GOLPISTAS O POLÍTICOS
DECADENTES.- La
derecha “política” – económico-financiera-exportadora – latinoamericana, se la
juega por completo, políticamente, se le va de las manos el control
absoluto del poder tradicional, fundado absolutamente en formas tradicionales
extractivo primario exportadoras, que ha coincidido totalmente con el carácter
central – el sumun de la política
neoliberal – de las políticas del Consenso de Washington, pero ambas hoy –
derecha neoliberal conservadora y políticas del Consenso de Washington – en
encuentran en un escenario múltiple, complejo, turbulento, en un mundo Multipolar –
en plena crisis (se diría crisis final? No.) En su desesperación, vacilación,
falta absoluta de ideas, políticas “democráticas” hoy fácilmente recurre, a las formas arcaicas y tradicionales de
los años 60, 70’ del siglo XX, es decir al golpismo político. Es una
minoría social, pero con poder financiero-especulativo-exportador – no supo
aprovechar la coyuntura de las dos últimas décadas donde le favoreció el
crecimiento macro-económico, simplemente, vegetó, exploto de la codicia fundamentalista
del capital corporativo global.
En este escenario latinoamericano, está presente, “otra derecha”
moderna, partidaria del juego democrático – participa activamente en los procesos electorales
– no es golpista – pero sí también
logra desesperarse políticamente ante la irrupción política de nuevos sectores
sociales – una clase media entre dos
objetivos, una minoría que los acompaña, pero una mayoría muy cuestionadora,
crítica del modelo político –Estado,
Democracia, Instituciones vigentes hasta el presente .- Sector social
eminentemente contestatario que
reclama mejores servicios y calidad en la educación, asistencia en salud, -
servicios públicos, transporte, comunicación, calidad en el trabajo y salarios
decentes, que en forma definitiva el actual sistema del capitalismo salvaje, del capitalismo del
desastre no se lo puede brindar y menos hacer realidad en las condiciones
económico-sociales actuales. Muy simple
sigue con el crecimiento económico – que solo favorece a una élite muy
pequeña, salvaje y explotadora – y no ha tenido la capacidad – que está aún
dentro de su propio terreno y horizonte, como es el desarrollo económico social (la
diversificación productiva) pero la salvaje, violenta e inhumana codicia lo “animaliza” hasta el paroxismo endemoniado
del “dios” mercado.
América Latina. Nuestra América. Inicio histórico de una
"Nueva Democracia en América latina". Líderes Históricos, Políticos
que "logran" superar, o salir de las cadenas del neoliberalismo.
Chávez - Hasta siempre Comandante - Lula, reconocido Líder Político Mundial,
Néstor Kirchner - extraordinario demócrata y ex presidente argentino. Hoy
continúan el camino autónomo, de la izquierda progresista, democrática,
nacionalista. Dilma en Brasil, Maduro en Venezuela, Bachelet en Chile,
Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Cristina en Argentina, ayer el
"Pepe" Mújica y hoy Tabaré en Uruguay. En la historia latinoamericana
de 200 años de República, jamás como en los primeros tiempos del siglo XXI,
hubo esta "nueva" realidad de "Nuevas Democracias"
Participativas, de Ciudadanos, Progresistas, Nacionalistas - no son copias, ni
calco, son creación heroica de sus pueblos -. Cada proceso político es la
expresión de sus pueblos, políticas anti-neoliberales y fuera del control del
viejo imperio imperialista.
***
En la coyuntura política de A.L. ha logrado forjar y construir
su propio escenario político y hoy pelea en las calles y plazas públicas en busca de Derechos
Sociales y políticos, por el reconocimiento, defensa y protección de su Patrimonio Territorial, que el “viejo”
modelo de Estado aún subsistente siempre le negó, o lo sigue explotando,
saqueando con formas diversas y cada vez más sofisticadas. Ante la crisis
estructural de la política – y la muerte lenta de los partidos políticos – la
columna vertebral del Nuevo Proceso Político Latinoamericano, representan
hoy Los Nuevos Movimientos Sociales Anti-globalización,
movimientos sociales anti-neoliberales – hoy llamados en A.L. “Conflictos Sociales” – Los procesos políticos de Izquierda
Progresista, Democrática – unos anti-neoliberales “absolutos” como Venezuela o
Bolivia; otros forjando su “propio proceso político” – más allá del
neoliberalismo – como Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, representa hoy un “Nuevo Mapa
Política en Nuestra América”.
Esta es la razón principal, fundamental que no
aceptan ni las derechas conservadoras, los poderes facticos transnacionales y por su puesto el imperio – el “viejo” imperio que impone sus políticas o en tiempos de crisis y violencia descarnada – el
neoliberalismo en Chile, Argentina,
Brasil, Uruguay – o en tiempos de crisis
estructural, económico-financiera – como en Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia – o mediante el golpismo político –
como fue en varios países de Centro
América, Venezuela, Paraguay -. Estas formas
político-impositivas-tradicionales, entraron en crisis final (Las carta de la Democracia de las Américas
lo prohíbe y condena al aislamiento político). Pero ahora la lucha,
oposición está desde dentro y para ello se juega totalmente con tres grandes opciones
“anti-políticas”. Primero el poder desde los medios de
comunicación, que en varios países de “democracias” débiles, formales,
mediáticas, ( Democracias de baja
intensidad) han logrado concentrar el poder e imponer una verdadera “dictadura
política”; Segundo, ahora la calle y la plaza pública “es de ellos” –nos la arrebataron en
varios países –han logrado concentrar un conjunto de sectores sociales muy
disímiles – incluso en la realidad no los une absolutamente nada – como desocupados (los sectores dominantes,
las élites empresariales, son los responsables de que hoy esté presente una
nueva forma de mundialización, como es el desempleo), otros, básicamente estudiantes, juventud que es movilizada
y radicalizada en objetivos políticos estratégicos que no son suyos; logran
también movilizar a los “viejos”
sectores lumpen, excluidos, marginados por el propio capitalismo – radicales,
violentos, sicarios y parte de la economía criminal; Tercero, acusar e implementar “una poderosa”
campaña nacional mediática –por lo general mentirosa – acusando a los líderes políticos de actos de
corrupción y descomposición moral del Estado, las Instituciones y el propio
sistema democrático. Decimos mentirosa, engañosa, porque la corrupción estructural,
institucionalizada es una “política” hegemónica traída por el neoliberalismo
desde los años 90’ y hoy atravesada en todo el sistema, virus y cáncer que está
terminando con su propio modelo neoliberal.
/////
El "golpismo" de la derecha
latinoamericana - desesperada, violenta, oscura, sin ideas, sin política, contra los Mandatarios y gobiernos progresistas, izquierdistas, democráticos -utilizan todo el poder de su "dios" mercado, codicia absoluta y formas diversas de corrupción, utilizan la
"prensa" corporativa, amarilla, amarrada, encadenada de los "sipayos".
La SIP. (La Sociedad Interamericana de Prensa, han logrado en varios países
imponer una “dictadura mediática”. Se llaman y se consideran los defensores de
la libertad de expresión- léase libertad de empresa - para generar violencia,
inestabilidad, crisis impuestas, con la finalidad de traerse abajo a los
gobiernos progresistas y democráticos de Nuestra América. Para ello
cuentan con el apoyo directo de la CIA – la Central de Inteligencia de Norteamérica
– el financiamiento subterráneo, mafioso y corrupto de los poderes fácticos globales y por su puesto
con la “bendición” del Imperio.
***
OTRO
VERANO GOLPISTA EN LA REGIÓN.
*****
Por
Nicolás Lynch
Otra
Mirada martes 31 de marzo del 2015.
En el 2015 parece repetirse a escala ampliada la
ofensiva reaccionaria del 2014 en Venezuela. Ahora son guarimbas en toda
América del Sur y hasta los gringos arman su guarimba y amenazan con “Decreto
Ejecutivo” al continente. El guión se repite en la misma Venezuela y pasa al
Brasil de Dilma Roussef y a la Argentina de Cristina Kirchner. Pero hay una
nueva e inesperada invitada a la fiesta del descrédito: Michelle Bachelet. El
guión es simple, casi todos son dictadores o en camino de lograrlo, además de
corruptos y algunos, como Maduro y Cristina Kirchner, asesinos.
El objetivo es el derrocamiento, no importa si
violento, de los gobiernos progresistas elegidos y reelegidos democráticamente
en los últimos quince años en la región. La pauta la da, una vez más, la
derecha venezolana. Allá la oposición se encuentra dividida en dos, el sector
mayoritario que compite electoralmente y apuesta a una salida democrática a la
polarización política y otro minoritario, que desconoce la Constitución y
plantea el derrocamiento del gobierno de Maduro. Los grandes medios,
paradójicamente, apuestan al sector violento. Esta pauta se sigue en el Brasil
de Dilma Roussef donde ya se habla de “juicio político” para destituirla, a
pesar de haber sido reelegida hace pocos meses y continúa con tono
“destituyente” en la Argentina, donde infructuosamente y a pocos meses de las
elecciones generales, se insiste en relacionar a la Presidenta Cristina
Kirchner con el asesinato de un fiscal, cuyas acusaciones han sido desechadas
reiteradamente por diversas instancias judiciales.
Por supuesto que ninguna ofensiva política se da por
casualidad. En Venezuela hay una polarización política en la que buena parte de
la responsabilidad recae también en el gobierno de Maduro. Meter presos a
líderes opositores, por más conspiradores que sean, no creo que sea la más
sabia de las opciones y desafortunadamente parece haberse convertido en el
ejemplo de un conjunto de reacciones autoritarias. Asimismo, el combate a la
corrupción, que se hereda y se reproduce, no parece haber sido, tanto en Venezuela
como en el Brasil particularmente eficaz. Por último, la dificultad para
superar el rentismo extractivista, que ya sea con el petróleo, la minería o los
granos, atraviesa todas nuestras economías, es una debilidad estructural que se
hace más claramente patente en momentos de guerra económica contra estos
procesos transformadores.
Las razones de fondo, sin embargo, son las grandes
reformas sociales producidas en América Latina, como nunca en nuestra
existencia como repúblicas. Hablaremos solamente de dos. La primera es el
espacio de autonomía logrado frente a los Estados Unidos. Ello permite el
desarrollo soberano de mecanismos de integración propios como Unasur y Celac,
que nos dan quizás si la única posibilidad de integración ventajosa como bloque
regional a la dinámica planetaria. La segunda es la extraordinaria
profundización de la democracia. Ya no estamos a fines de la década de 1950,
cuando para hacer cambios de fondo se necesitaba el asalto al poder y el
partido único como ocurrió con la revolución cubana. Tampoco en la década de
1970, cuando todavía en plena guerra fría, Salvador Allende se atrevió a ganar
una elección para construir el socialismo en democracia y pagó la osadía con su
vida y la de miles de sus compatriotas. Hoy se producen grandes
transformaciones sociales con elecciones sucesivas, innegable competencia
política y nuevos mecanismos de participación. Es más, el punto de la
confrontación es lo que antes faltaba en nuestros países: los derechos sociales
y culturales para las mayorías. La izquierda los afirma y la derecha los niega.
El resultado es que se ha trasladado poder a los ciudadanos que nunca lo
tuvieron, se ha desarrollado un sujeto popular movilizado y se ha repolitizado
la sociedad. Podrán golpear a los gobiernos pero les va a ser muy difícil
extirpar del pueblo la nueva identidad conquistada.
Al revés de lo que nos quieren hacer creer se pone
sobre la mesa la existencia de diferentes intereses sociales que entienden la
democracia de manera distinta. Las mayorías que ganan y vuelven a ganar y, por
lo tanto, que quieren llevar adelante la voluntad mayoritaria, y las minorías
que pretenden, no solo obtener respeto, indispensable en cualquier democracia,
sino continuar –como siempre ha ocurrido- con su poder de veto sobre la
decisión de las mayorías.
Lo malo y lo feo de esta situación es la postura
violentista de cierta derecha latinoamericana que ha infectado al Perú. La
última resolución de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano
sobre Venezuela, con la adhesión de 57 representantes, niega los caminos
democráticos en los que insiste Unasur y a los que se aúna la OEA para
solucionar la polarización en la que se encuentra dicho país e insiste en la
barbarie. Nos encontramos con los papeles cambiados, al menos formalmente,
frente a lo que ocurría cincuenta años atrás. Hoy la derecha está por la
violencia y la izquierda por la democracia.
Sin embargo, desde todas las tiendas políticas
debemos insistir en el diálogo. Como dice el ex Presidente uruguayo José “Pepe”
Mujica, cualquier salida autoritaria, de izquierda o de derecha, sería muy
negativa para el proceso latinoamericano. Esta es la única manera en que los
nuevos sujetos populares, llámense chavismo en Venezuela, peronismo renovado en
la Argentina o Partido de los Trabajadores en el Brasil, a la par que varios
otros en el gobierno y la oposición, sean el eje de la construcción de sociedades democráticas en
sus países que le den un futuro a nuestra América Latina.
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