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“Las contundentes victorias electorales y el dominio
parlamentario colocaban a la extrema derecha húngara en una posición de
liderazgo entre los partidos de esta corriente de otros países europeos, junto
con el Ley y
Justicia polaco. Todos quieren parecerse a ellos. Todos escuchan sus
declaraciones, analizan sus discursos, aprenden de sus medidas. En este contexto, las declaraciones de
la Unión Cívica sobre la necesidad de aplicar políticas que frenen la crisis climática son especialmente
relevantes. En el
Parlamento Europeo, el partido de Orbán es uno de los que más han defendido
la necesidad de estas medidas dentro de la extrema derecha, aunque en Hungría se ha mostrado bastante más moderado. El Movimiento por
una Hungría Mejor no se queda atrás: el partido se autodefine como “ecologistas de
extrema derecha” y en su página de Facebook promueve un “nacionalismo
verde” y una “administración de la naturaleza bajo valores cristianos”.
“La mayoría de los
parlamentarios de extrema derecha votan regularmente en contra de las medidas de política
climática y energética, según un estudio sobre 21 formaciones políticas
europeas de ultraderecha
"Otro de los partidos que parecen estar modificando su discurso sobre la
crisis climática es el Reagrupamiento
Nacional de Marine Le Pen. En su programa para las elecciones europeas de
este año, escrito en forma de manifiesto, anunciaban la creación de una
plataforma dedicada al cambio climático. El portavoz del partido, Jordan Bardella,
decía en una entrevista en abril que “las fronteras son
el mejor aliado del cambio climático” y que “con ellas
salvaremos el planeta”. La propia Le Pen argumentaba que la preocupación
por el clima es “inherentemente
nacionalista” y que los que son “nómadas”,
refiriéndose a los migrantes y los refugiados, “no se preocupan del
medio ambiente, porque no tienen patria”.
“Guillermo Fernández,
experto en la extrema derecha francesa, apunta que la
incorporación de la defensa del ecologismo como una parte del proyecto
nacionalista está siendo una de las líneas que están siguiendo algunas
corrientes de la derecha radical europea para renovar el proyecto de
patriotismo identitario. “Este ha sido en buena
medida el programa del Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional, francés
entre 2011 y 2017. Su ideólogo, Florian Philippot, sigue defendiendo este
tipo de ideas y se le puede ver fácilmente criticando el uso de pesticidas o
hablando del maltrato animal y de la necesidad de incrementar las ayudas
públicas al sector primario francés para que acometa este tipo de reformas. Y todo con un mantra general: de ese modo se favorecerá la salud de todos
los franceses y la supervivencia del modo de vida francés”.
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No solo la Amazonía, Indonesia también está ardiendo.
***
EXTREMA
DERECHA Y CRISIS CLIMÁTICA, EL RIESGO DEL NACIONALISMO VERDE.
*****
Layla Martínez.
El Salto
miércoles 4 de setiembre del 2019.
Movidas por la creciente preocupación social por los efectos del cambio
climático, algunas formaciones de extrema derecha viran de su
tradicional discurso negacionista
hacia posiciones más estratégicas en defensa del medio
ambiente.
Las elecciones parlamentarias de 2018 en Hungría
confirmaban el apoyo al Gobierno ultraderechista de Viktor Orbán , que lograba la mayoría absoluta por tercera vez. Su partido, la Unión Cívica Húngara
(Fidesz), conseguía 133 de los 199 escaños en juego, mejorando los
resultados de las elecciones anteriores. Sin
embargo, la sorpresa electoral no la daba la formación de Orbán.
Al otro lado del arco parlamentario, el Partido Socialista Húngaro se hundía
hasta los 20 escaños y perdía el segundo puesto. El liderazgo de la oposición quedaba en manos del Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik),
un partido aún más escorado a la derecha
que la Unión Cívica y que lograba 26 escaños. La correlación de fuerzas
parlamentarias no dejaba mucho lugar a dudas: a un lado tenías a la
ultraderecha y al otro, bueno, más ultraderecha aún. Podemos calificarnos de fascistas sin miedo a equivocarnos: el Movimiento tiene incluso sus propios
cuerpos paramilitares, los Magyar Garda.
Las contundentes victorias electorales y el dominio parlamentario colocaban a la extrema derecha húngara en una posición de liderazgo
entre los partidos de esta corriente de otros países europeos, junto con el Ley y Justicia polaco. Todos quieren
parecerse a ellos. Todos escuchan sus declaraciones, analizan sus discursos,
aprenden de sus medidas.
En este contexto, las
declaraciones de la Unión Cívica sobre la necesidad de aplicar políticas que
frenen la crisis
climática son
especialmente relevantes. En el
Parlamento Europeo, el partido de Orbán es uno de los que más han defendido
la necesidad de estas medidas dentro de la extrema derecha, aunque en Hungría
se ha mostrado bastante más moderado. El
Movimiento por una Hungría Mejor no se queda atrás: el partido se
autodefine como “ecologistas de extrema
derecha” y en su página de Facebook promueve un “nacionalismo verde” y una
“administración de la naturaleza bajo valores cristianos”.
La mayoría de los parlamentarios de extrema derecha votan regularmente en contra de las medidas de política climática y energética, según un estudio sobre
21 formaciones políticas europeas de ultraderecha
Otro de los partidos que parecen estar modificando su
discurso sobre la crisis climática es el Reagrupamiento
Nacional de Marine Le Pen. En su programa para las elecciones europeas de
este año, escrito en forma de manifiesto, anunciaban la creación de una
plataforma dedicada al cambio climático. El portavoz del partido, Jordan Bardella, decía en una
entrevista en abril que “las fronteras
son el mejor aliado del cambio climático” y que “con ellas salvaremos el planeta”. La propia Le Pen argumentaba que
la preocupación por el clima es “inherentemente
nacionalista” y que los que son “nómadas”,
refiriéndose a los migrantes y los refugiados, “no se preocupan del medio ambiente, porque no tienen patria”.
Guillermo Fernández, experto en la extrema derecha francesa, apunta que la incorporación de la defensa del ecologismo como una parte
del proyecto nacionalista está siendo una de las líneas que están siguiendo
algunas corrientes de la derecha radical europea para renovar el proyecto de
patriotismo identitario.
“Este ha sido en buena medida el programa del Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional, francés entre 2011 y 2017. Su ideólogo, Florian Philippot, sigue defendiendo este tipo de ideas y se le puede ver fácilmente criticando el uso de pesticidas o hablando del maltrato animal y de la necesidad de incrementar las ayudas públicas al sector primario francés para que acometa este tipo de reformas. Y todo con una mantra general: de ese modo se favorecerá la salud de todos los franceses y la supervivencia del modo de vida francés”.
La mayoría de Parlamentarios de extrema derecha votan regularmente en
contra de las medidas de políticas climática y energética, según un estudio sobre
21 formaciones políticas europeas de ultraderecha.
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“Este ha sido en buena medida el programa del Frente Nacional, ahora Reagrupamiento Nacional, francés entre 2011 y 2017. Su ideólogo, Florian Philippot, sigue defendiendo este tipo de ideas y se le puede ver fácilmente criticando el uso de pesticidas o hablando del maltrato animal y de la necesidad de incrementar las ayudas públicas al sector primario francés para que acometa este tipo de reformas. Y todo con una mantra general: de ese modo se favorecerá la salud de todos los franceses y la supervivencia del modo de vida francés”.
No obstante, esta posición no es compartida por toda
la extrema derecha francesa:
“la posición de Marion Maréchal Le Pen, nieta de Jean-Marie Le Pen y favorita para liderar el Reagrupamiento Nacional en el futuro, es que el ecologismo es un enemigo cultural al que combatir porque, en primer lugar, exagera en sus diagnósticos, y, en segundo lugar, es un caballo de Troya del liberalismo globalista”.
“la posición de Marion Maréchal Le Pen, nieta de Jean-Marie Le Pen y favorita para liderar el Reagrupamiento Nacional en el futuro, es que el ecologismo es un enemigo cultural al que combatir porque, en primer lugar, exagera en sus diagnósticos, y, en segundo lugar, es un caballo de Troya del liberalismo globalista”.
En los últimos meses hemos asistido a varios ejemplos
de partidos de ultraderecha que han hecho campaña en contra de las políticas
para frenar la crisis climática
Esta ambivalencia es compartida por una buena parte de
la ultraderecha europea. En un estudio
realizado por Stella Schaler y Alexander Carius que analiza la postura relativa a la crisis climática y las políticas
medioambientales de 21 partidos de extrema derecha presentes en el Parlamente Europeo,
los autores encontraron una gran variedad de posicionamientos, desde
negacionistas del cambio climático a conservacionistas del medio ambiente.
Aunque los negacionistas son cada vez menos —Schaler y Carius encontraron que
siete de los 21 partidos sostenían esta postura—, la mayoría de los
parlamentarios de extrema derecha votan regularmente en contra de las medidas
de política climática y energética —dos de cada tres según el estudio— y la
mitad de todos los votos en contra de las resoluciones sobre clima y energía
provienen de la extrema derecha.
De hecho, en los últimos meses hemos asistido a varios
ejemplos de partidos de ultraderecha que han hecho campaña en contra de las
políticas para frenar la crisis climática, con un resultado desigual. En Finlandia,
las elecciones generales de este año dieron, contra todo pronóstico, el
liderazgo de la oposición al Partido de los Finlandeses, cuya campaña se había
basado en un rechazo explícito de estas medidas bajo el argumento de que
perjudican a la clase trabajadora. Mientras los otros ocho partidos que
concurrían a las elecciones habían incluido en sus programas medidas
contundentes contra el cambio climático, la agrupación de ultraderecha decidió
apostar por convertir este tema en un polarizador del debate y asumir una
postura contraria. Les salió bien: sus afirmaciones de que el país había caído
en la “histeria climática” y que “ya había hecho suficiente en ese asunto” les
dieron 39 escaños, solo uno por debajo del ganador, el Partido Socialdemócrata.
“La extrema derecha”, dice Héctor Tejero, “se va a
enfrentar a un gran dilema los próximos años, ya que tradicionalmente se ha
asociado a posturas negacionistas climáticas
En Alemania, en cambio, esta estrategia no parece
haber dado tan buenos resultados. En las últimas elecciones europeas, en las
que el cambio climático aparecía como una de las principales preocupaciones de
los votantes, Alternativa para
Alemania optó por reafirmase en sus posturas negacionistas.
Aunque el partido creció modestamente respecto a los comicios anteriores, sus
resultados se vivieron como una derrota, ya que los Verdes les doblaron en
apoyo electoral y se hicieron con el segundo puesto.
Algunas corrientes del propio partido culparon de
estos resultados a las posturas sobre el cambio climático y exigieron una
rectificación. En una carta abierta, el líder de las juventudes del partido,
David Eckert, instaba a la organización a “abstenerse de declarar que la
humanidad no influye en el clima”, advertía de que eso podía alejar al partido
de los más jóvenes y señalaba que los problemas climáticos “mueven a más
personas de las que creíamos”.
Populistas, ultraconservadores y neonazis en realidad un verdadero peligro en la lucha en defensa de la Madre Naturaleza. Estos sectores europeos, tiene las mismas consignas que los conservadores del supremacismo blanco KKK. y partidario de Mr. Trump en Estados Unidos.
***
RIESGOS
El aumento de la preocupación de los ciudadanos por
los efectos de la crisis climática está obligando a los partidos a posicionarse
respecto a ella, incluyendo a las agrupaciones de extrema derecha que no habían
tenido una postura clara más allá del negacionismo que compartían de forma
mayoritaria hace unos años. Este posicionamiento se está convirtiendo en un
factor cada vez más decisivo para el voto, y es previsible que su peso aumente
a medida que los efectos de la crisis climática se dejen notar con más
virulencia en nuestra vida cotidiana. Por ello, aunque una parte de ellos sigue
anclada en el negacionismo, muchos otros han empezado a virar su discurso hacia
posiciones más estratégicas.
Emilio Santiago y Héctor Tejero, autores de ¿Qué hacer en caso de incendio? (Capitán Swing, 2019) ven dos posibles opciones:
“la extrema derecha”, dice Tejero, “se va a enfrentar a un gran dilema los próximos años, ya que tradicionalmente se ha asociado a posturas negacionistas climáticas que cada vez son más insostenibles por la pura experiencia personal de la gente. Ante esto tienes dos posibles opciones: la tibieza, con posturas que reconocen el cambio climático pero disminuyen la importancia de sus consecuencias y proponen medidas claramente insuficientes, generalmente escudándose en las necesidades económicas, o tratar de utilizar la crisis ecológica en beneficio de sus posicionamientos y políticas anti migración, pero también anti élites”.
“la extrema derecha”, dice Tejero, “se va a enfrentar a un gran dilema los próximos años, ya que tradicionalmente se ha asociado a posturas negacionistas climáticas que cada vez son más insostenibles por la pura experiencia personal de la gente. Ante esto tienes dos posibles opciones: la tibieza, con posturas que reconocen el cambio climático pero disminuyen la importancia de sus consecuencias y proponen medidas claramente insuficientes, generalmente escudándose en las necesidades económicas, o tratar de utilizar la crisis ecológica en beneficio de sus posicionamientos y políticas anti migración, pero también anti élites”.
Para Santiago, es probable que esas dos posibles
líneas de posicionamiento estén relacionados con las propias reservas de
combustibles fósiles que tenga el país:
“En países donde haya combustibles fósiles va a ser muy tentador aprovechar esa oportunidad de apurar las reservas de combustibles fósiles externalizando el daño en el exterior y escudándose en el negacionismo del cambio climático, aunque sea un negacionismo tibio. La otra posible línea es aprovechar la crisis climática para consolidar un discurso excluyente, de cierre nacionalista ante la percepción de escasez”.
“En países donde haya combustibles fósiles va a ser muy tentador aprovechar esa oportunidad de apurar las reservas de combustibles fósiles externalizando el daño en el exterior y escudándose en el negacionismo del cambio climático, aunque sea un negacionismo tibio. La otra posible línea es aprovechar la crisis climática para consolidar un discurso excluyente, de cierre nacionalista ante la percepción de escasez”.
Santiago: “La extrema derecha va a construir política
de mayorías apelando a todos los temores y todas las angustias que genera esta
situación, preparándonos colectivamente para dar una respuesta homicida a la
crisis climática”
El riesgo de que la extrema derecha utilice la crisis
climática para extender un discurso racista y xenófobo es especialmente
preocupante si tenemos en cuenta que la ONU cifró ya en 17,2 millones los desplazados
como consecuencia del cambio climático el año pasado y que es previsible que
esta cifra aumente a medida que se aceleren los efectos de la crisis ecológica.
“Las migraciones climáticas van a adquirir tales dimensiones que hay que reconocer que su potencial para la desestabilización política es objetivo”, señala Santiago.“Una política de apertura de fronteras, que es la que éticamente deberíamos mantener, debe asumir que su tarea va a ser difícil por estas tensiones, por el peligro de la extrema derecha y por el riesgo de que también desde la izquierda surjan opciones, de las que ya estamos viendo conatos, que apuesten por políticas excluyentes”.
“Las migraciones climáticas van a adquirir tales dimensiones que hay que reconocer que su potencial para la desestabilización política es objetivo”, señala Santiago.“Una política de apertura de fronteras, que es la que éticamente deberíamos mantener, debe asumir que su tarea va a ser difícil por estas tensiones, por el peligro de la extrema derecha y por el riesgo de que también desde la izquierda surjan opciones, de las que ya estamos viendo conatos, que apuesten por políticas excluyentes”.
Para Tejero,
“quizás el mayor miedo es que un contexto de crisis climática grave se utilicen argumentos que puedan apelar a más cantidad de gente, incluida gente que se sienta y tradicionalmente vota izquierda. Por ejemplo, los argumentos del ‘no cabemos todos’ o la ‘ética del bote salvavidas’, en la que al no haber espacio, se está legitimado éticamente dejar morir a la gente sin ayudarla o incluso evitar por la fuerza que se suban al bote”.
“quizás el mayor miedo es que un contexto de crisis climática grave se utilicen argumentos que puedan apelar a más cantidad de gente, incluida gente que se sienta y tradicionalmente vota izquierda. Por ejemplo, los argumentos del ‘no cabemos todos’ o la ‘ética del bote salvavidas’, en la que al no haber espacio, se está legitimado éticamente dejar morir a la gente sin ayudarla o incluso evitar por la fuerza que se suban al bote”.
Precisamente esta metáfora del bote salvavidas es
utilizada de forma frecuente en las comunidades ecologistas de extrema derecha
que se pueden encontrar en internet. Aunque su número y capacidad de influencia
es pequeña, han adquirido notoriedad a partir de la matanza de Christianchurch,
Nueva Zelanda, en marzo de este año, cuyo autor se definía a sí mismo como
“ecofascista” en el manifiesto que hizo público antes del tiroteo. Las
justificaciones de defensa de la naturaleza también estaban entre las
motivaciones aducidas por el autor de la masacre de El Paso, en agosto, que
acabó con la vida de 22 personas. Estos grupos comparten una ideología que
combina racismo, nacionalismo, supremacismo blanco, tesis eugenésicas y una
defensa de la naturaleza basada en el lebesraum, el espacio vital.
Santiago plantea que
“a nivel institucional sería importante ser capaz de pensar en políticas a medio plazo que sitúen correctamente quién es el enemigo real y qué es lo que está en juego”
“a nivel institucional sería importante ser capaz de pensar en políticas a medio plazo que sitúen correctamente quién es el enemigo real y qué es lo que está en juego”
Peter Standemaier y Janet Biehl investigaron el origen
de esta ideología en su libro Ecofascismo. Lecciones sobre la
experiencia alemana (Virus, 2019):
“Ha habido un vínculo histórico significativo entre algunas versiones del ecologismo y algunas versiones de la política de la derecha durante más de un siglo, tanto en Europa como en América del Norte y en otros lugares”, dice Staudenmaier. “La mayor parte de mi investigación se centra en Alemania en la primera mitad del siglo XX, pero la historia completa es mucho más amplia. En los Estados Unidos, por ejemplo, varios conservacionistas tempranos apoyaron firmemente la eugenesia. Quizás el aspecto más importante de esta historia es la conexión que los ecologistas de extrema derecha postulan entre la pureza natural y la pureza racial. Los recientes asesinatos en masa en Christchurch y El Paso son un ejemplo claro. Ambos autores invocaron explícitamente preocupaciones ecológicas al justificar sus acciones”.
“Ha habido un vínculo histórico significativo entre algunas versiones del ecologismo y algunas versiones de la política de la derecha durante más de un siglo, tanto en Europa como en América del Norte y en otros lugares”, dice Staudenmaier. “La mayor parte de mi investigación se centra en Alemania en la primera mitad del siglo XX, pero la historia completa es mucho más amplia. En los Estados Unidos, por ejemplo, varios conservacionistas tempranos apoyaron firmemente la eugenesia. Quizás el aspecto más importante de esta historia es la conexión que los ecologistas de extrema derecha postulan entre la pureza natural y la pureza racial. Los recientes asesinatos en masa en Christchurch y El Paso son un ejemplo claro. Ambos autores invocaron explícitamente preocupaciones ecológicas al justificar sus acciones”.
Ayer una Niña, hoy una Adolescente Greta Thunberg, nos está dando una lección a toda la Humanidad como los escolares - niños, adolescentes y juventud - se han comprado este gran pleito mundial de luchar contra el Cambio Climático y en defensa de la Madre Naturaleza.
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POSIBILIDADES
Los riesgos de un aumento del peso de los partidos de
extrema derecha y de las posiciones ideológicas ecofascistas en el contexto de
la crisis climática pueden frenarse desde varios frentes. Para Tejero,
“esto pasa por plantear una alternativa progresista sea capaz de articular mayorías populares, electorales pero también sindicales y a nivel de movimientos: una transición ecológica socialmente justa que convierta la lucha contra la crisis climática en una palanca para reducir la desigualdad y democratizar la sociedad”.
“esto pasa por plantear una alternativa progresista sea capaz de articular mayorías populares, electorales pero también sindicales y a nivel de movimientos: una transición ecológica socialmente justa que convierta la lucha contra la crisis climática en una palanca para reducir la desigualdad y democratizar la sociedad”.
Santiago plantea que
“a nivel institucional sería importante ser capaz de pensar en políticas a medio plazo que sitúen correctamente quién es el enemigo real y qué es lo que está en juego. Se va a necesitar una guerra de posiciones con concesiones a corto plazo que hagan posibles victorias a largo. En el plano de los movimientos sociales, solo si somos capaces de construir una idea de felicidad más seductora pero a la vez con una carga ecológica menor, vamos a poder combinar transición ecológica y democracia”.
“a nivel institucional sería importante ser capaz de pensar en políticas a medio plazo que sitúen correctamente quién es el enemigo real y qué es lo que está en juego. Se va a necesitar una guerra de posiciones con concesiones a corto plazo que hagan posibles victorias a largo. En el plano de los movimientos sociales, solo si somos capaces de construir una idea de felicidad más seductora pero a la vez con una carga ecológica menor, vamos a poder combinar transición ecológica y democracia”.
Los riesgos son grandes, pero las posibilidades también.
“Estamos en un momento en el que el gran debate ético y político nos
pone ante dos opciones: compartir a una escala sin precedentes o matar a una
escala que tampoco tiene precedentes”, continúa Santiago.
“La extrema derecha va a construir política de mayorías apelando a todos
los temores y todas las angustias que genera esta situación, preparándonos
colectivamente para dar una respuesta homicida a la crisis climática”.
Tenemos en nuestra mano evitar que eso suceda.
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Viktor Orbán, primer ministro de
Hungría, en una reunión del Partido Popular Europeo en Finlandia en noviembre
de 2018. Foto: EPP
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