de
la integración.
–Pese a todo, ¿vale la
pena seguir luchando por Italia?
–Sí,
exacto.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario