“A MI PADRE LE BASTABA PENSARSE COMO UN
ESCRITOR, SIN AGREGADO ALGUNO”. Juan Rapacioli. Télam.
La hija de
Rodolfo Walsh, estuvo a cargo de la Edición de dos libros póstumos. “El violento
oficio de escribir” y ”Ese hombre y
otros papeles personales”.
"Mala noticia para cualquier genocida: Rodolfo Walsh, a la hora de leer sigue vivo, y su memoria, cuarenta años después, no deja de crecer", sostuvo la periodista, política y psicóloga social Patricia Walsh, hija del escritor, periodista y militante asesinado hace 40 años por un grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada.
Patricia
Walsh, que se ocupa de la edición de la obra de su padre, habló con Télam
sobre la vida, obra e influencia del escritor y periodista argentino, del que
se cumplen 40 años de su desaparición física.
- Télam: ¿Cómo recuerda a su padre?
- Télam: ¿Cómo recuerda a su padre?
- Patricia
Walsh: Recuerdo a
mi padre como a un hombre muy despojado de la capacidad de vanagloriarse.
Seguramente él que era un gran lector respondería que hubo otros que
escribieron mejor, y nos recordaría de quiénes aprendió. Tampoco sé bien qué
opinaría sobre ciertas categorías que hoy se proponen para pensar un lugar como
el suyo. Parece que le bastaba pensarse como un escritor, sin agregado alguno,
cuando eligió titular de esa manera su Carta Abierta. Tal vez también dudaba de
la eficacia de elegir ese oficio terrestre, el de escritor, y por qué no el de
periodista. O tal vez mejor ninguno. A veces dudaba, tal vez por eso me contó
que también pensaba una versión que se titulaba solamente "Carta Abierta a la Junta". Finalmente, como lo
asesinaron y desaparecieron al día siguiente que firmara el texto, recuerdo que
tuvimos que pensar cómo titularla nuevamente, para enviarla al mismo tiempo que
denunciábamos que el autor había desaparecido, y que exigíamos su aparición con
vida. El título que yo misma escribí fue "Carta
Abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar". Ya no la podía enviar él
mismo, pero entonces lo hicimos sus seres queridos, y también sus compañeros.
Esta preocupación de mi padre por ver cómo contar bien lo que se denunciaba,
cómo lograr que su palabra llegara a personas que podían pensar como él o
podían pensar distinto, lo que le ocurría cuando sentía que cambiaba el país, y
que también cambiaba él, y un libro como "Operación
Masacre" debía ser reescrito, y entonces lo hacía de nuevo,
seguramente importan a la hora de valorar esa capacidad de intervención.
- T: ¿Dónde localizaría la influencia de
su padre?
- PW:
Quienes trabajan su obra lo llaman inventor del género de no ficción, por
"Operación Masacre". Y suelen mencionar a Truman Capote con su novela "A sangre fría" como fenómeno
posterior, señalando que si el argentino hubiese sido norteamericano nadie
ignoraría su precocidad. Y si hablamos de periodismo, habrá quienes lo estimen
como maestro a la hora de pensar la serie de notas, que no existía como tal, o
sea como serie, antes de que se publicara la denuncia de los fusilamientos. Sus
libros, a los que se sumarán "¿Quién
mató a Rosendo?" y "Caso Satanowsky", forjarán lo que hoy
conocemos como periodismo de investigación. Y el tratamiento de la denuncia, en
los tiempos difíciles de la dictadura, donde dará testimonio a pesar de todo,
va a incluir recursos como ANCLA y
el recurso de la imaginería popular que apela a la cadena que no debe romperse
cuando inventa la Cadena Informativa. Su
gran obra, no obstante, si hablamos de intervenir y denunciar, será la
irreemplazable carta abierta, que entiendo como un texto actual. Más la
leemos, más nos ayudará a entender lo que nos sucedió, que fue un genocidio, y por qué nos sucedió, cuando con gran
lucidez dará cuenta de la naturaleza económica de los programas que precisaban
-y precisan- acallar toda forma de resistencia. Finalmente, mi padre habla en su carta abierta sobre las nuevas formas
de lucha. Y esa frase sigue siendo una consecuente necesidad de cada tiempo
que nos toca vivir, mientras la misma frase nos lo vuelve a recordar. Su carta abierta hoy a 40 años de ser
escrita (para que actúe) sigue abierta.
- T: ¿Cómo es el trabajo de albacea de
los textos de Walsh? ¿Existen obras inéditas que puedan ser publicadas?
- PW: Me
ocupo de la edición de la obra de mi padre junto a su nieta Victoria, mi
sobrina, hija de mi hermana Vicki, y
nos ha tocado la responsabilidad de editar su obra póstuma, y ocuparnos de la
edición de dos grandes libros que son "El
violento oficio de escribir" y "Ese hombre y otros papeles
personales". No serían tan buenos esos libros, pienso yo, si no fuera
que se trata de la escritura de Rodolfo
Walsh, compilada por personas talentosas como lo son Daniel Link, y quien estuvo en su momento a cargo de aquella
primera edición, Juan Forn. Tampoco
creo que fuera tan sencillo editar a un escritor como mi padre si no hubiera
existido Ediciones de La Flor. Es
aquella misma editorial nacional a la cual la periodista Pirí Lugones, pareja y luego amiga de mi padre hasta el final,
bautizara con ese nombre pensando que editaría "flor de libros". Estos libros de Rodolfo Walsh, mi padre, se leen mucho, los elige gente
joven, muchos que estudian o ejercen el periodismo, o se apasionan con la
política, o solo disfrutan de su mejor literatura. Y claro que existen obras inéditas, son las que
se robaron en San Vicente y ojalá algún día tengamos la dicha de poder
editarlas.
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Alejandra Nafdal, Horacio Verbitsky, Martín Gras y y Marcelp Figueras. En el Homenaje de recuerdo y protesta por el vil asesinato del periodista y montonero Rodolfo Jorge Walsh, en las puertas del ex Esma, y el 40 Aniversario de su asesinato.
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ARGENTINA: “LA SATISFACCIÓN MORAL DE UN ACTO DE
LIBERTAD”.
El Homenaje a Walsh en la ex ESMA, a 40
años de su asesinato.
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Horacio Verbitsky.
Página /12 domingo 26 de marzo del 2017.
El escritor
y periodista fue recordado en “La visita de las cinco” por su amigo Horacio
Verbitsky y por Martín Gras, el sobreviviente que vio su cuerpo ametrallado.
Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, escucharon sus testimonios.
El 25 de marzo de 1977 la Armada Argentina asesinó
y desapareció el cuerpo del escritor, periodista y militante montonero Rodolfo
Jorge Walsh, que acababa de despachar su Carta Abierta a la Junta Militar.
Durante la madrugada siguiente los miembros del Grupo de Tareas 3.3 allanaron
su casita de San Vicente, de donde robaron archivos de prensa, documentos y
cuentos inéditos, que luego fueron vistos por secuestrados en la ESMA. Ayer, al
cumplirse 40 años de su muerte y en el marco de la muestra “Walsh en la ESMA”,
cientos de personas, la mayoría jóvenes, escucharon sin pestañear los recuerdos
de Horacio Verbitsky, amigo y compañero de militancia de Walsh, y de Martín
Gras, el sobreviviente que vio su cuerpo ametrallado y los papeles que los
marinos -ahora condenados y presos- nunca se dignaron a devolver. En el cierre
de “La visita de las cinco”, como se denomina el recorrido del público por el
Museo-Sitio de Memoria ESMA, el periodista de PáginaI12 y presidente del CELS
denunció que “hay una ofensiva muy clara para tratar de detener el proceso de
Memoria, Verdad y Justicia”.
“El objetivo es hacer presente a Rodolfo Walsh en
toda su magnitud”, explicó Alejandra Naftal, directora del Sitio-Museo de
Memoria ESMA, en referencia a la muestra que se podrá visitar hasta el 23 de
abril. Entre los documentos en exposición se destaca una copia original de la
Carta Abierta, que Walsh terminó de escribir horas antes de ser acribillado en
la esquina de San Juan y Entre Ríos, y apuntes de Lilia Ferreyra -compañera en
sus últimos diez años de vida- al intentar reconstruir el cuento “Juan se iba
por el río”, sobre la vida de un soldado de las luchas civiles del siglo XIX.
Hay también tres piezas audiovisuales con fragmentos de testimonios brindados
durante los juicios orales ante el Tribunal Oral Federal 5: sobre la caída del
escritor en manos de la patota de la Armada, sobre los papeles robados en la
quinta de San Vicente y sobre la reconstrucción de “Juan se iba por el río”,
cuento que Gras descubrió durante su cautiverio en el armario del entonces
teniente Antonio Pernías, oficial de inteligencia de la Armada.
“Compañero, amigo y maestro”, fueron las palabras de Verbitsky para definir a Walsh durante su exposición en la puerta del ex Casino de Oficiales de la ESMA, pegado a los vidrios que cubren la fachada del ex centro clandestino con los rostros de cientos de detenidos-desaparecidos. Confesó que “el 40º aniversario me pega más fuerte” no por el número redondo sino por la ausencia de Lilia, fallecida hace dos años y a quien confortó desde aquel 25 de marzo, y que “es difícil asimilar” que Walsh -quince años mayor- murió a la edad que hoy tiene uno de sus hijos.
El periodista de Página/12 habló primero sobre
“Juan se iba por el río”, contó que Walsh “quería escribir una novela pero
empezaba y se trancaba”, por eso decidió escribir cuentos con un personaje
común para después enhebrarlos. Luego repasó las experiencias de ANCLA, que
definió como “una simulación de agencia noticiosa”, y Cadena Informativa, una
sola hoja que relataba un episodio concreto y cerraba con la invocación a
“sentir la satisfacción moral de un acto de libertad” y “derrotar el terror”.
“Líneas magistrales”, las definió Verbitsky, que al investigar la historia
política de la Iglesia católica descubrió que estaban inspiradas en panfletos
de esa institución en su campaña contra Perón en 1954, de la que participó el
hermano de Walsh, luego piloto de uno de los aviones que bombardearon Plaza de
Mayo. También destacó al apelación a “elementos de la cultura popular” en
referencia a la idea de cadena. “Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez
las estarán esperando”, leyó y recordó que era el eslogan de la publicidad de
la época.
Al analizar la Carta Abierta, el periodista remarcó
“la visión profunda sobre las consecuencias del golpe de Estado” que evidencia
la definición de la política económica como “la explicación de sus crímenes”
pero también de “una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos
con la miseria planificada”. “Y eso que no llegó a ver las peores medidas
económicas: la ley de entidades financieras se aprobó meses después”,
reflexionó. La conducción de Montoneros le objetó ese párrafo pero Walsh, que
firmó la carta con su nombre, no lo sacó ni lo modificó, contó Verbitsky. Cerró
la primera parte de su exposición con la célebre definición de Walsh sobre cuál
es “el campo del intelectual” y con una lectura de “Las cosas que quiero”, de
los diarios del escritor, que arranca por “Lilia” (eliminada de una de las
primeras ediciones de ese texto) y termina con “la sumersión en los otros”.
“Eso logró Rodolfo”, concluyó.
“Yo estoy
del otro lado del espejo”, arrancó Gras, que es abogado y docente. “Mi
tarea es notoriamente más ingrata”, admitió antes de relatar su secuestro en
enero de 1977. Militante montonero como Walsh y Verbitsky, contó que Pernías
“estaba entre azorado y fascinado por el mundo” de esa organización, por lo que
periódicamente lo citaba para entrevistarlo en su oficina del sótano de la
ESMA. Fue allí que, no con capucha sino “con los anteojitos” que sólo le
permitían ver algo gracias a su nariz pronunciada, fue testigo del “griterío
total” de la patota que llegaba y pudo ver “el cuerpo de Rodolfo”, desnudo de
la cintura para arriba, con el pecho atravesado por una ráfaga de
ametralladora, sobre una camilla, rumbo a la enfermería.
Luego contó cómo se topó con los papeles robados a
Walsh en el armario de Pernías y detalló lo que vio y leyó: una carpeta con
recortes de noticias policiales, la colección del diario de la CGT de los
Argentinos, tres documentos críticos a la conducción de Montoneros, un ejemplar
de la Carta Abierta y el cuento “Juan se iba por el río”. “Fue un golpe
descubrir que la crítica al militarismo había sido puesta en palabras”, contó.
Confesó que los cautivos de la ESMA todavía no sabían sobre los vuelos de la
muerte, que creían lo contrario: que los trasladados, en teoría a “quintas de
recuperación”, eran quienes sobrevivirían, y viceversa. Luego recordó su primer
encuentro con Lilia en un bar de Madrid en 1982. La compañera de Walsh, que lo
había ayudado a tipear la Carta y el cuento, comenzó a recitar las primeras
líneas de “Juan se iba por el río” y se asombró al ver que Gras lo recordaba.
“Fue mágico: dos personas tratando de reconstruir la herencia perdida del mejor
escritor de su generación”, resumió.
“Estos papeles detenidos desaparecidos son una
asignatura pendiente. Me resisto a creer que quienes tuvieron ese material en
sus manos lo hayan destruido”, reflexionó Verbitsky horas después, tras la
intervención del escritor Marcelo Figueras, convocado como “cronista invitado”
por los organizadores, y de la visita por el Museo-Sitio de Memoria. “Yo creo,
y Rodolfo creía, que los papeles perduran, no se pierden, y la experiencia
internacional dice que las burocracias de poder aman el archivo. Por eso tengo
la esperanza de que ese material pueda recuperarse, ya que es parte
significativa de la cultura de este país”, remarcó.
Al repasar los contenidos de la muestra, el
presidente del CELS elogió el rigor científico que le imprimió el equipo que
encabeza Naftal y celebró que “aquí no hay una visión sectaria de la historia,
no se está haciendo propaganda de nada: se muestra hechos tal como ocurrieron”.
Advirtió sobre “el revisionismo que se pretende instalar” y mencionó como actor
central al secretario Avruj, que en los últimos días anunció la intención de
revisar los planes de estudio de historia argentina sobre los 70. “Por ahora no
dicen que quieren negar, dicen que quieren ‘memoria completa’, un inventó del
actual papa Francisco en el año 2000”, dijo Verbitsky, y recordó que fue el
entonces jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, quien relató los planteos sobre una
“mesa de consensos” que proponía el entonces arzobispo porteño Jorge Bergoglio.
Ante la imposibilidad de frenar los procesos
judiciales “lo que hacen es echar arena en los engranajes: negar presupuesto,
cerrar unidades investigativas, despedir personal, no cubrir vacantes
judiciales”, describió. “Es la forma de sabotear (el proceso de justicia) sin
enfrentarlo abiertamente”, resumió. “Lo que han visto acá les provee de
argumentos para resistir ese intento de revisionismo, esa tentativa de reprimir
nuestra historia y de volver a una etapa superada por la conciencia social, por
los años transcurridos, por las investigaciones y los juicios realizados, y por la
participación de nuevas generaciones en el conocimiento de los hechos, la toma
de conciencia y la ratificación del Nunca Más”.
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