Le preguntamos sobre su estado de ánimo. « Hoy se
cumplen, nos dice, 522 días desde mi entrada en esta cárcel, el sábado 7 de
abril de 2017... Y exactamente ayer se cumplió un año de cuando tuve que tomar
la decisión más difícil, escribir la carta en la que renunciaba a ser candidato
a las elecciones presidenciales de 2018... Estaba en
esta celda, solito... dudando... porque me daba cuenta de que estaba cediendo a
lo que deseaban mis adversarios.... impedirme ser candidato... Fue un momento
duro... de los más duros... y yo completamente solo aquí... Yo pensaba: Es como
estar pariendo con mucho dolor y sin nadie que te tenga la mano... ».
Abre el libro «Cien horas con Fidel » y me dice: « Conocí a Fidel en
1985, exactamente a mediados de julio de 1985... Estaba en La
Habana por primera vez participando en la Conferencia Sindical de los
Trabajadores de América Latina y del Caribe sobre la Deuda Externa... Yo ya
había salido de la CUT, ya no era sindicalista, estaba a tiempo completo de
Secretario General del PT y era candidato en las elecciones legislativas del
año siguiente... Pero no sólo había sindicalistas en esa Conferencia, Fidel
había invitado también a intelectuales, profesores, economistas, y dirigentes
políticos... Recuerdo que eran ya como
las cinco de la tarde, en el Palacio de Congresos, Fidel presidía, y aquello
estaba muy aburrido... Entonces Fidel, que
yo no conocía personalmente, me mandó un mensaje preguntando si yo iba a
hablar... Le contesté que no, que no estaba previsto... Él entonces casi me dio una orden: «Usted tiene que hablar, y será el
último, cerramos con usted... » Pero la CUT no quería de ninguna manera que yo
tomase la palabra... Así que yo no sabía qué hacer... A eso de las siete de
la tarde, desde la presidencia de la mesa, sorpresivamente, Fidel anuncia que yo tengo la palabra...
Casi me vi obligado a tomarla, me levanté, fui a la tribuna... y empecé a
hablar... sin traducción... hice un largo discurso y terminé diciendo: «Compañero Fidel, quiero
decirles a los amigos y amigas aquí reunidos que los Estados Unidos tratan por
todos los medios de convencernos de que son invencibles... Pero Cuba ya los
venció, Vietnam ya los venció, Nicaragua ya los venció, y El Salvador también
los va a vencer... No debemos tenerles miedo! » Hubo fuertes aplausos. Bueno,
termina la jornada, y yo me voy a mi casa que me habían asignado en el
Laguito... ¿Y cuando llego... quién me estaba esperando en el saloncito de la
casa? Fidel y Raúl! Los dos ahí
sentados aguardándome... Fidel empezó a preguntarme dónde yo había
aprendido a hablar así... Les conté mi vida... Y así fue como nos hicimos
amigos para siempre... »
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BRASIL. CIEN MINUTOS EN LA CÁRCEL CON LULA.
"Estoy
preso, pero no me quejo, me siento más libre que millones de brasileños que no
comen, no trabajan, no tienen vivienda".
*****
Ignacio Ramonet.
ALAI. Viernes 13 de
setiembre del 2019.
Al expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva,
encarcelado en la ciudad de Curitiba, en el sur del
país, solo le permiten la visita de dos personas por semana. Una hora. Los
jueves en la tarde, de cuatro a cinco. Hay que esperar turno. Y la lista de
quienes desean verle es larga... Pero
hoy 12 de septiembre, nos toca a Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz,
y a mí.
Lula está en prisión, cumpliendo una pena de 12 años y 1 mes «por
corrupción pasiva y lavado de dinero», pero no ha
sido condenado definitivamente (aún puede apelar) y sobre todo, sus acusadores
no han podido demostrar su culpabilidad. Todo ha sido una farsa. Como lo han
confirmado las demoledoras revelaciones de «The Intercept », una revista de
investigación on line dirigida por Glenn Greenwald. Lula ha sido víctima de la
arbitrariedad más absoluta. Una trama jurídica totalmente manipulada, destinada
a arruinar su popularidad y a eliminarlo de la vida política. A asesinarlo
mediáticamente. Impidiendo de ese modo que pudiese presentarse y ganar las
elecciones presidenciales del 2018. Una suerte de ‘golpe de estado
preventivo’...
Además de ser
juzgado de manera absolutamente arbitraria e indecente, Lula ha sido linchado permanentemente por los grandes grupos
mediáticos dominantes -en particular O Globo-, al servicio de los intereses
de los mayores empresarios, con un odio feroz y revanchista contra el mejor
presidente de la historia de Brasil, que sacó de la pobreza a cuarenta millones
de brasileños y creó el programa ‘hambre
cero’... No se lo perdonan... Cuando falleció su hermano mayor, Genival ‘Vavá’,
el más querido, no le dejaron asistir al entierro, a pesar de ser un derecho
garantizado por la ley. Y cuando murió de meningitis su nietecito Arthur, de 7
años, el más allegado, sólo le permitieron ir una hora y media (!) al velatorio... Humillaciones, vejaciones,
venganzas miserables...
Antes de poner
rumbo hacia la cárcel -situada a unos siete kilómetros del centro de Curitiba-,
nos reunimos con un grupo de personas cercanas al expresidente para que nos
expliquen el contexto.
Roberto Baggio, dirigente local del Movimiento de los Sin Tierra (MST),
nos cuenta cómo se organizó la movilización permanente que llaman la «Vigilia». ¡Cientos de personas del
gran movimiento «Lula
livre!» acampan en permanencia frente
al edificio carceral, organizando reuniones, debates, conferencias,
conciertos... Y tres veces al día -a las 9h, a las 14h30 y a las 19h-, lanzan a
todo pulmón un sonoro: «Bom día!», «Boa
tarde!», «¡Boa noite, Sr Presidente! »... «Para que Lula nos oiga, darle ánimo
-nos dice Roberto Baggio-, y hacerle llegar la voz del pueblo... Al
principio, pensábamos que eso duraría cinco o seis días y que el Tribunal
Supremo pondría en libertad a Lula... Pero ahora estamos organizados para una
Protesta Popular Prolongada...».
Carlos Luiz Rocha es uno de los abogados de Lula. Va
a verlo casi todos los días. Nos cuenta que el equipo jurídico del expresidente
cuestiona la imparcialidad del juez Sergio
Moro, ahora recompensado por Bolsonaro con el Ministerio de Justicia, y la
imparcialidad de los procuradores... « ‘The Intercept’ lo ha demostrado »,
nos dice, y añade: « Deltan Dallagnol, el procurador jefe, me lo ha confirmado
él mismo... Me afirmó que ‘en el caso de Lula, la cuestión jurídica es una pura
filigrana... el problema es político. »
Rocha es
relativamente optimista porque, según él, a partir del próximo 20 de
septiembre, Lula ya habrá cumplido la parte de la pena suficiente para poder
salir en ‘arresto domiciliario’... «Hay otro elemento importante, nos dice,
mientras la popularidad de Bolsonaro está cayendo fuertemente, las encuestas
muestran que la de Lula vuelve a subir... Actualmente, ya más del 53 por ciento
de los ciudadanos piensan que Lula es inocente. La presión social va siendo
cada vez más intensa en favor nuestro...».
Se ha sumado a nosotros nuestra amiga Mônica Valente, secretaria de
relaciones internacionales en el seno del Partido de los Trabajadores (PT) y
secretaria general del Foro de Sao Paulo.
Juntos, con
estos amigos, nos ponemos en ruta hacia el lugar de encarcelamiento de Lula. La
cita con el expresidente es a las 4 de la tarde. Pero antes vamos a saludar a
los grupos de la Vigilia, y hay que prever las formalidades de ingreso en el
edificio carcelario. No es una prisión ordinaria, sino la sede administrativa
de la Policía Federal en cuyo seno se ha improvisado un local que sirve de
celda.
Sólo
entraremos a ver a Lula, Adolfo Pérez Esquivel y yo, acompañados por el abogado
Carlos L. Rocha y Mônica Valente. Aunque el personal carcelero es cordial, no deja
de ser muy estricto. Los teléfonos nos son retirados. El cacheo es electrónico
y minucioso. Solo es permitido llevarle al reo libros y cartas, y aún... porque
Adolfo le trae 15000 cartas de admiradores en un pendrive y se lo confiscan
para verificarlo muy atentamente... luego se lo devolverán.
Lula está en
la cuarta planta. No lo vamos a ver en una sala especial para visitas sino en
su propia celda donde está encerrado. Subimos por un ascensor hasta el tercer
piso, y alcanzamos el último a pie. Al final de un pasillito, a la izquierda,
está la puerta. Hay un guardia armado sentado delante que nos abre. En nada
esto se asemeja a una prisión -excepto los guardianes-, parece más bien un
local administrativo y anónimo de oficinas. Nos ha acompañado hasta aquí el
carcelero jefe, Jorge Chastalo (está escrito en su camiseta), alto, fuerte,
rubio, de ojos verde-azules, con los antebrazos tatuados. Un hombre amable y
constructivo quien tiene, constato, unas relaciones cordiales con su
prisionero.
La habitación-celda
es rectangular, entramos por uno de los lados pequeños y se nos presenta en
toda su profundidad. Cómo nos han confiscado los teléfonos, no puedo sacar
fotos y tomo nota mental de todo lo que observo. Tiene unos seis o siete metros
de largo por unos tres y medio de ancho, o sea unos 22 metros cuadrados de
superficie. Justo a la derecha, al entrar, está el baño, con ducha y váter; es
un cuarto aparte. Al fondo, enfrente, hay dos grandes ventanas cuadradas con
rejas horizontales de metal pintadas de blanco. Unos toldos de color gris-plata
exteriores dejan entrar la luz natural del día pero impiden ver al exterior. En
el ángulo izquierdo del fondo está la cama individual recubierta con un
cubrecama color negro y en el suelo una alfombrita. Encima de la cama, clavadas
en la pared, hay cinco grandes fotografías en colores del pequeño Arthur,
recién fallecido, y de los otros nietos de Lula con sus padres. Al lado, a la
derecha, y debajo de una de las ventanas, hay una mesita de noche de madera
clara, de estilo años 1950, con dos cajones superpuestos, de color rojo el de
arriba. A los pies de la cama, un mueble también de madera sirve de soporte a
un pequeño televisor negro de pantalla plana de 32 pulgadas. Al lado, también
contra la pared izquierda, hay una mesita bajita con una cafetera y lo
necesario para hacer café. Pegado a ella, otro mueble cuadrado y más alto,
sirve de soporte a una fuente de agua, una bombona color verde esmeralda como
las que se ven en las oficinas. La marca del agua es ‘Prata da Serra’.
En el otro ángulo del fondo, a la derecha, es el rincón gimnasio, con un
banco recubierto de falso cuero negro para ejercicios, gomas elásticas para
musculación y una gran caminadora. Al lado, entre la cama y la caminadora, un
pequeño calentador eléctrico sobre ruedas, color negro. En lo alto de la pared
del fondo, sobre las ventanas, hay un aire acondicionado de color blanco.
En medio de la habitación, una mesa cuadrada de 1,20 mts de lado,
cubierta con un hule azul celeste y blanco, y cuatro sillas confortables, con
reposabrazos, de color negro. Una quinta silla o sillón está
disponible contra la pared derecha. Finalmente, pegado al tabique que separa la
habitación del cuarto de baño: un gran armario de tres cuerpos, color roble
claro y blanco, con una pequeña estantería en el lado derecho que sirve de
biblioteca.
Todo modesto y austero, hasta espartano, para un hombre que fue durante
ocho años el presidente de una de las diez principales potencias del mundo...
Pero todo muy ordenado, muy limpio, muy organizado...
Con su cariño
de siempre, con calurosos abrazos y palabras de amistad y afecto, Lula nos
acoge con su voz característica, ronca y potente. Viste una camiseta adidas del
Corinthians su equipo paulista de fútbol favorito, un pantalón de sudadera gris
clarito de marca nike, y unas chanclas blancas de tipo havaianas. Se le ve muy
bien de salud, robusto, fuerte : «Camino nueve kilómetros diarios» nos dice. Y
en excelente estado psicológico: «Esperaremos tiempos mejores para estar
pesimista -afirma- nunca he sido depresivo, jamás, desde que nací; y no lo voy
a ser ahora».
Nos sentamos en torno a la mesita, él frente a la puerta, dándole la
espalda a las ventanas, Adolfo a su derecha, Mônica enfrente, el abogado Rocha
un poco aparte entre Adolfo y Mônica, y yo a su izquierda. Sobre la mesa hay
cuatro mugs llenos de lápices de colores y bolígrafos.
Le entrego los dos libros que le he traído, las ediciones brasileñas de
«Cien horas con Fidel» y «Hugo Chávez, mi primera vida».
Bromea sobre su propia biografía que está escribiendo, desde hace años, nuestro
amigo Fernando Morais:
«No sé cuándo la
va a terminar... Todo empezó cuando salí de la Presidencia, en enero de 2011.
Unos días después, fui a un encuentro con los cartoneros de Sao Paulo...
Era debajo de un puente, y allí una niña me preguntó si yo sabía lo que había
hecho en favor de los cartoneros... Me sorprendió, y le dije que, bueno,
nuestros programas sociales, en educación, en salud, en vivienda, etc. Y ella
me dijo:
« No, lo que usted nos dio fue:
dignidad... » ¡Una niña...! Me quedé impresionado... y lo comenté con
Fernando... Le dije: «Mira, sería bueno hacer un libro con lo que la gente
piensa de lo que hicimos nosotros en el gobierno, lo que piensan los
funcionarios, los comerciantes, los empresarios, los trabajadores, los
campesinos, los maestros.... Ir preguntándoles, recoger las respuestas....
Hacer un libro no con lo que yo puedo contar de mi presidencia, sino con lo que
la propia gente dice...
Ese era el proyecto.... (se ríe) pero Fernando se ha
lanzado en una obra titanesca porque quiere ser exhaustivo... Sólo ha escrito
sobre el período 1980-2002, o sea antes de llegar yo a la presidencia... y ya
es un tomo colosal... porque en ese periodo de 22 años ocurrieron tantas
cosas... fundamos la CUT (Central Única de Trabajadores), el PT, el MST,
lanzamos las campañas «Direitas ja! », y en favor de la Constituyente....
transformamos el país... El PT se convirtió en el primer partido de Brasil... Y
debo aclarar que aún hoy, en este país, sólo existe un partido verdaderamente
organizado, el nuestro, el PT. »
Le preguntamos sobre su estado de ánimo. « Hoy se cumplen, nos dice, 522
días desde mi entrada en esta cárcel, el sábado 7 de abril de 2017... Y
exactamente ayer se cumplió un año de cuando tuve que tomar la decisión más
difícil, escribir la carta en la que renunciaba a ser candidato a las elecciones
presidenciales de 2018... Estaba en esta celda, solito... dudando... porque me
daba cuenta de que estaba cediendo a lo que deseaban mis adversarios....
impedirme ser candidato... Fue un momento duro... de los más duros... y yo
completamente solo aquí... Yo pensaba: Es como estar pariendo con mucho dolor y
sin nadie que te tenga la mano... ».
Abre el libro «Cien horas con Fidel » y me dice: « Conocí a Fidel en
1985, exactamente a mediados de julio de 1985... Estaba en La
Habana por primera vez participando en la Conferencia Sindical de los
Trabajadores de América Latina y del Caribe sobre la Deuda Externa... Yo ya
había salido de la CUT, ya no era sindicalista, estaba a tiempo completo de
Secretario General del PT y era candidato en las elecciones legislativas del
año siguiente... Pero no sólo había sindicalistas en esa Conferencia, Fidel
había invitado también a intelectuales, profesores, economistas, y dirigentes
políticos... Recuerdo que eran ya como
las cinco de la tarde, en el Palacio de Congresos, Fidel presidía, y aquello
estaba muy aburrido... Entonces Fidel, que
yo no conocía personalmente, me mandó un mensaje preguntando si yo iba a
hablar... Le contesté que no, que no estaba previsto... Él entonces casi me dio una orden: «Usted tiene que hablar, y será el
último, cerramos con usted... » Pero la CUT no quería de ninguna manera que yo
tomase la palabra... Así que yo no sabía qué hacer... A eso de las siete de
la tarde, desde la presidencia de la mesa, sorpresivamente, Fidel anuncia que yo tengo la palabra...
Casi me vi obligado a tomarla, me levanté, fui a la tribuna... y empecé a
hablar... sin traducción... hice un largo discurso y terminé diciendo: «Compañero Fidel, quiero
decirles a los amigos y amigas aquí reunidos que los Estados Unidos tratan por
todos los medios de convencernos de que son invencibles... Pero Cuba ya los
venció, Vietnam ya los venció, Nicaragua ya los venció, y El Salvador también
los va a vencer... No debemos tenerles miedo! » Hubo fuertes aplausos. Bueno,
termina la jornada, y yo me voy a mi casa que me habían asignado en el
Laguito... ¿Y cuando llego... quién me estaba esperando en el saloncito de la
casa? Fidel y Raúl! Los dos ahí
sentados aguardándome... Fidel empezó a preguntarme dónde yo había
aprendido a hablar así... Les conté mi vida... Y así fue como nos hicimos
amigos para siempre... »
«Debo decir, añade Lula, que Fidel, siempre fue muy respetuoso, nunca me
dio un consejo que no fuera realista... Nunca me pidió que hiciera locuras...
Prudente... Moderado... Un sabio... Un genio... ».
Lula le pregunta entonces a Pérez Esquivel, quien preside el Comité
internacional en favor del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al
expresidente brasileño, cómo avanza el proyecto. Adolfo da detalles del gran
movimiento mundial de apoyo a esa candidatura y dice que el Premio se anuncia,
en general, a principios de octubre, o sea en menos de un mes...Y que según sus
fuentes este año será para un o una latinoamericana. Se le ve optimista.
Lula insiste en que es decisivo el apoyo de la Alta Comisaría para los
derechos humanos de la ONU que preside Michelle Bachelet.
Dice que esa es la «batalla más importante». Aunque no lo ve fácil. Nos cuenta
una anécdota: «Hace unos años, cuando salí de la Presidencia, ya me habían propuesto
para el Premio Nobel de la Paz. Un día, me encontré con la reina consorte de
Suecia, Silvia, esposa del rey Carlos XVI Gustavo. Ella es hija de una
brasileña, Alice Soares de Toledo, así que hablamos en confianza. Y ella me
dijo: «Mientras sigas siendo amigo de
Chávez, no creo que puedas avanzar mucho... Aléjate de Chávez y tienes el
Premio Nobel de la Paz... » Así son las cosas... »
Le pregunto cómo juzga estos primeros ocho meses de gobierno de Jair
Bolsonaro. « Bolsonaro está entregando el país, me contesta. Y estoy convencido
de que todo lo que está ocurriendo está piloteado por Petrobras... A
causa del super-yacimiento de petróleo off shore Pre-Sal, el mayor del mundo,
con reservas fabulosas, de muy alta calidad... descubierto en 2006 en nuestras
aguas territoriales... aunque está a gran profundidad, más de seis mil metros,
su riqueza es de tal dimensión que justifica todo... Hasta puedo afirmar que la
reactivación de la IVa Flota, por Washington, que patrulla a lo largo de las
costas atlánticas de América del Sur, se decidió cuando se descubrió el
yacimiento Pre-Sal... Por eso, nosotros,
con Argentina, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Bolivia, etc... creamos el Consejo
de Seguridad de UNASUR... Es un elemento
determinante.
Brasil, prosigue Lula, siempre fue un país dominado por élites
voluntariamente sometidas a los Estados Unidos... Sólo cuando nosotros llegamos
al poder, en 2003, Brasil empezó a ser protagonista... Entramos al G-20,
fundamos los BRICS (con Rusia, India, China y Suráfrica),
organizamos -por primera vez en un país emergente- los Juegos Olímpicos, la Copa Mundial de fútbol... Nunca hubo tanta
integración regional en América Latina.... Por ejemplo, nuestros intercambios
en el seno de MERCOSUR eran de 15 mil
millones de dólares, cuando acabé mis dos mandatos se elevaban a 50 mil
millones... Hasta con Argentina, cuando llegué eran de 7 mil millones,
cuando terminé de 35 mil millones... Los Estados Unidos no quieren que seamos
protagonistas, que tengamos soberanía económica, financiera, política,
industrial, y menos aún militar... No quieren, por ejemplo, que Brasil firme
acuerdos con Francia sobre los submarinos nucleares... Nosotros habíamos avanzado en eso, con el presidente François Hollande,
pero con Bolsonaro se derrumbó... Hasta
esa miserable declaración, tan espantosamente antifeminista, contra Monique, la
esposa del Presidente de Francia Emmanuel Macron, hay que situarla en ese
contexto...
El tiempo
impartido se termina, hablamos de muchos de sus amigos y amigas que ejercen aún
responsabilidades políticas de muy alto nivel en diversos países o en
organizaciones internacionales. Nos ruega que les transmitamos a todas y a todos
sus recuerdos más afectuosos, y agradece su solidaridad.
Insiste en lo siguiente:
«Digan
que estoy bien, como lo pueden constatar. Estoy consciente de por qué estoy
preso. Lo sé muy bien. No
ignoro la cantidad de juicios que hay contra mí. No creo que ellos me liberen.
Si el Tribunal Supremo me declara inocente, ya hay otros juicios en marcha
contra mí para que nunca salga de aquí. No me quieren libre para no correr
ningún riesgo... Eso no me da miedo... Yo estoy preparado para tener
paciencia... Y dentro de lo que cabe, tengo suerte... hace cien años, ya me
habrían ahorcado, o fusilado, o descuartizado... para hacer olvidar cualquier
momento de rebeldía... Yo tengo conciencia de mi rol...No voy a abdicar...
Conozco mi responsabilidad ante el pueblo brasileño... Estoy preso, pero no me
quejo, me siento más libre que millones de brasileños que no comen, no trabajan,
no tienen vivienda... parece que están libres,
pero están presos de su condición social, de la que no pueden salir...
Prefiero estar aquí siendo inocente, que fuera siendo culpable... A
todos los que creen en mi inocencia, les digo: No me defiendan sólo con fe
ciega... Léanse las revelaciones de « Intercept ». Ahí está
todo, argumentado, probado, demostrado. Defiéndanme con argumentos... Elaboren
una narrativa, un relato... Quien no elabora una narrativa, en el mundo de hoy,
pierde la guerra.
Estoy
convencido de que los jueces y los procuradores que montaron la manipulación
para encarcelarme no duermen con la tranquilidad que tengo yo. Son ellos los no
tienen la conciencia tranquila. Yo soy inocente. Pero no me quedo de brazos cruzados. Lo que
vale es la lucha».
Curitiba, 12
de septiembre 2019
*****
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