&&&&&
La deforestación o tala de árboles es un proceso
provocado generalmente por la acción humana, en el que se destruye la superficie forestal.
Está directamente causada por la acción del hombre sobre la naturaleza,
principalmente debido a las talas o quemas realizadas por la industria
maderera, así como por la obtención de suelo para la agricultura, minería y
ganadería. Talar árboles sin una
eficiente reforestación resulta en un serio daño al hábitat,
en pérdida de biodiversidad y en aridez.
Tiene un impacto adverso en la fijación de gas carbónico (CO2). Las
regiones deforestadas tienden a una erosión del
suelo y frecuentemente se degradan a tierras no productivas. Entre
los factores que llevan a la deforestación en gran escala se cuentan: el
descuido e ignorancia del valor intrínseco, la falta de valor atribuido, el
manejo poco responsable de la forestación y leyes medioambientales deficientes.
En muchos países la deforestación
causa extinción
de especies, cambios en las condiciones climáticas, desertificación y
desplazamiento de poblaciones indígenas.
Deforestación o tala ilegal de árboles están terminando con la Amazonía.
El talado comercial de arboles es la principal causa de la
deforestaciòn Amazónica, seguida por la cría de ganado y otras
razones que veremos a continuación... La Amazonía o
selva Amazónica está desapareciendo en forma alarmante, lo que
también se aplica a la totalidad de las selvas tropicales existentes en el
mundo. Con un total de 2.5 millones
de millas cuadradas, la Amazonía abarca nueve países o el equivalente a 2/3 de
Sudamérica, extinguiéndose a razón de 200.000 millas anuales. La lista
de factores que motiva la deforestación Amazónica,
poniendo en peligro el ecosistema de
la selva incluye...
- Talado comercial: La tala de árboles tropicales para exportación - caoba, teca, etc
- así como otros árboles utilizados en la fabricación de muebles viene
seguida de otras industrias relativas al uso de madera como materia prima
- aglomerado y cartón, por ejemplo.
A esta lista se añade la industria papelera, que requiere una masiva cantidad de arboles para la elaboración de pasta papelera. Para satisfacer la creciente demanda mundial esta industria requiere de la quema de extensiones cada vez mas grandes de la selva Amazónica, y replantarla con arboles cuya madera es apta para la elaboración de pasta papelera. - Cría de Ganado: Los rancheros requieren de mas pasturas para apacentar su ganado.
Se estima que para criar un buey se requieren dos acres de terreno. La
selva Amazónica cubre 1.2 billones de acres, de los cuales 200.000
resultan quemados diariamente, en la alarmante proporción de más de un
acre por segundo. Las tierras de pastura se degradan rápidamente dado
el bajo nivel de gradientes que naturalmente posee el suelo Amazónico y la
sobrecria de cabezas de ganado. De esta manera, los rancheros requieren de
una superficie mayor de suelo Amazónico para satisfacer sus
necesidades de continuar el ciclo reproductivo.
- Cultivo:
Se estima en menos del 10% la proporción de suelo Amazónico apto para cultivo tradicional. Su natural bajo nivel de gradientes motiva que la tierra se extinga luego de tres o cuatro cosechas consecutivas, asi como por la carencia de prácticas de cultivo sustentables.
Como consecuencia de ello los rancheros avanzan cada vez mas en el interior de la Amazonía en búsqueda de tierras vírgenes.
El cultivo practicado en mayor escala es el de soja. - Construcción de Carreteras: Desde la década de los 70s se han construido mas de 9.000 millas
de caminos en la selva Amazónica, poniendo en peligro no solo el hábitat
natural de plantas y animales sino también la vida misma y sobrevivencia
de tribus nativas.
- Presas Hidroeléctricas: Los diques o presas hidroeléctricas poseen un impacto negativo
sobre la vida salvaje local, afectando a los peces migratorios tanto como
la sobrevivencia del delfín rosado Amazónico, por ejemplo. Su
construcción amenaza al medio ambiente y el ciclo de reproducción de
plantas y animales.
- Minería:
La fiebre de oro en Brasil comenzó en la década de los 80s, con el descubrimiento de ese metal en Sierra Pelada, atrayendo unos 250.000 mineros en búsqueda de riqueza rápida y dispuestos a vivir y trabajar en condiciones infra-humanas. Las prácticas de la industria minera requieren liberar toneladas de mercurio sobre el medio ambiente, causando daño irreparable a los cursos de agua, vegetación y animales. - /////
Aldea de los indígenas araras en la llamada Vuelta Grande del río Xingú, que no será inundada pero verá su flujo muy reducido al desviarse gran parte del agua por un canal que servirá a la central hidroeléctrica de Belo Monte, enclavada en la Amazonia brasileña y que será la tercera mayor del mundo. Crédito: Mario Osava/IPS
DEFORESTACIÓN AMAZÓNICA AGRAVA CRISIS ENERGÉTICA EN BRASIL.
*****
Mario Osava.
TIERRAMERICA. Medio Ambiente y Desarrollo.
IPS.-martes 31 de marzo del 2015.
- En Brasil agua y
electricidad van unidos, así que dos años de lluvias escasas dejaron a decenas
de millones de personas al borde del racionamiento hídrico y energético,
fortaleciendo los argumentos contra la deforestación de la Amazonia.
Dos tercios de la energía
eléctrica brasileña provienen de ríos represados, cuyos flujos bajaron a
niveles alarmantes. La crisis reactivó preocupaciones sobre el cambio
climático, la necesidad de reforestar las riberas fluviales y nuevas tesis
sobre el sistema eléctrico.
“Hay que diversificar las
fuentes y reducir la dependencia de centrales hidroeléctricas y termoeléctricas
movidas por combustibles fósiles, para enfrentar eventos extremos del clima
cada día más frecuentes”, sostuvo a Tierramérica el vicepresidente del no
gubernamental Instituto Vitae Civilis, Delcio Rodrigues.
La fuente hidráulica
aportaba casi 90 por ciento de la generación eléctrica hasta el “apagón” de
2001, que forzó un racionamiento durante ocho meses. Desde entonces avanzó la
termoelectricidad, más cara y contaminante, para compensar inestabilidades
hídricas.
Actualmente, las centrales
térmicas, operadas mayoritariamente con petróleo, alcanzan 28 por ciento de la
capacidad nacional de generación, contra 66,3 por ciento de las
hidroeléctricas. Las demás fuentes siguen marginales.
Partidarios de la energía
hidráulica abogan por un retorno a los grandes embalses, con capacidad para
resistir sequías prolongadas. La inseguridad de suministro se debe, argumentan,
a las centrales de pasada, con breve capacidad de retención de agua, impuestas
por razones ambientales.
Pero “el mayor reservorio
de agua es el bosque”, contrapone Rodrigues, para explicar que sin la
deforestación, que afecta a todas las cuencas, habría más agua retenida en el
suelo sosteniendo la corriente fluvial.
“Los bosques constituyen
fuente, medio y fin del flujo, porque producen la humedad atmosférica
continental, la infiltración de las lluvias en el suelo acumulando agua y la
protección de los embalses”, amplió Antonio Donato Nobre, investigador de temas climáticos.
“La Amazonia ya tiene 47
por ciento de su bosque impactado, sumando la tala total que alcanza casi 20
por ciento y la degradación”, destacó Nobre, del Instituto de Investigación de
la Amazonia y de su similar de Estudios Espaciales.
Eso favorece los
incendios. “Antes no penetraban en áreas húmedas de bosques aún verdes, ahora
sí lo hacen, avanzan bosque adentro, quemando inmensas extensiones”,
ejemplificó en diálogo con Tierramérica.
“Los árboles amazónicos no
tienen tolerancia al fuego, a diferencia de los (de la ecorregión) del Cerrado,
adaptados a incendios periódicos. Los bosques amazónicos tardan siglos en
recomponerse”, acotó.
El científico teme que la deforestación
esté afectando el clima sudamericano, incluso restando lluvias al sudeste
brasileño, la región más poblada y que más hidroelectricidad genera en el país.
“Faltan estudios para
cuantificar la humedad transportada a distintas cuencas”, para precisar la
relación climática entre Amazonia y otras regiones, reconoció.
Pero en la región
amazónica oriental, donde se concentran la destrucción y la degradación
forestal, ya son visibles las alteraciones climáticas, como la disminución de
las lluvias y la ampliación del período de estiaje, recalcó.
En la cuenca del río Xingú
este podría ser el año con menor precipitación en 14 años de medición en
Canarana, un municipio de su cabecera, según el Instituto
Socioambiental (ISA), que desarrolla un programa de sostenibilidad
para pueblos indígenas y ribereños de la cuenca.
Si eso se consolida como
tendencia, afectará la central hidroeléctrica de Belo Monte, en construcción a
1.200 kilómetros río abajo, que tendrá una capacidad de generación de 11.233
megavatios, lo que la convertirá en la tercera mayor del mundo, cuando esté
plenamente operativa, a partir de 2019.
Pero su generación
efectiva podrá caer 38 por ciento hacia 2050, con relación a lo previsto, si la
deforestación prosigue al ritmo actual, según un estudio de ocho investigadores
brasileños y estadounidenses, publicado en 2013 por la revista de la Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Ese año, la deforestación
de la cuenca del Xingú ya alcanzaba 21,3 por ciento de su territorio, estimó el
ISA.
En la Amazonia se edifican
otras grandes hidroeléctricas que también podrán sufrir pérdidas. En el río
Madeira, flujos torrenciales de sus afluentes de Bolivia y Perú sumergieron en 2014 la zona donde están las
centrales de Jirau y Santo Antônio, afectando sus operaciones recién iniciadas.
Mapa de la cuenca del río Xingú, en la
Amazonia brasileña. El verde de las tierras indígenas y áreas oficiales
protegidas está cercado por zonas deforestadas y la presenta puntos rojos. La
cuenca tiene 511.149 kilómetros cuadrados, más que España, y su parte
deforestada, de 109.166 kilómetros, iguala a Cuba. Crédito: Cortesía del
Instituto Socioambiental.
***
La tendencia en la parte
sur de la cuenca amazónica es de “eventos más intensos, con estiajes y crecidas
más fuertes”, como las fuertes sequías de 2005 y 2010 y crecidas anormales en
2009 y 2012, señaló Naziano Filizola, hidrólogo de la Universidad
Federal de Amazonas.
“Además de alterar el
flujo, la deforestación se vincula a la ocupación agrícola que vierte
pesticidas al río, como ocurre en el alto Xingú. El agua pierde calidad, según
notan los indígenas”, observó a Tierramérica.
El mismo proyecto
energético realimenta ese proceso, al atraer trabajadores migrantes, aumentando
la población local sin ofrecerles condiciones adecuadas, acotó
De todos modos, el impacto
energético más intenso por lluvias insuficientes ocurre, por ahora, en la
región del Planalto Central, donde predomina el Cerrado, un bioma de sabana y
el segundo más extenso de Brasil, detrás del amazónico. Allí nacen las
principales cuencas con aprovechamientos hidroeléctricos.
La del río Paraná, que
escurre hacia el sur y concentra la mayor capacidad generadora del país, recibe
del Cerrado la mitad de sus aguas, lo que se eleva a 60 por ciento en la cuenca
del río Tocantins, que fluye hacia el norte amazónico, apuntó Jorge Werneck,
investigador de la Empresa
Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa).
Esos dos ríos impulsan las
dos mayores hidroeléctricas brasileñas actuales: Itaipú, compartida con
Paraguay, y Tucuruí. Ambas están entre las cinco más grandes de mundo.
Otro ejemplo es el río São
Francisco, principal fuente eléctrica de la región del Nordeste, con 94 por
ciento de su flujo hídrico proveniente del Cerrado.
En su campo de observación,
los alrededores de Brasilia, donde nacen varios ríos, Werneck, especialista en
hidrología de Embrapa Cerrados, percibió una tendencia general a la
prolongación del estiaje.
“Pero faltan datos y
estudios para comprobar la relación entre deforestación amazónica y cambios en
el régimen de lluvias de las regiones del Centro-Oeste y Sureste de Brasil”,
matizó.
En 2014, hubo sequía en
esas regiones, que comprenden la mayor parte del Cerrado, pero “no faltó
humedad en la Amazonia y de hecho llovió mucho en los estados de Rondônia y
Acre”, fronterizos con Bolivia y Perú y víctimas de fuertes inundaciones,
arguyó.
Los bosques prestan
variados servicios ecológicos, pero aún no se puede afirmar que producen y
conservan agua en gran escala. Sus copas “impiden que 25 por ciento de la
lluvia llegue al suelo” y su evapotranspiración le quita al suelo el agua que
deja de alimentar los ríos “donde la necesitamos”, acotó.
“Evaluar la hidrología de
los bosques sigue siendo un desafío”, concluyó.
Nobre, por el contrario,
defiende los grandes bosques como “bombas bióticas”, que atraen y producen
lluvias. En su opinión no basta con evitar la deforestación de la Amazonia,
sino que es urgente reforestarla, para recuperar sus servicios climáticos.
Un ejemplo a seguir es el
de Itaipú, que reforestó su área de influencia directa en
la cuenca paranaense, revitalizando afluentes, mediante su programa “Cultivando
agua buena”.
*****
Publicado originalmente por
la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
Editado por Estrella Gutiérrez.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario