AMÉRICA LATINA, FORJAR UNA IZQUIERDA, CON CONFIANZA DEL PUEBLO, COMO
GARANTÍA DE DIÁLOGO, CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA.- Uno de los grandes errores de la
Izquierda en América Latina – Brasil, Argentina – con sus gobiernos progresistas
y democráticos, ha sido en su parte central no tocar para nada el problema del ESTADO – no se lo tocó – ni con el
pétalo, de una flor – se ha convivido con el propio modelo de Estado, reinante,
hegemónico, producto de la “primera revolución conservadora” impuesta por el
neoliberalismo desde los años 80’ del siglo XX y reforzados con la vigencia de
las políticas de Consenso de Washington
un Estado, (El Estado mínimo), débil, asignado con simple responsabilidad
de “guardián” del orden y seguridad pública y simplemente “mirón” frente al
poder del mercado y el capital financiero especulativo – el poder de los bancos
– El papel subsidiario impuesto por el
neoliberalismo, de que el Estado No es la solución, es parte del problema.
Este modelo del Estado, fue “respetado”, se convivió con los gobiernos
progresistas – y en el mejor de los casos, el éxito de las políticas sociales (caso de Brasil) reforzó la propia
esencia y naturaleza del Estado. Hoy lo que se busca es una Izquierda que esté
presente en el campo, en el escenario de la Escena Pública, con la finalidad,
que dinamice el proceso de Democratización, impulse y forje las condiciones reales
de la Ciudadanía activa, participativa en defensa de los Derechos Sociales - Educación, Salud, Trabajo, Salarios, bienestar
social, deporte, cultura y medio ambiente sano y de pleno respeto a la Madre
Naturaleza. Esa Izquierda, asumiendo grandes tareas y responsabilidades,
pero paralelamente, forjando las condiciones básicas de la movilización,
organización y representación del Partido Político de la Izquierda como garantía
de trabajo Político; Pero, además, ir construyendo las condiciones principales
de la forja de un Nuevo LIDERAZGO
COMUNITARIO, que realmente garanticen una IZQUIERDA, donde el pueblo organizado y representativo, genere CONFIANZA
en su trabajo, conducción y responsabilidad Política.
/////
UNA IZQUIERDA EN LA ESFERA
PÚBLICA.
*****
Emir Sader.
ALAI domingo 19 de marzo del 2017.
ALAI
AMLATINA, 17/03/2017.- La izquierda del
siglo XX fue una izquierda del Estado, que se valió del Estado para organizar
proyectos de nación, para hacer que el Estado empujara el desarrollo económico,
garantizara derechos sociales. Tuvo un rol fundamental, sobre todo si pensamos
que antes había un Estado estrictamente de las élites dominantes, de las
oligarquías primario exportadoras, que hacían del Estado un instrumento
estricto de sus intereses.
Cuando se agotó el ciclo largo
expansivo del capitalismo internacional y, con él, el modelo desarrollista, dos
perspectivas se presentaban en el horizonte. Ronald Reagan enarboló una, la
vencedora: el Estado habría dejado de ser solución, para ser problema. Y la
forma de enfrentar ese problema era reducirlo a sus proporciones mínimas, al
Estado mínimo, promoviendo al mercado a un rol de centralidad. El viejo adagio
del liberalismo recobraba nueva fuerza: el mercado es el mejor redistribuidor
de recursos.
Aparentemente de forma contrapuesta a
esa versión, surgió un relato que también pretendía superar el agotamiento del
Estado, pero proponiendo a la “sociedad civil” como su sucedáneo. Condenaba
tanto o incluso más que la versión anterior al Estado. Toni Negri alcanzó a
tildarlo como conservador, como pieza de museo. Holloway tenía esperanzas de
que se podría cambiar el mundo sin el tomar el poder, sin el Estado.
Los primeros han realizado su sueño y
han llevado el mundo a sus desastres actuales, resultado de la centralidad de
un mercado descontrolado, mercado dominado por el capital especulativo y por
los grandes bancos privados. Los segundos han quedado relevado a la
intrascendencia, prisioneros de la trampa liberal de una sociedad civil en
contra del Estado.
La versión alternativa era otra. No era
el abandono del Estado, sino su democratización. No era ni el abandono a la
esfera mercantil, ni el retorno pura y simple a la esfera estatal, sino la
construcción, a partir del Estado y de organizaciones sociales, la esfera
pública. Una esfera de la ciudadanía, una esfera de los derechos iguales para
todos, la verdadera esfera democrática.
Lo gobiernos que han revertido al
modelo neoliberal de la centralidad del mercado son aquellos que se han valido
del Estado para promover los derechos sociales de todos, para rescatar el rol
activo del Estado como inductor del crecimiento económico y proyector de
políticas externas soberanas. Fueron los gobiernos anti neoliberales de América
del Sur.
Pero incluso estos han recuperado al
Estado, sin transformarlo, defendiendo a la sociedad de las consecuencias
negativas de un mercado descontrolado, pero sin democratizar al Estado, con la
centralidad en la esfera pública. Los aparatos de Estado han resistido, desde
adentro, con las alianzas con las fuerzas conservadoras desde afuera, para
frenar un amplio proceso de democratización política, social, económica y
cultural, de que carecen las sociedades contemporáneas.
Cuando los gobiernos anti neoliberales
se enfrentan a obstáculos, no deben ceder pura y simplemente al liberalismo
tradicional, al mercado, sino, al contrario, avanzar hacia la trasformación
radical de los Estados con la centralidad de la esfera pública. Porque la contradicción
fundamental en la era neoliberal es la que se da entre la esfera mercantil – el
afán de mercantilizar a todo, de trasformar derechos en mercancías y ciudadanos
en consumidores – y la la esfera de los derechos para todos, la
esfera de los ciudadanos, esfera pública,
Se puede medir cuanto se ha avanzado en la superación del neoliberalismo por la medida en que se ha avanzado en la extensión de los derechos para todos y en la restricción de la mercantilización de la sociedad. La medida en que se han fortalecido la educación pública, la salud pública, por ejemplo, a expensas de la educación mercantil, de la salud mercantilizada, el fortalecimiento de los bancos públicos a expensas de los bancos privados.
La esfera pública no representa tan
solamente la democratización de la sociedad actual, sino apunta hacia una
dinámica anticapitalista, en la medida que el eje y el proyecto central del
capitalismo son la mercantilización generalizada de todas las esferas de la
sociedad, a transformar todo en mercancías, que todo tenga precio, que todo se
pueda vender y comprar. La esfera pública, al contrario, promueve el derecho de
todos, la promoción de todos los individuos a ciudadanos, esto es, a sujetos de
derechos.
Para llegar a tener una izquierda de la
esfera pública es indispensable, antes que todo, además de una crítica radical
de todos los efectos negativos de la centralidad del mercado, desarrollar una
profunda conciencia pública, radicalmente democrática, un espíritu de la
centralidad de los bienes públicos, de las empresas públicas, de los servicios
públicos, del Estado como un instrumento en las manos de toda la sociedad,
antes que todo de los trabajadores y del pueblo. El Estado no es así ni la
solución por sí solo, ni el problema. Es un espacio de disputa entre la esfera
mercantil y la esfera pública. Cabe a la izquierda del siglo XXI ser una
izquierda de la esfera pública, – que es la forma actual de ser
anticapitalista- para la construcción de sociedades profundamente democráticas y de un mundo
apropiado por sus pueblos a partir de esos Estados nacionales democratizados y
centrados en la esfera pública.
- Emir Sader, sociólogo y
científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas
Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario