"Un
tercer ámbito son las plataformas digitales que brindan servicios financieros.
Las fintech más
conocidas son las cadenas de bloques (blockchains), que funcionan como libros
de contabilidad donde se registran los pasos de cada transacción de valor, y
las criptomonedas.
"Los
blockchains son enormes bases de datos, conectadas en redes de nodos, que
registran desde operaciones fabriles de gran escala hasta genomas
digitalizados, música, títulos de tierra, patentes, créditos de carbono,
incluso votos. Cada nodo verifica la autenticidad del registro lo que
supuestamente hace difícil falsificar las transacciones. Cada verificación se
agrega al final de la cadena, como un “bloque” más. El valor de este sistema
radica en que asegura que puede rastrear cada operación, confirmar que todos
los pasos se cumplan y que los pagos encriptados se hagan. Permite a las partes
navegar las complejidades del comercio mundial sin papeles ni intermediarios.
Los mayores comerciantes y procesadores de materias primas creen que pueden
reducir los costos de transacción entre 20% y 40% utilizando blockchains. Como
los registros matemáticos son anónimos, banqueros y cárteles de la droga por
igual pueden usarlos para cortar sus costos administrativos. Las criptomonedas
operan mediante los blockchains, son su medio de traslado. Para poseer una
moneda electrónica hay que comprarla previamente con dinero real, y el valor
actual de un solo bitcoin (agosto de 2019) es de 12 mil dólares".
/////
LA AGRICULTURA 4.0
Digitalización y poder corporativo en la cadena industrial alimentaria.
*****
Verónica
Villa Arias.
ALAI.
Jueves 19 de setiembre del 2019.
Las
fusiones extremas entre las corporaciones de la cadena agroindustrial y el
avance vertiginoso de la digitalización de los procesos agrícolas están
afectando la agricultura y la alimentación en todo el mundo. A este fenómeno le
apodamos Agricultura 4.0. El control
mediante plataformas de datos masivos y automatización se extiende sobre los
factores más importantes de la seguridad alimentaria mundial. Por supuesto, la
soberanía alimentaria no es prioritaria en este esquema. Reseñamos el texto de
Pat Mooney y el Grupo ETC “Blocking the Chain”, que puede leerse completo en castellano en la página del Grupo ETC.
1. El hardware – La maquinaria
La Agricultura
4.0 usa robots, drones aéreos y acuáticos, tractores auto-pilotados,
inteligencia artificial, miles de sensores eléctricos, biológicos, acústicos,
visuales, olfativos e imágenes hiper-espectrales. Quien posea estos datos encabezará
las tendencias en la producción agrícola. En la convergencia para el control
horizontal y vertical de la producción agrícola John Deere es un paradigma,
pues desde 2001 compra información de semillas y agrotóxicos. Hoy puede
combinar la información de los sistemas de posicionamiento geográfico y la
robotización de sus máquinas con la información genética y química que adquirió
de quienes dominaron el mercado de insumos los últimos 18 años.1
Ya se diseñan
drones aéreos que detectarán cultivos y malezas, distribuirán nutrientes o
plaguicidas, ahorrarán combustible y reducirán despilfarros. Hay máquinas que
pastorean, vigilan plantaciones de palma (y a sus jornaleros), y monitorean
plagas. Hay ciber-insectos que vigilan cultivos y se supone sustituirán los
polinizadores naturales. Drones sumergibles pueden controlar cercas eléctricas
y jaulas móviles y desplazarlas a mejores condiciones climáticas y alimentarias
para maximizar los rendimientos de la cría y captura de peces. La invasión de
maquinaria inteligente en las cuencas y océanos puede terminar cercando uno de
los últimos ámbitos comunes del mundo, el mar abierto, dejando en
vulnerabilidad total a más de 10% de la humanidad, los pescadores no
industriales.
2. El software - Interfaz entre datos masivos y
biociencias
El software
más importante en la Agricultura 4.0 son los datos masivos de genética vegetal
y animal. La más grande inversión es en el desarrollo de interfaces entre
plataformas de datos masivos y biociencias, como la biología sintética.
Hoy es posible
codificar, almacenar, transferir y descargar información genética. Se dice
“edición genética” como si se tratara de textos. La inteligencia artificial
(IA) y la robotización en laboratorios abaratan y agilizan la secuenciación
genética a tal punto que el virus de la influenza puede escribirse en pocas
horas, incorporarse a una base de datos o enviarse por correo electrónico para
recrearlo vivo, en menos de
tres días, en cualquier parte del mundo. En teoría ya no es necesario que las
muestras físicas viajen o que haya acuerdos de transferencia de material.
Fitomejoradores interesados en producir tomates tolerantes a la sequía, podrían
reconstruir la secuencia genética de resistencia a la sequía de variedades de
Ecuador, Perú y Chile, y mediante edición genética introducirla en sus cultivos
para venderlos en América del Norte o Europa. Si el empresario no cuenta con el
laboratorio adecuado, puede dirigirse a las más grandes biofundidoras del mundo en Singapur, Boston o
Londres. Estas técnicas de manipulación de la vida avanzan pese a que existe
una discusión global sobre la necesidad de prohibir la liberación de todas las
formas de vida alteradas con edición genética.
La biología
sintética afirma que las partes que componen el ADN pueden ensamblarse cual si
fueran redes eléctricas. Siguiendo esta teoría, el ADN con distintas
“funciones” puede insertarse en diversos organismos, supuestamente con
resultados predecibles. Uno de sus procedimientos más lucrativos es producir
ingredientes activos de valor comercial con levaduras, algas y bacterias
“reprogramadas” genéticamente para ello. Las empresas aseguran que pronto
producirán los 250 ingredientes más buscados por los procesadores de alimentos,
cosméticos y medicinas. Hay más de 300 iniciativas para reemplazar productos
como vainilla, azafrán, vetiver, estevia, aceite de oliva y cacao. Argumentan
que así se estabilizan rendimientos y costos y se asegura la calidad, se
eliminan vicisitudes de la
naturaleza y del trabajo, y se reduce la emisión de gases con efecto
invernadero de la agricultura. Pero también eliminarán mercados e ingresos de
millones de familias campesinas que cultivan artesanalmente, en condiciones
geográficas y políticas sumamente arduas.
3. Fintech - Tecnologías financieras
Un tercer
ámbito son las plataformas digitales que brindan servicios financieros. Las fintech más conocidas son las cadenas de bloques
(blockchains), que funcionan como libros de contabilidad donde se registran los
pasos de cada transacción de valor, y las criptomonedas.
Los
blockchains son enormes bases de datos, conectadas en redes de nodos, que
registran desde operaciones fabriles de gran escala hasta genomas
digitalizados, música, títulos de tierra, patentes, créditos de carbono,
incluso votos. Cada nodo verifica la autenticidad del registro lo que
supuestamente hace difícil falsificar las transacciones. Cada verificación se
agrega al final de la cadena, como un “bloque” más. El valor de este sistema
radica en que asegura que puede rastrear cada operación, confirmar que todos
los pasos se cumplan y que los pagos encriptados se hagan. Permite a las partes
navegar las complejidades del comercio mundial sin papeles ni intermediarios.
Los mayores comerciantes y procesadores de materias primas creen que pueden
reducir los costos de transacción entre 20% y 40% utilizando blockchains. Como
los registros matemáticos son anónimos, banqueros y cárteles de la droga por
igual pueden usarlos para cortar sus costos administrativos. Las criptomonedas
operan mediante los blockchains, son su medio de traslado. Para poseer una
moneda electrónica hay que comprarla previamente con dinero real, y el valor
actual de un solo bitcoin (agosto de 2019) es de 12 mil dólares.
En 2018, el
blockchain Easy Trading Connect concretó
la venta de un cargamento de soya de Estados Unidos a China, negociando con las
megaprocesadoras de materias primas Louis Dreyfus, Shandong Bohi Industry y las aseguradoras y
financiadoras ING, Société Générale y ABN-AMRO. Pero las fintech se
proponen también para agriculturas en pequeña escala, como en el caso de Andra
Pradesh en India, que busca promover la agroecología mediante transacciones en
blockchain con la empresa suiza ChromaWay, registrando como “activos de
información” la tenencia de la tierra, los procesos agroecológicos, y
rastreando los subsidios. En Perú, en el Parque de la Papa (un espacio para
proteger la diversidad de las papas manejado por organizaciones campesinas),
empresarios de Silicon Valley diseñan junto con economistas locales un
blockchain para registrar las tierras y los títulos de propiedad.
En 2018, el
Foro Económico Mundial propuso crear el Banco de Códigos de la
Tierra (EBC, por sus siglas en inglés), para colocar
toda la información genómica de los seres vivos en ese blockchain y asegurar
“que los activos biológicos de la naturaleza sean accesibles a los innovadores
del mundo, al tiempo que se vigila la biopiratería y se garantiza el reparto de
beneficios”. El EBC concentraría y distribuiría información de interés
comercial sobre secuencias genéticas, redactaría contratos inteligentes entre
compradores y vendedores de los códigos genéticos y aplicaría a los contratos
las cláusulas de la legalidad propia emanada desde ese blockchain.
Impactos de la Agricultura 4.0 en la subsistencia,
la naturaleza y la justicia
Las
tecnologías digitales no pueden analizarse aisladamente, pues el contexto de
sus aplicaciones determinará sus alcances. Una sola transacción de blockchain
usa la misma energía que un hogar estadunidense durante una semana. La
información de las transacciones tal vez se transmita de forma invisible, pero
la infraestructura que requiere está perturbando la vida de cientos de
comunidades en el mundo como cualquier otro megaproyecto. La historia comprueba
que una tecnología de punta, utilizada en ámbitos de corrupción y guerra,
exacerba las diferencias y la injusticia. Solamente donde ya existe una
infraestructura poderosa pueden aprovecharse las conexiones inalámbricas y se
podría aspirar a que sirvan a la transparencia y transacciones comerciales
justas. Lo más seguro es que las fintech serán centralizadas por los
oligopolios que ya monopolizan el poder monetario y político para imponerlas.
La velocidad
con que ocurren las innovaciones técnicas y las fusiones entre sectores de la
agroindustria rebasa la capacidad de los agricultores para comprender sus
impactos, y la de los reguladores para normar algo tan vital y delicado como
los sistemas alimentarios. La integración vertical y horizontal que ocurre en
la Agricultura 4.0 puede darle el control total de los sistemas alimentarios
globales a un puñado de corporaciones cuyos razonamientos empresariales nada
tienen que ver con lo que necesita la gente o con las dificultades
socio-económicas de los pueblos y sus territorios. Las nubes saturadas de datos
masivos no apuntalan el bienestar de las comunidades rurales, que pese al
desprecio que el sistema económico les dispensa, hoy contribuyen con 70% de la
alimentación mundial.
La soberanía
alimentaria debe ser la base para crear políticas alimentarias nacionales. Las
tecnologías en la Agricultura 4.0 son adoptadas y promovidas por los actuales
monopolios de la agroindustria, y es difícil pensar que esas mismas
corporaciones estén promoviendo descentralizar, democratizar y cooperar en vez
de competir. Si
esas tecnologías se instalan, debe haber un control público de sus
procedimientos y deben crearse instrumentos internacionales que eviten que la
digitalización y el poder corporativo controlen los sistemas alimentarios.
- VERÓNICA VILLA ARIAS, responsable
de proyectos del Grupo ETC en México.
1 Conocidos como “gigantes genéticos” Syngenta, BASF, Dow, Monsanto, DuPont,
BAYER dominaron el mercado de semillas y agroquímicos entre 2000 y 2018.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario