jueves, 9 de abril de 2015

FRANCIA: PADRE E HIJA DISPUTAN EL SELLO DE LA ULTRADERECHA.

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La ultra-derecha también llora, y llora por su división política. El Frente Nacional en Francia el partido político de la ultra-derecha, en la coyuntura política "muy bien posicionado" ante la traición a su programa de gobierno por los  Socialistas y el Presidente actual, traición que ha generado también no sólo se consolide como partido la ultra-derecha, sino también se "resucite a un muerto político" el "líder de la derecha nacional" o derecha "democrática" como es el ex presidente Sarkozy. Lo cierto es que se acabó con el bipartidismo. Hoy en el escenario político francés existen tres movimientos políticos con cerca del 90% del electorado (dos partidos de derecha y los socialistas) y un 10% entre verdes e izquierda radical). La derecha francesa con más del 75% del electorado actual está representado por el partido de los Le Pen (padre en hija). Nosotros pensamos (muy equivocados) que el "viejo" derechista, xenofóbico, antisemita, fascista Le Pen (padre) ya había desaparecido de la política, pero reaparece para dividirlos y para seguir opinando como en los tiempos del fascismo y sobre todo justificar las acciones asesinas del fascismo y nazismo en la historia.. La Sra. Le Pen reconstruyó su "partido político", pero hoy enfrenta la "crisis" más peligrosa ante la arremetida político-xenofóbica-antisemita de su padre. Esa es finalmente la derecha que en coyunturas de crisis política, (in)surge con otro rostro político, pero hoy son simple y objetivamente los "últimos militantes" activos de un neoliberalismo fosilizado, violento y salvaje que se juega un tiempo suplementario, intentando presentar un rostro distinto, pero viene su progenitor político y pone "orden" con declaraciones que reflejan en su total contenido, el rostro político verdadero de una derecha desesperado, violenta a nivel mundial, porque ve en vivo y directo, como se le va el poder de sus manos.

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Jean-Marie y Marine Le Pen en un congreso de la juventud del Frente Nacional en Frejus, septiembre de 2014.
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FRANCIA: PADRE E HIJA DISPUTAN EL SELLO DE LA ULTRADERECHA.
Feroz batalla en el seno del Frente Nacional francés por las declaraciones antisemitas de su padre.
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Para Marine Le Pen, su padre “está en una espiral entre la estrategia de la tierra arrasada y el suicidio político” y no debe ser candidato del FN. Para su padre, Marine es una traidora. El FN hoy está en su nivel más alto de aceptación.

Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París jueves 9 de abril del 2015.

La extrema derecha francesa dio vuelta el escenario de la eterna confrontación entre hijos y padres. La pelea por la emancipación no la activó la hija del fundador del partido ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, sino su padre y presidente honorario de este movimiento, en el que cada vez se reconocen más electores. A sus 86 años, Jean-Marie Le Pen volvió a embarrar la imagen de partido normalizado que con tanto éxito construyó su hija.

Hace unos días, en el canal BFM TV, el papá reiteró que, para él, las cámaras de gas utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis para eliminar a los judíos son “un detalle de la historia”. Le Pen agregó. “Mantengo lo que pienso, es lo que creo porque es la verdad y esto no debería sorprender a nadie”. Esta declaración abrió una batalla feroz en el seno del Frente Nacional entre el padre y la hija, la cual se opone ahora a que Jean-Marie Le Pen sea de nuevo candidato con los colores del partido. Marine Le Pen salió al paso de las declaración de papá Le Pen y dijo que estaba en “profundo desacuerdo, en la forma y en el fondo”. Pero esto sólo fue un entretenimiento previo a la ruptura final. Marine Le Pen anunció que se oponía a la candidatura de Jean-Marie Le Pen como líder de la lista que el FN presentara en la región de la Costa Azul en las próximas elecciones regionales.

Según precisó la líder política francesa, se opone a ello porque su padre “está en una espiral entre la estrategia de la tierra arrasada y el suicidio político. El Frente Nacional no quiere ser rehén de las provocación política. La meta de Jean-Marie Le Pen consiste en hacernos daño”. La confrontación entre padre e hija por el contenido ideológico de un partido que hoy está en su nivel más alto de aceptación en la sociedad está llena de incidentes. Esta vez, sin embargo, la guerra parece haber ido más allá de los límites pactados. O quizá, lo que se ve como guerra no sea más que un montaje político sabiamente orquestado.

En todo caso, en una entrevista publicada este jueves por el diario monarquista y de extrema derecha Rivarol, Jean-Marie Le Pen volvió a contraatacar. Le Pen dice sin rodeos que su hija es poco menos que una traidora y reivindica como bandera todos los valores que Marine Le Pen intenta borrar de los manuales del movimiento de ultraderecha. Por ejemplo, Jean-Marie Le Pen reivindica la figura del Mariscal Pétain, el político francés que colaboró sin tapujos con los ejércitos de la Alemania nazi que ocuparon Francia en el curso de la Segunda Guerra Mundial. “Jamás consideré a Pétain como un traidor”, asegura Le Pen. De paso, el dirigente ultraderechista ataca al actual primer ministro, Manuel Valls, por sus orígenes catalanes (se naturalizó francés a los 20 años).

“¿Cuál es el apego que Manuel Valls tiene por Francia? ¿Acaso este inmigrado cambió completamente?”, se pregunta. Su respuesta sobra, tanto más cuanto que Le Pen prosigue su empresa de demolición racial cuando, al referirse a los dirigentes políticos del país que nacieron de padres extranjeros, afirma: “Estamos gobernados por inmigrantes e hijos de inmigrantes a todos los niveles”.

La implosión de la familia Le Pen empezó hace unos diez años, cuando Marine Le Pen, antes de dirigir al FN, inició su exitosa estrategia de desdiabolización. Aunque nunca con la virulencia de ahora, el papá se dedicó en estos años a ponerle trabas a su hija con una multitud de salidas públicas de carácter xenófobo. En 2014 protagonizó dos: una contra los artistas que se oponían a su candidatura a las elecciones europeas, en particular uno de ellos, de origen judío, Patrick Bruel: “La próxima vez haré una horneada”, declaró el papá. Marine Le Pen calificó esas palabras como una “falta política”.

En 2014 también, el octogenario líder afirmó que se podía arreglar la explosión demográfica gracias “al señor Ebola”, o sea, la fiebre que provocó más de 10.000 muertos en Africa. Ya en 2013, en una entrevista del Times, Jean-Marie Le Pen había calificado a su hija de “pequeña burguesa”. No parece ahora que los desgarros familiares e ideológicos de la ultraderecha se resuelvan con amables reconciliaciones. La separación entre padre e hija y la del padre del partido Frente Nacional es la próxima etapa. Marine Le Pen adelantó que se vio obligada a convocar un comité ejecutivo del FN para que se tomen las decisiones pertinentes. Una ya parece obvia, es decir, la exclusión de Jean-Marie Le Pen de las listas electorales con vistas a las elecciones regionales de fin de año. Puede haber también medidas disciplinarias. Sin embargo, Jean-Marie Le Pen conserva aún la lealtad de muchos electores y un poder de influencia y de daño de proporciones devastadoras, incluso para su propio partido. A menos que se trate de una meditada estrategia acordada de antemano y destinada a demostrar que el partido Frente Nacional que hoy dirige Marine Le Pen nada tiene que ver con el que fundó su padre. Es tan distinto que todos pueden aceptarlo.


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