La Pedofilia.- Es la atracción sexual de la persona adulta hacia niños de su mismo o de distinto sexo. "se considera que la pedofilia es una perversión o una desviación sexual". La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales. Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos casi inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual infantil o pederastia (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia). La paidofilia o pedofiliaes la inclinación sexual por parte de adultos a sentir una atracción sexual primaria hacia niños. Se considera etimológicamente más correcto que si bien esta segunda forma es más usada En el lenguaje común, pedófilos son considerados aquellos que abusan sexualmente a niños. El término se ha visto confundido con el término A pesar de que etimológicamente significan lo mismo la pedofilia no se refiere al abuso sexual, sino a la mera tendencia sexual o atracción por un hombre adulto hacia un menor En relación a la atracción por los adolescentes también suele usarse el término El término fue acuñado en 1896 por el psiquiatra vienés Richard von Krafft-Ebing en su obra Psychopathía sexualis, donde se enumeran las siguientes características:
El
interés sexual se dirige hacia los niños,
tanto prepubescentes como al principio de su pubertad. Interés sexual primario (es decir
dirigido de manera exclusiva o principal) hacia niños. Interés sexual que
permanece a lo largo del tiempo. Algunos sexólogos, como el Dr. John Money,
consideran que no sólo los adultos, sino los jóvenes pospúberes podrían distinguirse como posibles pedófilos. A pesar de que la
psiquiatría considera la pedofilia como
una parafilia algún psiquiatra no
comparte esta opinión Una persona no es necesariamente pedófila
por sentirse atraída sexualmente por los niños o las niñas, sino
porque esa atracción sexual es primaria
(o sea la atracción principal, aunque también esté atraído o atraída por otros
objetos sexuales). Estadísticamente —según Freund
y Costell (1970), Kinsey y otros (1975) y Hall y otros (1995)— al menos una
cuarta parte de las personas adultas
pueden sentirse sexualmente atraídas a niños o niñas y no por ello ser
pedófilas. Nótese que es posible
diagnosticar la paidofilia por la mera presencia de "fantasías o deseos sexuales" del
sujeto, sin necesidad de que lleve a cabo actos sexuales con niños.
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Los actores Luis Gnecco (izda) y Benjamín Vicuña, en una escena de la película “El Bosque de Karadima”, interpretando al párroco pedófilo chileno Fernando Karadima y una de sus víctimas, James Hamilton, su "favorito" y quien se atrevió a denunciarlo. Crédito: Cortesía de Constanza Valderrama.
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VÍCTIMAS DE ABUSOS DEL CLERO CATÓLICO SE UNEN EN AMÉRICA LATINA.
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Marianela
Jarroud.
SANTIAGO, 18 mar 2015 (IPS) - Las víctimas
latinoamericanas de abusos sexuales cometidos por religiosos de la Iglesia
Católica dan los primeros pasos para agruparse y avanzar mejor en la búsqueda
de la justicia, una lucha en la que encontraron un nuevo aliado: el cine.
“Más allá de ser un
entretenimiento, el cine es un llamado a no olvidar, a memorizar lo que nos
pasa como sociedad”, afirmó a IPS el cineasta chileno Matías Lira.
Añadió que, en el caso de
los abusos sexuales cometidos dentro de la iglesia, “hay una tarea pendiente en
términos mediáticos” y un deber como sociedad.
Con estas premisas como
base Lira dirigió “El Bosque de Karadima”, un drama basado en hechos reales que
se estrena en abril en Chile y que aborda la historia de uno de los sacerdotes
más influyentes en el país, quien abusó sexual y psicológicamente de decenas de
jóvenes, y que forjó un imperio, gracias a su enorme carisma y su apodo de
“santo”.
“Cuando nombraron al papa
Francisco sentimos que teníamos en el Vaticano a alguien de la casa, alguien
que habla nuestro mismo idioma, que entiende nuestra cultura, fue un orgullo
enorme. Sin embargo, a las primeras víctimas que recibió fueron de Estados
Unidos, de Alemania y Gran Bretaña, pero a nosotros, jamás”: Juan Carlos Cruz.
La película de Lira es muy esperada en Chile,
un país cuya sociedad es altamente conservadora y donde 67,4 por ciento
de los 16,7 millones de chilenos se declaran católicos.
Esa cinta se suma a “El
Club”, de Pablo Larraín, ganadora del Oso de Plata en
el Festival de Cine de Berlín en febrero y que también aborda, esta vez desde
la ficción, el tema de los sacerdotes pederastas chilenos.
El caso de Fernando
Karadima es emblemático. Como párroco de El Bosque, en el acomodado barrio
capitalino de Providencia, el sacerdote forjó un imperio con el aval de altos
mandos eclesiásticos, entre principios de los años 80 y su retiro del cargo en
2006.
Un tribunal canónico
condenó al sacerdote en 2011 a “una vida de oración y penitencia” por pedofilia
y efebofilia, tras abusar durane décadas de jóvenes que confiaban en él y
amasar, además, una fortuna mediante el desvío de donativos de los feligreses,
según una pesquisa del Centro
de Investigación Periodística.
El periodista Juan Carlos
Cruz fue uno de esos jóvenes. Conoció a Karadima a los 15 años, cuando acababa
de morir su padre y se sentía triste y desvalido.
“Me recomendaron que fuera
hablar con este sacerdote, que era considerado un santo, un hombre de una
enorme bondad. Era un hombre muy influyente y fue impresionante cuando se
fijó en mi”, recordó a IPS.
“Me dijo que en adelante él
sería mi padre, que debía confesarme solo con él y que desde entonces sería mi
director espiritual”, añadió.
Cruz reconoce que con 15
años se encandiló con las influyentes amistades del párroco: desde el entonces
dictador Augusto Pinochet (1973-1990) hasta el italiano Angelo Sodano, ex
secretario de Estado del Vaticano (1991-2006) y antes nuncio en Chile durante
el régimen militar (1978-1988), pasando por empresarios, militares y políticos.
Poco después Karadima,
ahora de 84 años, comenzó a abusar sexual y psicológicamente de él.
“El abuso psicológico es a
veces el más complicado: vivir bajo constantes amenazas, bajo su yugo, vivir
aterrado y no podérselo perdonar aun cuando uno es grande”, recordó Cruz desde
Estados Unidos, donde reside actualmente.
“Me considero un tipo
inteligente, que ha llegado lejos. Soy vicepresidente de una multinacional y
tengo a cargo 130 países. Sin embargo, no me puedo perdonar cómo dejé que este
hombre por ocho años me torturara”, lamentó.
Unidos contra encubrimiento
regional.
Para afrontar la política
de encubrimiento de la jerarquía católica latinoamericana con los abusos
sexuales de sus integrantes, víctimas de estos casos en Argentina, Chile,
México, Perú y República Dominicana crearon una red de colaboración llamada
Unidos.
En su reunión fundadora, el
16 de febrero en Ciudad de México, llamaron al papa Francisco a tomar acciones efectivas y someter a la justicia
civil a los responsables y encubridores de los crímenes.
En una carta al pontífice
argentino le indican que solo con una reforma profunda a la iglesia y el juicio
civil a los culpables, "comenzará el final de ese gran holocausto de miles
de niñas y niños sacrificados para evitar el escándalo y salvaguardar la imagen
y el prestigio de los representantes de la Iglesia Católica en el mundo".
Un caso especialmente
ilustrativo, según la incipiente red, es el de Józef Wesołowski, exnuncio en
Santo Domingo (2008-2013), acusado de pedofilia y en arresto domiciliario en el
Vaticano, hasta donde huyó de la justicia dominicana.
“Pese a que la justicia dominicana busca su extradición, ahí lo mantienen, protegido", dijo Juan Carlos Cruz.
“Pese a que la justicia dominicana busca su extradición, ahí lo mantienen, protegido", dijo Juan Carlos Cruz.
“En América Latina nos
ponen un poquito el pie encima porque nuestros sistemas judiciales no son los
de Estados Unidos o Europa. En Filadelfia, donde vivo, hay 34 curas presos, y
al vicario general le dieron 21 años por encubrimiento", añadió.
En febrero de 2014, la
Organización de las Naciones Unidas acusó al Vaticano de violar la Convención
de Derechos del Niño por los abusos sexuales cometidos por sus religiosos.
Los horrores de Karadima se
destaparon públicamente en mayo de 2010, cuando Cruz y otras de sus víctimas
contaron su tormento en el programa Informe Semanal, de la Televisión Nacional
(TVN).
James Hamilton, el
“favorito” del sacerdote, había contactado a TVN después de ver en ese canal
otro reportaje sobre las aberraciones cometidas largos años por el mexicano
Marcial Maciel, fundador de la ultraconservadora congregación Legionarios de Cristo y con mucho poder en
el Vaticano durante el papado de Juan Pablo II (1978-2005).
Maciel, el caso más famoso
de delitos de pedofilia de sacerdotes en la región, incluso con hijos que tuvo pese al
celibato, murió en 2008, dos años después de que el papa Benedicto
XVI (2005-2013) lo apartase de la congregación por “gravísimos e inmorales”
comportamientos y por una vida “sin escrúpulos y sin verdadero sentimiento
religioso”.
Defensores de sus víctimas
pidieron, sin éxito, que se frenara la beatificación de Juan Pablo II, como
encubridor de los sistemáticos abusos sexuales del cura mexicano.
En Chile, actualmente las
víctimas de Karadima luchan contra el nombramiento como obispo de la
ciudad de Osorno de Juan Barros, quien según la denuncia de Cruz y otras
víctimas presenció y participó de los abusos pedófilos de Karadima.
Lejos de atender las
denuncias, la Nunciatura (embajada vaticana) confirmó el apoyo para que Barros
asuma el obispado el 21 de marzo.
“Este apoyo es soberbio y
estúpido”, dijo Cruz.
Las víctimas de Karadima
también acusan como encubridores al cardenal Francisco Javier Errázuriz,
nombrado asesor del papa Francisco, el argentino sucesor de Benedicto XVI tras
su renuncia. Varias investigaciones concluyeron que Errázuriz desoyó largo
tiempo las denuncias de las víctimas cuando fue arzobispo de Santiago.
Su sucesor, Ricardo
Ezzatti, también es acusado de encubridor por las víctimas del exparroco.
Este es uno de los
contextos que llevaron a las víctimas de abusos cometidos por sacerdotes en
diferentes países de América Latina a reunirse el 16 de febrero en Ciudad de
México, para aunar fuerzas e intentar llamar la atención, principalmente del
primer pontífice latinoamericano.
“Cuando nombraron al papa
Francisco sentimos que teníamos en el Vaticano a alguien de la casa, alguien
que habla nuestro mismo idioma, que entiende nuestra cultura, fue un orgullo
enorme. Sin embargo, a las primeras víctimas que recibió fueron de Estados
Unidos, de Alemania y Gran Bretaña, pero a nosotros, jamás”, afirmó Cruz.
“Solo quiero sentarme junto
a él y contarle lo que hemos vivido”, continuó.
Y es que, pese a considerar
a la Iglesia Católica latinoamericana encubridora de los abusos sexuales de sus
sacerdotes, Cruz sigue siendo un ferviente católico.
“Voy todos los domingo a
misa”, confesó. “Es que no les voy a permitir que, además, me roben esto tan
preciado como la fe”, agregó.
El cineasta Lira también es
católico, aunque reconoce que existe “una gran deuda de la curia” tanto chilena
como latinoamericana.
“Deben entender que pedir
perdón no basta, lo que importa es tomar acciones”, concluyó.
Editado por Estrella
Gutiérrez.
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