GRETA THUNBERG EN LA ONU: "EL CAMBIO
VIENE, LES GUSTE O NO". USTEDES SE ROBARON MIS SUEÑOS, MI INFANCIA, CON
SUS PALABRAS VACÍAS”. CUMBRE DE ACCIÓN
POR EL CLIMA. LÍDER DEL MOVIMIENTO “VIERNES POR EL FUTURO”. CASI 70 PAÍSES PROMETEN PLANES MÁS POTENTES DE RECORTE
DE EMISIONES. EUROPA LIDERA UN ESFUERZO QUE AL QUE NO SE SUMAN EE UU, CHINA E
INDIA. Poco después de su intervención, THUNBERG y otros 15 adolescentes de distintos países denunciaron ante EL
COMITÉ PARA LOS DERECHOS DE LA INFANCIA del organismo internacional que ARGENTINA y otros cuatro países (ALEMANIA, FRANCIA, BRASIL Y TURQUÍA) no cumplen con las
obligaciones contraídas por la Convención de los Derechos del Niño. "El
cambio viene, les guste o no", advirtió a los jefes de Estado reunidos en
la Cumbre del Clima de la ONU Greta Thunberg, la líder del movimiento “Viernes
por el Futuro”.
"ESTO ESTÁ TODO MAL. Yo no debería estar acá, debería
estar en la escuela, al otro lado del océano. Pero ustedes
vienen a nosotros, los jóvenes, buscando esperanza. ¿Cómo se atreven? Ustedes se robaron mis sueños, mi
infancia, con sus palabras vacías. Y aun así yo soy una de las
afortunadas. Hay gente sufriendo, gente muriendo, ecosistemas completos están colapsando. Estamos al inicio de
una extinción masiva. Y ustedes sólo pueden hablan de dinero, de cuentos de
hadas y de eternas promesas de crecimiento económico. ¿CÓMO SE ATREVEN?", señaló la joven en un discurso tan breve como
encendido.
La Niña Greta en las Naciones Unidas, junto al Secretario General señor Antonio Guterres. Nuevos Actores Sociales Globales frente a las "viejas" Instituciones Mundiales, de espaldas a los grandes problemas estructurales del siglo XXI. Los Niños(as) y Adolescentes del Mundo nos está dando una Lección como defenderse hoy el Clima, el Medio Anbiente Humano, la Madre Naturaleza. Pero los Poderes facticos mundiales y sus Instituciones siguen sometidos al servicio de sus mezquinos intereses.
***
"POR MÁS DE 30 AÑOS LA CIENCIA HA SIDO
CLARA. ¿Cómo se
atreven a mirar para otro lado y venir acá a decir que están haciendo lo
suficiente, cuando las políticas y soluciones necesarias todavía no están a la
vista? Dicen que nos escuchan y entienden la urgencia, pero no importa cuán
triste o enojada esté, no quiero
creer eso Porque si realmente comprenden la situación y aun así siguen fallando
en actuar, entonces ustedes serían
malvados, y me rehúso a creer eso", recriminó.
"NOS ESTÁN FALLADO, pero los
jóvenes estamos empezando a entender la traición. Los
ojos de todas las
generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, les digo, nunca los
perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya. Aquí, ahora, es donde marcamos el límite. El mundo está esperando. Y el cambio viene,
les guste o no", cerró. Pablo Raúl lunes 23 de setiembre del 2019.
/////
CAMBIO CLIMÁTICO: EMPLEOS VERDES Y DESARROLLO SOSTENIBLE, EL CAPITALISMO
TRIUNFANTE.
*****
Eduardo
Camín.
ALAI.
América latina en Movimiento.
Lunes
23 de setiembre del 2019.
En
el período previo a la Cumbre sobre la
Acción Climática de la ONU en Nueva York a llevarse a cabo durante la
última semana de septiembre, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) se trazó como objetivo pedir a
los líderes gubernamentales que se comprometan a tomar medidas para garantizar
que la transición a economías más verdes beneficie a las personas y al planeta.
La OIT insiste en que los empleos verdes son cruciales para
el desarrollo sostenible y responden a los desafíos mundiales de protección del
medio ambiente, desarrollo económico e
inclusión social, al involucrar a gobiernos, trabajadores y empleadores
como agentes de cambio activos.
Esto, añade, promueve la ecologización de las empresas,
de las metodologías de trabajo y del mercado laboral en general. Estos
esfuerzos sostienen el organismo, contribuyen a crear oportunidades de empleo
decente, incrementar la eficiencia de los recursos y construir sociedades
sostenibles de bajo carbono.
La aventura económica, del gran capital, aceptada por
mediaciones externas del complejo institucional de Naciones Unidas, se convierte en distracción permanente, en un
entretenimiento peligroso cuyo destino podría enfrascarnos en una espiral infernal.
Una mirada
atenta sobre el acontecer del planeta pone de manifiesto rápidamente que existe
en el actual proyecto de globalización
una feroz batalla por la redistribución del mundo en el terreno económico,
productivo y financiero.
Actualmente la
gran mayoría de países recorre los senderos trazados por las instituciones internacionales, pero en
virtud de la inquietud que origina a nivel mundial estas políticas económicas y el libre comercio, pero se acentúa la
interpelación sobre sus consecuencias sociales.
La constante avaricia, la piratería y la insensatez
constituyen la señal inequívoca del estilo transnacional de crecimiento
económico, cuyo desenlace, si no se cambia el rumbo, es simplemente la extinción del
Planeta.
Las instituciones
internacionales de todo tipo, junto a los gobiernos, dicen estar atentos a esta
evolución e imponen tratados disuasorios tendientes a controlar la emisión de gases
tóxicos y contaminantes de anhídrido carbónico.
Pero esta
incapacidad ejecutiva para dar una “salida” real, la hemos visto detrás de cada
una de las cumbres del clima, en
Copenhague (2009), Cancún (2010),
sobre biodiversidad en Nagoya (Japón
en 2010), Durban (2011) Varsovia (2013), la COP21 de Paris (2016), o la COP24 que se celebró
en la polaca Katowice-, donde se ha
entrepuesto los intereses políticos y económicos particulares a las necesidades
colectivas de la gente y al futuro del planeta.
En realidad,
en dichas cumbres se han planteado
falsas soluciones al cambio climático, soluciones tecnológicas, desde
nucleares, pasando por los agro-combustibles
hasta la captura y almacenamiento de CO2 bajo tierra, entre otras, medidas
que intentan esconder las causas
estructurales que nos han llevado a la crisis ecológica actual.
Una crisis
medioambiental que evidencia la incapacidad del sistema económico para sacarnos
del “callejón sin salida” a la que
su lógica del crecimiento sin límites, del beneficio a corto plazo, del
consumismo compulsivo y la rentabilidad a todo coste, nos ha llevado.
El verde color de moda.
Los vínculos
estrechos entre aquellos que ostentan el poder político y el económico explican
esta falta de voluntad para dar una respuesta efectiva, que implicaría un
cambio radical en el actual modelo de
producción, distribución y consumo. Enfrentarse a la lógica productivista
del capital, o dicho de otra manera atacar el núcleo duro del sistema
capitalista.
El desarrollo del capitalismo en su fase
actual descubre la irracionalidad de la
explotación del trabajo, para devastar
el planeta en nombre de la libertad
de mercado. Y quienes ostentan el poder político y económico no están
dispuestos, a acabar con su “gallina de los huevos de oro”.
La economía verde -repetimos- sólo busca hacer negocio con la
naturaleza y la vida. Se trata de la recolonización de los recursos naturales, aquellos que aún no están privatizados, y busca
transformarlos en mercancías de compra y venta. Así están planteadas las
investigaciones para el desarrollo de energías "limpias" adjetivadas alternativas o renovables, como
pretexto dentro del marco de una
economía social de mercado.
Las elites políticas y las empresas transnacionales,
dueñas de la producción de energía, buscan de esta forma trasladar el siguiente
mensaje: Ellos, nos dicen, “son responsables
y se comportan con un rigor ejemplar frente al cambio climático”. Su nuevo
credo es producir neveras, coches, aerosoles, reciclables y poco contaminantes:
empresarios que apuestan por el futuro de las nuevas generaciones.
Esta nueva
visión que nos presentan empresarios
altruistas nos llama la atención. De la noche a la mañana han dejado de ser
capitalistas y buscan un mundo mejor. Pero
la realidad es otra. Han instrumentalizado las energías renovables y
transformado una alternativa en mercancía.
Su sistema se fundamenta en el consumo ligado a la rentabilidad.
Buscan obtener el máximo provecho de la energía sea solar, eólica, acuífera o
proveniente de la biomasa.
Hoy múltiples empresas privadas ven en el calentamiento del planeta un
gran negocio y por ello impulsan megaproyectos en el campo de
las energías
renovables en connivencia con el
capital financiero y la complicidad de gobiernos
neoliberales o socialdemócratas, que les subyuga la noción de desarrollo
sostenible.
Las presas
hidroeléctricas, los postes eólicos y las agroindustrias latifundistas de
biocombustibles son las nuevas oportunidades, ya que de ellas se derivan
patentes, innovaciones y subproductos, utilidades reinvertidas para seguir
expoliando y desbastando el planeta y profundizar aún más la brecha entre
países ricos y pobres en esa dicotomía que tanto gusta en los
organismos internacionales: “desarrollados o emergentes”.
El control de
las grandes multinacionales resulta cada vez más extremo. Empresas como Cargill, que controla el negocio del grano,
Monsanto, Bayer o Basf, primeros fabricantes de semillas genéticamente
modificadas o Yara, que domina el mercado de los fertilizantes, obtienen beneficios
récord invirtiendo en el sector, desde la Patagonia
al Orinoco pasando por la Amazonia y la selva subtropical.
Algunos
expertos alertan que los cambios
climáticos minarán la producción global de alimentos, y veremos con mayor
frecuencia períodos de escasez. La crisis
del 2008 fue un buen ejemplo, aunque concentrado en las finanzas y los
mercados se relativizaron sus consecuencias.
Por otra
parte, la previsible carencia del agua
hace que muchos inversores acaparan tierras en África y América Latina para
asegurarse sus reservas acuíferas.
Sin dudas, una
de las habilidades del capitalismo
es su destreza para transformar un problema -tangible como el agua o invisibles
como el dióxido de carbono- en un activo financiero, con el objetivo de ganar
dinero. Pero esta lógica de mecenazgo en las cumbres internacionales forma
parte de su lavado de cara, aparte de facilitar la deducción de impuestos, o el
lavado de capitales...
Esta idea de
progreso lineal, propio de la fase
actual del capitalismo, debe ser profundamente cuestionada, ya que sobre
dicha base el actual orden político levanta su mito de irreversibilidad
histórica. En realidad, su único afán sigue siendo obtener dinero a cambio de
quemar energía, incluyendo otra quema de
energía, la humana consumida bajo la forma de explotación.
Roto el vínculo entre naturaleza y producción, el modelo globalizador
capitalista se alza dueño del mundo. Tal vez, como
nos enseña la paleontología mediante el estudio de los fósiles, el destino
final más probable de toda especie sea su desaparición. Pero esa evolución
sucede a través de millones de años.
No obstante, hoy tenemos el sentimiento que la muerte
deseada sea a fuego lento por este sistema deshumanizador, que se refugia en
cada cumbre. Por eso creemos que el problema no radica en que GRETA THUNBERG, la adolescente sueca, falte un día a la semana a la escuela para protestar contra
el cambio climático, para que las cosas cambien.
*****
- EDUARDO CAMIN es analista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra, asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario