CHILE
DEBATE LA REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL. EL CONGRESO DECIDE SOBRE UN PROYECTO DEL
PARTIDO COMUNISTA PARA BAJAR LAS HORAS SEMANALES DE TRABAJO DE 45 A 40. “De los países de la OCDE, Chile es uno de los seis donde se trabaja más horas.
Disminuir la jornada laboral es un elemento fundamental para mejorar la calidad
de vida de los trabajadores y trabajadoras”. Dos diputadas comunistas –KAROL CARIOLA Y CAMILA VALLEJO, exlíderes del movimiento estudiantil
universitario del 2011– sorprendieron
con la presentación de un proyecto de ley que busca rebajar la jornada de trabajo semanal de 45 a 40 horas.
El Presidente PIÑERA, El Gobierno propone reducir 4 horas de trabajo semanal en 8 años,
con la contrapartida de aprobar una
jornada mensual de 180 horas, lo cual
significará que un trabajador/a pueda en
una semana trabajar hasta 72 horas. Su
propuesta de flexibilización y
reducción de jornada laboral es naturalizar
prácticas de trabajo extenso diario y semanal propias de los siglos XVIII y XIX.
(Tiempos del oscurantismo de los inicios del capitalismo industrial, siglo
XVI-XVII). Tiempos actuales, cuando se anuncian procesos de robotización y automatización, que
deberían permitir rebajar jornadas de
trabajo manteniendo salarios dignos,
el empresariado y el Gobierno
responden exigiendo que los trabajadores trabajen más horas.
Independiente del resultado de esta discusión en el Congreso, la necesidad de
reducir la jornada de trabajo se ha instalado
como un tema relevante que de seguro se mantendrá como elemento central
en el programa de las organizaciones de la clase
trabajadora.
Carol Cariola y Camila Vallejo, Líderes Universitarias del 2011-2012- Hoy Diputadas Comunistas. Presentaron en el Congreso, el proyecto de Ley para disminuir la Jornada de Trabajo de 45 horas a 40 semanales.
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AL GOBIERNO CHILENO DE SEBASTIÁN PIÑERA se le ha ido de las manos el debate de su
reforma laboral, una de las transformaciones centrales que pretende
llevar adelante. Dos diputadas comunistas presentaron un proyecto de ley que busca
rebajar la jornada de trabajo semanal. Pese a la oposición del Ejecutivo,
de los empresarios y de incluso algunos expertos de centroizquierda, la
iniciativa de las congresistas tiene más del 70% de apoyo ciudadano y
este lunes será votada en la comisión de
Trabajo de la Cámara de Diputados, un paso fundamental para que siga su
curso legislativo. El oficialismo, que parece decidido a parar el proyecto,
podría recurrir al Tribunal Constitucional o a un veto del presidente para
intentar frenarlo.
“DE LOS PAÍSES DE LA OCDE, CHILE ES UNO DE LOS SEIS DONDE SE TRABAJA MÁS
HORAS. Disminuir la jornada laboral es un
elemento fundamental para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y
trabajadoras”, explica la diputada CARIOLA. Señala que CHILE tiene
altas tasas de ausentismo laboral, provocadas en buena parte por enfermedades
de salud mental. “Horas libres
disponibles para la familia, el deporte, la lectura, la autoformación, el ocio
y descanso, traerían consecuencias directas en la calidad de vida y, de paso,
beneficiaría al país por el menor gasto en salud”.
EL GOBIERNO DE PIÑERA, para hacer un contrapeso al popular proyecto de las
diputadas comunistas, anunció el 8 de agosto una indicación a su propio
proyecto, que promete rebajar de 45 a 41 las horas máximas laborales. Pero, a
diferencia de la iniciativa de las parlamentarias, el Ejecutivo se refiere a
horas promedio, no horas rígidas semana a semana.
A DETERMINADOS ECONOMISTAS les parece que ninguno de
los dos proyectos beneficiaría a Chile, dado que el
país tiene un enorme problema con su sistema de seguridad social, cuya reforma
se trata en paralelo en el Congreso. “El
proyecto de pensiones, para ser viable, deberá ponerle una carga adicional al
mercado laboral. Si a eso le sumamos las rebajas de horas laborales, mi
temor es que nos quedemos sin nada”, indicó a T13 Radio
el académico Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda del segundo mandato
de Michelle Bachelet (2014-2018).
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Presidente Piñera, cuidado no jale mucho la corbata. Puede ser el inicio de un acto de "santo ahorcamiento" político. Peligroso jugar con la corbata. Los tiempos son difíciles, pero al final, Señor es es el Modelo Político - el sistema económico-social - el que se está hundiendo, asfixiando. Su ahorcamiento es sistémico.
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CHILE:
DE LOS “TIEMPOS MEJORES” A LOS “TIEMPOS DIFÍCILES”.
La lucha social y política por la disminución de la Jornada de Trabajo.
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Javier Pineda.
Convergencia
Medios.
Jueves 5 de setiembre
del 2019.
El relato de los “tiempos mejores” se acabó: el
mismo Presidente Sebastián Piñera le puso la lápida. En entrevista publicada en edición dominical de La Tercera,
Piñera declaró que está “enfrentando tiempos difíciles”.
Las promesas de mayor crecimiento económico y de mayor
inversión no llegaron. Según proyecciones del Banco Central, el crecimiento económico del PIB durante el año 2019 estaría
con cifras menores a un 3 %. Y las encuestas lo han golpeado por ello. Incluso
la encuesta pagada que tiene -CADEM- sostenidamente ha demostrado el deterioro
del Gobierno, lo que nos permite sostener que encuentra mayor rechazo que
apoyo.
Sus amigos de la región ya no le sirven mucho. Luego de la profunda derrota electoral en
las PASO, que proyecta replicarse en la primera vuelta presidencial, Piñera se ha desmarcado de la crisis
económica y política que enfrenta su
amigo Mauricio Macri. Asimismo, con medio
millón de hectáreas quemadas en el Amazonas, a pesar del favor de extradición de Mauricio Norambuena, ha
tenido que criticar a Jair Bolsonaro y ofrecerse como puente ante los países
del G7.
Pero a no confundirse. El Gobierno no se encuentra derrotado. Sólo ha cambiado el exitismo que manifestaron al llegar al Gobierno y
están mostrando su incapacidad para mejorar el panorama económico del país. No obstante,
ello, siguen insistiendo con su programa en favor del empresariado y en contra
de los intereses de la clase trabajadora en nuestro país. En síntesis, el Gobierno enfatiza en sus dos fuertes temas que
concitan base de apoyo: un Estado al
servicio de los empresarios y medidas autoritarias que fortalezcan el
Estado policial.
Un gobierno
de los empresarios
La primera medida de estas es la reforma tributaria. Esta semana, el corazón del proyecto sobrevivió y se aprobó en la Cámara
de Diputados con los votos de la Democracia
Cristiana. La “columna vertebral” de esta reforma es la integración plena
del sistema tributario, lo cual
permitirá a los empresarios descontar el
100% de los impuestos de primera
categoría (que pagan sus empresas) del pago de impuestos del global complementario (impuesto que deben pagar como
personas naturales). Esto significará que los más ricos se verán beneficiados con ganancias de $800.000 millones de pesos que irán a parar nuevamente a
sus bolsillos, en desmedro del erario público. Nuevamente el eufemismo de “modernización” es utilizado como
sinónimo de “privilegios para los más
ricos”.
La segunda medida será insistir con la reforma previsional, cuyo eje es fortalecer el sistema
de capitalización individual y subir espuriamente las pensiones básicas solidarias, para
ver si logran frenar el descontento
social por las pensiones de miseria en nuestro país. De todas formas, la reforma previsional de ninguna forma
–ni material ni mediáticamente– pondrá fin a la demanda de un nuevo sistema de pensiones, por lo cual
este tema seguirá abierto durante todo el Gobierno
de Sebastián Piñera, incluso si se logra aprobar la reforma con los votos
de la ex-Nueva Mayoría. Las
presiones en esta reforma seguirán
proviniendo desde el mundo empresarial,
quienes buscan que las AFP administren el 4 % de cotización obligatoria que se aumentará.
La tercera medida consistirá en persistir con su proyecto de flexibilización laboral para combatir el proyecto de
ley de reducción de la jornada laboral semanal a 40
horas. El Gobierno se vio obligado a discutir sobre la
materia, aun cuando la reducción de la jornada
nunca fue una materia relevante en su agenda de modernización laboral. El
Gobierno propone reducir 4 horas de
trabajo semanal en 8 años, con la contrapartida
de aprobar una jornada mensual de 180 horas,
lo cual significará que un trabajador/a
pueda en una semana trabajar hasta 72 horas. Su
propuesta de flexibilización y
reducción de jornada laboral es naturalizar prácticas de trabajo extenso diario
y semanal propias de los siglos XVIII y XIX. Cuando se anuncian procesos de robotización y automatización, que
deberían permitir rebajar jornadas de
trabajo manteniendo salarios dignos,
el empresariado y el Gobierno
responden exigiendo que los trabajadores trabajen más horas.
Independiente del resultado de esta discusión en el Congreso, la necesidad de
reducir la jornada de trabajo se ha
instalado como un tema relevante que de seguro se mantendrá como elemento
central en el programa de las organizaciones de la clase trabajadora.
Sin lugar a dudas, las tendencias actuales del trabajo exigen una
discusión más compleja en materia laboral y que
requieren discutir el modelo de relaciones
laborales instaurado en la dictadura. Ello será tarea de las organizaciones
de la clase trabajadora, pues desde
el empresariado tienen claro sus
demandas: flexibilidad y desregulación laboral, para hacer lo que se les de la
gana con los trabajadores en nuestro país.
Fortalecimiento
del Estado policial
Como si regresáramos al 2011, al primer Gobierno de Sebastián Piñera, la
criminalización de los estudiantes vuelve a ser parte de la agenda pública. Ante las
pocas movilizaciones de los estudiantes
universitarios, el blanco de ataque han sido los estudiantes secundarios de
los establecimientos educacionales públicos.
La ocupación diaria del Instituto Nacional por parte de carabineros de
Chile muestra imágenes tan crudas como las que se veían en la dictadura. Más de 100 efectivos
policiales irrumpen todos los días en el liceo con el objetivo de golpear y
detener arbitrariamente a sus estudiantes. Esta estrategia de violencia policial se ve acompañada de
un discurso en materia educacional que pretende poner en el centro de la agenda
la ley de aula segura, aun cuando ha demostrado ser una herramienta para
vulnerar los derechos fundamentales de decenas de niñas y niños.
En este escenario de violencia policial, las comunidades educativas han
sido destruidas. Autoridades en contra de estudiantes,
apoderados/as y trabajadores de la educación divididos, estudiantes y trabajadores perseguidos. Y hasta el momento, han
sido escasas las muestras de solidaridad frente a estas comunidades que
cotidianamente han vivido la violencia policial y de las autoridades, tales
como el Instituto Nacional, Liceo Darío Salas, Liceo Amunátegui, Liceo N° 1
Javiera Carrera, entre otros.
Entierro del Pueblo Mapuche en homenaje a su Líder Camilo Catrillanca, asesinado por el Gobierno chileno del Sebastián Piñera.
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Por el contrario, el Gobierno sigue instalando su
agenda, reflotando la denominada Ley
Hinzpeter, la cual tenía por objetivo transformar en un delito cualquier acción de
protesta, tales como las ocupaciones de establecimientos educacionales y cortes de calle. La
criminalización sigue siendo la herramienta del Gobierno para combatir a
comunidades estudiantiles que reclaman. Más aún, esta estrategia de violencia
policial cambia el foco a los cuestionamientos que ha sufrido carabineros en el
último tiempo, donde se les ha asociado a bandas
criminales, robos gigantescos de fondos públicos, en el verdadero robo del siglo, y prácticas
ilegales y asesinatos en casos como la Operación Huracán y el asesinato de Camilo Catrillanca. (Un Líder del Pueblo Mapuche)
En este mismo sentido, la criminalización de la
comunidad migrante en nuestro país es otro factor utilizado para legitimar a
las policías y las Fuerzas Armadas.
Con la excusa del narcotráfico en
las fronteras, el Ministro de Defensa –
y conocido plagiador– Alberto Espina junto con el Presidente Piñera, firmaron un decreto que permitirá que el Ejército de Chile cumpla labores
policiales en las fronteras. Otra vez, tratando de legitimar una
institución castrense que se ha visto fuertemente cuestionada por los actos
delincuenciales que han realizado ex generales y ex comandantes en jefe del
Ejército.
¿Y la
respuesta desde el campo popular?
En síntesis, tendremos un Gobierno que con el poco margen que tiene seguirá insistiendo en reformas
legislativas que beneficien al empresariado en materia tributaria, laboral y
ambiental, como también insistirán en una criminalización mediática y legal del movimiento popular, a través
de un discurso que refuerza el Estado policial, pero también con legislación
que les permitirá condenar acciones de protestas en contra de este mal
gobierno.
Ante una agenda clara por parte del Gobierno, es momento
que el campo popular se articule desde sus organizaciones de base para frenar
esta agenda que atenta contra los derechos de los pueblos y comience a
construir un programa que permita superar el actual periodo político donde el
modelo muestra síntomas de agotamiento y de
fisuras de sus consensos desde la transición hasta la fecha, pero que hemos
sido incapaces de derrumbar.
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