"El modelo de Macri -que es también el de Piñera en
Chile, el de Bolsonaro en Brasil y el que pretenden imponer en Uruguay los candidatos del Partido
Nacional y del Partido Colorado- ve a los mercados y a la economía desde una
simpleza negligente. Para ellos debe
haber una relación entre la total libertad de los mercados (laissez faire) y la jibarización del Estado (laissez passer). Para ellos
los problemas del mercado se
solucionan solos (porque los mercados se auto-regulan). El Estado, que
es hoy un estorbo, debiera convertirse en poco más que una Pyme. Macri dijo antes de asumir que “bajar la inflación era lo más fácil del mundo”, y terminó con su
ministro de Economía, Nicolás Dujovne,
declarando que este año la Argentina tendría un “crecimiento negativo”, la inflación
disparada, el país endeudado como nunca antes en su historia, millones
condenados de vuelta a la pobreza y, pese a todo, con una obstinación
ideológica que, cuando le preguntan "qué
cambiarías de tu gestión", lo lleva al Presidente argentino a decir
que, la velocidad, que "haría lo
mismo, pero más rápido”
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¿La Nueva izquierda o el nuevo Progresismo Latinoamericano?.
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LA DERECHA NEOLIBERAL FRENTE AL PROGRESISMO.
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Por Marco
Enríquez-Ominami Gumucio.
Página/12
sábado 7 de setiembre del 2019.
Lo que ocurre hoy en Argentina paradigmáticamente
muestra los dos modelos ideológicos que están en tensión en Latinoamérica.
Un modelo es el de Macri y de la derecha neoliberal
que, cuando sus políticas no funcionan y el electorado los rechaza en las urnas,
buscan echarle la culpa a la sociedad en su conjunto. El otro modelo es el de Alberto Fernández y el del progresismo que,
por un lado, acepta la voluntad de la mayoría y, cuando pierde, hace democracia
desde la oposición y, por otro lado, cuando gobierna, lo hace con una lógica
pragmática, sin pelearse con el mercado ni dogmatizar el rol del Estado, sino
que poniendo como norte la necesidad de mejorar las condiciones de vida de
todas y todos.
En la mitología griega, Jasón -el que había viajado
con los argonautas- deja a Medea para casarse con Glauce. Medea, en
venganza, mata a Glauce y luego,
para vengarse de Jasón, asesina a sus propios hijos. Al verlos muerto,
les dice: “Oh niños, cómo habéis muerto
por la locura de vuestro padre”. En Argentina, el presidente Mauricio Macri, ofuscado luego de los resultados
electorales de las primarias,
decidió detener cualquier intervención del Banco
Central para frenar el precio del dólar, y para permitir de ese modo
agudizar la crisis económica que sus
propias políticas habían generado. Al hacerlo, envió en un solo día a cientos de miles de argentinos a la
pobreza. Luego, igual que Medea,
Macri declara ese mismo día lunes
post elecciones: ¡Oh! argentinos, como sufrís por lo mal que habéis votado.
El modelo de Macri -que es también el de Piñera en
Chile, el de Bolsonaro en Brasil y el que pretenden imponer en Uruguay los candidatos del Partido
Nacional y del Partido Colorado- ve a los mercados y a la economía desde una
simpleza negligente. Para ellos debe
haber una relación entre la total libertad de los mercados (laissez faire) y la jibarización del Estado (laissez passer). Para ellos
los problemas del mercado se
solucionan solos (porque los mercados se auto-regulan). El Estado, que
es hoy un estorbo, debiera convertirse en poco más que una Pyme. Macri dijo antes de asumir que “bajar la inflación era lo más fácil del mundo”, y terminó con su
ministro de Economía, Nicolás Dujovne,
declarando que este año la Argentina tendría un “crecimiento negativo”, la inflación
disparada, el país endeudado como nunca antes en su historia, millones
condenados de vuelta a la pobreza y, pese a todo, con una obstinación
ideológica que, cuando le preguntan "qué
cambiarías de tu gestión", lo lleva al Presidente argentino a decir
que, la velocidad, que "haría lo
mismo, pero más rápido”
El
modelo progresista es distinto. No es anti-mercado. Al revés, para el
progresismo las sociedades contienen al Estado
y al Mercado como herramientas constitutivas de su ordenamiento. Solo un Estado fuerte y protagonista podrá
ofrecer al Mercado las certezas que
necesita para funcionar de manera armónica. Para el modelo progresista la democracia es
fundamental y por tanto las medidas económicas nunca serán simples. Porque la democracia no resiste medidas
que pongan a sufrir a la gente para favorecer los indicadores financieros. Las
medidas progresistas necesitan Mercado y Estado; inversión privada y
extranjera, crecimiento, pero, también redistribución. Porque si la economía no tiene un componente moral, es
mera matemática.
Para el
progresismo, el principal problema no es que nuestros países sean pobres, aunque
algunos claramente lo son, y Argentina
es hoy más pobre que cuando Macri llegó al poder. El problema es que nuestros
países son desiguales. El Estado debe hacerse cargo de esa desigualdad para que los mercados
puedan funcionar desde el consumo. La
solidaridad no es altruismo, es
economía. La prosperidad debe ser social,
porque de otro modo, no hay consumo,
crece la desigualdad y la democracia comienza a hacer aguas.
La derecha neoliberal, que dice
creer en los mercados, culpa a los consumidores cuando los ciudadanos rechazan su producto en las urnas en vez de ponerse a pensar en una
plataforma que sea más atractiva
para la ciudadanía. El progresismo
en cambio entiende mejor el mercado
y, aprendiendo de las lecciones de
derrotas pasadas, adopta posiciones más pragmáticas que combinen herramientas
de mercado y papel activo del Estado para lograr el objetivo que la derecha parece no
saber entender: que todos estemos mejor, pero que los que peor están sean los
que más se beneficien del desarrollo.
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