“Grupo El Comercio y líos de familia.-Tanto
Graña Miró Quesada como Abusada tienen importantes influencias en el grupo El
Comercio. El primero acciones (6.17%, contando a sus hijos,
siendo el principal entre 243 accionistas) y jefe de la facción dominante
compuesta por Alejandro Miró Quesada y los hermanos Bernardo y Álvaro Roca Rey.
Aunque en medio del escándalo este diario ha intentado presentarlo como un
accionista más, ha sido un poder detrás del trono. En alianza con otras
facciones de esta, Graña Miró Quesada ha influido con sus parientes para
colocar a varios directores, empezando por Fritz
Dubois, del IPE, brazo derecho de
Abusada, que falleció siendo director de El Comercio.
"Abusada difunde sus
ideas en artículos editoriales y eleva propuestas a través de los múltiples
medios de
ese conglomerado mediático del país, incluyendo la televisión. Es un favorito
del programa “La Hora N” de Jaime de
Althaus. Abusada destacó en la reciente campaña contra la “tramitología” que exige,
sintomáticamente, menos trámites y más facilidades para las grandes empresas, y
últimamente defendiendo las propuestas de ampliar hasta donde sea posible el
sistema de Asociaciones Público Privadas
(APP). Este sistema favorece a las grandes constructoras privadas como G y
M. Al ser afectado su grupo por el caso Lava Jato, Abusada destaca por una
curiosa interpretación del caso. Afirma que la principal fuente de la
corrupción y el “descomunal daño” que causa es el “imperialismo brasileño” de
Lula y el PT (El Comercio, marzo 8, 2017). De acuerdo a esta post verdad, el
pobre Graña Miró Quesada sería entonces una víctima ingenua de un socialista
desalmado, el
presidente Ignazio “Lula” da Silva, que quiso colonizar el país, plan
imperialista del cual recién se da cuenta.
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PERÚ: GRIETAS EN EL SISTEMA.
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Francisco Durand.
Otra Mirada. ALAI. Martes 14 de marzo del 2017.
Lava Jato es un escándalo importado de Brasil con múltiples
efectos en el Perú, no solo entre los políticos implicados sino en el modelo
económico mismo y la república que lo defiende.
Este sistema tiene dos polos: (a) un Estado ciertamente permisivo, por ratos coimero, facilitador
de proyectos a cualquier costo, y (b)
grandes empresas políticamente conectadas, que logran contratos gracias a que
financian las campañas, hacen lobby y usan la puerta giratoria. Lo confirma el
caso de las obras de Odebrecht y
Chinchero.
Los dos polos están siendo cuestionados y tenemos
un clima económicamente y políticamente incierto.
Es el sistema.
Más allá de políticos corruptos, Lava jato está
generando, al menos para el sector del país que ve más allá de los titulares,
un destape mayor. Comenzamos a discutir los mecanismos legales favoritistas y
colusivos que entran en acción, y que son conducentes en varios grandes casos a
la corrupción, los presupuestos inflados, la falta de supervisión, la debilidad
regulatoria que auspician los neoliberales y el blindaje mediático de grandes
empresarios.
En efecto, observamos la falla sistémica no solo de
los políticos comprometidos de los últimos 25 años (de Fujimori a Humala), sino
de los más altos aparatos tecnocráticos del Estado (MEF, Proinvesión, MTC),
grandes estudios de abogados (Monroy, el emisor de informes delivery),
periodistas y gran prensa (grupo El Comercio) que se benefician y por lo mismo
defienden en este sistema.
El aeropuerto en
Chinchero es
otra muestra del sistema que está detrás de los escándalos. Aquí el tiempo dirá
qué mecanismos entraron en acción para firmar tamaño entuerto, si hubo
corrupción o colusión y si participaron lobistas. Todavía no lo sabemos, pero
ciertamente es otro caso donde gana el peor postor. La responsabilidad la tiene
el “gobierno tecnocrático” de PPK, que enfrenta su primera crisis de gabinete.
La pobre Graña y Montero.
Decimos que es el sistema porque Lava Jato sacude
el usualmente sereno campo de las élites económicas, la gente que corre menos
riesgos en este país y que en realidad lo maneja desde sus sedes corporativas,
estudios de abogados, think tanks y prensa concentrada.
Odebrecht (un grupo que no está
entre los más grandes grupos de poder económico del Brasil), resultó siendo el
principal constructor de obras públicas del Perú a partir de los 90 y hasta la
actualidad. Su preferencia por el Perú es tema de investigación incluso en
Brasil, y la conclusión es obvia: es el país más permisivo de la región para
los grandes capitales, además, no planifica, de modo que cualquier obra de
infraestructura puede ser aprobada a punta de influencias o coimas. La
hipótesis la sostiene el ex congresista Juan Pari que presidió la Comisión Lava
Jato en el anterior gobierno.
Fue tan regular y fuerte este sistema de Odebrecht
que llegó al colmo de organizar una División de Operaciones Estructuradas a
cargo de Jorge Barata para gerenciar todo lo irregular. Pero el asunto no queda
ahí pues el principal socio de Odebrecht
en seis megaproyectos en el Perú en todo este periodo es la constructora “peruana” Graña y Montero
(grupo G y M). El grupo ha sido dirigido por José Graña Miró Quesada desde
1986. Desde 1991 hasta el 2014 ha sido parte del directorio de El Comercio.
Graña Miró Quesada ha tenido de cerca
durante décadas a Roberto Abusada, considerado el economista más influyente del
país. Abusada es el fundador y director de la poderosa consultora Instituto
Peruano de Economía (IPE) principal asesor del ministro constructor Camet en los años 1990. En 1994 fundó
el IPE con financiación del MEF de Camet, el Banco Mundial y la CONFIEP. Este personaje fue asimismo
por un largo tiempo director de G y M. En la actualidad es accionista de Graña
y Montero Digital (5.47%), presidente del directorio de GMD, director de G y M
Petrolera y miembro de la “plana gerencial” del grupo G y M.
Aunque tanto Graña
como Abusada son personajes importantes, están en una escala menor de poder
pues son solo accionistas minoritarios con roles gerenciales importantes, de
los cuales pueden ser removidos. Aquí estamos frente a otro episodio de
desnacionalización económica. Los verdaderos dueños de G y M son el JP Morgan
Chase con 38.46% de las acciones, Bechtel Enterprises Inc. con 17.8%, y las
cuatro AFP peruanas (en su mayoría dependientes de grupos donde predomina el capital
extranjero, incluyendo Credicorp de AFP Prima). Entonces, son los
inversionistas institucionales quienes decidirán quién gerencia el grupo.
Renuncia la Plana Mayor de Graña y Montero, - G & M - ante la incapacidad de no poder superar el "vendaval" de acusaciones, que Sí estaban enterados de las grandes coimas que Odebrecht, repartía a los Políticos, empresarios, sus partidos políticos- Es decir su envenenamiento en los últimos 25 años (Fujimori, Toledo, García y Humala) fue completo.
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Grupo El Comercio y líos de familia.
Tanto Graña Miró Quesada como Abusada tienen
importantes influencias en el grupo El Comercio. El primero acciones (6.17%,
contando a sus hijos, siendo el principal entre 243 accionistas) y jefe de la
facción dominante compuesta por Alejandro Miró Quesada y los hermanos Bernardo
y Álvaro Roca Rey. Aunque en medio del escándalo este diario ha intentado
presentarlo como un accionista más, ha sido un poder detrás del trono. En
alianza con otras facciones de esta, Graña Miró Quesada ha influido con sus
parientes para colocar a varios directores, empezando por Fritz Dubois, del IPE,
brazo derecho de Abusada, que falleció siendo director de El Comercio.
Abusada difunde sus ideas en artículos editoriales
y eleva propuestas a través de los múltiples medios de ese conglomerado
mediático del país, incluyendo la televisión. Es un favorito del programa “La Hora N” de Jaime de Althaus.
Abusada destacó en la reciente campaña contra la “tramitología” que exige, sintomáticamente, menos trámites y más
facilidades para las grandes empresas, y últimamente defendiendo las propuestas
de ampliar hasta donde sea posible el sistema de Asociaciones Público Privadas (APP). Este sistema favorece a las
grandes constructoras privadas como G y M. Al ser afectado su grupo por el caso
Lava Jato, Abusada destaca por una curiosa interpretación del caso. Afirma que
la principal fuente de la corrupción y el “descomunal daño” que causa es el
“imperialismo brasileño” de Lula y el PT (El Comercio, marzo 8, 2017). De
acuerdo a esta post verdad, el pobre Graña Miró Quesada sería entonces una
víctima ingenua de un socialista desalmado, el presidente Ignazio “Lula” da
Silva, que quiso colonizar el país, plan imperialista del cual recién se da
cuenta.
La protección mediática a Graña Miró Quesada ha
terminado generando una disputa en esta grande y complicada familia limeña.
Escribiendo en Expreso, propiedad de Luis García Miró Helguero, otro miembro
desafectó de esta grande familia limeña, en un artículo titulado “El gran
papelón”, Marta Meier Miró Quesada, ex columnista de El Comercio, sostuvo: “la
agonizante gran prensa se inmunda tratando de tapar la corrupción de los
suyos…indigna que se quiere limpiar a empresas peruanas consorciadas con la
brasilera” (enero 28, 2017).
Nadine, Cosas y El Comercio.
En medio del escándalo Lava Jato acaba de salir a la luz un hecho poco conocido a raíz de
una entrevista de Cosas, propiedad
del grupo, a Nadine Heredia. Cuando
la entrevista salió finalmente publicada el 30 de abril del 2014, se descubrió
que Heredia quiso bloquearla recurriendo a Graña Miró Quesada, pero este
personaje, a pesar de su peso y conexiones, no quiso o no pudo impedir su
publicación. La ofendida primera dama, gracias a sus influencias en el MEF de
Castilla y Segura, bloqueó la participación de G y M en varios proyectos
(destacando la vía expresa La Molina-aeropuerto). Graña, para no enredarse más
en estos líos, se retiró del directorio El Comercio, pero la vinculación
siempre se mantuvo.
Citamos el caso porque tiene que ver con una
interesante secuencia mediática a favor de G y M. Hace poco en “La Hora N” (canal
propiedad del mismo grupo) Jaime De
Althaus entrevisto primero el 14 de febrero a Abusada, quien condenó a
Segura calificándolo de “perrito faldero de Nadine”. Luego, al día siguiente,
De Althaus invitó a Segura, quien criticó las alusiones personales. En la
tercera entrevista llegamos al fondo del asunto. El 16 de febrero, entrevistan,
al ministro Thorne, narrándole la
saga de G y M durante la gestión de Castilla
y Segura. De Althaus le informa a Thorne del bloqueo y le sugiere que
desbloquee el proyecto La Molina-aeropuerto. El ministro opinó lo siguiente:
“Hemos tenido conversaciones con G y M… nos parece que el proyecto de Javier
Prado es excelente, puede reactivarse” (video en Youtube). De modo que en pleno
escándalo el MEF sigue en tratativas con una firma cuestionada y se presta al
lobby realizado Abusada y Althaus en el
Canal N.
América TV, (Cuarto Poder), Canal N y los señores Althaus y Abusada, el poder en vivo y en directo, desde "El Comercio" y su relación directa con la empresa constructora Graña y Montero G&M. Un mundo de protección y desviación de la realidad con Odebrecht.
***
Me limito a citar tres publicaciones más que
refrendan el argumento de las inclinaciones del grupo Miró Quesada a favor de G
y M en medio del escándalo Lava Jato. Uno, en el editorial del 30 de enero del
2017, “Los Socios de Odebrecht”, se le da el beneficio de la duda a G y M, al
afirmar: “También están las empresas que se asociaron con Odebrecht… Como se sabe, muchas firmas participaron… Desde luego,
el haber participado de una sociedad con Odebrecht no constituye una prueba de
complicidad”. Dos, el grupo El Comercio salió en defensa de Graña Miroquesada luego de unas
declaraciones de García. El ex presidente había insinuado responsabilidades de
G y M al declarar sobre las adendas a la Interoceánica, sosteniendo que los
datos “los maneja… el que fue ministro (Enrique Cornejo) y también el señor Graña Miró Quesada”. El editorial
calificó el intento del ex presidente de “vano y bravucón”, afirmando que el
empresario constructor era solo uno entre cientos de accionistas y sosteniendo
que su línea era que todos los socios de Odebrecht “deben ser investigados”
pero omitiendo mencionar quién era el principal (El Comercio, febrero 23,
2017). Tres, una vez que estalla el escándalo G y M negó conocer los sobornos y
El Comercio intentó morigerar las noticias, llegando incluso a presentar a José
Graña de manera favorable. Ver al respecto el artículo laudatorio de Marcela Mendoza, “¿Quién ese José Graña más
allá de Graña y Montero?” (Marzo 2, 2017).
Estos escándalos, y las vinculaciones G y M con El Comercio han remecido
también a este importante grupo, que ahora intenta manejarse con más miembros
“independientes” en su directorio y desprenderse de los líos de familia. De
continuar las tensiones pueden elegir a otro director de El Comercio, buque
bandera del grupo. En los últimos 12 años ha tenido cuatro directores, indicio
de fuerte inestabilidad. De acuerdo a un reportaje de Eloy Marchán en Hildebrandt en sus Trece (10-16 de marzo 2017) los
ingresos del grupo “ha disparado las alertas de la familia… sería la recaudación
más baja en los últimos 15 años”.
Ruidosa caída.
Gy M, a través de Mario
Alvarado, Gerente General, alegó el 20 de enero de este año en un programa de
RPP donde se le quebró la voz que su empresa no tuvo ningún conocimiento alguno
de pagos de corrupción. La declaración llamó la atención porque escondía algo y
contradecía a Barata.
Una revisión cronológica dio la clave y aquí
entramos a otro capítulo del drama empresarial que tocan a otros miembros de la
élite limeña. En realidad, ahora sabemos que G y M volvió a asociarse con
Marcelo Odebrecht luego de su arresto, adquiriendo una participación de 20% en
el Gaseoducto Sur Peruano (GSP),
teniendo Odebrecht la titularidad. Pero el intento de desmarcarse cayó pronto
por los suelos y comenzó a complicar las cosas. Cuando Barata declaró sobre sus socios, afirmó a inicios de marzo
del 2017 que Odebrecht pagó el soborno de $20
millones a Toledo por la Interoceánica (proyecto apoyado por PPK, el
entonces ministro de economía). Sostuvo que sus socios menores, entre ellos G y
M, le dieron luego su parte de la coima a Odebrecht. G y M, por lo tanto,
estaría directamente implicada y el nexo podría comprobarse al revisar sus
pagos a Odebrecht. En eso trabajan los fiscales.
Mientras Graña
Miró Quesada, blindado con gracia y señorío por El Comercio, declaraba que
no sabía nada de los sobornos, el grupo ganó tiempo y comenzó a vender activos.
Destaca entre ellos, más por su valor de mercado que por el simbolismo que
encierra, el Cuartel San Martín. La empresa se hizo del valioso terreno
miraflorino ($50 millones) gracias a que el
presidente García, uno de los más destacados bandidos presidenciales, con
el fin de “promover el desarrollo urbano”, decidió privatizarlo. Otra muestra
del sistema: comprar activos del Estado autorizados por presidentes amigos que
pueden ser de uso público (áreas verdes) para seguir cementando la ciudad,
porque “primero es la inversión”.
Hasta que, cuando se cayeron las acciones de G y M en Nueva York y Lima, le llegó la
hora a Graña Miró Quesada y Alvarado. En realidad, fueron los accionistas de G y M que compraron acciones en las dos
bolsas quienes precipitaron su caída. Las declaraciones de Alvarado en RPP no
dieron ninguna tranquilidad, más bien aceleraron la tendencia. Varios grandes
estudios de abogados de los EUA, especializados en class action law suits
(juicios de colectivos afectados) comenzaron a recoger demandas de todos los
accionistas desinformados por G y M
que ahora ven perder sus ganancias. El martes 28 de febrero terminaron de caer
las acciones, perdiendo G y M alrededor
de 60% de su valor de mercado, pasando
de $1,100 millones a $440 millones.
En ese momento se decidió finalmente la suerte de Graña Miró Quesada y Alvarado. Las AFP
peruanas salieron a la escena y exigieron una Junta de Accionistas. Un día
antes de realizarse la junta, los dos renunciaron. Alvarado, en una entrevista
amigable de “Cuarto Poder” (Canal 4,
otra empresa del grupo), del domingo 5 de marzo, se reafirmó en su inocencia.
Lo que lleva a preguntarnos: ¿si Barata miente, por qué no lo demanda?
Odebrecht a la "cabeza" ded la gran inversión - y la gran coima que envenenó el escenario nacional en los últimos 25 años -. Pero también aparecen en la escena no solo la empresa G&M, sino también la inversión de las AFPs, peruanas. Y las inmensas y cuantiosas pérdidas, quién les paga a los pensionistas peruanos.
***
Las arriesgadas AFP.
El acta de la junta anual de accionistas de G y M del 29 de marzo del 2016 informa
de la inversión en GSP y revela algunos detalles. Resulta interesante remarcar
que, a pesar que las AFP que participan
en su directorio estuvieron enterados de “los sucesos judiciales que
actualmente ocurren en Brasil”, aprobaron este proyecto.
La extraña decisión de los guardianes de nuestras
pensiones la intenta explicar José
Larrrabure, de Prima AFP (grupo Romero), quien participa en el directorio
de G y M. Según declara, la inversión en GSP la veían bien, lo que resulta
extraño. “Identificamos el factor de
riesgo” afirma sin dar detalles, y continúa su insólita declaración
afirmando (ex post) que creían que lo que pasaría es que “Odebrecht salga” (La Republica, marzo 2, 2017). De modo que, en
lugar de desmarcarse de un socio comprometido en el escándalo mejor probado de
nuestra historia empresarial, y empezar a exigir explicaciones directamente a
Graña Miró Quesada, para determinar si estaba o no coludido con Odebrecht en el pago de sobornos, las
cuatro AFP peruanas creyeron que “su riesgo” no existía y profundizaron todavía
más su relación con G y M. Larrabure
afirmó además algo sorprendente: “En todo
caso, hasta esa fecha no había nada concreto con respecto a temas reputaciones
de Odebrecht en el Perú”.
Cuando cayeron las acciones en las bolsas, recién
entonces los directores de las AFP en G
y M empezaron a cambiar de tono. Aldo
Ferrini (AFP Integra, director de G y M) dijo entonces en tono alarmado: “Tenemos la obligación y el derecho de
exigir aclaraciones” (El Comercio,
febrero 27, 2017). Resulta que con las inversiones de las cuatro AFP en G y
M el valor de fondo de estas empresas ha caído en S/. 700 millones (Peru21,
marzo 3, 2017). Cabe el siguiente comentario. Los que verdaderamente pierden,
no son en realidad ellas, sino los pensionistas por la irresponsabilidad
mostrada por las AFP. Debería dar lugar a litigios (como en EUA).
Colofón.
Mientras tanto el escándalo sigue y se configura un
escenario de crisis, empezando por la probable caída del gabinete Zavala. A los sobornos se suma el caso Chinchero, que complica la gestión de PPK, quien además de aprobar el
proyecto Interoceánica también se sabe ahora que tenía relaciones cercanas con Barata y negocios con Odebrecht a través de una de sus
firmas.
Terminamos comentando que su estrategia de “desbloquear inversiones” y aprobar
decretos legislativos para incentivar las APP
va empantanándose al discutirse las adendas , el rol poco profesional y con
escaso sentido nacional y profesional de ProInversión
en Chinchero, y las investigaciones de las procuradoras independientes, que
incluyen al propio presidente.
Todo ello viene frenando los grandes proyectos de
infraestructura en momentos que la inversión privada pierde fuerza al caer los
mercados mundiales y las regiones reciben menos canon. El sistema se sacude, los remezones y oleaje continúan, teniendo
como mar de fondo la desaceleración económica. Por todos estos motivos el
gobierno está resquebrajado a menos de un año de mandato y el presidente parece
cada vez más desconectado del país y del proceso político.
Finalmente, justo ahora ocurren cambios en la
presidencia de CONFIEP. Sale un
gerente del grupo Romero (Martín Pérez,
que debe regresar a sus bases) y entra el jefe del poderoso grupo Buenaventura, socio importante de
Yanacocha y Cerro Verde, Roque
Benavides. El
cambio es significativo en tanto en los últimos tiempos no veíamos un jefe de peso
asumir el mando del sindicato de grandes corporaciones.
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