martes, 28 de marzo de 2017

LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA EN EL NEOLIBERALISMO.

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“Como lo subraya el politólogo Atilio Borón, las democracias latinoamericanas aparecen a menudo como Instituciones puestas al servicio de una minoría privilegiada y del mundo financiero internacional. A  pesar de la utilización de todo un arsenal de léxico sobre la “buena gobernanza” y el respeto de la “gobernabilidad  Democrática”, una proporción importante de los ciudadanos se sienten engañados por gobiernos considerados como poco legítimos, cuando no son directamente denominados como regímenes nepóticos y corruptos. Esta contradicción entre neoliberalismo y democracia es central en la  actual América Latina y constituye el hilo conductor de esta obra colectiva. Por cierto esta tensión ha sido públicamente reconocida por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en un informe muy bien documentado sobre “la Democracia en América Latina”: la tesis central que es  defendida, es la de una evolución globalmente positiva de la región gracias a la existencia de “democracias electorales”, que responden a las normas internacionales. Sin embargo, este balance lamenta la ausencia de “Democracias Ciudadanas” y pone en duda la “calidad de la democracia” marcada por la debilidad de la participación electoral y múltiples déficit de cohesión social y étnica”.

“En su informe sobre la “gobernabilidad en América Latina” (2005) la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) realiza una constatación similar, lamentando las disparidades estructurales, en la distribución de los Ingresos, la permanencia de altos niveles de corrupción y el aumento permanente de la violencia. La FLACSO subraya que América Latina es la región del mundo donde la tasa de homicidios por armas de fuego es la más elevada Y Describe incluso la formación de Estados a la deriva o colapsados (Failed states) que han perdido el monopolio de la violencia legítima frente a la multiplicación de redes criminales y del narcotráfico: donde la multiplicación de “espacios sin ley” donde reina solamente la ley del más fuerte”.

“Jean Paul Marthoz, del grupo de Investigaciones sobre la Paz y la  Seguridad (Bélgica), resalta la dimensión del problema: “basta con hojear el informe de Amnistía Internacional o de Human Rights Watch para recordar que algunos países del continente poseen serios problemas de respeto de los derechos humanos. Cada año, periodistas, sindicalistas, defensores del medioambiente son asesinados. El Estado de Derecho dista mucho de ser respetado. La corrupción causa estragos socavando el contrato democrático y los grandes equilibrios económicos. La impunidad por los crímenes cometidos en la época de las dictaduras militares y de las guerras civiles es casi total. (...) la violación de los derechos humanos se ha privatizado cada vez más. Dos fenómenos carcomen al continente: el paramilitarismo y la delincuencia de derecho común”.- Fuente Una América latina en Movimiento”. Autor: Franck Gaudichaud.


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LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA EN EL NEOLIBERALISMO.
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Emir Sader.

ALAI. América Latina en Movimiento.

Martes 28 de marzo del 2017.

Un elemento que se ha globalizado rápidamente ha sido el de la crisis de la democracia. En Europa, que se enorgullecía de sus sistemas políticos, las políticas de austeridad han promovido la generalizada deslegitimación de esos sistemas, centrados en dos grandes partidos. Cuando ambos asumieron esas políticas económicas anti-sociales, han entrado en crisis acelerada, perdiendo votos, intensificando el desinterés político por las elecciones, dado que esos dos partidos promueven políticas similares. Han empezado a surgir alternativas –en la extrema derecha y en la misma izquierda- que ponen en shock a esos sistemas: por la derecha de forma autoritaria, por la izquierda buscando el ensanchamiento y la renovación de las democracias.

Hasta que la crisis de las democracias dio un salto con el Brexit y con la elección de Donald Trump en los EEUU. En Gran Bretaña, los dos partidos tradicionales fueron derrotados en una decisión crucial para el futuro del país y de la misma Europa, con la decisión mayoritaria de salida de la Unión Europea. Lo cual refleja cómo esos dos partidos no han sabido entender el malestar de gran parte de la población –incluso de amplios sectores de la misma clase trabajadora- respecto a los efectos negativos de la globalización neoliberal. Los trabajadores, electores tradicionales del Partido Laborista, concentraron su voto por el Brexit, en contra de la decisión de ese partido y terminaron decidiendo la votación.

En EEUU la victoria de un candidato outsider, que, para ganar, no solo enfrentó al Partido Demócrata sino también a los grandes medios, a la dirección de su propio partido, a los formadores de opinión. El triunfo de Trump representó una derrota para los dos partidos como expresiones de la voluntad organizada de los norteamericanos.
Por todas partes la democracia tradicional hace agua. Los partidos tradicionales pierden aceleradamente apoyos, las personas se interesan cada vez menos por la política, votan cada vez menos, los sistemas políticos entran en crisis, ya no representan a la sociedad. Es la democracia liberal, que siempre se autodefinió como “la democracia”, la que entra en crisis, bajo el impacto de la pérdida de legitimidad de gobiernos que han asumido los proyectos antisociales del neoliberalismo y de la misma política, corrompida por el poder del dinero, que en el neoliberalismo invade a toda la sociedad, incluso a la misma política.

En América Latina, dos países que habían fortalecido sus sistemas políticos, mediante gobiernos y liderazgos con legitimidad popular, como Argentina y Brasil, han retrocedido hacia gobiernos que pierden –o nunca han tenido– apoyo popular. El mismo sistema político sufre con gobiernos que han hecho promesas o han sido elegidos con programas distintos a los que ponen en práctica. El programa neoliberal de ajustes fiscales profundiza la crisis de legitimidad de los gobiernos y de los mismos sistemas políticos.

La concepción que preside al neoliberalismo, que busca transformar todo en mercancía, llegó de lleno a la política, con sus financiamientos privados, con campañas adecuadas a servicios de marketing, con millonarias actividades que hacen de las campañas un despliegue de piezas publicitarias casi al estilo de cualquier otra mercancía. Por otra parte, gobiernos copados de ejecutivos privados los hacen cada vez más parecidos a empresas, por el personal y por la concepción que preside a gobiernos con mentalidad de mercado.

La era neoliberal es así la era del agotamiento del sistema de las democracias liberales. Los agentes que le daban legitimidad – parlamentos con representación popular, partidos con definiciones ideológicas, sindicatos y centrales sindicales fuertes, dirigentes políticos representantes de distintos proyectos políticos, medios de comunicación como espacio relativamente diversificado de debates – se han vaciado, dejando al sistema político y a los gobiernos suspendidos en el aire. El desprestigio de la política es la consecuencia inmediata del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.

La crisis de las democracias se ha vuelto uno de los temas que se extienden de los EEUU a la América Latina, pasando por Europa y por Asia. Ya no se trata de reivindicar un sistema que se ha agotado, sino de construir formas alternativas de Estado, de sistemas políticos y de representación política de todas las fuerzas sociales.   

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio 
de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).


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