&&&&&
“La
pregunta que se harán muchas
personas de buena voluntad
es ¿por qué la derecha iba a querer algo
tan negativo para todos? La respuesta
también es fácil de entender: esa
negativa no es mala para todos. Por un lado, defiende los intereses de las empresas que innovan y sólo buscan aumentar sus ganancias a toda costa: con más paro, los trabajadores serán más dóciles y lo salarios más bajos, de modo que el beneficio que lleve consigo el
incremento de productividad se lo podrán apropiar más fácilmente
los propietarios del capital. Por otro lado, defiende
los intereses de las empresas que, en lugar de invertir e innovar, hacen negocio usando mano de obra más barata y durante más horas,
intensificando la explotación del
trabajo. En ambos casos, a
costa de la mayoría de la población
y del conjunto de la economía. El resultado de esa doble defensa es evidente: la derecha
defiende una economía que produce
más desigualdad y que terminará frenándose
por deterioro del mercado interno,
en el primer caso; o atrasada y sin capacidad de generar el valor añadido que proporciona
la innovación tecnológica, en el segundo.
Como dije, paro y estancamiento a medio
y largo plazo.
/////
*****
ESPAÑA.
LA NEGATIVA DE LA DERECHA A REDUCIR LA JORNADA LABORAL GENERA PARO Y
ESTANCAMIENTO ECONÓMICO.
*****
Por Juan Torres López | 20/09/2025 | Economía, España
Fuentes: Ganas de escribir.
Fuentes
Revista Rebelión domingo 21 de septiembre del 2025.
Los partidos de derechas españoles (PP, Vox y Junts) han impedido con su
voto mayoritario en el Congreso la tramitación del proyecto de ley para reducir
la jornada máxima de trabajo a 37 horas y media a la semana.
También
votaron en contra en 1983,
cuando el Gobierno socialista de Felipe
González la redujo hasta las 40
horas actuales, y en ambos casos diciendo que provocaría desempleo, disminuiría la productividad y, en general, que perjudicaría a las empresas.
Es
sabido que la derecha española mantiene
constantemente una estrategia de
desgaste que le lleva a votar en
contra de cualquier cosa que proponga el Gobierno y siempre con argumentos apocalípticos. En este caso, sin embargo, hay más: ignorancia de cuestiones económicas básicas
y una servidumbre extrema hacia el empresariado más rentista y menos competitivo que hace mucho daño al resto de la economía y a la inmensa mayoría de los españoles.
En concreto, oponerse hoy día a reducir la jornada laboral es apostar por el paro y el estancamiento económico a medio y largo plazo. Te lo voy a demostrar del modo más claro posible recurriendo a un modelo sencillo que utilizó el inolvidable David Anisi, catedrático de Economía de la Universidad de Salamanca, y que me permito simplificar para explicarlo en pocas palabras.
El
rechazo a reducir la jornada laboral se produce cuando estamos viviendo una revolución tecnológica.
Quizá, la más grandiosa de la historia
de la humanidad por la introducción
cada vez más intensa y en todos los campos de la vida económica de la digitalización y, sobre todo, de la inteligencia artificial.
Todo
el mundo sabe que la introducción de nuevas tecnologías produce aumentos en la productividad, es decir, en la cantidad de producto que se puede obtener
por cada unidad de trabajo o de capital empleados.
Por
tanto, en términos algebraicos muy sencillos se puede establecer que la productividad del trabajo (la
llamaremos z) es el resultado
de dividir el producto obtenido (llamémosle Y) entre el
tiempo dedicado a producir (lo denominamos L). Es decir:
Y
z = —
L
Por
otro lado, el tiempo efectivo destinado a obtener el
producto (L) depende del
número de individuos contratados
para el trabajo (lo denominaremos N) y de la jornada
laboral (j). El profesor Anisi también incluía la eficiencia en el trabajo, pero
aquí podemos dejarla de lado para hacer más fácil la explicación. Por tanto, la expresión anterior sería:
Y
z = ——
N * j
Para
explicar el efecto de no reducir la jornada de trabajo, David Anisi hacía una operación sencilla: introducía en el denominador (N*j) la población activa (la vamos a llamarla A) sin que
cambiara la expresión, es decir, multiplicando
y al mismo tiempo dividiendo.
Entonces, tendríamos una nueva expresión
que quedaría así:
Y
z = —————
(N/A)*j*A
En esta última expresión, (N/A) es el número de personas empleadas dividido por todas aquellas que están en condiciones de trabajar, están empleadas o buscan trabajo (población activa). Es decir, la tasa de empleo de la economía.
A
partir de este cambio sencillo, se puede deducir la clave de todo lo que
queríamos plantear, siguiendo el razonamiento
de David Anisi. Veamos.
Como
hemos dicho, el
cambio tecnológico hace que aumente la productividad. Naturalmente,
en mayor medida en las empresas
o economías más innovadoras y
avanzadas, y con menor
intensidad en las que se basan en
modelos productivos viejos o en la
mera explotación de la mano de obra,
y no en el uso de nuevas tecnologías o procedimientos más avanzados.
En
España, por supuesto, la
productividad aumenta. Aunque no lo
haga en todos los sectores o empresas
por igual, y aunque sea más
lentamente que en otras economías
que nos superan en innovación y
diversidad, en todo caso, la productividad
en la economía española está creciendo.
Pues
bien, si ahora volvemos a la última expresión que utilizamos, es fácil comprobar que si se produce un aumento de la productividad (z) como consecuencia
del cambio técnico, esa igualdad sólo
se mantiene si se da alguna de las siguientes condiciones o las dos al mismo
tiempo:
–
Aumento del numerador, es decir, del producto Y.
–
Disminución del denominador, es decir, de la tasa de empleo o de la jornada
laboral
Por
tanto, si la jornada laboral se mantiene constante, para
que esté aumentando la productividad
o aumenta el producto (numerador) o disminuye el empleo (denominador)
Y el problema es que la derecha, además de oponerse a que se reduzca la jornada, viene proponiendo desde hace años medidas de recorte del gasto público, moderación salarial o disminución de ayudas sociales que limitan mucho el crecimiento del producto porque frenan sus motores: directamente, el de los dos más potentes (el consumo familiar y el consumo e inversión de las administraciones públicas), e indirectamente la inversión de las empresas (cuanto menos gasto en consumo privado y público haya, menos demanda tendrán de sus productos e invertirán menos).
España. La negativa de la derecha a reducir la jornada de trabajo, genera paro y estancamiento económico.
*****
Como
es bien sabido, la
historia del capitalismo es la historia de un cambio tecnológico prácticamente
continuado y lo que ha podido evitar
que ese proceso no se haya traducido
en un desempleo masivo ha sido o bien la disminución de la jornada laboral o la aplicación de políticas económicas que impulsaran el gasto (no digo que eso sea bueno, digo que es así como funciona el capitalismo).
Cuando las políticas económicas han
sido restrictivas, como las neoliberales, y la jornada se ha mantenido, el paro ha sido mucho mayor.
Cuando
se está produciendo un cambio tecnológico tan acelerado como
el actual, proponer políticas
restrictivas del gasto y al mismo tiempo
no disminuir la jornada laboral, como hace la derecha, es hacer
una apuesta sobre seguro por
el paro y el estancamiento económico.
La
pregunta que se harán muchas personas de buena voluntad es ¿por qué la derecha iba a querer algo tan
negativo para todos? La respuesta
también es fácil de entender: esa
negativa no es mala para todos.
Por
un lado, defiende los intereses de las empresas que
innovan y sólo buscan aumentar sus
ganancias a toda costa: con más paro, los trabajadores serán más
dóciles y lo salarios más bajos,
de modo que el beneficio que lleve consigo
el incremento de productividad se lo
podrán apropiar más fácilmente
los propietarios del capital. Por otro lado, defiende
los intereses de las empresas que, en lugar de invertir e innovar, hacen negocio usando mano de obra más barata y durante más horas,
intensificando la explotación del
trabajo. En ambos casos, a
costa de la mayoría de la población
y del conjunto de la economía. El resultado de esa doble defensa es evidente: la derecha
defiende una economía que produce
más desigualdad y que terminará frenándose
por deterioro del mercado interno,
en el primer caso; o atrasada y sin capacidad de generar el valor añadido que proporciona
la innovación tecnológica, en el segundo.
Como dije, paro y estancamiento a medio
y largo plazo.
PD.
Como recuerdo y homenaje a David Anisi, aquí dejo sus Cuentos económicos.
****
No hay comentarios:
Publicar un comentario