“No
perder la oportunidad. Que los pagos se suspendan por dos o tres años
es una oportunidad única para aprovechar ese tiempo para realizar una
auditoría por medio de una comisión independiente, constituida por
representantes parlamentarios, referentes locales e internacionales y
abierta a la ciudadanía, con el objetivo de identificar la parte ilegítima
y odiosa de la deuda. Y repudiar lo que haya que repudiar. Estimados
lectores esta es una nueva
oportunidad de investigar una deuda tan gravosa y de dudosa legitimidad.
“Según Eric Toussaint, portavoz
del Comité por la Anulación de las Deudas Ilegales (CADTM) para que una deuda
sea odiosa, y por lo tanto nula, debe cumplir dos condiciones:
1.- Haberla
contraído en contra de los intereses de la Nación, o en contra de los intereses
del Pueblo, o en contra de los intereses del Estado.
2.- Los
acreedores no pueden demostrar que ellos no podían saber que la deuda era
contraída en contra de los intereses de la Nación.
Según la doctrina
de la deuda odiosa, la naturaleza del régimen o del gobierno que la
contrae no tiene especial importancia, ya que lo que cuenta es el uso que se
hace de esa deuda. Si un gobierno democrático se endeuda en contra
del interés de la población, esa deuda puede ser calificada de odiosa,
si también reúne la segunda condición. Por lo que, contrariamente a una versión
errónea de esta doctrina, la deuda odiosa no
concierne solamente a regímenes dictatoriales”.
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ARGENTINA.
SUSPENSIÓN DE PAGOS, UNA OPORTUNIDAD.
Por
una auditoría ciudadana de la deuda pública.
*****
Eduardo
Lucita.
Rebelión
viernes 27 de diciembre del 2019.
Los pagos de
la deuda se postergarán. Hay un acuerdo
tácito con los acreedores. Se presenta así la oportunidad para investigarla,
desnudar las razones de semejante endeudamiento en tan corto plazo, ver en que
se aplicaron esos fondos... Obrar en consecuencia.
Tanto el
presidente Alberto Fernández como el ministro de Economía Martín Guzmán lo han
dicho sin ambigüedades:
“El país está en un virtual default”.
“Así como está la deuda no puede pagarse”. “Para pagarla la economía tiene que
crecer”. Es obvio, sacar al país de la recesión y “encender la
economía” no es posible si al mismo tiempo se quiere hacer frente a los
vencimientos. No habría perspectiva de crecimiento y la recesión se
prolongaría por varios años más.
Señales
Ni lerdo ni
perezoso el gobierno ha comenzado a enviar señales a los “mercados”. Re perfila a agosto 2020 8.100 millones en
LETES emitidas bajo legislación nacional mientras cumple con las
obligaciones amparadas por legislación extranjera. Estas incluirán casi con
seguridad el cupón semestral por 100 millones del bono a 100 años que
vence este sábado 28 (¡el Día de los Santos Inocentes!) y el cupón de bonos
Discount por 750 que vencen el 31 (nada para festejar).
La señal más
contundente es la “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en la
Emergencia Económica” que con algunos cambios acaba de ser aprobada por el
parlamento. El sesgo es profundamente fiscalista, con eje en la
sostenibilidad de la deuda pública. Todo apunta a establecer un marco en el
cual renegociar la deuda que deberá “…ser compatible con la recuperación
de la economía productiva y con la mejora de los indicadores sociales básicos”. Para
más en su art. 57 habilita al Tesoro Nacional a emitir Letras a 10 años
para comprar al Banco Central 4571 millones de dólares, importe que
cubre los intereses que hay que pagar en 2020 a acreedores privados. Hay que
señalar que contiene transferencias de recursos hacia los más desposeídos -jubilaciones
mínimas y AUH- que se complementan con la Tarjeta Alimentaria y líneas
de crédito ultra blandas. Sin embargo, el mayor aporte lo hacen los
jubilados de haberes medios, también el agro, mientras reduce retenciones a mineras
y petroleras y no toca a los bancos.
Todo
al 30 de marzo
El ministro
de economía lo ha reiterado varias veces: el plazo para renegociar la deuda
vence el 30 de marzo próximo. ¿Por qué esta premura? Veamos:
El problema
se presenta en el primer semestre del 2020. De los 65.000 millones de
dólares que vencen durante el año, 45.400 se concentran en los
primeros seis meses. Si se despeja lo que corresponde a deuda intra estado
(renovación automática) y lo que corresponde a organismos de créditos
internacionales (refinanciable) lo que queda con el sector privado asciende
a unos 19.400 millones. Las reservas de libre disponibilidad no
alcanzan a cubrirlos y el país entraría en default
en mayo próximo…
Una
dudosa legitimidad
Es muy
evidente, la postergación de los pagos no es por
convicción sino por necesidad, sin embargo, esta postergación legitima la
deuda sin cuestionarla, ni siquiera se piensa en revisarla a través de una
auditoria. Simplemente se argumenta que es legítima porque fue contraída
por un gobierno elegido por el voto popular, pero no es el carácter de un
gobierno lo que la puede legitimar o no sino el objetivo y el destino de
esos fondos.
Y no es
claro el objetivo, mucho menos
el destino de la mayoría de los más de 100.000 millones de dólares
tomados por la administración Macri. No hay ninguna explicación
convincente de porqué se emitió un bono a 100 años, con un rendimiento
del 7,9%, que duplicaba la tasa promedio de mercado. Se fue al FMI
de urgencia porque no se podía pagar la deuda en bonos, poco más de un
año después estamos en default. Según La
Nación del sábado pasado el presidente lo explicó así a los empresarios:
“Todo ocurrió con la anuencia del Fondo... es corresponsable. ¿Cómo le prestaste a
este país semejante cantidad de dinero, que además dejaste que salga del
sistema financiero graciosamente?”. En la propia pregunta del presidente
está la necesidad de encontrar las razones reales de este despropósito.
Es que el
FMI violó sus propios estatutos. Primero concediendo un préstamo cuando era evidente que
esa deuda era insostenible, luego autorizando la venta de dólares de ese préstamo para contener
el tipo de cambio, algo expresamente prohibido por sus reglas. Más
aún con el préstamo la economía no se fortaleció, por el contrario,
incrementó su fragilidad y sus desequilibrios internos. ¿No es válido
indagar por qué?
Bajo las
presidencias del Banco Central, primero de Federico
Sturzenegger y luego de Luis Caputo, se sucedieron maniobras poco
claras con Fondos de Inversión que significaron la salida de miles
de millones de dólares en pocos días ¿Mala praxis, connivencia dolosa?
Incluso el día posterior a las PASO, ya en la presidencia de Guido
Sandleris, el central dejó avanzar la corrida del dólar sin intervenir
(¿alguna orden de más arriba?).
Como se
comprenderá hay muchas razones para pensar que esta deuda no es legítima,
incluso que puede entrar en la categoría de “odiosa”. Esto es una
deuda que no se ha tomado en beneficio del país ni de sus ciudadanos (ver
recuadro).
No
perder la oportunidad
Que los
pagos se suspendan por dos o tres años es una oportunidad única para
aprovechar ese tiempo para realizar una auditoría por medio de una comisión
independiente, constituida por representantes parlamentarios, referentes
locales e internacionales y abierta a la ciudadanía, con el objetivo de
identificar la parte ilegítima y odiosa de la deuda. Y repudiar lo que
haya que repudiar.
Estimados
lectores esta es mi última columna del año, les deseo lo mejor para todos/as y que en el brindis del 31
incluyamos el deseo de que no se deje pasar una nueva oportunidad de
investigar una deuda tan gravosa y de dudosa legitimidad. ¡Felicidades!
Según Eric Toussaint, portavoz
del Comité por la Anulación de las Deudas Ilegales (CADTM) para que una deuda
sea odiosa, y por lo tanto nula, debe cumplir dos condiciones:
1.- Haberla
contraído en contra de los intereses de la Nación, o en contra de los intereses
del Pueblo, o en contra de los intereses del Estado.
2.- Los
acreedores no pueden demostrar que ellos no podían saber que la deuda era
contraída en contra de los intereses de la Nación.
Según la doctrina
de la deuda odiosa, la naturaleza del régimen o del gobierno que la
contrae no tiene especial importancia, ya que lo que cuenta es el uso que se
hace de esa deuda. Si un gobierno democrático se endeuda en contra
del interés de la población, esa deuda puede ser calificada de odiosa,
si también reúne la segunda condición. Por lo que, contrariamente a una versión
errónea de esta doctrina, la deuda odiosa no
concierne solamente a regímenes dictatoriales.
EDUARDO LUCITA es integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda)
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